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Sangre fácil

Thriller. Cine negro Texas. Una joven casada y muy seductora cae en brazos de Ray, uno de los empleados de su marido. Enterado por un detective privado de la infidelidad de su mujer y obsesionado por la traición, Julian se decide a preparar el asesinato de ambos. (FILMAFFINITY)
Críticas 87
Críticas ordenadas por utilidad
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5
27 de diciembre de 2008
37 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si esta película es famosa, es porque es de los hermanos Coen, además de ser la primera. Porque vamos, si me dices que es una película protagonizada por Steven Seagal, te lo crees.

Desgranaré la película:

Trama- simple, muy plana. Enrevesada con eternas escenas, aburridas, que claro, si dices que no te gustan parece que no eres un cinéfilo, al igual que sus diálogos rematadamente absurdos.

Actores- Cara de cera, unos caretos que acentúan el retraso mental que sufren para poder darle a la película un poco de intriga. Porque vamos, hay escenas inexplicables (*spoiler*)

El desarrollo es aburrido, muy lento, joder, y eso que es corta.

Lo mejor es la música, sin dudas.

A todo esto, la apruebo porque tiene momentos chulos, intrigantes, pero vamos, con pequeñas pinceladas de color sobre un lienzo oscuro, muy oscuro.

Para terminar, diré que el Cine negro me encanta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Escenas inexplicables hay varias, como el marido cornudo, que tras recibir un tiro y estar medio día sentado, tumbado en el suelo, en un coche, etc; se levanta, par apoder arrastrarse por la carretera.

Tambien choca la acititud del detective, que a parte de entrar en casa de otro con unos zapatos que hacen más ruido que una batería; es tan gilipollas de meter la mano por la ventana de al lado, sabrá diós por qué.
8
15 de septiembre de 2009
22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me pasa algo raro con los Coen. Nunca espero sus películas con impaciencia. Nunca me han llamado la atención especialmente. Nunca me he interesado en exceso por su filmografía. Eso fue hasta hace poco tiempo. Por casualidades del destino, las mismas fuerzas del azar que a veces sentencian el final de los personajes en sus películas, gran parte de sus filmes han acabado en mi poder. Unas porque las adquirí por propia voluntad, otras porque ya andaban perdidas en mi videoteca, otras porque las vi en el cine en su día. Hoy, habiendo visto su opera prima he hecho balance. He pensado en todo aquello que he visto en su cine, en todos esos villanos únicos que siempre nos han regalado, en toda esa tensión bañada de cinismo que siempre les ha caracterizado, en cómo casi siempre me han regalado un par de horas de inmersión profunda en un universo especialmente negro, irónico e inteligente.

Sí, he hecho balance. Y viendo las valoraciones que hasta ahora les he dado a sus filmes, aún me resulta extraño que no me vea a mi mismo como un fan de su desbordante talento. Que siga causándome indiferencia si un estreno suyo se retrasa o se cancela y siga esperando otras películas, casi siempre peores, con más ansias que las suyas.

El hecho es que estos cineastas nunca hacen algo que pueda calificarse de malo. A veces erran el tiro, a veces se decantan por derroteros más comerciales y en ocasiones se dejan llevar demasiado por la amistad hacía algunos actores, dejandoles que les convenzan de dirigir un guión no escrito por ellos. En esas ocasiones, sí, nos ofrecen films un tanto flojos, un tanto endebles. Películas que evidencian que ahí falta el sello, falta esa autoría única que les diferencia.

Todo ésto surge de mi cabeza a raíz de haber visto su primera película, “Sangre Fácil”.
Le decía a una amiga que siempre he considerado que, generalmente, las óperas primas tienen algo único, una frescura y una ilusión, que luego se sustituye por experiencia y elegancia. En ellas captas algo que, a la tercera, tal vez a la cuarta película, ya no está ahí. Todo eso ha dado lugar al aprendizaje, a la mano firme y al aliento del que ya no es nuevo en su mundo. Sigue habiendo ilusión, pero aparece la racionalidad. En cambio en las “operas primas”, las buenas, las únicas, esas en las que el director define por fin su estilo, a veces a la primera, a veces después de uno o dos experimentos, se capta algo mágico, no solo una historia, no solo unos personajes buscando ser felices, sino algo más. La esencia de una personalidad, de unas inquietudes, de un joven que llega y deja claro, con más o menos acierto, que está dispuesto a dejar su imprenta. Las más de las veces todo acaba en agua de borrajas, pero en otras ocasiones surgen personas, como los hermanos Coen, que tienen claro lo que quieren hacer, el estilo en el que se quieren mover, las historias que quieren contar. Que ya a la primera nos regalan una pequeña joya del cine norteamericano.

-continua en spoiler-
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Que no les hace falta usar un par de películas de entrenamiento para, a la tercera, hacer la verdadera “primera película”, como sí sucede normalmente. Nó, los Coen la clavan a la primera, como Mendes cuando apareció en la Industria, como Malick y sus “Malas Tierras” o como Jonze y su introducción en Malkovich. Todos cineastas con talento que desde el principio aportaron tesoros del cine a la lista de las óperas primas que prevalecen en la memoria del buen cinéfilo.

El hecho es que los Coen, como algunos de sus contemporáneos, también lo consiguieron. Llegaron e hicieron “Sangre Fácil”. Como si no les hubiera costado nada, como si ya lo llevaran en la sangre, nunca mejor dicho. Llegaron y encuadraron la cámara, trabajaron la iluminación, los diálogos, el guión y los actores y punto. Los dejaron en su sitio y ellos simplemente ejecutaron su tarea. Con una mano digna del que ya lleva años en su trabajo, pero con la mente y las historias aún bullendo en su cabeza. Y pienso en ello, y pienso en cómo es posible que aún no me considere a mi mismo fan de estos tíos, porque es que es indudable, lo hacen de puta madre. Cuando llaman la atención nunca es por ellos mismos, sino por los Pitt o Clooney de turno que, en ese momento , trabajan en su último proyecto.

En los blogs lees sus rodajes, la sinopsis, piensas “estará bien” pero no te entusiasmas. Meses después entras en la sala de cine o en el salón de tu casa y sales maravillado. Sin haberte dado cuenta del tiempo que ha pasado, de que fuera la noche ha aparecido y de que mientras tu has ayudado a McDormand, inocente ella, a no sufrir ningún daño, el mundo ha seguido su curso. Y sabes que eso solo lo consiguen los buenos. Y aún pesar de todo, estos genios siguen sin ser tus favoritos.

Y me cabreo conmigo mismo y me digo, “algo no anda bien en ti”. Porque ¿cómo es posible que yo esté cuerdo, si no me entusiasman los Coen pero lo que hacen sí?.
Adoro "Sangre Fácil", adoro "Barton Fink", adoro "Muerte entre las flores" y "El hombre que nunca estuvo allí", adoro a McDormand y los crimenes, los villanos y el cine negro.

Definitivamente, estoy como una puta cabra.
2
4 de noviembre de 2005
48 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que sea un mito por ser la primera obra de los señores Coen, no lo dudo, lo que no significa de ningún modo que sea buena.
Me he leído varias críticas y la verdad es que voy a acabar por pensar que no he visto la que tocaba....
Se habla de interpretaciones magistrales por un lado, y disculpen mi osada opinión, pero sólo Emmet Walsh se salva, los demás no resultan para nada creíbles, aunque magistral sí se podría considerar la cara de palo de John Getz la mayor parte de la película (por algo este hombre casi todo lo que hace es para televisión). Por otro lado la dirección es pomposa, a ratos lenta, y bueno nadie duda que tienen ciertos recursos, pero lo siento en Sangre Fácil no demuestran nada, y bueno también nos queda la historia, que no sólo no es nada del otro mundo, es que no tiene ningún interés. Supongo que por sus personajes, que tampoco merecen ninguna simpatía (ni odio, y quizás eso es lo más grave).
El conjunto me pareció bastante intragable, y si no supiera que es de los Coen la hubiera confundido con un telefilm de miércoles tarde...algo mejor va...
7
21 de enero de 2007
25 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un marido cornudo, una esposa ensimismada, un amante irreflexivo y un detective privado bastante guarrete (en todos los sentidos) juegan entre ellos al arte del engaño en esta película en la que los hermanos Coen, tanto desde el guión como de la dirección, se erigen en los mayores mentirosos.

Uno de los temas sobre los que se construye la trama de Blood simple es la falsedad de la aparente realidad y la película se construye sobre esa máxima.
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spoiler:
- En el despacho de su bar, el marido alimenta su cabreo y barrunta sus próximos movimientos con la mirada fija en las cadenciosas aspas del ventilador. Un plano nos muestra el ventilador, que se supone que es el que observa el marido hasta que el plano se abre y descubre a la esposa, en casa del amante, que contempla absorta otro ventilador.

- Los amantes charlan en la cama de él, junto a una ventana que da a la calle vacía. Ella se incorpora y cuando vuelve a recostarse, aparece el coche del detective aparcado frente a la casa. Cambia el plano y la cámara hace un lento travelling en el interior de la casa hacia una puerta. Al llegar a ella el movimiento cesa y lo lógico es esperar una mano (la del detective) que gire el pomo para pasar al otro lado. Sí, el pomo gira, pero no se ve mano alguna, hasta que se abre la puerta y del otro lado aparece el careto de circunstancias del detective vaquero.

- El detective dispara casi a bocajarro al marido que queda inmóvil en su silla. Del orificio brota sangre que tiñe la camisa. Más tarde, ya fugado el detective, aparece el amante, que limpia como puede el charco de sangre mientras un plano se repite con insistencia, el de la mano de la víctima a la que llega el reguero de sangre y de ella cae en goteo incesante al suelo. Angustiosos minutos después, el marido despierta de su supuesto “sueño eterno”.

- Ahora es la mujer la que se halla en la escena del crimen (ya sin cuerpo), pero con el detective escondido tras la puerta de los lavabos. Mira a la caja de caudales. Plano de la caja. Mira a los pescados descompuestos. Plano de los peces. Ella hace ademán de reclinarse hacia atrás y su cabeza alcanza una almohada sobre la que reposa. Ha cambiado el espacio, no es el despacho, es su apartamento. Pero su cara es la misma, “¿qué pasó?”

- Ella oye un ruido en la habitación contigua, cree que es su amante, pero es su marido (ella aún desconoce su suerte, el espectador sabe que está muerto y encerrado). Él le hace una inquietante advertencia. Ella se despierta. Fue un mal sueño.
6
2 de enero de 2007
24 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sangre fácil es una buena película de cine negro, de visionado muy recomendable, con una puesta en escena y una ejecución muy interesantes.

Le he puesto un 6 por:
++ No es mentirosa; te muestra los hechos como ocurren. Esto no quiere decir que no sea sorprendente.
++ La situación final es impresionante.
++ Frances McDormand está muy bien.
-- Tiene algunos momentos con diálogos aburridos que no llevan a nada.
-- La película no consiguió meterme en la historia hasta el final. Me parece que tanto detallismo y tanto plano minuciosamente pensado deshumaniza un tanto el film.
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