Drive
7.2
86,947
Thriller. Acción. Drama. Cine negro
Durante el día, Driver (Ryan Gosling) trabaja en un taller y es conductor especialista de cine, pero, algunas noches de forma esporádica, trabaja como chófer para delincuentes. Shannon, su jefe, que conoce bien su talento al volante, lo mismo le busca directores de cine y televisión que criminales que necesiten al mejor conductor para sus fugas, llevándose la correspondiente comisión. Pero el mundo de Driver comienza a cambiar el día en ... [+]
30 de diciembre de 2011
30 de diciembre de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apasionada y oscura, nocturna y sombría, de asfalto y sangre. Tiene mucho de lo que aprecio en el cine. Una dirección con nervio, firme, haciendo tensos los tiempos y los silencios densos. La economía de lenguaje en el conductor del coche y del filme resulta admirable. Tensión temporal resuelta con violencia espasmódica, pues es la vivencia del tiempo, tan particular, lo más interesante. El tiempo se vuelve espeso y la electricidad pegajosa circula por axones obsesos, avanza peligrosamente hasta el cerebro para explosionar después de los besos. Como el latigazo de un escorpión palpitante sobre la arena ardiente. Muerto mientras da vida a su veneno y vivo para dar muerte en el encuentro. Como un segundo que dura un minuto en un accidente al volante, después de mirarte. Adiós. Y Brooks, el comediante, está brillante.
2 de julio de 2013
2 de julio de 2013
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No son pocas las voces coincidentes en señalar que la cinta de Winding Refn se basa en una estética de estilos prestados. No en vano, en ocasiones puede incluso percibirse la oscuridad de los contrastes de Lynch y más vagamente el tempo de Jarmusch en cintas como “Ghost Dog”, especialmente en las silenciosas pero meticulosamente montadas escenas de conducción, en las que siempre algún extraordinario tema musical acompaña la suavidad con la que el protagonista palpa el volante y se aferra a la palanca de cambios como el regulador de intensidad de su propia vida.
La diferencia entre copiar descarada y gratuitamente, e inspirarse, es de dos universos. Winding Refn demuestra no sólo que se inspira, sino que es capaz de navegar entre las aguas de diversos esquemas ya creados aportando su propio sello, respetando la calidad y moldeando cuidadosamente cada secuencia. De esta manera construye una atmósfera que logra desconectarte de todo para centrarte en una película tan oscura como brillante, llena de contrastes, logradas fusiones de épocas y géneros, y una tensión para morderse el labio inferior, apretar los puños y agudizar los sentidos.
“Drive” es elegante, pero la palabra con la que más podría casar es “exquisita”. Y es más, mucho más: la estética no se monta ni consigue porque sí, el argumento atrapa, envuelve e interesa, aunque progresivamente vaya perdiendo la intensidad y originalidad de sus minutos iniciales, lo que me obliga a no calificar a esta película con una nota mayor.
Pero a quién le importa eso. Las sensaciones que quedan tras verlas son imperecederas: escenas que vuelven a la cabeza una y otra vez, inspiración que se incrusta en el alma del cinéfilo, una banda sonora que se entrelaza con el metraje mediante sosegadas composiciones propias pero también (las que más destacan) melodías arrebatadas con el permiso de sus autores, temas como el minimalista “Tick of the Clock” de Chromatics, compañero de unos fotogramas que quisiera repetir una y otra vez:. Revivirlos personalmente, si es posible, con ese ritmo tan medido. Son precisamente melodías como la citada y otras de Kavinsky (“Nightcall”) o Desire (“Under your spell”) las que dan un toque especial a “Drive”, transportándonos a una década ochentera sin necesidad de abandonar la actual, y cuyo aroma tiene matices de “Miami Vice” o videojuegos como “GTA: Vice City”.
“Drive” es una película a la que le faltan muchas cosas para ser perfecta, (principalmente, más atrevimiento, una trama con mayor profundidad) pero es la apuesta más apreciable y distinguida (por mucho que se apoye en las espaldas de lo ya creado, pero ¿quién no lo hace? La creación es la constante reinvención, la reutilización de los buenos resultados para convertirlos en brillantes) que he visto en el cine de los últimos años. Su visionado no es sólo recomendable, sino, al menos para este señor que esputa letras desde su maltratado teclado, agradecido.
Ryan Gosling se mueve con soltura en el rol de un personaje tan apagado como hipnótico, consiguiendo que su protagonista se convierta en icono gracias a una interpretación genial. Ah, y… señor Winding Refn: si es cierto que usted copia estilos, por favor, siga haciéndolo tan bien y regalándonos películas como esta.
La diferencia entre copiar descarada y gratuitamente, e inspirarse, es de dos universos. Winding Refn demuestra no sólo que se inspira, sino que es capaz de navegar entre las aguas de diversos esquemas ya creados aportando su propio sello, respetando la calidad y moldeando cuidadosamente cada secuencia. De esta manera construye una atmósfera que logra desconectarte de todo para centrarte en una película tan oscura como brillante, llena de contrastes, logradas fusiones de épocas y géneros, y una tensión para morderse el labio inferior, apretar los puños y agudizar los sentidos.
“Drive” es elegante, pero la palabra con la que más podría casar es “exquisita”. Y es más, mucho más: la estética no se monta ni consigue porque sí, el argumento atrapa, envuelve e interesa, aunque progresivamente vaya perdiendo la intensidad y originalidad de sus minutos iniciales, lo que me obliga a no calificar a esta película con una nota mayor.
Pero a quién le importa eso. Las sensaciones que quedan tras verlas son imperecederas: escenas que vuelven a la cabeza una y otra vez, inspiración que se incrusta en el alma del cinéfilo, una banda sonora que se entrelaza con el metraje mediante sosegadas composiciones propias pero también (las que más destacan) melodías arrebatadas con el permiso de sus autores, temas como el minimalista “Tick of the Clock” de Chromatics, compañero de unos fotogramas que quisiera repetir una y otra vez:. Revivirlos personalmente, si es posible, con ese ritmo tan medido. Son precisamente melodías como la citada y otras de Kavinsky (“Nightcall”) o Desire (“Under your spell”) las que dan un toque especial a “Drive”, transportándonos a una década ochentera sin necesidad de abandonar la actual, y cuyo aroma tiene matices de “Miami Vice” o videojuegos como “GTA: Vice City”.
“Drive” es una película a la que le faltan muchas cosas para ser perfecta, (principalmente, más atrevimiento, una trama con mayor profundidad) pero es la apuesta más apreciable y distinguida (por mucho que se apoye en las espaldas de lo ya creado, pero ¿quién no lo hace? La creación es la constante reinvención, la reutilización de los buenos resultados para convertirlos en brillantes) que he visto en el cine de los últimos años. Su visionado no es sólo recomendable, sino, al menos para este señor que esputa letras desde su maltratado teclado, agradecido.
Ryan Gosling se mueve con soltura en el rol de un personaje tan apagado como hipnótico, consiguiendo que su protagonista se convierta en icono gracias a una interpretación genial. Ah, y… señor Winding Refn: si es cierto que usted copia estilos, por favor, siga haciéndolo tan bien y regalándonos películas como esta.
1 de enero de 2012
1 de enero de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi me engañaron para entrar a esta peli diciéndome que era una peli de acción, pero más allá de los cuatro craneos rotos, un par de ojos aplastaos y cuatro navajazos mal daos, no hay nada más. Es una peli ñoña de amor y es lo que hay... ya me imagino que esta peli hará las delicias de los gafapastiles este año.. letras rositas, banda sonora del año la polca, super primeros planos de los gepetos ñoños de los actores, morreo ñoño en justo antes de enmarcar al ñoño principal como el más macho de la ciudad con movimiento de cámara de 238,37 grados junto con efecto de luz super guay... pamplinas... la misma peli de siempre con un envoltorio de lo más kitsch... podría tirarme hasta mañana poniendo a parir esta peli, pero solo diré tres cosas; la primera es que es más predecible que un episodio de barrio sesamo, la segunda es que los "no dialogos" de los dos ñoños principales casi me hacen vomitar las palomitas y la tercera es que en ningún momento me llegaron ninguno de los personajes y por lo tanto me aburrí como un orco en navidad porque en ningún momento me importó un pepino lo que pudiese pasar con cualquiera de ellos... ni fu ni fa. Lo mejor de la peli, Ron Perlman que sigue dando guerra. Si hubiese ido sabiendo que iba a ver una peli de amor le habría puesto otra nota, pero visto lo visto... por cierto, cuando he visto lo de "peli de culto" en el tipo de pelicula... casi me da un ataque... hay para quien siempre es 28 de diciembre!
3 de enero de 2012
3 de enero de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más allá del cúmulo de referencias, homenajes y parentescos cinematográficos que supone Drive, es esta una película que se convierte en una soberana obra de arte, al conjugar todos los elementos que convierten a una cinta (dirección, imagen, fotografía, guión, iconografía, música, sonido, planificación, detalles, interpretación...) en tal.
Debo reconocer que desconozco la obra anterior de Nicolas Winding Refn (eso que me he perdido, pero que también he ganado en sorpresa), pero no creo que lo que he visto en Drive haya sido fruto de la casualidad. Como digo en la introducción a esta crítica, el director es un maestro absoluto, capaz de manejar todos esos elementos para crear una obra en la que en todo momento nos encontramos con la adrenalina tan alta como justo en el instante anterior a un accidente de tráfico. Esto ocurre por la forma en que juega con la cámara, con la iluminación, con el ritmo sincopado entre secuencias de acción (vibrantes, explosivas, magistrales, rodadas con un brío y una elegancia inusuales), y secuencias de una calma rota, destrozada, por unos silencios que se convierten en protagonistas absolutos de una de las películas de acción más vivas, tensas y emocionantes que recuerdo.
Drive contiene también un poder tal capaz de crear iconos, de ser un ejercicio de estilo tan bien hecho que sus imágenes, su música, la tipografía de sus créditos, y sobre todo su personaje principal, sean como flashes inolvidables de un todo, una película que tras su aparente homenaje y espectáculo perfecto, esconde humanidad a raudales.
Y ocurre por ese guión repleto de silencios, de instantes en que su reparto (en el que no hay uno que no esté excepcional, a saber: Mulligan -qué gran actriz hemos ganado-, Brooks, Perlman, Isaacs, Cranston, Hendricks), da rienda suelta a unos personajes desbocados, que se apoderan de la acción sin apenas esfuerzo, sin anclarse en una naturalidad irreal, sin importarles la brutalidad de sus acciones, pero resultando al mismo tiempo no solo creíbles, sino tremendamente reales, característicos, plenos.
(Sigue sin spoiler)
Debo reconocer que desconozco la obra anterior de Nicolas Winding Refn (eso que me he perdido, pero que también he ganado en sorpresa), pero no creo que lo que he visto en Drive haya sido fruto de la casualidad. Como digo en la introducción a esta crítica, el director es un maestro absoluto, capaz de manejar todos esos elementos para crear una obra en la que en todo momento nos encontramos con la adrenalina tan alta como justo en el instante anterior a un accidente de tráfico. Esto ocurre por la forma en que juega con la cámara, con la iluminación, con el ritmo sincopado entre secuencias de acción (vibrantes, explosivas, magistrales, rodadas con un brío y una elegancia inusuales), y secuencias de una calma rota, destrozada, por unos silencios que se convierten en protagonistas absolutos de una de las películas de acción más vivas, tensas y emocionantes que recuerdo.
Drive contiene también un poder tal capaz de crear iconos, de ser un ejercicio de estilo tan bien hecho que sus imágenes, su música, la tipografía de sus créditos, y sobre todo su personaje principal, sean como flashes inolvidables de un todo, una película que tras su aparente homenaje y espectáculo perfecto, esconde humanidad a raudales.
Y ocurre por ese guión repleto de silencios, de instantes en que su reparto (en el que no hay uno que no esté excepcional, a saber: Mulligan -qué gran actriz hemos ganado-, Brooks, Perlman, Isaacs, Cranston, Hendricks), da rienda suelta a unos personajes desbocados, que se apoderan de la acción sin apenas esfuerzo, sin anclarse en una naturalidad irreal, sin importarles la brutalidad de sus acciones, pero resultando al mismo tiempo no solo creíbles, sino tremendamente reales, característicos, plenos.
(Sigue sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pero sin menospreciar al resto de los aciertos (que corta se queda esta palabra...), Drive no sería lo mismo sin la labor, presencia, energía, de Ryan Gosling. El actor, del que sobra decir que es de los mejores de su generación, posee una expresividad muda, la capacidad de estar aquí y ahora siendo una especie de presencia celestial. Su voz rota, su hosca pose, estilizada por unos elementos visuales irrepetibles, y sobre todo una mirada que destroza tanto como los accidentes de tráfico que protagoniza, son los rasgos de un sociópata en potencia y acto, una persona solitaria y callada, de dudosa esperanza vital (el placer que se atisba en su cara cuando rueda una escena recuerda a aquellos personajes del Crash de Cronenberg); reconvertida sin embargo, por obra y gracia de un guión magnífico, en un romántico vengador, un héroe sin heroicismos, un enamorado solitario y callado, capaz de llegar a cualquier parte por proteger a esas personas que representan sus quebradizas conexiones con una humanidad ausente, lejana.
El actor, con una composición envidiable, comprime todo el secreto de Drive: una película de una belleza formal pura, limpia, original; que a su vez es una desgarrada, imparable, recia, creación.
El actor, con una composición envidiable, comprime todo el secreto de Drive: una película de una belleza formal pura, limpia, original; que a su vez es una desgarrada, imparable, recia, creación.
6 de enero de 2012
6 de enero de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que sorprende desde el comienzo. Cine negro de alta calidad, con un actor que está llamado a ser considerado, si sigue eligiendo sus papeles como hasta ahora, una mega estrella del celuloide. Como siempre la base de una muy buena pelicula es un exelente guión. La extrema violencia de algunas escenas inpactan por su realismo cuidado y contundente.
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