La alta sociedad
2016 

5.0
1,115
Comedia. Drama
Verano de 1910. Varios turistas han desaparecido en las playas de Costa Canal, y los inspectores Machin y Malfoy descubren que el epicentro de estas misteriosas desapariciones es la Bahía Slack, lugar donde el río Slack y el mar se unen sólo durante la marea alta. Es en esa zona donde vive una pequeña comunidad de pescadores como la familia Bréfort, liderada por el padre al que apodan “El Eterno”, quién hace lo que puede con sus ... [+]
15 de marzo de 2017
15 de marzo de 2017
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
'La Alta Sociedad' tiene una cualidad muy extraña para ser una película extraña, valga la redundancia.
Nunca intenta alienarte tanto como para que dejes de seguir el hilo de su absurdo argumento. Y tampoco te abruma con estupideces que traicionen la particular "coherencia" de lo que está pasando.
Su cadencia es parecida a la de una vieja melodía, en la que sus deliciosas virtudes están tan entretejidas con sus ocasionales salidas de tono, que prefieres seguir mirando antes que intentar comprenderlo.
No quiere decir tampoco que vayas a terminarla sin ninguna pista de lo que te quieren contar: en la bahía Slack, paisaje natural y paradisíaco, conviven los ricos y pobres, separados por una clara distancia en gustos y costumbres.
Mientras que los engolados nobles pasan el día sin hacer nada más que abstraerse por una planta que crece, o pasear sin rumbo hablando de minucias sin importancia, los pobres viven sus rutinas en el silencio del trabajo duro y el buen cumplimiento de sus quehaceres. Unos retroalimentan a otros, los segundos envidiando una vida acomodada, y los primeros apreciando el "maravilloso naturalismo" de aquellos sirvientes y pescadores que les rodean, envueltos en el ensimismamiento y la inmundicia.
Dumont crea así un microcosmos de verde vegetación y playas llanas, tan tranquilo como una tarde veraniega, en el que todo sigue una aparente normalidad, para después revelarse grotesco y estúpido a cada detalle.
La investigación de dos policías, un gordo y un flaco (como la pareja cómica), sirve para sacudir esa tranquila comunidad y empezar a ver sus ángulos menos agradables: alguien está asesinando turistas, rompiendo los suaves colores generales con llamativa sangre roja.
Entonces, el recorrido de esos dos policías no es tanto algo que vaya a dar sus frutos, sino una excusa para recalcar la idiotez general del conjunto, y la bajeza moral de todos sus implicados: los nobles conviven con los pescadores, evitando relacionarse demasiado con ellos, marcando una diferencia de clase que esos mismos pescadores acogen con gusto si de despreciar sutilmente a sus patrones se trata.
La cara desagradable de ambas absurdas facciones, igual de encerradas en lo suyo ("la tradición permanece entre primos, es más sano"), transcurre entre falsas cordialidades y mutua ignorancia.
Sin embargo, de la rocambolesca investigación y la común suciedad moral, surge una ligera esperanza, como es la relación entre el tosco pescador Ma Loute y la bella Billie, la única de la mansión noble que cuenta con una característica tan extravagante como es vestirse de chico.
Dejando de lado sus iniciales sospechas, tendido un mudo puente de entendimiento, su clandestino romance desafía las convenciones familiares: "esto parece normal" murmura Billie ante el deprimido hogar pescador, aportando un refrescante punto de vista que hasta el momento no ha sido contemplado.
¿Normal? ¿Existe la normalidad entre los imbéciles nobiliarios y los repulsivos currantes?
Si existe, debe estar entre Ma Loute y Billie, esa pareja de raros que por primera vez experimentan con una sensación tan ajena como el primer amor (el más puro e inocente), capaz de cambiar sus limitadas experiencias vitales. Algo tan sencillo y bienintencionado, que podría hacer que ambas comunidades pudieran, también por primera vez, darse la mano.
Ojo, que todo ese camino no tiene más cera que la que arde: 'La Alta Sociedad' disfruta compulsivamente de utilizar su modestísima trama para presentar a una gloriosa colección de idiotas, que pueden tanto divertir como desesperar.
Pero esos idiotas tienen la cara y talento de Juliette Binoche y Fabrice Luchini.
Hasta para hacer el imbécil se necesita talento, y de lo que no cabe duda es que Bruno Dumont se lo ha procurado.
Nunca intenta alienarte tanto como para que dejes de seguir el hilo de su absurdo argumento. Y tampoco te abruma con estupideces que traicionen la particular "coherencia" de lo que está pasando.
Su cadencia es parecida a la de una vieja melodía, en la que sus deliciosas virtudes están tan entretejidas con sus ocasionales salidas de tono, que prefieres seguir mirando antes que intentar comprenderlo.
No quiere decir tampoco que vayas a terminarla sin ninguna pista de lo que te quieren contar: en la bahía Slack, paisaje natural y paradisíaco, conviven los ricos y pobres, separados por una clara distancia en gustos y costumbres.
Mientras que los engolados nobles pasan el día sin hacer nada más que abstraerse por una planta que crece, o pasear sin rumbo hablando de minucias sin importancia, los pobres viven sus rutinas en el silencio del trabajo duro y el buen cumplimiento de sus quehaceres. Unos retroalimentan a otros, los segundos envidiando una vida acomodada, y los primeros apreciando el "maravilloso naturalismo" de aquellos sirvientes y pescadores que les rodean, envueltos en el ensimismamiento y la inmundicia.
Dumont crea así un microcosmos de verde vegetación y playas llanas, tan tranquilo como una tarde veraniega, en el que todo sigue una aparente normalidad, para después revelarse grotesco y estúpido a cada detalle.
La investigación de dos policías, un gordo y un flaco (como la pareja cómica), sirve para sacudir esa tranquila comunidad y empezar a ver sus ángulos menos agradables: alguien está asesinando turistas, rompiendo los suaves colores generales con llamativa sangre roja.
Entonces, el recorrido de esos dos policías no es tanto algo que vaya a dar sus frutos, sino una excusa para recalcar la idiotez general del conjunto, y la bajeza moral de todos sus implicados: los nobles conviven con los pescadores, evitando relacionarse demasiado con ellos, marcando una diferencia de clase que esos mismos pescadores acogen con gusto si de despreciar sutilmente a sus patrones se trata.
La cara desagradable de ambas absurdas facciones, igual de encerradas en lo suyo ("la tradición permanece entre primos, es más sano"), transcurre entre falsas cordialidades y mutua ignorancia.
Sin embargo, de la rocambolesca investigación y la común suciedad moral, surge una ligera esperanza, como es la relación entre el tosco pescador Ma Loute y la bella Billie, la única de la mansión noble que cuenta con una característica tan extravagante como es vestirse de chico.
Dejando de lado sus iniciales sospechas, tendido un mudo puente de entendimiento, su clandestino romance desafía las convenciones familiares: "esto parece normal" murmura Billie ante el deprimido hogar pescador, aportando un refrescante punto de vista que hasta el momento no ha sido contemplado.
¿Normal? ¿Existe la normalidad entre los imbéciles nobiliarios y los repulsivos currantes?
Si existe, debe estar entre Ma Loute y Billie, esa pareja de raros que por primera vez experimentan con una sensación tan ajena como el primer amor (el más puro e inocente), capaz de cambiar sus limitadas experiencias vitales. Algo tan sencillo y bienintencionado, que podría hacer que ambas comunidades pudieran, también por primera vez, darse la mano.
Ojo, que todo ese camino no tiene más cera que la que arde: 'La Alta Sociedad' disfruta compulsivamente de utilizar su modestísima trama para presentar a una gloriosa colección de idiotas, que pueden tanto divertir como desesperar.
Pero esos idiotas tienen la cara y talento de Juliette Binoche y Fabrice Luchini.
Hasta para hacer el imbécil se necesita talento, y de lo que no cabe duda es que Bruno Dumont se lo ha procurado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final, por esos azares del comportamiento humano, todo vuelve al lugar que le pertenecía.
Ma Loute se echa atrás ante la posibilidad del cambio, aunque venga respaldado por un amor tierno y juvenil, mientras que Billie, la que debería ser superficial en un principio, acaba por intentar un acercamiento que nunca llegará a buen puerto.
Ella (o él), que siendo chica parece conocer la anormalidad de primera mano al vestirse de chico, cuando revela su verdadera identidad masculina acaba quedando como el más cuerdo de todos, condenado a vivir en una bahía de alegres imbéciles que nunca se aventurarán más allá de lo obvio.
Y los nobles empiezan a flotar, a flotar de pura imbecilidad acumulada, como si fuera una metáfora visual de su infinita estupidez: respetar la gravedad parece absurdo ante tanto desorden acumulado.
Hasta el policía gordo se contagia de esa imbecilidad donde todo ya es posible, y no queda más que resignarse a ello.
Pobre atajo de idiotas.
Casi dan algo de pena, entretenidos por siempre, en su dulce parsimonia.
Ma Loute se echa atrás ante la posibilidad del cambio, aunque venga respaldado por un amor tierno y juvenil, mientras que Billie, la que debería ser superficial en un principio, acaba por intentar un acercamiento que nunca llegará a buen puerto.
Ella (o él), que siendo chica parece conocer la anormalidad de primera mano al vestirse de chico, cuando revela su verdadera identidad masculina acaba quedando como el más cuerdo de todos, condenado a vivir en una bahía de alegres imbéciles que nunca se aventurarán más allá de lo obvio.
Y los nobles empiezan a flotar, a flotar de pura imbecilidad acumulada, como si fuera una metáfora visual de su infinita estupidez: respetar la gravedad parece absurdo ante tanto desorden acumulado.
Hasta el policía gordo se contagia de esa imbecilidad donde todo ya es posible, y no queda más que resignarse a ello.
Pobre atajo de idiotas.
Casi dan algo de pena, entretenidos por siempre, en su dulce parsimonia.
10 de mayo de 2017
10 de mayo de 2017
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, una de las "bazas" es ver a un detective gordo que hace ruido al andar porque es gordo. Sí, así es. No sentía tanta vergüenza ajena desde los chistes de gangosos de Arévalo.
Ah, Fabrice Luchini interpreta (¿por qué se habrá metido en este fregado?) a un hombre con chepa. Las desviaciones de columna, que se ve que son tronchantes.
El personaje de Valeria Bruni Tedeschi (otra actriz que me sorprende ver aquí) se cae constantemente. Caídas, así, sin más. Es muy gracioso, digo yo.
Hay unos pobres y unos ricos. Y los pobres aparecen comiéndose, tal cual, un pie, un dedo, o un hígado de algún rico. Ironía fina, finísima, cuesta entender la imagen, pensará el director/guionista, por eso la repiten mucho.
Que no os engañen: ni es comedia, ni deliciosa, ni irónica, es zafiedad y falta de ideas.
Ah, Fabrice Luchini interpreta (¿por qué se habrá metido en este fregado?) a un hombre con chepa. Las desviaciones de columna, que se ve que son tronchantes.
El personaje de Valeria Bruni Tedeschi (otra actriz que me sorprende ver aquí) se cae constantemente. Caídas, así, sin más. Es muy gracioso, digo yo.
Hay unos pobres y unos ricos. Y los pobres aparecen comiéndose, tal cual, un pie, un dedo, o un hígado de algún rico. Ironía fina, finísima, cuesta entender la imagen, pensará el director/guionista, por eso la repiten mucho.
Que no os engañen: ni es comedia, ni deliciosa, ni irónica, es zafiedad y falta de ideas.
22 de abril de 2017
22 de abril de 2017
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta genial película de Bruno Dumont nos presenta una sátira despiadada de los grupos humanos que configuran una sociedad dividida en clases. Los recursos surrealistas que Dumont utiliza acentúan el fundamento demencial y absurdo de los valores que están detrás de la práctica social de la burguesía y de los trabajadores despreciados. Una alta burguesía decadente con las secuelas del tiempo de su humillación por la nobleza, delira con el privilegio transgeneracional que les llega a través de los apellidos. Suman para su configuración la irritante vaciedad de sus costumbres y la perversión de sus relaciones familiares. A ella se opone otro grupo humano: una clase trabajadora no proletaria con relaciones rudas, primarias hasta el extremo de la brutalidad. Los inspectores podrían encarnar una ridícula racionalidad al servicio final de las clases dominantes. Conciliar racionalidad con el absurdo nos lleva directamente a Max Weber. Para Weber la racionalidad de un proceder se encuentra en la coherencia interna de los medios para alcanzar fines concretos. Los fines tienen otra procedencia: intereses particulares, principios religiosos, tradiciones establecidas e incuestionadas, o la acumulación infinita de bienes. De ahí que la racionalidad puede estar secuestrada al servicio de los objetivos más deleznables como puede ser una ciencia al servicio de la destrucción o del enriquecimiento de unos pocos. Las hirientes escenificaciones de Dumont muestran lo bien que pueden estar organizadas las relaciones entre la opulencia y la miseria manteniendo distanciados a dos grupos humanos igual de miserables.
14 de julio de 2016
14 de julio de 2016
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dumont parece haberle cogido gusto a la comedia tras el éxito de crítica de su miniserie El pequeño Quinquin. De hecho, Ma loute parece una continuación de la serie, pero esta vez adaptada al cine y con un presupuesto mucho mayor. En esta comedia ambientada a principios de siglo, una familia de acaudalados burgueses llega a su residencia de verano en plena costa del Ópalo. Sin embargo, lo que se presentaba como un apacible descanso, acaba siendo una serie de desencuentros con diversos personajes e inquietud frente a las desapariciones de turistas en las inmediaciones.
Las comparaciones son odiosas y la pelicula palidece al lado de la miniserie. Cuando en El pequeno Quinquin se desplegaba un abanico de personajes de distinta indole, en Ma Loute, en cambio, el plantel queda reducido a una contraposicion de ricos y pobres, de nobles y plebeyos, de cultivados y analfabetos, de refinados y brutos. No supondria ningun problema que el peculiar director nos regalase una comedia de roles de clases, pero tras el reciente sabor de la obra precedente; Ma Loute avanza renqueando, con mayor dificultad para que las historias individuales logren entrelazarse creando un conglomerado solido.
Dos polos opuestos son màs dificiles de enlazar. Aunque si es cierto que el romance entre los primogenitos de las dos familias ayuda a conectar ambos mundos, las dos horas de pelicula se hacen un tanto largas en comparacion con la serie de tres horas veinte, donde el relato fluia mejor. Por no mencionar que el giro de Dumont del drama al humor absurdo con toques de violencia nos sorprendia en la anterior entrega, pero ahora parece un poco màs de lo mismo, aunque con mayor presupuesto. Los sketchs de los detectives Machin y Malfoy recuerdan demasiado a los de los también detectives Van der Wyerden y Carpentier, por ejemplo.
Pero ya dicho lo malo, hablemos de sus virtudes, pues tiene unas cuantas, empezando por el reparto. Dumont acostumbra a trabajar con amateurs. De hecho en más de una ocasión a recurrido a las listas del paro para contratar a los protagonistas de sus películas. En el caso de Camille Claudel 1915, la anterior colaboración con Juliette Binoche, valiéndole críticas furibundas por supuestamente aprovecharse de discapacitados psíquicos. En Ma Loute, los principiantes nada tienen que envidiar ni a Valeria Bruni-Tedeschi, ni a Binoche, ni a Fabrice Luchini, pese a estar los tres fantásticos. Cabe destacar a Raph, desde hoy icono genderless que encarna a Billie, que en la película alterna géneros con total naturalidad y encarando tal reto de personaje de manera sobresaliente.
Además, cabe reconocer que un cineasta que trate de manera tan ligera ciertos aspectos tiene mucho mérito. Dumont no incide en determinadas características para parodiar dos clases sociales - la consanguinidad de los nobles y unos plebeyos caníbales- sino que apenas las muestra en contadas escenas como si fuesen caracteres innatos, fortaleciendo así la mofa contra la sociedad y pudiendo centrarse en un humor excéntrico que pese a cansar, funciona. No sólo eso. Para rematar, la fotografía está cuidada al detalle mezclándose delicadamente con unos tímidos efectos especiales.
El gran pero de Ma Loute, como ya he dicho, es que el barroco cansa enseguida.
Las comparaciones son odiosas y la pelicula palidece al lado de la miniserie. Cuando en El pequeno Quinquin se desplegaba un abanico de personajes de distinta indole, en Ma Loute, en cambio, el plantel queda reducido a una contraposicion de ricos y pobres, de nobles y plebeyos, de cultivados y analfabetos, de refinados y brutos. No supondria ningun problema que el peculiar director nos regalase una comedia de roles de clases, pero tras el reciente sabor de la obra precedente; Ma Loute avanza renqueando, con mayor dificultad para que las historias individuales logren entrelazarse creando un conglomerado solido.
Dos polos opuestos son màs dificiles de enlazar. Aunque si es cierto que el romance entre los primogenitos de las dos familias ayuda a conectar ambos mundos, las dos horas de pelicula se hacen un tanto largas en comparacion con la serie de tres horas veinte, donde el relato fluia mejor. Por no mencionar que el giro de Dumont del drama al humor absurdo con toques de violencia nos sorprendia en la anterior entrega, pero ahora parece un poco màs de lo mismo, aunque con mayor presupuesto. Los sketchs de los detectives Machin y Malfoy recuerdan demasiado a los de los también detectives Van der Wyerden y Carpentier, por ejemplo.
Pero ya dicho lo malo, hablemos de sus virtudes, pues tiene unas cuantas, empezando por el reparto. Dumont acostumbra a trabajar con amateurs. De hecho en más de una ocasión a recurrido a las listas del paro para contratar a los protagonistas de sus películas. En el caso de Camille Claudel 1915, la anterior colaboración con Juliette Binoche, valiéndole críticas furibundas por supuestamente aprovecharse de discapacitados psíquicos. En Ma Loute, los principiantes nada tienen que envidiar ni a Valeria Bruni-Tedeschi, ni a Binoche, ni a Fabrice Luchini, pese a estar los tres fantásticos. Cabe destacar a Raph, desde hoy icono genderless que encarna a Billie, que en la película alterna géneros con total naturalidad y encarando tal reto de personaje de manera sobresaliente.
Además, cabe reconocer que un cineasta que trate de manera tan ligera ciertos aspectos tiene mucho mérito. Dumont no incide en determinadas características para parodiar dos clases sociales - la consanguinidad de los nobles y unos plebeyos caníbales- sino que apenas las muestra en contadas escenas como si fuesen caracteres innatos, fortaleciendo así la mofa contra la sociedad y pudiendo centrarse en un humor excéntrico que pese a cansar, funciona. No sólo eso. Para rematar, la fotografía está cuidada al detalle mezclándose delicadamente con unos tímidos efectos especiales.
El gran pero de Ma Loute, como ya he dicho, es que el barroco cansa enseguida.
11 de mayo de 2017
11 de mayo de 2017
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que la novatada se paga y a pesar de que está valorada con un 5,3, pensé que era cuestión de gustos, pero realmente, según mi opinión, una votación paralela invirtiendo los números 3,5, resultaría excesiva.
Los personajes que encarnan a la alta sociedad se repiten con tus topicos más que el pepino, una y otra vez las mismas tontás,( las mismas, mismas) y no es que parezcan vanos, esteriles y melifluos, parecen muy por debajo de un indice de inteligencia normal. La baja sociedad es fea, a rabiar, zafia y tan desagradable que nos obsequia con un episodio de canibalismo en primera linea de playa, fuera de cualquier sutileza (no sea que no nos demos cuenta que se comen a la gente), y aparecen con la cara y los dientes manchados de sangre... puag, mas puag.
El argumento es plano, lineal y en diez minutos nos han contado de que va, con lo cual sobra el resto del tiempo que el director rellena de memeces tales como : Un jefe de policia gordo, con una voz chillona como el flaco de el gordo y el flaco, memo mental, que baja las cuestas (unas cuantas ya que en el entorno hay dunas) rodando seguido de un segundo que se pasa el tiempo recogiendole, hasta la patochada final que es hacer que se hinche y salga volando como un globo y la unica forma de bajarle sea disparandole para que se desinche.
Lamento haber pensado que tenia algo de comedia y que existía la posibilidad de reir o simplemente sonreir.
Lamento haber invertido en la peor pérdida de tiempo de mi vida.
Lamento haber visto a Juliette Binoche haciendo el imbecil de esa forma tan lamentable.
Lamento haber aguantado toda la pelicula esperando que algo tuviera el menor sentido.
Si esta crítica sirve para algo que sea para evitarle a otros el mal rato que ayer pasé yo.
Los personajes que encarnan a la alta sociedad se repiten con tus topicos más que el pepino, una y otra vez las mismas tontás,( las mismas, mismas) y no es que parezcan vanos, esteriles y melifluos, parecen muy por debajo de un indice de inteligencia normal. La baja sociedad es fea, a rabiar, zafia y tan desagradable que nos obsequia con un episodio de canibalismo en primera linea de playa, fuera de cualquier sutileza (no sea que no nos demos cuenta que se comen a la gente), y aparecen con la cara y los dientes manchados de sangre... puag, mas puag.
El argumento es plano, lineal y en diez minutos nos han contado de que va, con lo cual sobra el resto del tiempo que el director rellena de memeces tales como : Un jefe de policia gordo, con una voz chillona como el flaco de el gordo y el flaco, memo mental, que baja las cuestas (unas cuantas ya que en el entorno hay dunas) rodando seguido de un segundo que se pasa el tiempo recogiendole, hasta la patochada final que es hacer que se hinche y salga volando como un globo y la unica forma de bajarle sea disparandole para que se desinche.
Lamento haber pensado que tenia algo de comedia y que existía la posibilidad de reir o simplemente sonreir.
Lamento haber invertido en la peor pérdida de tiempo de mi vida.
Lamento haber visto a Juliette Binoche haciendo el imbecil de esa forma tan lamentable.
Lamento haber aguantado toda la pelicula esperando que algo tuviera el menor sentido.
Si esta crítica sirve para algo que sea para evitarle a otros el mal rato que ayer pasé yo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una familia de la alta sociedad va de vacaciones a una zona cerca de Calais donde tienen una casa. En ese pueblo de pescadores hay una familia padre, madre y tres hermanos que entre otras cosas se dedican a pasar a la gente al otro lado de la bahia y de paso se los cargan y se los comen crudos.
Hay un conato de historia de amor entre un chico/chica de la alta burguesia y Ma Loute el hijo de los pescadores.
Aparece un jefe de policia con un ayudante investigando, sin exito la desaparición de las personas en la zona.
Hay un conato de historia de amor entre un chico/chica de la alta burguesia y Ma Loute el hijo de los pescadores.
Aparece un jefe de policia con un ayudante investigando, sin exito la desaparición de las personas en la zona.
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