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Fish Tank

Drama En un barrio obrero inglés de los suburbios, Mia (Katie Jarvis), una adolescente frustrada y solitaria de 15 años, huérfana de padre y cuya madre (Kierston Wareing) apenas se ocupa de ella, se enfada cuando se entera de que ésta sale con un hombre, el atractivo Connor (Michael Fassbender). Desde el comienzo él se porta muy bien con ella y con su hermana pequeña, pero a pesar de ello no le gusta que su madre pretenda meterle en sus vidas. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 55
Críticas ordenadas por utilidad
30 de abril de 2010
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con su segundo y aclamado largometraje, la realizadora británica Andrea Arnold ha demostrado que más que ser una digna sucesora de Ken Loach, quizás este honor, si sigue con esta trayectoria, le viene pequeño. Con ‘Red Road’ ya mostró que tiene un ojo único para retratar ambientes sórdidos y marginales, y con ‘Fish Tank’ sigue en la misma línea. Pero lo mejor es que la dureza de los entornos, que conlleva el casi obligatorio desfile de problemas sociales, de momento no ha privado nunca a la directora de exponer la belleza inherente de estos mundos olvidados. Un discreto encanto que hay saber buscarlo, pero que al mismo tiempo sale a relucir con naturalidad, sin ningún tipo de artificio, lo cual se traduce en un cine sincero, a veces duro de asimilar, pero también agradable a la vista.

Una faceta amable -en lo que a respeto al espectador se refiere- que se apoya no sólo en el hipnotismo de sus imágenes, sino también en una narrativa alejada de convencionalismos, pero no por ello menos atractiva. En efecto, los puntos en común entre las dos películas firmadas hasta la fecha por Arnold demuestran que estamos ante una cineasta que no tiene ningún interés en que las historias que ella misma escribe se desarrollen de forma rápida. Así, con un pulso magistral y un control envidiable del tempo, dejando claro que estamos permanentemente a su merced, va desnudando sin prisa pero sin pausa a sus protagonistas, para que poco a poco vayamos entendiendo las razones que les impulsan a actuar de una forma tan brutal y a priori incomprensible.

Si en el año 2006 nos sorprendió con la desgarradora historia de una “Gran Hermana” que en una Glasgow a simple vista deprimente buscaba venganza con tal de acallar las voces de los fantasmas de su pasado, ahora hace lo propio con otro universo suburbial británico. En él deambula una serie de personajes en permanente deriva, que no hablan de tiempos pretéritos por no despertar malos recuerdos y que no contemplan expectativas futuras bien por miedo a topar con otro desengaño, bien porque sencillamente la mentalidad del largo plazo no es más que una quimera. Es un sitio en el que la juventud está en un estado no muy alejado del descrito por William Golding en su novela más celebrada. La ausencia o el abandono de figuras paternales hacen que los críos (si es que realmente puede emplearse el término en este caso) cambien la coca-cola por la cerveza, las golosinas por los porros, la escuela por los Realities de la factoría MTV, y los valores éticos tradicionales por una actitud violenta que constituye su única defensa ante un mundo cargado de hostilidades.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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29 de abril de 2010
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fish Tank es una historia convencional. Similar muchas que, cada día, suceden en cualquier bajo fondo de los suburbios ingleses. Turbia y verosímil, con ese olor a barrio que destilan muchas de las obras británicas actuales. Cada resquicio, cada recoveco o calle despiden ese aroma a derrota y fracaso, que viene marcado en las frentes de los que han bajado los brazos, y sólo les queda esperar un golpe de suerte que nunca llega.

Andrea Arnold, como ya haría en su ópera prima, habla de lo que conoce. Se ampara en una fotografía oscura, como los personajes, y una banda sonora que oscila entre el rap y el R&B. Retrata, con mano firme, la problemática adolescente, a través de la actriz Katie Jarvis, barriobajera, esquiva y arisca, que se debate entre sus instintos autodestructivos y sus deseos de triunfar como bailarina. Todos los personajes llevan marcada, a fuego, la frustración, en lo más profundo de sus pechos. La madre, soltera, alcohólica y promiscua, las hijas conflictivas o el chatarrero desesperanzado, luchan por salir a flote en una jungla de asfalto que no da segundas oportunidades.

La película bebe del cine social británico. Tiene claras reminiscencias de Shane Meadows, director de la sublime This is England y la evocadora Sommers Town. Fish Tank es tierna y cruel, como Barrio, similar a Yo soy la Juani, pero bien hecha, sin estridencias. Acertada en la mayor parte de sus pasajes, la última media hora se hace pesada, incluso incomprensible. Algunas de las escenas chirrían considerablemente, y queda en la mente la idea de que, con veinte minutos menos, se hubiese convertido en un ejercicio de estilo profundo y contundente.

Destaca, por encima de los demás, la actriz protagonista. Navega entre peleas de barrio, travesuras, alcohol y lágrimas. Se muestra inaccesible, en principio, y sensible más tarde, pero siempre despojada de la inocencia necesaria en la pubertad. Su notable trabajo, ha sido merecedor de varias nominaciones, entre ellas, a la mejor actriz europea. Arnold la sacó de la nada, y en su debut se muestra natural y espontánea. El resto cumplen, sin más. A excepción de la hija pequeña, que pone la nota de humor cínico. Entre otros premios, hay que subrayar la consideración del público de Cannes como mejor película.

Es un film crítico, sin moraleja, demasiado cansino en ocasiones, pero atrevido, aunque no innovador. Quizá la historia de la adolescente desbocada, esté demasiado manida. Es posible que no sea una de esas películas que se recuerdan con el paso del tiempo, pero, al menos, nos mete de lleno en aquellos barrios en los que, los trozos de asfalto, las ventanas abiertas, las puertas entrecerradas y las habitaciones desvencijadas y marchitas, siempre tienen algo que contar.
Dmon1987
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6 de mayo de 2010
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que pensé cuando salí del cine fue como sería esta película si la hubiese realizado un director español: ¿Estaría el novio de la madre toda la película tirándose a la protagonista?, ¿hubiesen los gitanos del campamento, o lo que fuesen, violado a la protagonista sin que nos hubiésemos podido perder detalle del acontecimiento?, etc, etc. Resumiendo, ¿hubiese sido la típica película, sórdida, soez, pérfida y horrible? Creo que sí.

Para mí es una alegría la existencia de este cine británico, que te puede contar la vida de los que peor lo pasan, de los que llevan una vida sórdida como solo la pueden llevar los que pertenecen a la clase baja británica, y sin embargo, hacer una película optimista y en cierta manera llena de belleza y dulzura.
catas
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3 de mayo de 2010
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No, de mala no lo es. Pero al título de mi crítica me remito al fragmento del tema de la Mala Rodriguez, “La Niña”: “ Queria pan / quería joyas/ no valoras na si no lloras / lo mejor de no tener na es tener que trabajar y sudar por apartar la miseria a un lado / conseguir respeto a base de coraje y cojones / ella lo tenia / ella lo sabia / ella se lo merecía / valia pa eso y pa mas”. Solo en esta porción de pedazo canción se puede resumir brevemente la trayectoria de esta pequeña gran antiheroina que es Mia, toda una representación de “tour de force” de la actriz revelación Katie Jarvis, reina del enfurecimiento “teen” que alberga un ambiente tan hostil como el que nos proporciona la realizadora británica Andrea Arnold con su magna, fría pero brillante “Fish Tank”. Ya considerado para muchos como uno de los mejores films europeos de los últimos años.

Mia (Katie Jarvis) es una adolescente de quince años que vive en los suburbios del condado de Essex, en un momento muy agitado de su vida; su madre Joanne (Kierston Wareing) ha conocido a un hombre, Connor (Michael Fassbender) de la que su hija sentirá una especie de atracción entre el amor y el odio. Tampoco está dispuesta a soportar a su hermana pequeña Tyler (Rebecca Griffits) por lo que su cólera se desata al más mínimo impulso. También ha roto su amistad reciente con Keeley (Sarah Bayes) la única amiga que le quedaba. Obviando que hacer novillos en la escuela forma parte de su rutina diaria, Mia entretendrá sus ratos libres ensayando sus bailes de “hip-hop” como vía evasiva a su violento y rebelde comportamiento. La gota que colma el vaso se produce cuando Connor se traslada a su apartamento para vivir con Joanne.

El cine social ha demostrado, y más con esta premiada película, de que no tiene competidores. Un argumento sencillo, con personajes al borde del abismo de la amargura pero dispuestos a alcanzar la meta del sueño, abriéndose paso bruscamente a sus objetivos, se puede combinar de mil y una formas. Ken Loach puede ser el padre “padrone” de ésta clase de cine que no deja indiferente a nadie y que los actores se entregan con una naturalidad tan deliciosa como amarga, que no basta ser un maestro en la profesión para improvisar un ataque de cólera. Y la “angry young girl” del cine británico Katie Jarvis lo sabe mejor que nadie, secundada por un irreconocible, aunque todavía algo desconocido, Michael Fassbender que había interpretado al apuesto teniente inglés Archie Hicox en “Malditos Bastardos” (2009) de Quentin Tarantino. ¿Puede tener la visceralidad sumisa de un film tan crudo como lo es “Fish Tank” de Andrea Arnold comparaciones odiosas con la edulcorada pero también inteligente “An Education” de Lone Scherfig? Sí, pero solamente es cuestión de formas y desenlaces.

Lo Mejor: sus realistas actrices debutantes. También va por la actriz que interpreta la hermana pequeña. ¡Qué educación, qué espontaneidad!
Lo Peor: su escasa distribución. Se merece un boca-oreja.
Natxo Borràs
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18 de noviembre de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No faltan ni los símbolos más directos, ni el trato narrativo más casero y mundano. No es una peli que desparrame poesía, pero tampoco maneja la rusticidad que suelen manejar las pelis con estas temáticas de trasfondos adolescentes.
Mía crece en un medio sin demasiados recursos, pero no totalmente hundido en la pobreza: de allí que la peli no se decante hacia las tomas más marginales propias de "Kids" o "Lylia 4ever". Planea, a veces sin rumbo, como esos pájaros que erran en bandadas por el aire, y cuesta ver una unión de sentido que pueda otorgarle más volumen a la obra. Pero tampoco equivoca sus pasos más centrales, que sí los da, sólo que en momentos no tan oportunos.
Si tuviéramos que sintetizarlo: es que Mía crece, aprende a arriesgarse entrando al lago, aprende de su madre y hasta pretende sustituirla. Es una chica poderosa, por ende decidida, por ende terriblemente seductora cuando se suelta. Hay una yegua por allí dando vueltas, es vieja y, como la prota, crece demasiado rápido dentro de un entorno precoz. Esta inglesita sabe de danzas, sabe del sueño americano, sabe como transformar su baile en un verdadero ritual de apareamiento para iniciarse como mujer.
Si la peli no vuela más alto es por el guión: casi que la cámara en mano acompaña fielmente a Mía, tan fielmente que se olvida que es una adolescente. Ella puede errar, su edad se lo permite. El problema es que Fish Tank es dubitativa más allá de la prota, que aún así sostiene a la obra como un potrillo con ganas de vida.
Juan Rúas
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