Para celebrar mi entrada por la puerta grande a las filas del INEM, ayer la revisé después de muchos años. Volví a gozarla como un cabrito. En esta ocasión tenía el libro de Cain reciente, quien dice reciente dice hará un año, pero es un libro que no se olvida. Magnífico el trabajo de Wilder y Chandler (casi nada)limando casi completamente el tono gélido y quirúrjico del original y dotando al relato de mayor dinamismo, insertando por doquier líneas de diálogo socarronas y llenas de desparpajo de las que la novela de Cain carecía por completo. Un buen ejemplo es el último diálogo entre McMurray y Robinson antes de que caiga el telón, una delicia. El propio McMurray, aunque uno ya no se imagine la película sin él a estas alturas, sigue siendo el mayor pero de la función.
En fin, una maravilla.

Ha sido la segunda vez que veo esta película de Billy Wilder y un gran colofón al año 2009, ya que sigo considerándola una obra maestra. La historia adapta la novela corta de James M. Cain: "Three of a Kind", aunque para su adaptación a la pantalla se utilizaron los servicios de otro escritor de novela negra, Raymond Chandler.

Wilder sobre todo conocido por sus comedias, algunas absolutamente redondas, no se quedó en ese género sino que demostró su maestría en otros cómo el bélico (Cinco tumbas al Cairo, 1943), dramático (The Lost Weekend, Días sin huella, 1945) o romántico (Sabrina, 1954). Con Double Indemnity consigue un film de cine negro que tiene todos los clichés: mujer fatal, trama detectivesca, asesinatos, voz en off del protagonista-narrador, flash back desde la primera secuencia y personajes de dobles caras para hacer girar el desarrollo de la trama.

Fred MacMurray es el empleado de una aseguradora seducido por Barbara Stanwyck para asesinar juntos a su marido. La mirada analítica y peligrosa para la pareja, viene dada por el genial Edward G. Robinson, que trabaja en la misma aseguradora que MacMurray. Todos, tanto éstos como el resto de secundarios, están perfectos en sus papeles.

Intensa, dramática y absorbente película de cine negro, probablemente una de las cumbres del género, donde la intriga y el suspense son dificilmente superables. Aunque narrada en "flashback" desde el inicio, a modo de confesión, ello no impide al espectador preguntarse que es lo que va a acontecer después. Historia contada sin fisuras, con una puesta en escena, un ritmo y unos diálogos medidos a la perfección y con una sugerente Bárbara Stanwyck como una de las mujeres fatales más logradas del cine, y que lleva a la perdición tanto al protagonista como a si misma.

Se cuenta que Alfred Hitchcock le envió un telegrama a Wilder donde le decía: "Desde Perdición, las dos palabras más importantes en el mundo del cine son Billy Wilder".

Si no habeis visto aún esta maravilla, no os la podeis perder. Una de las películas más completas y redondas del maestro Wilder, y del cine en general, aunque tiene unas cuantas...

Que la disfruteis.

Buena muestra de cine negro del casi siempre genial Billy Wilder. Arranca con gran fuerzo, posee una estupenda puesta en escena y unos diálogos, que aunque un poco forzados, realmente geniales.

Los actores están muy bien, desde un normalito MacMurray a una estupenda Barbara Stanwyck y sobre todo, a un genial Edward G. Robinson, que se come la pantalla a bocados. Creo que es lo mejor de la película.

¿y qué decir de esos maravillosos secundarios sin los cuales el cine americano (y el cine en general) no existiría? En esta ocasión, me quedo con el testigo del tren y sombrero de vaquero, genial

No es una película redondo, creo que desfallece al final, no consigue mantener la altura, pero si te gusta el cine negro clásico, recomendable de todas, todas

No me creo lo más importante de la película, que es la relación de amor insano entre Fred MacMurray y Barbara Stanwyck, y eso me condiciona el resto de la película. No creo que nadie se enamore en 10 minutos tanto como para asesinar al marido de su amada, no cuela.

Otra cosa que no soporto de esta película, y creo que en la mayoría de películas de Wilder, es el diálogo ingenioso a toda velocidad, nadie habla así, y queda totalmente artificial. Me produce vergüenza ajena.

Estas cosas en los años 40 quizá se pasaban por alto, ya que imagino que habría mucha influencia del teatro, pero ahora queda totalmente caduco.

Por lo demás, el papel de Edward G. Robinson me parece lo mejor de la película además de la maquiavélica preparación del asesinato.

Lo siento pero me cuesta mucho entrar en el cine anterior a 1960 ya que salvo algunas excepciones notables, no me lo suelo creer.