Tras sus colaboraciones con Marvel, Taika Waititi regresa con una historia inspirada en hechos reales. Esta gira en torno a un gran grupo de “perdedores”: un equipo de fútbol con una mala reputación sobre sus hombros tras una increíble goleada en un Mundial y un entrenador despedido por sus insuficientes resultados durante la pasada temporada.

En ese contexto se fragua una comedia –con algún elemento dramático– que pese a navegar lugares comunes, consigue un tono amigable que entretiene. Waititi domina las claves de comedia y controla lo que, en otras circunstancias, caería desde un inicio en el ridículo. Sin embargo, recurre a algunos gags fallidos o perezosos que suponen claros deslices en la trama y conjuga de forma desequilibrada toda una serie de personajes en los que no se profundiza equitativamente, cayendo en la confusión o la superficialidad.

Pese a ello, el mayor valor de la película recae en el repertorio de valiosos mensajes y bondadosas reflexiones que ofrece: la legitimidad de la competitividad, pero también de la comprensión del deporte como un juego y un lugar para divertirse; la lucha contra los prejuicios y los estereotipos; y el beneficio del trabajo en equipo y del respeto mutuo. Desde el buen rollo que transmite la cinta, el espectador se ve movido a ver el lado bueno de las cosas, hasta en las peores dificultades. Con todo, 'El peor equipo del mundo' es una excusa para pasar un rato entretenido, aunque el extravagante estilo de Waititi no sea para todos los gustos.

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Si Taika Waititi se hubiera traicionado un poco, tan solo un poquito y hubiera ofrecido una visión un poco más dramática y no tan cómica del relato del equipo de fútbol de Samoa quizás el resultado hubiese sido un poco más satisfactorio… o no, tal vez el encanto que reside en cada fotograma de ‘El peor equipo del mundo’ se deba también a la gran labor de su director.

No os voy a engañar, es una película que os sabéis entera y cuya trama habéis visto adaptada en multitud de ocasiones y deportes pero, de todas formas, la película funciona. El trabajo de Fassbender como implacable manager que, además, esconde un pequeño secreto muy bien escondido a lo largo del metraje y el encantador carisma de los distintos secundarios, sabiendo que estamos adaptando un hecho real, hace que la película cumpla su función, entretenga y deje buen sabor de boca.

Futbolero como soy, me ha gustado bastante el acercamiento que tiene con el deporte rey sin caer en estereotipos ni en el bochorno habitual americano. Este equipo es malo, sumamente malo, y te queda claro solo con echarles un vistazo de arriba a abajo o verles fallar ocasiones cantadas de gol. Pero a lo largo del filme vamos viendo la evolución de los personajes, la conexión inevitable que se establece entre jugadores y entrenador y la particular cultura samoana e, inevitablemente, terminas con una sonrisilla tonta en la cara cuando termina.

No os va a cambiar la vida, pero si que os va a alegrar una tarde.

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Dirigida por Taika Waititi y protagonizada por Michael Fassbender, Oscar Kightley, Kaimana y Elisabeth Moss.

La historia real del entrenador holandés Thomas Rongen, artífice de realizar una tarea prácticamente imposible en el deporte: tomó las riendas de la selección nacional de fútbol de Samoa Americana, y trató de convertir a un equipo nefasto en unos ganadores natos.

Se convierte en una de aquellas películas que se vuelve indispensables para los que disfrutamos de las historias de deporte. Si bien Taika Waititi lleva a su zona de confort esta heroica historia de futbol, no deja de darle todo, es glamour deportivo para darnos una divertida y entretenida comedia deportiva sobre un grupo de grandes amigos.

Tiene todos los tópicos heroicos posibles y que su director los somete a su ingenio y particular humor para darnos una disparatada historia de superación y sanación que lleva al recorrido de una sátira deportiva de fracasados encantadores, que recuerda a títulos de gestas deportivas de los noventa. Fiel a su estilo, Waititi mantiene los procedimientos lo más ligeros posible.

Los matices que da el director a esta historia real hace que todo sume como la importancia de ciertos personajes que van llenando la historia de aspectos más humanos y de mayor redención para nuestro protagónico en la piel de un divertido Michael Fassbender. El personaje de Jaiyah abre la puerta a la redención de Thomas, comenzando la curación de su dolor enterrado. Es el arco argumental de ella, no el de él, el que se asemeja y subraya el empuje de la película más grande y lleva a casa su mensaje.

Una película más allá de una gesta deportiva, es una película dulce, emotiva y contemporánea que sorprende con su liviandad dándonos una historia que terminas adorando y haciendo nuestra gracias a todo el carisma que tiene a su alrededor.

Es una película de Taika Waititi y eso está más que presente con un director que disfruta de hacer una comedia irreverente con tintes de una gesta deportiva envuelta en una gratificante propuesta familiar que todos llegamos a disfrutar con la garantía de un acogedor pasatiempo.

Increíblemente, se transforma en una película necesaria para los que gusten pasar el tiempo riéndose y también emocionándose con una hermosa historia de superación.

Tomarse demasiado en serio esta historia real es igual de chistoso que la broma de hacer una película sobre ello.
Todo desprende un aroma de inmadurez que la desfachatez aparece continuamente con una apatía constante.
Nunca encuentra la simpatía que busca, aparcando las sonrisas por aburrimiento y los diálogos banales se precipitan, aceleran y se apropian directamente del metraje. La narración posee una falta de naturalidad en cada uno de los actores que parece una falsa comedia repleta de malas actuaciones, donde Fassbender es una sombra de lo que fue, caricaturizando su personaje sin ningún tipo de carisma.
Quiere crear inspiración, pero está tan mal expuesto sobre la pantalla que nada de lo que ocurre merece la pena.

Comedia deportiva "inspirada" en hechos reales, tal y como se nos indica al comienzo del film.

Está recibiendo "palos" de gran parte de críticos de cine, creo yo que un poco injustos. Algunos porque la comparan con la excelente "Jo jo Rabbit" y otros porque, sobre todo, no les ha funcionado su comicidad.

Para mi gusto, está bien. Es mejorable, tiene una caída de ritmo e interés en su segundo tramo, bastante falto de chispa y por ello soso, pero en líneas generales es muy simpática.

Por otra parte, también es previsible, de acuerdo, pero como no podía ser de otra manera. Algunos tics del género deportivo de superación personal se repiten, esquemas ya vistos en otras cintas, pero tiene, en mi opinión, elementos personales donde se expone de forma chistosa, amable, la idiosincrasia de un pueblo alejado de las prisas y tensiones diarias del Primer Mundo.

Es entretenida y se sigue sin ningún problema, y los sentimientos expuestos son positivos, como la superación personal, el respeto a los demás, la amistad o poner en solfa el "valor" de la victoria en el combate. Aquí, superarse, ser felices mientras se practica un deporte, es lo importante, no el resultado.

A mí me ha convencido pese a que no es redonda, ni mucho menos, pero Waititi así lo ha querido, sin mayor ambición, sólo hacer pasar un rato ameno al personal. En lo que a mí respecta, objetivo conseguido.

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