Los perros de la guerra
5.8
1,320
Acción
Zangaro, un pequeño país de África Occidental, está dirigido desde hace años con mano de hierro por el dictador Kimba. En el otro lado del gran charco, una gran corporación de multinacionales norteamericanas lo ha puesto como objetivo para invertir varios cientos de millones de dólares. Pero antes quieren saberlo todo acerca de la estabilidad del régimen. Para ello envían a Jamie Shannon, un veterano de guerra que se hace pasar por ... [+]
2 de julio de 2014
2 de julio de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parafraseando a “Julio Cesar” de William Shakeaspeare y con un fundido a negro se complementa con el título principal de ésta película que combina perfectamente drama y acción sin caer en lo vertiginosamente barato. Es decir puestos a compararlo a compararlo con la saga “Rambo” o subpropductos de bajo calibre manufacturados por la Cannon que todavía no habían surgido, “Dogs of War” está con creces a la altura de la media porque por allí no van los tiros… Y lo más curioso es que se basa en una novela autobiográfica del autor de best-séllers Frederick Forsythe (autor de “Chacal” y “El Puño de Dios” entre otras novelas) que, como suele ocurrir con algunas personalidades de cualquier ámbito (en éste caso el cultural, pero suele ocurrir en el político) en su oficio fue cocinero antes que fraile. Y es que las malas lenguas, que él contradice en sus entrevistas, fue su colaboración con los Servicios Secretos de su país e incluso su cooperación con bandas de mercenarios para desestabilizar el “status” instaurado bruscamente en antiguas colonias británicas en África con el fin de conservar los derechos de explotación der recursos tras la independencia de éstas.
John Irvin, un realizador irregular que ha rodado otras cintas bélicas tan interesantes como “La Colina de la Hamburguesa” (Hamburger Hill, 1987), ambientada en Vietnam y “Cuando Callan las Trompetas” (When Trumpets Fade, 1999) en la II Guerra Mundial, tomó de base la novela de Forsythe recreando los escenarios de la República imaginaria de Zangaro (rodados en exteriores de Belice y España), donde Jamie Shannon (Christopher Walken) es contratado por el portavoz de una Industria Multinacional para que estudie la zona, antes de proporcionarle el material y recursos suficientes para organizar un golpe de Estado contra su totalitario Gobierno, con la intención de que se reinstaure otro, con las mismas intenciones pero afín a los intereses de los explotadores. Shannon contará con la ayuda de sus hombres que van desde su compatriota Drew (Tom Berenger), el inglés Derek (Paul Freeman, que interpretó al villano René Belloq de “En Busca del Arca Perdida” (Raiders of the Lost Ark, 1981) de Steven Spielberg) o al francés Michel (interpretado por Jean-François Stévenin que dio vida a un bondadoso maestro de escuela en “La Piel Dura” (L´Argent de Poche, 1976) de François Truffaut). Juntos, por dinero y por honor, harán lo posible para maquinar un plan que, sin embargo les llevará más de un dolor de cabeza.
Sylvester Stallone y sus “The Expendables” (2010) demostraron lo que de una buena película se podía extraer un sobrepasado remake que se convirtió en franquicia. Sin embargo el film de Irvin alcanza su notabilidad narrando unos hechos sin recurrir a los tópicos recursos del género (tal vez algunas secuencias durante la invasión de Zangaro no hagan justicia al buen ritmo iniciado de la trama) pero enfatiza su calidad de justo entretenimiento que no hay que dejar caer en el olvido.
John Irvin, un realizador irregular que ha rodado otras cintas bélicas tan interesantes como “La Colina de la Hamburguesa” (Hamburger Hill, 1987), ambientada en Vietnam y “Cuando Callan las Trompetas” (When Trumpets Fade, 1999) en la II Guerra Mundial, tomó de base la novela de Forsythe recreando los escenarios de la República imaginaria de Zangaro (rodados en exteriores de Belice y España), donde Jamie Shannon (Christopher Walken) es contratado por el portavoz de una Industria Multinacional para que estudie la zona, antes de proporcionarle el material y recursos suficientes para organizar un golpe de Estado contra su totalitario Gobierno, con la intención de que se reinstaure otro, con las mismas intenciones pero afín a los intereses de los explotadores. Shannon contará con la ayuda de sus hombres que van desde su compatriota Drew (Tom Berenger), el inglés Derek (Paul Freeman, que interpretó al villano René Belloq de “En Busca del Arca Perdida” (Raiders of the Lost Ark, 1981) de Steven Spielberg) o al francés Michel (interpretado por Jean-François Stévenin que dio vida a un bondadoso maestro de escuela en “La Piel Dura” (L´Argent de Poche, 1976) de François Truffaut). Juntos, por dinero y por honor, harán lo posible para maquinar un plan que, sin embargo les llevará más de un dolor de cabeza.
Sylvester Stallone y sus “The Expendables” (2010) demostraron lo que de una buena película se podía extraer un sobrepasado remake que se convirtió en franquicia. Sin embargo el film de Irvin alcanza su notabilidad narrando unos hechos sin recurrir a los tópicos recursos del género (tal vez algunas secuencias durante la invasión de Zangaro no hagan justicia al buen ritmo iniciado de la trama) pero enfatiza su calidad de justo entretenimiento que no hay que dejar caer en el olvido.
7 de abril de 2014
7 de abril de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los mercenarios son una institución tan antigua como la guerra. Hubo mercenarios suizos que pelearon bravamente con los españoles en la batalla de Bailén y, antes, en los tercios de Flandes. También ha habido fieros mercenarios croatas manejando el arma favorita de los protagonistas de LOS PERROS DE LA GUERRA, los lanzagranadas de 18 proyectiles.
Como dice Christopher Walken, el actor que encarna al jefe de los mercenarios en este largometraje de 1980, el TM18 es un arma perfecta para ganarse la vida en una guerra. Los mercenarios creados por el escritor Frederik Forsyth y el director John Irvin no son superhombres al estilo Rambo, sino soldados de carne y hueso dotados de principios morales básicos, aunque cobren 100.000 dólares por cabeza para realizar el trabajo. Pero por ello no dejan de ser hombres enamorados de la guerra. Esta atracción y la forma de manifestarla es uno de los logros de la película, cuyo sorprendente desenlace, escueto, realista y sin exaltación heroica, la hace aún más efectiva.
Como dice Christopher Walken, el actor que encarna al jefe de los mercenarios en este largometraje de 1980, el TM18 es un arma perfecta para ganarse la vida en una guerra. Los mercenarios creados por el escritor Frederik Forsyth y el director John Irvin no son superhombres al estilo Rambo, sino soldados de carne y hueso dotados de principios morales básicos, aunque cobren 100.000 dólares por cabeza para realizar el trabajo. Pero por ello no dejan de ser hombres enamorados de la guerra. Esta atracción y la forma de manifestarla es uno de los logros de la película, cuyo sorprendente desenlace, escueto, realista y sin exaltación heroica, la hace aún más efectiva.
21 de junio de 2020
21 de junio de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Treinta años antes de que Stallone lanzase a la gran pantalla a sus "Mercenarios", Christopher Walken se encargaba de reclutar a compañeros de batallas pasadas para ganarse la vida como soldados de fortuna en alguna república africana carente de democracia, seguridad jurídica... y posibilidad de negocios para empresas del primer mundo.
Como película de acción bélica, no es peor o mejor que muchas de las surgidas en los años 70, la mayoría producciones europeas, tirando de repartos con estrellas venidas a menos. Aquí, Walken estaba en su apogeo, con alguna otra cara conocida como la de Paul Freeman o un jovenzuelo Tom Berenger. Pero lo verdaderamente interesante del filme es observar todo el proceso que sigue el protagonista, guiado por quienes solicitan sus servicios, para preparar adecuadamente unas acciones que llevarán al derrocamiento de un gobierno extranjero.
Se nota el pasado como espía de quien escribió la novela en la que se basa la película. Lo cierto es que el valor didáctico de la cinta es bastante notable, y todo ese proceso resulta mucho más interesante incluso que las escenas de acción, que como dije anteriormente, no aportan nada especial.
En resumen, estamos ante una película bastante interesante para observar de primera mano los aspectos más desconocidos dentro del mundo de los mercenarios y los tejemanejes políticos para llevar a cabo acciones tan graves como los golpes de estado. Para ser de John Irvin, que pese a centrarse en cine de acción y espionaje durante gran parte de su carrera es un director bastante del montón, lo cierto es que vale la pena.
Como película de acción bélica, no es peor o mejor que muchas de las surgidas en los años 70, la mayoría producciones europeas, tirando de repartos con estrellas venidas a menos. Aquí, Walken estaba en su apogeo, con alguna otra cara conocida como la de Paul Freeman o un jovenzuelo Tom Berenger. Pero lo verdaderamente interesante del filme es observar todo el proceso que sigue el protagonista, guiado por quienes solicitan sus servicios, para preparar adecuadamente unas acciones que llevarán al derrocamiento de un gobierno extranjero.
Se nota el pasado como espía de quien escribió la novela en la que se basa la película. Lo cierto es que el valor didáctico de la cinta es bastante notable, y todo ese proceso resulta mucho más interesante incluso que las escenas de acción, que como dije anteriormente, no aportan nada especial.
En resumen, estamos ante una película bastante interesante para observar de primera mano los aspectos más desconocidos dentro del mundo de los mercenarios y los tejemanejes políticos para llevar a cabo acciones tan graves como los golpes de estado. Para ser de John Irvin, que pese a centrarse en cine de acción y espionaje durante gran parte de su carrera es un director bastante del montón, lo cierto es que vale la pena.
22 de noviembre de 2023
22 de noviembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debut de un director interesante, que ha rodado muchas cintas de guerra, interesantes pero no recordadas. De consumo y poco más. Ya había rodado otras cosas para televisión y había hecho documentales, pero esta era su debut en la gran pantalla. Nada más ver la carátula pensé en una cinta de Jack Cardiff que se llamaba "Último tren a Katanga", también de mercenarios europeos en África... y mira tú por dónde Cardiff es el director de fotografía.
Tiene un muy buen guión, que procede de una novela de Frederick Forsyth, lo cual explica muchas cosas: la estructura canónica de la cinta, la presentación de los personajes, el cómo muestra los problemas a los que se enfrenta, la galería de secundarios tan bien trazados, etc.
Un reparto con dos estrellas muy de la época: Christopher Walken y Tom Berenger.
Tiene un muy buen guión, que procede de una novela de Frederick Forsyth, lo cual explica muchas cosas: la estructura canónica de la cinta, la presentación de los personajes, el cómo muestra los problemas a los que se enfrenta, la galería de secundarios tan bien trazados, etc.
Un reparto con dos estrellas muy de la época: Christopher Walken y Tom Berenger.
8 de junio de 2013
8 de junio de 2013
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran poderío de este film se halla en no adelantarte lo que verás. Nunca sabes lo que va a pasar, el relato se encarga de ir develando la situación muy de a poco.
A este misterio que regala la narración lo ayuda mucho la definición de un personaje tan cerrado como el de Walken. Además de que está presentado de forma sensacional, es un tipo que vuelve de la guerra -lo vemos en la escena bélica del comienzo, aunque es sólo espectador, él no participa de la acción de dicha escena-, está enamorado pero por despecho se la juega y se involucra en una misión que comienza como simple espionaje. Por si fuera poco, tenemos al gran Chistopher Walken como protagonista, un actor capaz de mostrarse tan rígido como emocionado.
La acción está bien medida y es verosímil pese a la cantidad de balas de la escena final. Y hablando de esta escena cabe destacar lo milimétricamente filmado que está el asalto, sin diálogos, sólo imágenes. Y esta frase final "no lleguen tarde".
Destacar la violencia que no molesta, por ejemplo, la escena del periodista en el garage y lo que desencadena, incluyendo el regalito que Walken le deja en el despacho al jefe.
Buena fotografía, sobre todo en África.
Lo mejor: Walken.
Lo peor: visto en conjunto, la misión es un poco inverosímil.
A este misterio que regala la narración lo ayuda mucho la definición de un personaje tan cerrado como el de Walken. Además de que está presentado de forma sensacional, es un tipo que vuelve de la guerra -lo vemos en la escena bélica del comienzo, aunque es sólo espectador, él no participa de la acción de dicha escena-, está enamorado pero por despecho se la juega y se involucra en una misión que comienza como simple espionaje. Por si fuera poco, tenemos al gran Chistopher Walken como protagonista, un actor capaz de mostrarse tan rígido como emocionado.
La acción está bien medida y es verosímil pese a la cantidad de balas de la escena final. Y hablando de esta escena cabe destacar lo milimétricamente filmado que está el asalto, sin diálogos, sólo imágenes. Y esta frase final "no lleguen tarde".
Destacar la violencia que no molesta, por ejemplo, la escena del periodista en el garage y lo que desencadena, incluyendo el regalito que Walken le deja en el despacho al jefe.
Buena fotografía, sobre todo en África.
Lo mejor: Walken.
Lo peor: visto en conjunto, la misión es un poco inverosímil.
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