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La noche de los generales

Intriga. Bélico En la Varsovia de 1942, durante los días de la ocupación alemana, una prostituta es salvajemente asesinada. Un testigo sostiene que el asesino es un general alemán cuyo rostro no ha podido ver, pero sí el uniforme. El mayor Grau, encargado del caso pues la mujer era una agente que trabajaba para los alemanes, debe investigar a tres generales que carecen de coartada. (FILMAFFINITY)
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7
22 de mayo de 2007
28 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film sin duda exótico, sobre un caso de psicopotía criminal que hunde de sus raices en la II Guerra Mundial. Así pues, se entremezclan elementos de cine policíaco, bélico, psicológico y hasta político, con resultados estimables. Guión del famoso escritor James Hadley Chase y excelente reparto.
9
3 de enero de 2015
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es fácil desarrollar con acierto una trama tan compleja, con tantas aristas y que abarca tanto en tiempo y espacio. Lo mejor que se puede decir de "La noche de los generales" es que si se le da tiempo, si se es paciente con ella, finalmente entendemos que lo que tenemos delante es un peliculón. Estoy de acuerdo en que es un ejercicio arriesgado, pero no estoy de acuerdo con las críticas que señalan que es pretenciosa (en el sentido negativo) Las películas pueden ser sencillas y ser buenas y también pueden ser sencillas y malas.... ¿Y las que son complejas? ¿Sólo por disponer de tramas más elaboradas ya son pretenciosas y malas? No, no, "La noche de los generales" es grande porque para empezar, desarrolla con acierto la fuerza que tiene un personaje como el que cayó en las manos de Peter O'Toole que dicho sea de paso, realiza una interpretación majestuosa a la altura de Lawrence el del turbante y Enrique el de la corona.

La suma de géneros la hace mejor. Principalmente es un policíaco, pero Anatole Litvak, que es quien debería llevarse el mérito, es capaz de mezclarlo todo: cine bélico, melodrama (lógicamente), una historia de amor y hasta la operación Valkiria. Dando saltos por toda Europa y con un margen de bastantes años desde los inicios de la IIªGM hasta bastante más allá de su final.

Todo lo bueno que tiene se ha dicho ya, yo desde aquí me siento obligado a recomendarla. Es una película que empieza bien, con un hecho concreto que no parece que vaya a dar para mucho. Entonces uno mira el reloj y se pregunta si el asesinato de una prostituta va a dar para dos horas y media, si estirar ese chicle no será una fardada. Lo que va sucediendo después es cada vez mejor, se van sumando cada vez más actores secundarios, las cosas parece que se confunden, la película no acaba de arrancar, o sí, tal vez estemos despegando y no haya remedio ya ni marcha atrás... Entonces el puñetazo fuerte llega, que es todo lo que tiene que ver con O'Toole en París y es ahí donde confieso sentirme atrapado.

Por favor!!! Qué malo es Peter O'Toole!!! Cuánta maldad hay detrás de ese traje impoluto de general, qué bien lo hace y menudo cabroncete!!
8
16 de octubre de 2018
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando revisas un clásico, suceden cosas muy interesantes: 1) Has olvidado escenas enteras. Aunque lo hayas visto muchas veces. Es como si hubieran rehecho la película para ti. 2) Descubres nuevos matices, nuevas formulaciones, nuevas intenciones. Es como si la película poseyera la capacidad de autoregenerarse y evolucionar. 3). Salvo excepciones muy puntuales, caes en la cuenta de que ha mejorado sustancialmente, que el paso del tiempo no ha hecho más que agigantarla y dotarla de más sustancia.
Esto me pasó revisando por tercera o cuarta vez La noche de los generales, penúltima película de Anatole Litvak, un autor que conviene reivindicar, estrepitoso fracaso crítico y comercial en su momento, y atacada con saña por el infame Código de Producción, uno de los últimos títulos que tuvo que padecer sus caprichos tortuosos. Lo del fracaso comercial aún no lo puedo entender, pero tal vez fue resultado de las venenosas críticas. Tenemos un cóctel bien dosificado de diversos géneros: una buena película bélica, ambientada, entre otros enclaves, en la Varsovia ocupada por los nazis, con una pertinente recreación de época, amén de la puesta en marcha y fracaso de la famosa Operación Valkiria. Una trama de intriga, con psychokiller incluido, que abarca dos décadas y diversos países. Un pálido romance, que procura quedar en segundo plano, para no distraer la atención de la intriga criminal. Unas gotas de antibelicismo, alguna nota de erotismo, y una pizca de psicoanálisis en torno al personaje principal, que se pone de los nervios (literalmente) cuando confrontado al autorretrato de Vincent Van Gogh.
Pero ahí no acaba la cosa. Hay un reparto de lujo. Peter O'Toole, uno de los psicópatas más convincentes de la historia del Cine, con esos ojos incandescentes, esos gestos precisos, ese porte majestuoso del ángel de la muerte. Confrontado a él, su compañero en Lawrence de Arabia, magnético Omar Sharif en un papel que prefigura al detective Bernie Gunther creado por el llorado Philip Kerr. Una partida que acaba en tablas. Y Tom Courtenay, liberado ya de las estrecheces del free cinema. Y el inmenso Philippe Noiret en un breve pero sustancioso papel. Y un cameo de Christopher Plummer como Rommel. Y brevísimas apariciones de Juliette Gréco y Howard Vernon. ¿Qué más queréis? Y Joanna Pettet, que se desnuda pero poco.
Para redondear, impresionante banda sonora de Maurice Jarre, una foto preciosa y preciosista de Henri Decaë, también rotos ya sus lazos con la Nouvelle Vague, un trabajo de ambientación, decorados y atrezzo propias de una lujosa superproducción, una dirección férrea y disciplinada de Litvak, cuyas últimas obras habían sido tostonazos sentimentaloides muy apolillados (Un abismo entre los dos, No me digas adiós, Rojo atardecer), pero que aquí echa los restos.
En fin, chic@s, a disfrutarla. Yo lo he vuelto a hacer...
6
16 de abril de 2015
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
62/19(29/03/15) Sugestiva propuesta de thriller franco-británico, singular mezcla de géneros, cine negro, misterio, suspense, terror, intriga, ello en el marco bélico de la WWII, producida por el gran Sam Spiegel (“La ley del silencio”, “El puente sobre el Río Kwai” o “Lawrence de Arabia”), dirigida por el irregular director ucraniano Anatole Litvak, quizás en esta realización estén los defectos, guión de guión de Joseph Kessel (“Belle de jour” ) y Paul Dehn (“Goldfinger” o “Asesinato en el Orient Express”) se basa libremente en la novela homónima (1962) del escritor germano Hans HellmutKirst, el novelista tuvo problemas legales con su publicación, en parte bebía de un trabajo del escritor James Hadley Chase, por lo que los dos están acreditados en el film. En una singular miscelánea con el hilo conductor (un McGuffin) de un asesinato y su investigación, asistimos a hechos reales acecidos en el bando nazi, la devastación del Gueto judío de Varsovia o la Operación Valkiria. Tiene en sus altas pretensiones su peor enemigo, esta pomposidad anhelada la hace alargarse demasiado en el metraje cayendo su cadencia rítmica en varios tramos. Omitoi la sinopsis por falta de espacio.

La cinta puede ser vista como una radiografía del mal, donde cabe el thriller psicoanalítico cercano al estilo hitchcockiano, el romance algo desdibujado, e incluso una superficial mirada a la post-guerra alemana, ello con picos muy atractivos, con algunas situaciones sugerentes, con escenas notables, con diálogos finos, sutiles, mordaces, con dosis de humor desengrasante. Se tocan temas como los orígenes del malvado comportamiento humano, se explora la complicada línea entre lo que es un asesinato en tiempos de guerra, si es más importante una muerte o la de cientos si estamos en conflicto bélico, se explora que es en realidad un asesino, si el que mata a un individuo o el que lo hace en masa. Posee un gran arranque, presentándonos un asesinato desde el punto de vista de un testigo, en una hábil imagen subjetiva, luego vemos al agente nazi que lo investigará, un estoico indagador, un sabueso que solo quiere saber la verdad, dar con el criminal cueste lo que cueste, y caiga quien caiga, aunque sea un General nazi, aunque sea un Héroe germánico, saben presentarnos a los sospechosos con buen ritmo, delineándolos de modo notable, durante bastante metraje se maneja bien la tensión y la intriga, pero entonces, mucho tiempo antes del final se destapa el culpable, y el jugo del relato queda mutilado, cayendo en su última media hora en el anticlímax, el interés decae, y te sientes huérfano por la falta de un personaje, su extenso metraje no ayuda a imprimir ritmo, parecen buscar en sus dos horas y media la épica que la historia no llega a solidificar, con redundancias de escenas que no parecen tener sentido (la segunda visita de Tanz al museo, la segunda visita de este al cabaret) a esta carencia contribuye su falta de escenas de acción, lo intenta rellenar con dos recreaciones históricas, la de la destrucción del Gueto de Varsovia y la del intento de asesinato de Hitler en su búnker, deberían haber sintetizado para dar empaque, sobra y mucho el peñazo de romance entre Ulrike y Kurt, un pastiche que no va lado alguno, un folletín que lastra el ritmo, se suman algunos diálogos superfluos. Tampoco veo necesario los saltos temporales, no tienen sentido alguno no haya sido el relato lineal, de hecho esto estropea el ritmo y desvía la atención.

Peter O’Toole realiza una actuación sobrectuada, he leído a mucha gente que lo ha alabado, pero a mí me ha llegado un personaje hundido en el histrionismo, se ha metido tanto en el personaje que le ha sobrepasado, una cadencia teatral excesiva. Omar Sharif resulta una extraña presencia, un egipcio haciendo e nazi, pero lo encarna con naturalidad, con suficiencia, es la integridad, la nobleza, el sentido del deber, irradia simpatía, muy bueno rol. Donald Pleasence resulta excelente con su sibilino personaje. Tom Courtenay lo hace bien con un papel de antihéroe que podría haber dado más de sí, quedando bastante desdibujado. Joanna Pettet resulta inane con un papel naif. PhilippeNoiret es una presencia que llega a estorbar por lo que supone a quien reemplaza. Charles Gray realiza un rutinario rol, cumple sin dejar marca alguna. Llama la atención el corto papel que hace Christopher Plummer como el mariscal Rommel, sin tiempo para dejar huella.

El diseño de producción es bastante bueno, con un estupendo diseño de producción de Alexander Trauner (“Los niños del paraíso”, “Rififí” o “El apartamento”) filmando exteriores en los lugares reales, en Varsovia y Paris, potenciado por la fenomenal fotografía de Henri Decaë (Los 400 golpes”, “Ascensor para el cadalso” o “Le samouraï”), con mucho cromatismo, todos estos elementos subrayados por la gran música de Maurice Jarre (“Lawrence de Arabia”, “Doctor Zhivago” o “El club de los poetas muertos”), sirviendo a remarcarnos la demencia de Tanz con sonidos disonantes, con tramos de tambores y platillos, e incluso con variaciones turbadoras de temas militares, maximizando la sensación tenebrosa del relato.

Momentos recordables: Los sugerentes créditos iníciales, un extraordinario montaje jugando en un perverso juego de imágenes con el fetichismo llevado hasta el asesinato, visto casi como un sueño febril de una mente perturbada, con unas turbadoras medias de seda envueltas en unas piernas sensuales, contraponiendo esta erótica imagen con unos dedos que se retuercen de dolor, imágenes distorsionadas donde se mezclan guantes negros, hasta que aparece el letal cuchillo, a cámara lenta atravesando la luz de una bombilla, tenebroso; La recreación espectacular y aterradora del gueto judío de Varsovia, quedando patente en lo despiadado de Tanz que dirige la operación, con profusión de lanzallamas, con tanques, con destrucción de edificios, con gente despavorida saltando de por las ventanas, apocalíptico tramo;... (continua en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
...El general Kahlenberge le pide al soldado Hartmann, que va a ser el guía-chofer del General Tanz, si sabe de lugares lúdicos con mujeres “fáciles” para el General, Hartmann dice no saberlos gustos deTanz, Kahlenberge apostilla mordazmente <Esperemos que sea lo que sea, no sea a usted. Sin embargo, si debe ser usted, recuerde que está sirviendo a la patria>; Grau <Vivimos en una época en la que los cadáveres se encuentran alrededor de la calle... Algunos en general piensan que pueden jugar a ser Dios en el dormitorio, así como en el campo de batalla, voy a demostrarles que él no son Dios>; Diálogo entre el Mayor Grau y su subordinado, Grau<Uno de ellos es un asesino>, Subordinado<Sólo uno? Creía que matar era su ocupación habitual>, Grau <Lo que a gran escala se admira como una hazaña, a escala reducida es monstruoso. Y así como se conceden medallas a los que matan en masa, la justicia tiene que castigar a los que matan al por menor>; Cuando Hartmann lleva a tanz al Museo Jeu de Puame, allí los nazis guardan todo el arete que los alemanes van a expoliar de Francia a Berlín, Hartmann le dice que hay una sala con arte decadente, reservado para el ReichsmarschallGöring, pasan a verla, hay cuadros con desnudos, pinturas de Toulouse-Lautrec, Renoir, Gauguin, Degas, Tanz con tanta mujer desnuda se frena frente a un autoretrato, “Vincent in Flames” de Van Goch, pintado mientras el holnadñés estaba en un manicomio, como si conectara con la locura de Vincent se turba ante el lienzo, queda en trance, suda, se pone nervioso, su mirada se desvanece, temblores le sacuden, su mano derecha busca con dificultades su derecha, Hartmann intenta sujetarlo, entonces Tanz recupera el sentido <Cómo te atreves a tocarme. Nunca vuelvas a hacer eso!>, en este tramo el uso vibrador de la cámara nos transmite la zozobra de Tanz, todo esto acentuado por la disonante música de Maurice Jarre.

Spoiler.

Está muy bien cómo juegan en gran parte del metraje con el espectador sobre la identidad del sádico, cuando la esposa del General Seidlitz-Gabler le habla de una mancha roja en su uniforme, el General Kahlenberge enviando a Grau a París, alejándolo de él, o para retorcer más la duda lo que dice de Tanz el Mayor Grau <Él se deleita en la muerte, por lo que, de una manera curiosa, no creo que él es el hombre que estoy buscando. Todo el que tiene el poder de destruir una ciudad cada vez que elige no necesita tales deportes menores como matar a una chica. Podría estar equivocado, por supuesto>, todo pistas para despistarnos, pues del que menos sospecha es el criminal.

El personaje que muere y al que se echa mucho en falta es el de Grau, una empática recreación de Omar Shariff, la brújula moral del film, cuando la investigación desaparece a favor del personaje que encarna PhilippeNoiret, el film se desinfla irremediablemente, hasta desembocar en un final un tanto artificioso, no es creíble que a un nazi que van a detener le dejen enarbolar una pistola, sobre todo sabiendo es un demente, es una conclusión harto mejorable.

Hans HellmutKirst, el autor de novela en que se basa película, fue una singular figura literaria, sirvió como oficial nazi en la WWII, en la década de los 50 escribe novelas que satirizaban alpartido nazi al que él perteneció perteneció. En 1962 escribió “La noche de los Generales”, un éxito internacional.

Algunos errores de ambientación: Los uniformes que vemos de las Waffen SS filas son en realidad de la Wehrmacht; Cuando Hartmann lleva a Tanz por París con el coche vemos banderas de esvásticas nazis colocadas al revés; Los autos nazis que vemos llevan el volante en la derecha, no son ingleses, se suponen alemanes.

En conjunto, sumado lo positivo y negativo me queda un film interesante, con mucha más potencial del que exhibe. Fuerza y honor!!!
9
30 de mayo de 2015
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba claro que después de compartir cartel en Lawrence de Arabia, Peter O'Toole y Omar Sharif debían volver a juntarse en otra película, en esta ocasión, no en un film de David Lean , sino en una película de “ Anatole Litvak”, que mirando su filmografía, ya tiene para mí dos películas notables, “La noche de los generales” y“Anastasia” de 1956, protagonizada por Ingrid Bergman y Yul Brynner.
La noche de los generales es una curiosa mezcla de géneros, es en parte es un thriller policiaco , y en parte cine bélico, donde se mezclan de manera casi delirante.
La acción transcurre en dos franjas de tiempo diferentes, una parte transcurre en la época de postguerra en Europa, donde un detective retirado quiere concluir los casos de unas prostitutas asesinadas que quedaron por resolver años atrás, en la época de la ocupación alemana de Francia y Polonia.
Y la otra parte es presentada a modo de testimonios de los testigos que tuvieron que ver con esos casos , que se intercalan en toda la película, en la que un mayor del ejercito alemán (Omar Sharif) intenta aclarar esos asesinatos, contrastando de forma curiosa las “pesquisas” del mayor, con los cruciales acontecimientos que tenían lugar en aquella época ,y que son bien reflejadas en la película.
La película también cuenta con la participación de Maurice Jarre como compositor, una película muy recomendable
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