The Beyond
Terror
El sótano de un viejo hotel está construido encima de la puerta al más allá donde deambulan los zombies. Una joven hereda el hotel y decide renovarlo pero terribles "accidentes" ocurren durante las obras. Un pintor muere, el fontanero desaparece y su amigo se rompe el cuello. Ella huye al hospital pero la pesadilla sólo acaba de empezar… (FILMAFFINITY)
29 de septiembre de 2011
29 de septiembre de 2011
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bienvenidos al spaghetti gore, ese género.
Muchas son las características que lo definen:
-“Trucco”: es decir, maquillaje. Cutre, cachondo, absurdo, espartano. En ésta, el jefe de los malos parece un cacahuete y a la gente se le caen los ojos a la mínima, como el que pierde un botón.
-“Palazzo”: la casona donde habita el mal. Hay que tener mala suerte para que una de las siete puertas del infierno que hay esparcidas por el planeta entero, te pille justo a ti debajo de tu sótano.
-“Argomento”: demencial, ya digo. Lo de la peli no son fallos de guión, es pura dejadez en pos del espectáculo grotesco. Estas cosas quedan más divertidas así, sin pies, ni cabeza, ni ojos.
-“Commedia”: porque aquí no hay sustos, sólo cachondeo. Cuando sube la música sintética, sabes que vas a presenciar un festival de plastilina y tomatina que, seguramente, te arranque una sonrisa.
-“Fulci”: el más pa allá. A este hombre hay que quererle, porque si no… La verdad es que sus pelis son aberrantes, pero encantadoras. El spaghetti gore no sería lo mismo sin él.
En definitiva, la peli es muy mala, pero Fulciona.
ADVERTENCIA A ARACNOFÓBICOS: A mí casi me da un telele. Un tropel de enormes y velludas tarantalas atacan a un señor indefenso. No sé muy bien lo que ocurre, porque me fui de la habitación y hasta que volví a escuchar diálogos no entré de nuevo. Unos 3 minutillos me tiré en el pasillo, que me hubiese dado tiempo a tricotarme un par de calcetines, o a cualquier otra cosa de provecho, que mira que tardan las asquerosas esas en zamparse al pobre hombre, con el mogollón de ellas que hay.
Muchas son las características que lo definen:
-“Trucco”: es decir, maquillaje. Cutre, cachondo, absurdo, espartano. En ésta, el jefe de los malos parece un cacahuete y a la gente se le caen los ojos a la mínima, como el que pierde un botón.
-“Palazzo”: la casona donde habita el mal. Hay que tener mala suerte para que una de las siete puertas del infierno que hay esparcidas por el planeta entero, te pille justo a ti debajo de tu sótano.
-“Argomento”: demencial, ya digo. Lo de la peli no son fallos de guión, es pura dejadez en pos del espectáculo grotesco. Estas cosas quedan más divertidas así, sin pies, ni cabeza, ni ojos.
-“Commedia”: porque aquí no hay sustos, sólo cachondeo. Cuando sube la música sintética, sabes que vas a presenciar un festival de plastilina y tomatina que, seguramente, te arranque una sonrisa.
-“Fulci”: el más pa allá. A este hombre hay que quererle, porque si no… La verdad es que sus pelis son aberrantes, pero encantadoras. El spaghetti gore no sería lo mismo sin él.
En definitiva, la peli es muy mala, pero Fulciona.
ADVERTENCIA A ARACNOFÓBICOS: A mí casi me da un telele. Un tropel de enormes y velludas tarantalas atacan a un señor indefenso. No sé muy bien lo que ocurre, porque me fui de la habitación y hasta que volví a escuchar diálogos no entré de nuevo. Unos 3 minutillos me tiré en el pasillo, que me hubiese dado tiempo a tricotarme un par de calcetines, o a cualquier otra cosa de provecho, que mira que tardan las asquerosas esas en zamparse al pobre hombre, con el mogollón de ellas que hay.
20 de noviembre de 2014
20 de noviembre de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El Más Allá” o “The Beyond” en inglés, es para muchos, entre los que me incluyo, la obra maestra del gran director italiano de cine de terror Lucio Fulci, su mejor película. Es un film estrenado en el año 1981, durante la mejor etapa de Fulci, y considerado como un clásico entre clásicos del cine de terror gore.
Lo que queda claro en esta película es que Lucio Fulci es un maestro del cine de terror. Su dirección es impresionante. La visión del director italiano del film es la de que en su obra maestra, características como la trama, el guión o el ritmo narrativo están en un segundo plano y pueden sacrificarse en pro del terror y del espectáculo gore. "Pura anarquía. Mi idea era hacer un film absoluto. El Más Allá es un film sin argumento, no hay lógica, solo una sucesión de imágenes" dijo Fulci del film. Este es uno de sus mayores aciertos y, a la vez, uno de sus principales fallos.
Es una historia muy interesante, la verdad. Un argumento con una trama principal muy atrapante, con un ritmo y un desarrollo más que correctos. El guión, por contra, es poco creíble y tiene muchos, muchísimos fallos narrativos. Es un libreto desestructurado, alocado, desordenado, sin lógica alguna, pero de eso hablaré más tarde. De las interpretaciones, muy buenas la de Catriona MacColl y sobre todo la de Cinzia Monreale, y un decente David Warbeck.
El terror de “El Más Allá” es uno de los más bellos artísticamente que se pueden ver en una película en toda la historia del celuloide. Escenas gore muy grotescas, con gran uso de la sangre, de lo mejor que se ha visto en el cine, al mejor nivel de Fulci: la inicial con la tortura, la crucifixión y el asesinato del pintor, la de las arañas en la biblioteca o la del perro se han colado entre las escenas más terroríficas del cine de terror de todos los tiempos. Destaco por encima de todas la mencionada escena de la crucifixión del pintor. Una escena inolvidable.
El gore de Lucio Fulci, de sobresaliente. Auténticas aberraciones sobre el cuerpo humano, con la sangre como principal protagonista. Su obsesión por los ojos en esta película la plasma de forma magnífica: primeros planos de los ojos de los personajes invidentes, y espectaculares asesinatos relacionados con los globos oculares de las víctimas. Mucha sangre, algunos sobresaltos, asesinatos bizarros y momentos muy gore son la tónica habitual del film. Fulci convierte su gore en arte.
La dirección artística, como digo, es insuperable. Buena puesta en escena con una ambientación notable, a pesar del bajo presupuesto. Planos excelentes de las muertes, una atmósfera sobrecogedora, y un hotel terroríficamente ambientado. La imagen del mencionado hotel desde fuera es escalofriante. El sonido (en italiano) es muy, muy bueno. Y cuenta con una tensión bien llevada.
“El Más Allá” tiene también una grandísima banda sonora. Por otra parte, el trabajo de maquillaje, efectos especiales, cámaras, fotografía y juego de luces y colores es impresionante. El cine de terror italiano de aquella época es artísticamente muy bello, y directores como Dario Argento, Mario Bava o el propio Lucio Fulci son buena prueba de ello.
El mayor problema del film es, como decía antes, lo mismo que hizo grande a Fulci en esta industria: sus guiones. No el guión en sí, sino muchos momentos puntuales del metraje de sus obras en conjunto. Esta es una película que tiene muchos errores, incoherencias del libreto, partes no explicadas, situaciones absurdas…
Y el final, que a mí no me gustó nada. La parte final con los zombies es mala, y lo peor es que ni siquiera le gustaba a Fulci, que la incluyó según se dice por obligación de unos distribuidores alemanes. La última escena es ilógica, incoherente y algo tramposa. Aunque esto no es tan malo si nos gusta el cine gore de Fulci. El italiano lo cree así, y a sus fans nos encanta, por lo que se puede perdonar.
Una curiosidad del film es que el doblaje al castellano que se realizó para la versión en DVD es terrible. Las voces están a un volumen muy bajo, los efectos de sonido están altísimos y existe un ruido extraño que hace muy difícil entender los diálogos. Tuve que ver la película en italiano con subtítulos en español, algo que por aquella época no solía hacer. Y la verdad es que, como es lógico, gana mucho en versión original.
“El Más Allá” es, como digo, la obra maestra de Lucio Fulci, su mejor película, un clásico del cine de terror de los 80 y uno de los mejores films gore de la historia. Una obra con mucha sangre, mucho gore, una excelente dirección artística (efectos, maquillajes, cámaras, sonido, fotografía, encuadres) y un guión con muchos fallos y agujeros.
Lo mejor: El gore de un Lucio Fulci en su mejor momento y la impresionante dirección artística. Es su obra maestra.
Lo peor: Hay muchísimas lagunas importantes en el guión y el final es incoherentemente absurdo. Lo bueno es que en películas así, poco importa.
PUNTUACIÓN: 7,5.
Lo que queda claro en esta película es que Lucio Fulci es un maestro del cine de terror. Su dirección es impresionante. La visión del director italiano del film es la de que en su obra maestra, características como la trama, el guión o el ritmo narrativo están en un segundo plano y pueden sacrificarse en pro del terror y del espectáculo gore. "Pura anarquía. Mi idea era hacer un film absoluto. El Más Allá es un film sin argumento, no hay lógica, solo una sucesión de imágenes" dijo Fulci del film. Este es uno de sus mayores aciertos y, a la vez, uno de sus principales fallos.
Es una historia muy interesante, la verdad. Un argumento con una trama principal muy atrapante, con un ritmo y un desarrollo más que correctos. El guión, por contra, es poco creíble y tiene muchos, muchísimos fallos narrativos. Es un libreto desestructurado, alocado, desordenado, sin lógica alguna, pero de eso hablaré más tarde. De las interpretaciones, muy buenas la de Catriona MacColl y sobre todo la de Cinzia Monreale, y un decente David Warbeck.
El terror de “El Más Allá” es uno de los más bellos artísticamente que se pueden ver en una película en toda la historia del celuloide. Escenas gore muy grotescas, con gran uso de la sangre, de lo mejor que se ha visto en el cine, al mejor nivel de Fulci: la inicial con la tortura, la crucifixión y el asesinato del pintor, la de las arañas en la biblioteca o la del perro se han colado entre las escenas más terroríficas del cine de terror de todos los tiempos. Destaco por encima de todas la mencionada escena de la crucifixión del pintor. Una escena inolvidable.
El gore de Lucio Fulci, de sobresaliente. Auténticas aberraciones sobre el cuerpo humano, con la sangre como principal protagonista. Su obsesión por los ojos en esta película la plasma de forma magnífica: primeros planos de los ojos de los personajes invidentes, y espectaculares asesinatos relacionados con los globos oculares de las víctimas. Mucha sangre, algunos sobresaltos, asesinatos bizarros y momentos muy gore son la tónica habitual del film. Fulci convierte su gore en arte.
La dirección artística, como digo, es insuperable. Buena puesta en escena con una ambientación notable, a pesar del bajo presupuesto. Planos excelentes de las muertes, una atmósfera sobrecogedora, y un hotel terroríficamente ambientado. La imagen del mencionado hotel desde fuera es escalofriante. El sonido (en italiano) es muy, muy bueno. Y cuenta con una tensión bien llevada.
“El Más Allá” tiene también una grandísima banda sonora. Por otra parte, el trabajo de maquillaje, efectos especiales, cámaras, fotografía y juego de luces y colores es impresionante. El cine de terror italiano de aquella época es artísticamente muy bello, y directores como Dario Argento, Mario Bava o el propio Lucio Fulci son buena prueba de ello.
El mayor problema del film es, como decía antes, lo mismo que hizo grande a Fulci en esta industria: sus guiones. No el guión en sí, sino muchos momentos puntuales del metraje de sus obras en conjunto. Esta es una película que tiene muchos errores, incoherencias del libreto, partes no explicadas, situaciones absurdas…
Y el final, que a mí no me gustó nada. La parte final con los zombies es mala, y lo peor es que ni siquiera le gustaba a Fulci, que la incluyó según se dice por obligación de unos distribuidores alemanes. La última escena es ilógica, incoherente y algo tramposa. Aunque esto no es tan malo si nos gusta el cine gore de Fulci. El italiano lo cree así, y a sus fans nos encanta, por lo que se puede perdonar.
Una curiosidad del film es que el doblaje al castellano que se realizó para la versión en DVD es terrible. Las voces están a un volumen muy bajo, los efectos de sonido están altísimos y existe un ruido extraño que hace muy difícil entender los diálogos. Tuve que ver la película en italiano con subtítulos en español, algo que por aquella época no solía hacer. Y la verdad es que, como es lógico, gana mucho en versión original.
“El Más Allá” es, como digo, la obra maestra de Lucio Fulci, su mejor película, un clásico del cine de terror de los 80 y uno de los mejores films gore de la historia. Una obra con mucha sangre, mucho gore, una excelente dirección artística (efectos, maquillajes, cámaras, sonido, fotografía, encuadres) y un guión con muchos fallos y agujeros.
Lo mejor: El gore de un Lucio Fulci en su mejor momento y la impresionante dirección artística. Es su obra maestra.
Lo peor: Hay muchísimas lagunas importantes en el guión y el final es incoherentemente absurdo. Lo bueno es que en películas así, poco importa.
PUNTUACIÓN: 7,5.
23 de julio de 2009
23 de julio de 2009
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había oído muchas cosas sobre esta cinta, la mayoría positivas, e incluso hay gente que la considera un gran clásico del terror ochentero. Después de verla, solo puedo decir que no es para menos.
"El más allá" ya empieza con una escena muy impactante, y deja entrever una buena calidad que perdura durante todo el metraje de la cinta. La historia es bastante interesante, casi tanto como extraña, con un toque de originalidad que hace que el espectador quede enganchado y no tenga la oportunidad de aburrirse en ningún momento. No obstante, hay más de una ocasión en la que uno pierde el hilo totalmente debido a la mezcla de subgéneros que se dan en ella.
Hay escenas realmente fuertes y algo repugnantes, que hacen que el espectador desvíe la cabeza de la pantalla en más de una ocasión. Los efectos especiales, aunque dejan notar sus impurezas, hay que tener en cuenta la época de la que estamos hablando, y para aquellos tiempos no están nada mal. Las actuaciones son aceptables y el final lo peor de la película sin duda.
En conclusión, de lo más recomendable de aquella época, para mí ya se ha convertido en un clásico...!
"El más allá" ya empieza con una escena muy impactante, y deja entrever una buena calidad que perdura durante todo el metraje de la cinta. La historia es bastante interesante, casi tanto como extraña, con un toque de originalidad que hace que el espectador quede enganchado y no tenga la oportunidad de aburrirse en ningún momento. No obstante, hay más de una ocasión en la que uno pierde el hilo totalmente debido a la mezcla de subgéneros que se dan en ella.
Hay escenas realmente fuertes y algo repugnantes, que hacen que el espectador desvíe la cabeza de la pantalla en más de una ocasión. Los efectos especiales, aunque dejan notar sus impurezas, hay que tener en cuenta la época de la que estamos hablando, y para aquellos tiempos no están nada mal. Las actuaciones son aceptables y el final lo peor de la película sin duda.
En conclusión, de lo más recomendable de aquella época, para mí ya se ha convertido en un clásico...!
22 de noviembre de 2011
22 de noviembre de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pensé en una predecible y anodina exégesis de gore, pero tropecé con una muy intensa concepción abstracta y lóbrega sobre un mundo alternativo y surrealista. Tiene escenas bien elaboradas y un hilo bien llevado que no la excluye de su categoría B, pero que indudablemente reivindica la dirección de un Fulci que encontró en ésta, su mejor obra. Bien interesante!!
26 de diciembre de 2017
26 de diciembre de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siete puertas cuyo destino es el Infierno, y bajo un antiguo hotel se encuentra una de ellas.
Lucio Fulci nos vuelve a arrastrar a los abismos más negros de un universo más allá del nuestro. El de los muertos, las pesadillas, los demonios...
Una vez que realizó "Zombi 2", con la que pondría punto y final a sus años '70 y considerada por muchos un auténtico clásico del horror mediterráneo, el italiano se dedicaría en cuerpo y alma (salvo un par de excepciones) al terror y la fantasía, si bien con ello la calidad de sus obras iría en descenso durante aquellos '80 hasta estamparse al final de la década. Pero todo parecía ir bien en sus inicios; tras rodar la interesante y "poeniana" "El Gato Negro" surgió la idea de establecer en su filmografía una trilogía unida únicamente por el género, el estilo y la protagonista (Catriona MacColl).
Comenzaría con "Miedo en la Ciudad de los Muertos Vivientes" y seguiría ésta, concebida entre tres guionistas (incluído el obligatorio Dardano Sacchetti) sin seguir un esquema narrativo claro, sino acorde a vagas ideas y momentos impactantes que iban naciendo de la enfermiza mente de Fulci, unido todo por un hilo conductor bastante débil. No es por tanto una ofensa afirmar que el film carece totalmente de una trama sólida, porque en efecto no la hay por ningún sitio; el mismo Sacchetti admitiría que, desde los personajes hasta el argumento principal, todo funcionaba como mera excusa para apoyar algo más importante.
Y es algo que de algún modo u otro ha estado (y estaría) presente en el cine del director, y una de las cosas que siempre lo ha caracterizado: la sensación de irrealidad, el abandono a la maravillosa ilógica por encima de toda lógica y sentido común. En este sentido, "El Más Allá" irradia una fuerza portentosa. Fulci inicia su relato en un escenario tétrico envuelto por el viscoso y agobiante blanco y negro de la fotografía de Sergio Salvati, planeando en todo momento las sombras de Bava, Browning y el horror clásico de la Hammer, pero añadiendo en el proceso abundantes dosis de violencia.
Un artista residente en un hotel de Louisiana es considerado un brujo por los vecinos del lugar, quienes se forman en una muchedumbre furiosa y le asesinan sin que pueda finalizar uno de sus cuadros; la justicia desprovista de toda moral llevada a cabo por el pueblo en contra de la corrosiva superstición es desde luego fundamental para entender la ola de terribles sucesos y horripilantes asesinatos que está a punto de desatarse. Aunque el director practique una elipsis de 54 años no reduce mucho el ritmo ni se entretiene en los aspectos innecesarios de un argumento plano: la adquisición del hotel por Liza, una joven y escéptica heredera de ciudad que ignora los peligros que van a suceder.
La aparición de una extraña muchacha ciega llamada Emily y el libro demoníaco Eibon (referencia al gran Clark Ashton Smith y, cómo no, al "Necronomicon" de Lovecraft) reforzarán la idea de que en esta película no hay que confiar en los débiles e inútiles razonamientos argumentales, sino en la existencia de un mundo invisible cuyos espectros son capaces de penetrar al nuestro; el realizador condena tanto la creencia de la superstición como en su total rechazo, y así deja que el puro miedo se convierta en el maestro de ceremonias de una venganza de origen incierto.
Se abre una brecha en la pared y las manos de los muertos nos lanzan a los recónditos universos de su interior; a partir de ahora lo que los personajes contemplan con sus ojos no es válido (de ahí que siempre acaben arrancados) y sólo en la ceguera de los de Emily se atisba la auténtica realidad, plagada de muertos vivientes, fantasmas vengadores y apariciones demoníacas mientras se perciben las huellas de "La Profecía" (y otros films sobre mansiones encantadas como "El Palacio de los Espíritus", "La Mansión de los Horrores", "La Leyenda de la Casa del Infierno" o "El Legado"), destellos de H.G. Lewis, el horror implantado por Argento, Freda, Carpenter y la imaginería "lovecraftiana".
Hitchcock y Castle modelaban atmósferas asfixiantes sujetas a los patrones de la intriga y revestidas de una cierta sutileza áspera. Fulci no se anda con sutilezas, y su concesión al sadismo más bruto y a lo grotesco se alza como marca de la casa desde el primer momento; los primeros planos de los ojos de los personajes y ciertas mutilaciones en ellos revelan la estrecha relación que percibe el director con el descenso a la locura y la quiebra de la realidad. "El Más Allá" es eso, la quiebra de lo real por una invasión arrolladora de lo maléfico hacia registros sensibles supurantes de vísceras y viscosidades cuyos pliegues no obedecen a leyes de ningún tipo.
Pues habrá situaciones planteadas únicamente para ser llevadas a una catársis extrema de hemoglobina y pasión por el sadismo más recalcitrante (la de la madre y la hija en la morgue como principal ejemplo...). Y si bien en términos técnicos se alcanzan niveles muy dignos, en el plano artístico dejan mucho que desear esos Al Cliver, Veronica Lazar y David Warbeck, cuyo ridículo personaje sólo da vueltas y tiene la suerte de aparecer siempre en el momento preciso para salvar a la rubia y guapa MacColl. Sí que merece un elogio la delicada pero inquietante presencia de la modelo Cinzia Monreale, llevándose además una de las secuencias más terribles y memorables (el ataque del perro a Emily, cómo no).
En entregarse a las garras de lo paranoico y lo deliciosamente repulsivo reposan los principios de este film ya elevado al estatus de culto, y su exposición constituye todo un viaje a las mismísimas entrañas de lo imposible, una experiencia que, salvando mucho el presupuesto y los medios con que contaba, logra atolondrar, fascinar y revolver las tripas hasta la extenuación con plena eficacia.
Sí, amigos, Fulci realiza su última obra maestra, del género, de la década y de su carrera, y con ella influenciaría a toda una generación de futuros directores y escritores.
Lucio Fulci nos vuelve a arrastrar a los abismos más negros de un universo más allá del nuestro. El de los muertos, las pesadillas, los demonios...
Una vez que realizó "Zombi 2", con la que pondría punto y final a sus años '70 y considerada por muchos un auténtico clásico del horror mediterráneo, el italiano se dedicaría en cuerpo y alma (salvo un par de excepciones) al terror y la fantasía, si bien con ello la calidad de sus obras iría en descenso durante aquellos '80 hasta estamparse al final de la década. Pero todo parecía ir bien en sus inicios; tras rodar la interesante y "poeniana" "El Gato Negro" surgió la idea de establecer en su filmografía una trilogía unida únicamente por el género, el estilo y la protagonista (Catriona MacColl).
Comenzaría con "Miedo en la Ciudad de los Muertos Vivientes" y seguiría ésta, concebida entre tres guionistas (incluído el obligatorio Dardano Sacchetti) sin seguir un esquema narrativo claro, sino acorde a vagas ideas y momentos impactantes que iban naciendo de la enfermiza mente de Fulci, unido todo por un hilo conductor bastante débil. No es por tanto una ofensa afirmar que el film carece totalmente de una trama sólida, porque en efecto no la hay por ningún sitio; el mismo Sacchetti admitiría que, desde los personajes hasta el argumento principal, todo funcionaba como mera excusa para apoyar algo más importante.
Y es algo que de algún modo u otro ha estado (y estaría) presente en el cine del director, y una de las cosas que siempre lo ha caracterizado: la sensación de irrealidad, el abandono a la maravillosa ilógica por encima de toda lógica y sentido común. En este sentido, "El Más Allá" irradia una fuerza portentosa. Fulci inicia su relato en un escenario tétrico envuelto por el viscoso y agobiante blanco y negro de la fotografía de Sergio Salvati, planeando en todo momento las sombras de Bava, Browning y el horror clásico de la Hammer, pero añadiendo en el proceso abundantes dosis de violencia.
Un artista residente en un hotel de Louisiana es considerado un brujo por los vecinos del lugar, quienes se forman en una muchedumbre furiosa y le asesinan sin que pueda finalizar uno de sus cuadros; la justicia desprovista de toda moral llevada a cabo por el pueblo en contra de la corrosiva superstición es desde luego fundamental para entender la ola de terribles sucesos y horripilantes asesinatos que está a punto de desatarse. Aunque el director practique una elipsis de 54 años no reduce mucho el ritmo ni se entretiene en los aspectos innecesarios de un argumento plano: la adquisición del hotel por Liza, una joven y escéptica heredera de ciudad que ignora los peligros que van a suceder.
La aparición de una extraña muchacha ciega llamada Emily y el libro demoníaco Eibon (referencia al gran Clark Ashton Smith y, cómo no, al "Necronomicon" de Lovecraft) reforzarán la idea de que en esta película no hay que confiar en los débiles e inútiles razonamientos argumentales, sino en la existencia de un mundo invisible cuyos espectros son capaces de penetrar al nuestro; el realizador condena tanto la creencia de la superstición como en su total rechazo, y así deja que el puro miedo se convierta en el maestro de ceremonias de una venganza de origen incierto.
Se abre una brecha en la pared y las manos de los muertos nos lanzan a los recónditos universos de su interior; a partir de ahora lo que los personajes contemplan con sus ojos no es válido (de ahí que siempre acaben arrancados) y sólo en la ceguera de los de Emily se atisba la auténtica realidad, plagada de muertos vivientes, fantasmas vengadores y apariciones demoníacas mientras se perciben las huellas de "La Profecía" (y otros films sobre mansiones encantadas como "El Palacio de los Espíritus", "La Mansión de los Horrores", "La Leyenda de la Casa del Infierno" o "El Legado"), destellos de H.G. Lewis, el horror implantado por Argento, Freda, Carpenter y la imaginería "lovecraftiana".
Hitchcock y Castle modelaban atmósferas asfixiantes sujetas a los patrones de la intriga y revestidas de una cierta sutileza áspera. Fulci no se anda con sutilezas, y su concesión al sadismo más bruto y a lo grotesco se alza como marca de la casa desde el primer momento; los primeros planos de los ojos de los personajes y ciertas mutilaciones en ellos revelan la estrecha relación que percibe el director con el descenso a la locura y la quiebra de la realidad. "El Más Allá" es eso, la quiebra de lo real por una invasión arrolladora de lo maléfico hacia registros sensibles supurantes de vísceras y viscosidades cuyos pliegues no obedecen a leyes de ningún tipo.
Pues habrá situaciones planteadas únicamente para ser llevadas a una catársis extrema de hemoglobina y pasión por el sadismo más recalcitrante (la de la madre y la hija en la morgue como principal ejemplo...). Y si bien en términos técnicos se alcanzan niveles muy dignos, en el plano artístico dejan mucho que desear esos Al Cliver, Veronica Lazar y David Warbeck, cuyo ridículo personaje sólo da vueltas y tiene la suerte de aparecer siempre en el momento preciso para salvar a la rubia y guapa MacColl. Sí que merece un elogio la delicada pero inquietante presencia de la modelo Cinzia Monreale, llevándose además una de las secuencias más terribles y memorables (el ataque del perro a Emily, cómo no).
En entregarse a las garras de lo paranoico y lo deliciosamente repulsivo reposan los principios de este film ya elevado al estatus de culto, y su exposición constituye todo un viaje a las mismísimas entrañas de lo imposible, una experiencia que, salvando mucho el presupuesto y los medios con que contaba, logra atolondrar, fascinar y revolver las tripas hasta la extenuación con plena eficacia.
Sí, amigos, Fulci realiza su última obra maestra, del género, de la década y de su carrera, y con ella influenciaría a toda una generación de futuros directores y escritores.
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