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¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú

Comedia. Bélico Convencido de que los comunistas están contaminando los Estados Unidos, un general ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nuclear sorpresa contra la Unión Soviética. Su ayudante, el capitán Mandrake, trata de encontrar la fórmula para impedir el bombardeo. Por su parte, el Presidente de los EE.UU. se pone en contacto con Moscú para convencer al gobierno soviético de que el ataque no es más que un estúpido error. Mientras tanto, ... [+]
Críticas 176
Críticas ordenadas por utilidad
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9
9 de octubre de 2013 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un general americano, convencido de que los comunistas están contaminando el agua de occidente, decide por su cuenta invadir la URSS en un ataque de locura paranoica. Mandrake (Peter Seller), su ayudante, trata de impedir el bombardeo. Paralelamente, el Presidente de los EE.UU., en una actitud un tanto estúpida y servil, tal como se describe en la película, se pone en contacto con el presidente ruso, a la sazón beodo, para transmitir que el ataque es fruto de un error. Mientras, el asesor del Presidente americano, un científico ex- nazi confirma la existencia de una “Máquina del Juicio Final”, un dispositivo de represalia soviético capaz de acabar con la humanidad para siempre.

Realmente es una auténtica y demoledora sátira contra la guerra fría en la que Kubrick despliega todo su genio entremezclando el humor, el drama, la tragedia, la crítica cáustica y un dominio de la técnica cinematográfica a todo nivel en la realización de esta delirante odisea que une diversión y angustia.

El film cuenta una realidad posible y por eso genera mucha angustia. Precisamente, el otro día leía, con motivo del cuarenta aniversario de la guerra árabe-judía del Yom Kippur, que las fuerzas armadas hebreas propusieron la utilización del arsenal nuclear frente a la embestida de las tropas egipcias y sirias. E igual ocurrió con la crisis de los misiles en Cuba allá por los sesenta con Kennedy en el poder. O sea, que la idea no es peregrina ni mucho menos y además, el poder de los militares sigue siendo muy importante, incluso en países de larga tradición democrática como EE UU. Y este es el gran mensaje de esta genial sátira de Kubrick.

Quiero destacar, no solo la excepcional dirección del maestro Kubrick que nunca defrauda, sino las maravillosas interpretaciones de Peter Seller sobre todo (que interpreta dos papeles simultáneamente) y también a George S. Scott entre otros. Sin olvidar la irónica y magnífica música de Laurie Johnson emulando el género western, la estupenda fotografía de Gilbert Taylor y el excelente guión de Kubrick, Southern y George basado en una novela del propio Peter George.

Tampoco hay que olvidar que esta película está rodada en 1964, en plena guerra fría, lo cual que hace más meritorio a Kubrick, que fue capaz de satirizar con un tema archicandente y sensible en aquellos entonces. Y lo hace al modo más surrealista y ácido posible, sin dejar títere con cabeza, desde los militares locos, pasando por un Presidente norteamericano medio cretino, siguiendo por la diplomacia rusa con sus afanes de espionaje constantes, el presidente ruso borracho de vodka como una cuba o el científico nazi afincado en América. Todo un sainete con una interpretación coral memorable y un mensaje ineludible, aun en los tiempos que corren.
7
14 de diciembre de 2013 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante sátira sobre la locura armamentística a la que dio lugar la Guerra Fría y el grado de paranoia al que llegaron ambos países.

Hay que reconocerle a Kubrick la valentía de rodar una película de estas características en dicho momento, ridiculizando a los líderes políticos y militares tanto de EEUU como de la Unión Soviética.

Tras una primera parte del film enorme, llena de personajes estrafalarios (antológicas interpretaciones de George C. Scott y Sterling Hayden) y momentos magistrales (el gabinete de crisis en el Pentágono o las llamadas de teléfono entre los presidentes de EEUU y la URRS), la película cae en una repetición de esquemas, un abuso de secuencias aéreas que paralizan en exceso el desarrollo de la trama y un final demasiado abrupto que podría haber dado más de si. Quizás un poco más de metraje habría ayudado en este último punto ya que uno tiene la sensación al acabar de visionarla, de que esta ha ido claramente de más a menos.

En cuanto a Peter Sellers, se ha de mencionar que interpreta hasta tres personajes, aunque con resultados bastante distantes. Genial como el capitán Lionel Mandrake y el presidente norteamericano. Sobreactuado en exceso como el Dr. Strangelove.

En definitiva, buena película, notable en ocasiones pero que se queda a medio camino de convertirse en algo memorable.
8
1 de febrero de 2014 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Consciente de que desde “Senderos de Gloria” (Paths of Glory, 1957) pasando por “Espartaco” (1960), hasta llegar a la escandalosa y nabokoviana “Lolita” (1962) el nombre de Stanley Kubrick podía incomodar los círculos ideológicamente conservadores de mayor parte de los Estados Unidos e Inglaterra, éste país el último refugio de trabajo de alguien tan profesional como él que no había llegado a la consideración de mito, y que todavía no se había molestado en dar el dedo en la llaga en las esferas del poder político y militar, molestamente incomodas en esos años en que el mundo se dividía en dos poderosos y destructivos bloques y que la Crisis de los Misiles ya había demostrado ser un claro ejemplo de que Estados Unidos y la Unión Soviética estaban jugando a una peligrosa partida de ajedrez a espaldas del resto de países.

El director de “Barry Lyndon” (1975) echó cartas al asunto parodiando de un modo tan ácido como incorregible lo que se puede incurrir en un error fatal cuando varios bombarderos B-52 son enviados para atacar diferentes bases operativas soviéticas sin que nadie del Pentágono pueda controlar la situación, debido a que un enloquecido general norteamericano (interpretado brillantemente por Sterling Hayden) llamado Jack Ripper (en alusión irónica a Jack el Destripador) declara su base militar en Estado de Alerta acusando a los rusos de envenenar las aguas de medio mundo. Esa situación solo es la mecha que va encender toda una mar de situaciones rocambolescas en lo que la burocracia (tomada con un gran sentido del humor, especialmente las conversaciones del Presidente de los Estados Unidos con su homólogo ruso como si el vecino de la casa de al lado se tratara) no lo es todo y el mundo, evidentemente pende de un hilo.

Peter Sellers interpretó a tres de los personajes principales de la película: el capitán Mandrake (que asiste sorprendido como una máquina de coca-cola acribillada a tiros puede decidir una llamada telefónica que, de esta, puede depender el destino de la humanidad); al mismo Presidente norteamericano y al histriónico Doctor Strangelove, poseído por una doble personalidad como simpatizante de la Alemania nazi en estado de transitoria excitación.

Kubrick volvió a provocar nuevamente con un irónico mensaje antibelicista y, por tanto, no exento de polémica aunque la comedia se adueña de una situación terriblemente dramática como es de poner el orden mundial en las manos de cuatro incompetentes políticos y militares así como su incapacidad de resolver los peligros de los conflictos globales. Ironía no le falta, misiles con mensajes de amor como “Hi, John!” y “I´m Here” o como un cartel en que se lee “La Paz es nuestra profesión” mientras el ejército asalta a tiros su propia base.
10
8 de febrero de 2014 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cosas más impactantes de esta película no tiene nada que ver con su factura, excelente guión, muy buenas interpretaciones, ritmo trepidante, etc. si no con el hecho que, las situaciones absurdas, esquizofrénicas y delirantes que describe la película eran más reales y pausibles de lo que en su día llegó a imaginarse cualquier espectador.
10
24 de febrero de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran obra maestra de Kubrick y Peter Sellers, una de las mejores parejas artísticas de la historia del cine. Una película absolutamente maravillosa, divertida, ácida, aguda en sus reflexiones y llena de contenido y de entretenimiento. Lo que viene a ser una película prácticamente perfecta.

Lo mejor: Todo
Lo peor: Nada
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