Desgraciadamente no crecí con esta película, la vi cuando era adulo y claro... ahora la he vuelto a ver y bueno, aunque la veo mejor, no la encuentro excepcional.

Para mi gusto hay demasiados pasajes y algunos un pelín largos. La chica está como en un juego y no parece que le vaya la vida (o la de su hermano) en lo que hace. A parte que Bowie es poco actor...

Para mi gusto sobra (y mucho) los temas musicales, le quita toda la poca magia que lleva la película.

Muy influido por clásicos de la literatura juvenil como “El mago de Oz” y las novelas de Lewis Carrol y Tolkien, el genial marionetista Jim Henson tramó una deslumbrante y entretenida aventura fantástica en la que convivían seres de carne y hueso y marionetas, y que tiene en sus imaginativos decorados y en su BSO (a cargo de David Bowie) 2 de sus principales atractivos. Producida por George Lucas, Dentro del laberinto goza actualmente de mejor salud que Cristal oscuro, el otro gran largometraje realizado por Henson en los 80, y es que su historia resulta mucho más accesible y luminosa, y sus títeres sensiblemente más gráciles y menos impostados.

Sarah (Jennifer Connelly) es una joven imaginativa y fantasiosa que disfruta leyendo una novela de literatura fantástica, llamada 'Laberinto'; en esa obra, el único gobernante de todas las tierras es un ser misterioso y fascinante, dotado de mágicos poderes, llamado Jareth.

La realidad de Sarah, sin embargo, es mucho más convencional: debe encargarse de atender a su hermano pequeño, Toby, mientras los padres de ambos pasan la noche fuera. Desesperada por los incesantes llantos del pequeño, Sarah recita un sortilegio leído en la novela, con el que convoca a Jareth (David Bowie) a su casa "para que se lleve a su hermano lejos de ella".

Ante la atónita mirada de Sarah, el Rey de los Goblins accede a su petición y se presenta en su hogar, dispuesto a llevarse al niño... pese a que ella se muestra arrepentida de sus palabras. Pero Jareth es inflexible: Sarah sólo podrá recuperar a su hermanito si es capaz de viajar a su mundo, superar los peligros que se acumulan en el Laberinto y penetrar en el Castillo... en un plazo máximo de 13 horas.

Entretenidísima película del creador de los Teleñecos, cosa que se nota, y para bien. Las tecnologías se ven superadas por esos monísimos, graciosos y enternecedores muñecos que acompañan o persiguen a la bellísima protagonista, Sarah, interpretada por una Jennifer Conelly adolescente.

El camino de Sarah está lleno de amigos y enemigos, y sólo a fuerza de voluntad, constancia y bondad conseguirá llegar al final de un laberinto lleno de seres de toda clase. Absolutamente brillante el personaje de Sir Dydimus, auténtico caballero andante, y su «leal corcel» Ambrosius, que no diré lo que es porque merece la pena verlo y disfrutar de esos «¡Vamos, Ambrosius» que va soltando desde que aparece.

El Rey Jareth, con la ambigua presencia de David Bowe, está estupendo, sobre todo cuando se pone a cantar. Las mejores, «As the world falls down» y «Within you», dos preciosas baladas ochenteras; o, si lo preferimos, dos declaraciones de amor de un Rey a una heroína que, como él mismo canta, pone su mundo patas arriba.

Así, con esos personajes, esa banda sonora y esas marionetas, todo te lo crees. Y te convences de que en este mundo de apariencias existe la magia y la fantasía escondida donde menos te lo esperas. Quizás en un búho blanco, o en un libro, o quizá, posiblemente, dentro de uno mismo.

En una palabra: encantadora.

Cuatro años más tarde de la película El cristal oscuro, Jim Henson volvió a dirigir otra película de características similares, Dentro del laberinto producida por George Lucas y con la que sorprendió a muchos. En ella teníamos como protagonistas a Jennifer Connelly por aquel entonces una niña y un joven David Bowie (rey de los goblins) marcando paquete, un film donde la fantasía rebosaba con maestría, personajes de nuestra infancia como el enano Hoggle, el monstruo Ludo, el zorro Sir Didymus o los mismos Goblins. ¿Quién no recuerda el pantano del hedor eterno? un film de culto sin duda nostálgico en el cuál, los muñecos, la fantasía y las aventuras cobraban vida de la forma más mágica. Disfrutarán con ella los más pequeños de la casa y también los adultos. Una película entretenida y sensacional, un cuento mágico para toda la familia.