Éxodo: Dioses y Reyes
2014 

5.2
23,632
14 de mayo de 2015
14 de mayo de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que soy agnóstico disfrute mucho la película Los diez mandamientos con Charlton Heston, la película fue buena y a pesar de que fue filmada en el 56 tuvo buenos efectos visuales a mi parecer, me entretuvo mucho. Pero que tropezón monumental el de Ridley Scott con esta pobre imitación de Los diez mandamientos, simplemente la resumo en una palabra: “Horrible”.
No tuvo sentimiento, no tuvo historia, el reparto como que no cuadro en la película, seria por sus actuaciones que yo seguía viendo Batman en lugar de Moisés y al agente Simmons como su padre, por cierto si no leo de nuevo el reparto casi me olvido de Sigourney Weaver ni la note en la película, que desperdicio. Ridley Scott se modernizó y sin darse cuenta cayo en la tendencia de la mayoría de directores de hoy, que le dan tres puntos fundamentales a sus películas:
1. Efectos especiales
2. Efectos especiales
3. Efectos especiales
Y así se olvidan de todo lo demás. Otro error de Ridley, que desde su última buena película Black Hawk Down no pega una.
No tuvo sentimiento, no tuvo historia, el reparto como que no cuadro en la película, seria por sus actuaciones que yo seguía viendo Batman en lugar de Moisés y al agente Simmons como su padre, por cierto si no leo de nuevo el reparto casi me olvido de Sigourney Weaver ni la note en la película, que desperdicio. Ridley Scott se modernizó y sin darse cuenta cayo en la tendencia de la mayoría de directores de hoy, que le dan tres puntos fundamentales a sus películas:
1. Efectos especiales
2. Efectos especiales
3. Efectos especiales
Y así se olvidan de todo lo demás. Otro error de Ridley, que desde su última buena película Black Hawk Down no pega una.
8 de diciembre de 2014
8 de diciembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vuelta del cine bíblico ha golpeado la puerta de la actualidad gracias a este tipo de películas que se desmarcan de lo habitual de estas historias para dar un toque fresco de profesionalidad y espectáculo visual a las leyendas que cuentan. Así pasó con Noé (Darren Aronofsky, 2014), y así se ha pretendido hacer con la historia de Moisés.
Y una leyenda como la de Moisés entra en la espectacularidad en el plano visual que se puede conseguir gracias a los tejemanejes de la historia en sí: desde el nacimiento del protagonista, hasta el desenlace entre las aguas del Mar Rojo, pasando por esclavos y venganzas familiares. Es decir, todos los ingredientes que cualquier director desearía tener en bandeja para provocar una historia de magnificas consecuencias para el espectador.
Este proyecto llegó a Ridley Scott. Un director que tiene en su curriculum obras como ‘Gladiator‘, ‘Alien‘ o ‘Blade Runner‘ entre otras, y que se encuentra enmarcado como un genio de la época y la cámara. Se le agregaron 100 millones de presupuesto para hacer realidad la epopeya, y se le otorgó una fecha de estreno bastante adecuada para dar a luz la producción. Y es por su trayectoria y habilidad tanta veces mostrada por lo cual no se entiende lo que ha ocurrido con ‘Exodus: Dioses y reyes‘.
La trama es conocida por la inmensa mayoría: Moisés, hebreo e hijo bastardo del faraón, se enfrenta a su hermanastro Ramsés para liberar a 600.000 personas de su pueblo de la esclavitud en la cual llevan 400 años, y para guiarlos hasta la Tierra Prometida, porque así lo quiso Dios.
La imagen y creación plana de la película es estupenda. La ambientación en el lugar, ornamentación y ostentación hacen la gloria de un vasto imperio en medio de un desierto, que a su vez se traduce en un deleite visual. Los terrenos a investigar por el bueno de Moisés, y las siete plagas con las que un magnánimo Dios muestra su descontento también forman un gran momento; pero más allá de estos pequeños detalles que no superan los 40 minutos de la cinta, nos encontramos con una reiteración de guion menos cuidado de lo que la producción promete, y con escenas de relleno totalmente innecesarias, que expulsan del resultado final detalles de la historia que bien podrían haber tenido su hueco en la misma.
La cinta pues, queda al servicio de efectos especiales para llegar a algo más; puesto que la interpretación de los personajes roza el ridículo en diversos momentos de la misma. Salvando a Christian Bale, cuyo Moisés parece un héroe de la antigüedad más que un hombre elegido, nos encontramos con Joel Edgerton dando vida a Ramsés, el hermano de este al que el poder le ha sentado bastante mal. Y no es que lo haga mal del todo; simplemente es su dialogo, su poder en pantalla, que pasa tan desapercibido como las cuentas de la producción en torno a su presupuesto; es decir, no se llega a comprender donde está todo lo que podía haber sido. Cierto es que no se le deja lucir en pantalla su potencial tanto como al protagonista, pero también resulta verdad el hecho de que se encuentra comido en todo momento por lo que sucede a su alrededor, sin conseguir que el espectador cierre su visión en torno a sus palabras y ojos maquillados.
Ben Kingsley y Aaron Paul no merecen ni la tinta que alguien pueda gastar para escribir sobre ellos, y en parte no es culpa suya. Papeles planos, sin destaque posible y pasando el umbral de secundario a terciario.
Quitando de en medio la interpretación y entrando de nuevo en el trabajo del director, no se comprenden unas cuantas cosas de ello: los saltos temporales se vuelven más mareantes y deshilachados que en ‘Interstellar‘ (Christopher Nolan, 2014), y las escenas estas de relleno que antes he comentado hacen que en la sala se murmure pidiendo a Bale que se ponga el traje de Batman y haga algo para salvar el tedio que la cinta está infringiendo en todos.
No hay nada peor que tener al espectador incómodo en su butaca, dando lugar a 150 minutos de producción para contar muy poquito, y dejando en el tintero –un tintero muy grande- detalles de la historia que bien podían haber hecho eco en el resultado final.
En definitiva, le falta guion, y se pierde en la posibilidad de la imagen y los efectos, abandonando el drama y la crueldad de la historia que a todos nos contaron en su día. Resulta tediosa y pesada, y más allá de una batalla suelta, las siete plagas y pequeñas imágenes espectaculares deja sensación de insatisfacción ante las posibilidades pretendidas.
Ridley, con todo el respeto del mundo, si querías dedicar una película a tu hermano, el cual nos dejó vibrantes producciones, me temo que podías haber elegido mejor.
Crítica para MagaZinema / @MagaZinema _
http://www.magazinema.es/exodus-dioses-y-reyes-ridley-scott-2014/
Y una leyenda como la de Moisés entra en la espectacularidad en el plano visual que se puede conseguir gracias a los tejemanejes de la historia en sí: desde el nacimiento del protagonista, hasta el desenlace entre las aguas del Mar Rojo, pasando por esclavos y venganzas familiares. Es decir, todos los ingredientes que cualquier director desearía tener en bandeja para provocar una historia de magnificas consecuencias para el espectador.
Este proyecto llegó a Ridley Scott. Un director que tiene en su curriculum obras como ‘Gladiator‘, ‘Alien‘ o ‘Blade Runner‘ entre otras, y que se encuentra enmarcado como un genio de la época y la cámara. Se le agregaron 100 millones de presupuesto para hacer realidad la epopeya, y se le otorgó una fecha de estreno bastante adecuada para dar a luz la producción. Y es por su trayectoria y habilidad tanta veces mostrada por lo cual no se entiende lo que ha ocurrido con ‘Exodus: Dioses y reyes‘.
La trama es conocida por la inmensa mayoría: Moisés, hebreo e hijo bastardo del faraón, se enfrenta a su hermanastro Ramsés para liberar a 600.000 personas de su pueblo de la esclavitud en la cual llevan 400 años, y para guiarlos hasta la Tierra Prometida, porque así lo quiso Dios.
La imagen y creación plana de la película es estupenda. La ambientación en el lugar, ornamentación y ostentación hacen la gloria de un vasto imperio en medio de un desierto, que a su vez se traduce en un deleite visual. Los terrenos a investigar por el bueno de Moisés, y las siete plagas con las que un magnánimo Dios muestra su descontento también forman un gran momento; pero más allá de estos pequeños detalles que no superan los 40 minutos de la cinta, nos encontramos con una reiteración de guion menos cuidado de lo que la producción promete, y con escenas de relleno totalmente innecesarias, que expulsan del resultado final detalles de la historia que bien podrían haber tenido su hueco en la misma.
La cinta pues, queda al servicio de efectos especiales para llegar a algo más; puesto que la interpretación de los personajes roza el ridículo en diversos momentos de la misma. Salvando a Christian Bale, cuyo Moisés parece un héroe de la antigüedad más que un hombre elegido, nos encontramos con Joel Edgerton dando vida a Ramsés, el hermano de este al que el poder le ha sentado bastante mal. Y no es que lo haga mal del todo; simplemente es su dialogo, su poder en pantalla, que pasa tan desapercibido como las cuentas de la producción en torno a su presupuesto; es decir, no se llega a comprender donde está todo lo que podía haber sido. Cierto es que no se le deja lucir en pantalla su potencial tanto como al protagonista, pero también resulta verdad el hecho de que se encuentra comido en todo momento por lo que sucede a su alrededor, sin conseguir que el espectador cierre su visión en torno a sus palabras y ojos maquillados.
Ben Kingsley y Aaron Paul no merecen ni la tinta que alguien pueda gastar para escribir sobre ellos, y en parte no es culpa suya. Papeles planos, sin destaque posible y pasando el umbral de secundario a terciario.
Quitando de en medio la interpretación y entrando de nuevo en el trabajo del director, no se comprenden unas cuantas cosas de ello: los saltos temporales se vuelven más mareantes y deshilachados que en ‘Interstellar‘ (Christopher Nolan, 2014), y las escenas estas de relleno que antes he comentado hacen que en la sala se murmure pidiendo a Bale que se ponga el traje de Batman y haga algo para salvar el tedio que la cinta está infringiendo en todos.
No hay nada peor que tener al espectador incómodo en su butaca, dando lugar a 150 minutos de producción para contar muy poquito, y dejando en el tintero –un tintero muy grande- detalles de la historia que bien podían haber hecho eco en el resultado final.
En definitiva, le falta guion, y se pierde en la posibilidad de la imagen y los efectos, abandonando el drama y la crueldad de la historia que a todos nos contaron en su día. Resulta tediosa y pesada, y más allá de una batalla suelta, las siete plagas y pequeñas imágenes espectaculares deja sensación de insatisfacción ante las posibilidades pretendidas.
Ridley, con todo el respeto del mundo, si querías dedicar una película a tu hermano, el cual nos dejó vibrantes producciones, me temo que podías haber elegido mejor.
Crítica para MagaZinema / @MagaZinema _
http://www.magazinema.es/exodus-dioses-y-reyes-ridley-scott-2014/
13 de diciembre de 2014
13 de diciembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos meses Darren Aronofsky estrenó una cinta bíblica que causó bastante polémica por alejarse tanto del relato e introducirle mucha fantasía. Pues bien, ahora Ridley Scott dedica otra cinta al cine bíblico haciendo todo lo contrario, dando la mayor verosimilitud posible, tanto que todo lo increíble lo trata de justificar científicamente.
Dos visiones totalmente diferentes, igual de polémicas y criticas al igual que entretenidas y espectaculares a mi parecer. Me parece realmente absurdo comparar la cinta de Scott con otras cintas de Moisés ya que están realizadas en épocas distintas, duraciones diferentes y enfoques más profundos como Los diez mandamientos o directos como el caso del príncipe de Egipto.
Ridley en vez de dar énfasis a la historia bíblica, profundiza más en la relación entre Moisés y Ramsés, sacando lo mejor de dos grandes actores como Bale y Edgerton.
Si bien es cierto que desaprovecha por completo a Sigourney Weaver y Aaron Paul, que lo justifico si hay un montaje del director porque hay muchos saltos temporales que dejan confuso al espectador especialmente al final. Aún así Ridley te envuelve en su atmósfera trasladándote al antiguo Egipto con una puesta en escena digna de oscar y una banda sonora épica sorprendente de un Alberto Iglesias al que no conocía.
Scott dedica la película a su hermano y da su visión de una manera más adaptada a la realidad. Es densa como toda historia bíblica pero entretenida e impactante por momentos. No busques un Gladiator porque esto es diferente y menor pero muy disfrutable. Notable.
Dos visiones totalmente diferentes, igual de polémicas y criticas al igual que entretenidas y espectaculares a mi parecer. Me parece realmente absurdo comparar la cinta de Scott con otras cintas de Moisés ya que están realizadas en épocas distintas, duraciones diferentes y enfoques más profundos como Los diez mandamientos o directos como el caso del príncipe de Egipto.
Ridley en vez de dar énfasis a la historia bíblica, profundiza más en la relación entre Moisés y Ramsés, sacando lo mejor de dos grandes actores como Bale y Edgerton.
Si bien es cierto que desaprovecha por completo a Sigourney Weaver y Aaron Paul, que lo justifico si hay un montaje del director porque hay muchos saltos temporales que dejan confuso al espectador especialmente al final. Aún así Ridley te envuelve en su atmósfera trasladándote al antiguo Egipto con una puesta en escena digna de oscar y una banda sonora épica sorprendente de un Alberto Iglesias al que no conocía.
Scott dedica la película a su hermano y da su visión de una manera más adaptada a la realidad. Es densa como toda historia bíblica pero entretenida e impactante por momentos. No busques un Gladiator porque esto es diferente y menor pero muy disfrutable. Notable.
26 de diciembre de 2014
26 de diciembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El amigo Ridley nos muestra casi literalmente el concepto de Dios en el Antiguo Testamento: un ente todopoderoso cruel y vengativo (totalmente opuesto al concepto de Dios misericordioso del Nuevo Testamento), que arremete sin piedad como una plaga contra la vida de los bebés no hebreos, por muy inocentes que sean.
Formalmente, ver la Esfinge sin nariz, cuando la Historia dice que fue un cañonazo del ejército napoleónico el que se la cargó, me parece cutre; y un faraón pálido con ojos azules claros me raya tanto como una Sigourney Weaver caracterizada de egipcia pero para el carnaval, no para una peli (me recuerda aquellos indios apaches encarnados por blancos maquillados de los westerns antiguos); hombre, ya sé que Liz Taylor hizo de Cleopatra, pero aquello era otra cosa...
La película adolece de los defectos propios del cine actual: cuando alguien habla, primerísimo plano para que se vean bien hasta los pelillos de la nariz, despojando al plano de paisaje, todo lo cual se traduce en batallas donde la cámara se acerca tanto para enmarcar las figuras en los límites de la pantalla, que lo único que ves es una ráfaga borrosa mareante.
Formalmente, ver la Esfinge sin nariz, cuando la Historia dice que fue un cañonazo del ejército napoleónico el que se la cargó, me parece cutre; y un faraón pálido con ojos azules claros me raya tanto como una Sigourney Weaver caracterizada de egipcia pero para el carnaval, no para una peli (me recuerda aquellos indios apaches encarnados por blancos maquillados de los westerns antiguos); hombre, ya sé que Liz Taylor hizo de Cleopatra, pero aquello era otra cosa...
La película adolece de los defectos propios del cine actual: cuando alguien habla, primerísimo plano para que se vean bien hasta los pelillos de la nariz, despojando al plano de paisaje, todo lo cual se traduce en batallas donde la cámara se acerca tanto para enmarcar las figuras en los límites de la pantalla, que lo único que ves es una ráfaga borrosa mareante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No hay pasión en las relaciones entre personajes, porque son todas clichés, tópicos: (la mujer de Moisés se enamora de éste cuando se hace el machito ante ella expulsando a unos indeseables que rondaban cerca amedrentándolos con su espada); no hay emoción cuando ves al faraón con su hijo muerto en los brazos, ni cuando Moisés se marcha de aventuras abandonado mujer e hijo, ni cuando Moisés y su "hermano" egipcio se separan… Por cierto, señalar cuando el faraón le muestra su hijo muerto a Moisés, a éste le da igual, le suelta en la cara un "ningún niño hebreo ha muerto esta noche" como diciéndole "toma, chínchate, te lo mereces por malo": ningún alma, ningún sentimiento; en cambio, este Moisés es más guerrero que los anteriores, otra vez el signo de los tiempos: exaltación de la guerra; el soldado como héroe, no como asesino a sueldo. Y Dios como superhéroe vengador, o más bien como arma de destrucción masiva.
En fin, una película fea.
En fin, una película fea.
11 de enero de 2015
11 de enero de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui al cine esperando ver grandes efectos especiales, escenarios espectaculares y en general una muy buena película. Es innegable que el protagonista borda el papel y sería ridículo no reconocerlo ya que es lo único digno de mención de toda la película. Hay buenos efectos especiales y paisajes... sí, pero 3 como mucho. Considero que no se ha aprovechado en absoluto el potencial que podría haber tenido la película. El espectador sale del cine sin ningún tipo de sensación más que el aburrimiento mortal. En general una decepción soporífera.
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