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Los miserables

Musical. Drama. Romance El expresidiario Jean Valjean (Hugh Jackman) es perseguido durante décadas por el despiadado policía Javert (Russell Crowe). Cuando Valjean decide hacerse cargo de Cosette, la pequeña hija de Fantine (Anne Hathaway), sus vidas cambiarán para siempre. Adaptación cinematográfica del famoso musical 'Les miserables' de Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil, basado a su vez en la novela homónima de Victor Hugo. (FILMAFFINITY)
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8
26 de diciembre de 2012 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todo tipo son las críticas que ha suscitado la adaptación cinematográfica de “Los Miserables”. Probablemente esto suceda por las pasiones y reticencias que provoca el género musical. En este sentido diré que soy un seguidor de este género y “Los Miserables” es el musical por excelencia. El film no olvida esto y es de advertir que los diálogos escasean y que unas canciones se encadenan a otras durante cerca de tres horas, acompañando a toda clase de situaciones (si, es un musical y cuando se mueren cantan). Pero que nadie olvide que cada revolución ha tenido su música y son tiempos para revolución.
El film cuenta con todos los ingredientes para ser una buena película; aunque estos ingredientes a veces parecen olvidar ese cometido y parece que sólo claman el Oscar. Vaticino que será una buena nominada en diferentes categorías, pero que será uno de los grandes fracasos. Pienso que Hooper podía haber explotado más la obra de Victor Hugo y su posterior adaptación musical. No hubiera estado de más que hubiera tenido en cuenta que, en ocasiones, menos es más.
Con respecto al reparto he de decir que me sorprendió el duelo entre Jackman y Crowe. Este último, considero que es el personaje más psicologicamente conseguido; estando muy bien plasmada su confrontación interna. Hathaway aparece poco, pero el dramatismo de su papel hace su aparición intensa. Es una suerte para esta actriz que le haya tocado interpretar el emblemático “I dreamed a dream”. Los jóvenes Amanda Seyfried y Eddice Redmayne tal vez fueron los que más fríos me dejaron, pero igual me pasó en la novela, no terminándome de encajar ciertas pasteladas en un contexto tan precario y revolucionario (amar en tiempos revueltos). Curiosamente, es una actuación del este joven actor la que más me llegó; la canción del mesón hacia el final del film junto a las parisinas limpiando la sangre de las calles (escena que recuerda ligeramente a las tramoyistas de Mouling Rouge y su “The Show must go on”). Los secundarios tal vez sean de lo mejor de la película; como el pequeño, el cura o el sorprendente Sacha Baron Cohen.
Buena fotografía, salvando a veces un evidente cartón-piedra. Movimientos excesivos de cámara y primeros planos a mansalva.
Si te gustan los musicales no te defraudará, es EL MUSICAL. De no ser así, es para pensárselo. Me pregunto si me encantó en la medida en que me apasiona Victor Hugo y su adaptación musical en el teatro fue una de las mejores experiencias de me vida, o porque realmente la película es buena. Es algo que necesito reflexionar, aunque algo me dice que la predisposición fue muy importante. Si tienen oportunidad, no se la pierdan en el teatro.
8
27 de diciembre de 2012 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuperando terreno

Como ya entredije, este año hemos presenciado la reaparición del buen cine comercial con dos remarcables superproducciones: Los Vengadores y La vida de Pi. Ambas piezas cubrieron un importante hueco genérico en el campo comercial, existente desde hacia varios años. Siendo igualmente la película que nos ocupa una brillante superproducción genérica comercial, tratemos de buscar el lugar al que corresponde junto a las otras dos. Empecemos por situar a las primeras.

Con el trabajo de Whedon descubrimos una nueva fórmula comercial de puro entretenimiento gratuito. Allí estaban sus secuencias de acción, sus gamberradas y sus chistes auto-paródicos. Así fue cómo reconquistamos el espacio del que años atrás fueron expulsadas franquicias como Star Wars o Indiana Jones: personajes poco profundos pero bien caracterizados, trama superficial pero bien construida y una relación cómica, aunque no por ello ingenua, entre película y espectador.

Por lo que respeta a La vida de Pi, fuimos testigos de un nuevo estilo de “aventura existencial”. La metafísica y la reflexión trascendental volvieron a formar parte de la cartelera comercial, como pasara años atrás gracias a Forest Gump, Contact o El paciente inglés. Bien pues, hemos reencontrado el entretenimiento y la reflexión. ¿Nada más? Pues lo cierto es que aun queda espacio para un estilo comercial perdido, y aquí es donde entra en acción Los Miserables de Tom Hooper. Y no me refiero al género musical.

Superproducción y personajes

Digámoslo nada más empezar: hacía años que no descubría una superproducción de anchas dimensiones tan cercana a sus personajes como la que nos ocupa. La relación entre estos y su entorno está dibujada con tanta minuciosidad como profunda es su personalidad. A ello contribuye la magnífica puesta en escena, que en cada número musical actúa según lo convenido: increíblemente ágil cuando la situación lo requiere y estática y modesta en los momentos íntimos. En estos últimos, además, Tom Hooper se acerca sin miedo a los protagonistas y nos deleita con su magnifica dirección de actores, que es tan espectacular que las emociones casi adquieren vida propia. Es en parte gracias a ella que la construcción de cada personalidad cubre todos los detalles; desde el carácter y forma de actuar hasta las vivencias personales de cada uno.

Música e imagen

El director de El discurso del Rey, al parecer más arriesgado de lo que cabía esperar, ha decidido adaptar el musical sin hacer trampa: en su película apenas existen cuatro frases mal contadas que se pronuncien sin cántico alguno. De este modo construye un lenguaje uniforme mediante el cual se expresa toda la narración, salvando así el salto inverosímil del diálogo hablado a la canción, algo que ha traído problemas a más de una película. Además, ello dota a la película de un tempo excepcional perfectamente complementado con la imagen, resultando del experimento un ambiente único y compacto que reinventa el concepto del musical.

La recreación histórica está compuesta por breves pinceladas que aúnan a la perfección dinamismo y caracterización. En definitiva, arte en estado puro. Hooper construye los espacios con soltura y dinamismo, y a pesar de la larga durada de su trabajo este no resulta repetitivo, puesto que todo tiene su función.

Nueva reconquista

La puesta en escena consigue un grado de realismo sorprendente al mismo tiempo que conserva su condición poética. El montaje desordenado encaja maravillosamente con el caos callejero y las desigualdades sociales que se nos muestran. Pero en esta producción hay sobre todo dos aspectos que, en parte por ir de la mano, destacan como en ninguna otra y la desmarcan de los dos títulos mencionados en el inicio (Los Vengadores y La vida de Pi): su carácter de superproducción de época y el peso ya mencionado de sus personajes. Estos últimos, como hemos dicho, están cuidados hasta el último detalle y ello incluye su clase social, que es, en el fondo, la que determina su conducta. Y este es el verdadero tema de la película.

Pues ahí lo tenemos. El estreno del último trabajo de Tom Hooper supone la reconquista de un territorio perdido mucho antes que la aventura y la reflexión existencial: el drama social. Gracias a Los Miserables, que hace convivir con perfecta armonía el respeto hacia lo clásico y la introducción de nuevos estilos narrativos (camera en mano constante, mucha proximidad con los actores, montaje desordenado), volvemos a tener en nuestras pantallas una fantástica superproducción profunda y nada conformista dirigida al gran público, como las tuvo nuestra anterior generación gracias a Las amistades peligrosas, Amadeus o La misión.
8
27 de diciembre de 2012 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La virtud y el defecto de 'Los Miserables' radica en la misma causa. Esta película no es una adaptación del clásico musical llevada al cine, sino que es una RÉPLICA EXACTA. Algo que le hace tener muchísimas cosas buenas, pero también alguna que otra mala. No obstante salí de la sala con la sensación de haber visto una maravilla del séptimo arte, una de esas películas que llegan para dejar huella y ganar peso con el paso de los años.

Comenzaré hablando de los actores, que son a mi parecer, la parte más destacada del film. No hay palabras para describir la actuación de Anne Hathaway, la actriz ha hecho el papel de su vida y eso que no aparece demasiado tiempo en pantalla. Hugh Jackman también se sale, jamás imaginé que sería capaz de dar vida a Jean Valjean de esta forma. Otra actriz que también está impresionante es Samantha Barks, una intérprete a la que se le notan las tablas después de haber interpretado el mismo personaje de Éponine sobre el escenario. Amanda Seyfred, Eddie Redmayne y Aaron Tveit (solo con verle entiendes por qué Daniel Diges interpretó a Enjolras en España) cumplen con creces. Y qué decir de Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter... Después de haber visto el musical en el teatro sabía lo que se avecinaba por parte de ellos, y esperaba con ansias verlos interpretar a los Thénardier, un alocado matrimonio de ladronzuelos que pone la nota cómica a este drama; estos personajes les van como anillo al dedo. El que flojea un poco quizá, es Russell Crowe, que si bien ofrece una soberbia interpretación a nivel vocal está bastante limitado; 'Estrellas', su canción en solitario y uno de los temas principales del musical, se queda a medio gas.

Bien es cierto que el apartado técnico no es perfecto. Te da una de cal y otra de arena. Se nota que hay mucho trabajo detrás, pero hay ciertos momentos en los que la cámara se mueve demasiado. También hay algunos planos que se muestran tan rápido que al espectador no da tiempo a entender con claridad. Otra cosa que tampoco entiendo es que sea prácticamente todo cantado. Tom Hooper peca de ser demasiado fiel al musical de Broadway y no ha tenido demasiado en cuenta que esto puede hacer que se vuelva algo pesada en ciertos momentos.

En cuanto a la comparación con la novela de Víctor Hugo, es lógico que se hayan comido montones de personajes, escenas y tramas secundarias. El libro da para hacer una serie de televisión entera. Para que se hagan una idea los que no lo han leído, Jean Valjean apareció de forma tímida en mi segundo día de lectura, y hasta entonces el protagonismo lo había acaparado el obispo al que se ve de forma breve en el inicio del film. En cualquier caso hay tener en cuenta que esta película no es una adaptación directa de la novela.

En conclusión, he de decir que merece la pena ver 'Los Miserables'. Quizá no sea el cine al que estamos acostumbrados pero es cine al fin y al cabo. Y si quieres ver un buen intento de arte y entretenimiento juntos en la gran pantalla, no te la puedes perder.


Lo mejor:
-Anne Hathaway. Es imposible no sentir algo por dentro al verla actuar. A mí me ha dejado sin palabras.
-La puesta en escena es todo un espectáculo.
-Las escenas relacionadas con la Revolución son emotivas, están muy logradas y a uno le hacen pensar a tenor de los tiempos que corren.

Lo peor:
-Los personajes prácticamente no hablan, y si en el teatro esto funciona, en el cine no tanto.
-Algunos aspectos técnicos dejan que desear.
-Russell Crowe actúa mejor que canta, y en este caso las dos cosas son igual de importantes
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hasta la escena final en la que reaparece Fantine (Hathaway) para llevarse a Jean Valjean al otro mundo es clavada a la del musical. Desde luego que a Tom Hooper no se le puede acusar no haber sido fiel a la obra en la que se basa.

Esperaba que la película atara algunos cabos sueltos que dejó el clásico musical. El niño Gavroche, por ejemplo, es hijo de los Thénardier y hermano de Éponine, algo que ni se menciona; además tienen otra hija que se llama Azelma. También la actitud de Marius está muy marcada por la búsqueda de la persona que salvó a su padre en la batalla de Waterloo, y se lleva un buen chasco cuando descubre que esa obra de caridad no fue más que la casualidad de que un ladrón (Thénardier) se encontrara a un hombre vivo mientras desvalijaba cadáveres; la escena del final en la que estos dos personajes discuten se hubiera entendido mejor con este dato. Por no hablar de la bonita historia de Enjolras y Grantaire (el revolucionario borrachín), a la que el ejército francés le da un triste final que sí aparece en la película pero que no termina de entenderse.
8
28 de diciembre de 2012 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que reconocer que he retrasado ver esta película. Y lo he hecho porque una de mis novelas preferidas, que he leído mil y una vez es precisamente la obra maestra de Victor Hugo. Es más, te voy a hacer una confesión: incluso he evitado ir al musical varias veces por no quitarme la imagen que tenía en la cabeza de la historia. Aunque he visto varias adaptaciones audiovisuales, tanto en cine como en TV, de este clásico -la última dirigida por Billie August, con Liam Neeson y Geoffrey Rush, excelente- ninguna me ha hecho estremecerme como el texto original. Quizás por ese miedo he prolongado la espera, pero, claro, es una de las películas inevitables de estas fechas. Y en el fondo, por qué no decirlo, a la vez sentía una malsana curiosidad por ver qué habían hecho. Mucho más cuando he escuchado opiniones encontradas sobre el film, que por un lado lo encumbran, y por el otro lo vilipendian.

Con esa ambivalencia y algunos comentarios malsanos (como decir que Russell Crowe estaba como para ahorcarlo cantando, o que la interpretación de Hugh Jackman era de lo más blandengue...) empecé a ver un musical costeadísimo (61 millones de dólares, aunque ya lleva recaudados más de 71 en todo el mundo...) filmado en Francia, Inglaterra y con unos decorados impresionantes... que no me hacía entrar en la historia. Me explico: hacer un musical en cine, es peligrosísimo. Si encima, es un musical dramático, entonces el riesgo es abismal. Es riesgo nace de que el cine, desarrollado a lo largo del siglo XX, ha desarrollado un lenguaje propio en torno al género musical, en el que A) los números musicales se salpican en la historia y B) no interfieren en el desarrollo de la misma historia. Solo algunos títulos contados como "All That Jazz" o "Cabaret" consiguen trastocar ese lenguaje, a costa de manipular la teatralidad de manera exagerada, haciendo un pacto con el espectador desde el principio de la historia y generando un lenguaje nuevo. El problema de esta grandiosa película es que mezcla de una manera arbitraria los dos lenguajes: por un lado los textos hablados y por otro, las canciones y los números musicales. De esta forma, hay momentos en los que nos preguntamos ¿por qué se ponen a cantar? y otros en los que nos preguntamos ¿y ahora por qué hablan? Ese es el mayor lastre del film, que no consigue encajar la teatralidad necesaria de un musical -y que estaba presente en clásicos del género como "Jesucristo Superstar", que también venía de las tablas del teatro- con la fastuosa realidad que le ha dado la gran superproducción. Es más, incluso diría que una menor producción, unos escenarios más "falsos", habrían servido mucho más a la película.

Aún así, los números musicales son tan excelentes, tan bonitos, tan enternecedores, que llega un momento en que se olvidan todos esos condicionantes y uno termina por dejarse imbuir de la magia de esta historia inmortal, que desmenuza como pocas el alma humana: un expresidiario, Jean Valjean, consigue reinventarse a sí mismo como un próspero hombre de negocios, aunque rompe su libertad condicional y adquiere otra identidad. Sus problemas empezarán cuando llegue al pueblo donde ahora es alcalde Javert, un prefecto de policía que le conoció cuando estaba en la cárcel. A partir de entonces comenzará una cacería sin cuartel mientras que Valjean jura a una de sus trabajadoras que cuidará de la hija que va a dejar huérfana... Estos pocos retazos argumentales no pueden en absoluto dar la idea de la grandiosidad del texto, que toca lo más profundo de los sentimientos de cualquier mortal: envidia, amor, celos, grandeza, generosidad, humildad, entrega, pasión, amor... un auténtico caudal inagotable de emociones que se trasladan en muchos momentos del film a través de unas canciones memorables que ya están en el inconsciente colectivo de todos, y que están ejemplarmente interpretadas por todos los actores del film. Lo evidente es lo evidente, y Anne Hathaway es quizás la que más sorprende con su preciosa voz, y su desgarradora interpretación de la frágil Fantine. Y por supuesto, me esperaba el auténtico tour de force que hace Hugh Jackman, a sabiendas que era un gran cantante, bailarín y showman. Pero quizás el que más me haya sorprendido haya sido Russell Crowe. ¿Que desmerece a los demás? ¡¡Para nada!! Si Jackman tiene voz de tenor, Crowe tiene voz de barítono, y es precisamente lo que requiere su oscura versión de Javert. Alguien obstinado, abyecto, inmisericorde, con una capacidad infinita para odiar, para la destrucción.
(SIGUE EN SPOILER SIN SPOILER POR FALTA DE ESPACIO)
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spoiler:
Otro elemento negativo a la hora de ver esta monumental -más de dos horas y media de duración- cinta es el cambio de registro: igual que a la hora de cambiar de hablar a cantar hay un bache a veces incomprensible -como ya digo, sin respetar las reglas tácitas del género, y sin establecer regla alguna al respecto, sino "cuando toca"- tampoco encajan las versiones humorísticas de los posaderos Thenardier, interpretados por Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter. Primero porque en el texto original no son los bufones que se plantean, sino unos personajes realmente diabólicos, tremendos, brutales, egoístas y salvajes. Nada divertido, vamos. Y segundo, porque quizás este registro funcione en un teatro, pero aquí en la gran pantalla, en medio del dramón que nos están contando, no pega ni con cola.

Aún así, tengo que decir que me emocioné muchísimo con casi todos los números musicales. Si, lo confieso, lloré en varios momentos de la película, me conmovió como me conmueve la obra de Victor Hugo. Pero reconozco que no es para nada una película fácil y que tiene momentos que te sacan de la historia. Deberían haber tomado por la calle del medio y hacer una adaptación más teatral, más literal de la obra que lleva décadas triunfando por todos los teatros del mundo. Esa "transformación" al cine no ha estado del todo fina, porque que no perdamos el norte: la película no se basa en la novela, sino en la obra de teatro en la que se basa la novela. Parece un trabalenguas, pero si lo piensas dos veces, se encuentran muchas de las claves para ver esta cinta, que de todas formas, es una de las mejores apuestas en las pantallas navideñas de 2012. Simplemente por el desenlace final, o por las canciones clásicas del musical llevadas a la pantalla, ya merece la pena ver esta grandiosa puesta en escena, inmejorable.
10
30 de diciembre de 2012 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
''Una pelicula larga...a veces se hace pesada..es mejor verla en el salón de casa ya que puedes levantarte y descansar un poco''. Estos eran una serie de prejuicios a los que me enfrentaba antes de ver la película y que desde aqui querría dementir; incluso al hombre que estaba pegando bostezos y no paraba de moverse a lo largo de esta.

Me gustaría comentar diferentes aspectos de la película que son fundamentales para que una película se considere Obra Maestra desde mi humilde opinión y que creo que esta película reune.

Un reparto espectacular sin lugar a duda. Hugh Jackman hace un trabajo explédido, de hecho a mi parecer de los mejores. Hace que el sufrimiento que pasa el protagonista y las ganas de cambio y de intentar ayudar consigan pasar la pantalla y plantearnos a nosotros mismos si de verdad hacemos todo lo que está e nuestra mano por ayudar. Pero sin lugar a dudas la mejor interpretación es la que hace Anna Hathaway. Esa madre desolada y llena de desesperación hace que incluso me sintiera la angustia a mi de...jope no puedo hacer nada por Cosette? La expresción del rostro y el momento de la película cuando canta sola hace que se pongan los pelos de punta.

Después el papel de Amanda y Eddie completan el reparto y hacen que la obra sea completa sin dejar a una lado a la maravillosa Helena Boonham carter que da ese toque de humor a una pelicula para no parar de llorar.

La primera parte de la pelúcla debo reconocer que me resulto chocante. CAmbios de plano muy rápidos y primerisimos planos hacen que, junto con el escenario desolado, creen un estilo y un ambiente sobrio, grotesco incluso para mi, momentos que podría decir que me resultaron agobiantes; llegandome a recordar al estilo típico de Tim Burton (el claro ejemplo es la escena de la taberna)

la música, la historia, el reparto y el ambiente hacen que sea una película de sobre saliente, de 10...UNA OBRA MAESTRA.
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