Otras estrellas no sé, pero Arnold Schwarzenegger no es de esa clase de tipos que no vuelven a levantarse después de pegársela, y más acudiendo a su rescate al auténtico Rey Midas de la taquilla -no hablo de la cantidad de películas sino del impacto del pelotazo, en lo primero ganaría Steven Spielberg-.
James Cameron se sube, por primera y última vez, al carro (perdón, al caza) de las comedias de acción partiendo de un clásico olvidado francófono -cuna del género- sin salirse de la línea de lo esperable, pero engordándola a saco y adobándola, es decir, a lo Cameron.
Arnie es el héroe de acción de los que demanda el cine de acción, atrapado entre la espada (del plomo) y la pared de los sets bailongos y actioners que se repartían Tia Carrere y Jamie Lee Curtis (Curtis se lleva la palma en ambos casos, especialmente en lo de bailar), lógicas continuadoras del legado de típas duras presentes en la filmografía de Cameron.
Tampoco hay comedias de acción sin un terrorista más malo que la quina (Art Malik) y una chica en apuros -tanto dentro como fuera de la pantalla, Eliza Dushku, agredida sexualmente cuando solamente tenía 12 años rodaje por un coordinador de especialistas-; y claro está, la nota de apadrinamiento que aporta toda una leyenda, Charlton Heston, dirigiendo la agencia de espionaje de marras.
'Mentiras arriesgadas' (1994, James Cameron) es al 100 % un blockbuster de acción. Al 100 % un blockbuster de espías. Y es ante todo un blockbuster de James Cameron inconfundiblemente suyo.

La frase: ¡Hijo de puta! Habló con él 2 minutos y ya quiere ser la madre de sus hijos.

La actuación: Jamie Lee Curtiss siempre convincente, cambiante, versátil, atractiva.

La escena: Arnold (bueno, su doble que por cierto casi se parte la crisma haciendo esa escena) cabalgando en el lobby de un lujoso hotel tras la moto del villano y el final donde el caballo le dice…ah ah..que salte tu tia…

El momentazo: Un Bill Paxton interpretando al peor “looser” de la historia.

Si se junta a James Cameron (con su cheque de 100 millones de dólares) y a Arnold Schwarzenegger no puede resultar otra cosa que algo explosivo, salvaje, excesivo…y ¿por qué no? entretenido. “True Lies” es una película de acción (en todo el sentido de la palabra) cuya puesta en escena es espectacular (aviones Harrier despegando del viaducto de los Cayos de la Florida, bombas atómicas, helicópteros ametrallando edificios, maniobras suicidas en inmensas torres o a lomos de un avión, un montón de malotes (árabes por supuesto) armados hasta los dientes enfrentándose al super héroe americano que además va acompañado de su atractiva y locachona mujer, escenas donde una pistolita acaba con 20 malotes que vienen armados de metralletas (y que saben usarlas, no es que se les amartillen vaya). Los malos además son personajes atractivos y con carácter y fuerza, (un Art Malik, pakistaní muy solicitado para papeles orientales, “Pasaje a la India”, “The living Dayligths” de la saga James Bond, un corto pero estupendo papel, además de una impresionante carrera en la TV inglesa), o una Tia Carrere (Hawaiana de apellido portugués y nacionalidad estadounidense, la villana atractiva, lista y malvada, pero no nos apresuremos a etiquetarla, también ha tenido películas con papeles serios como la inteligente Jingo Asakuma en “Sol Naciente”).

La actuación es buena, desde la siempre atractiva Jamie Lee Curtiss que sale casi tan guapa como en “De mendigo a millonario” y que nos convence de su doble personalidad hasta el bueno de Arnold que con su cara de palo y sus movimientos torpes acaba ganándose a su público que lo adora y que ya superó la cifra de 100 películas, algunas francamente bien posicionadas (Las 2 de “Terminator”, “Desafio Total”, “Depredador”) un éxito en parte debido a que sabe reírse de si mismo y a pesar de ser el peor bailador de tango del universo (Al Pacino se habrá caído de la silla de la risa al verlo bailar “Por una cabeza”).

Espectador, no esperes ver algo lógico o congruente, tampoco algo muy artístico o que te haga reflexionar, espera acción a lo bestia y entretenimiento sencillo y lo obtendrás.

“Mentiras arriesgadas” constituye un pequeño borrón en mi impecable hoja de servicios cinéfila. Me explico. Habitualmente intento por todos los medios esquivar mediocridades como la que hoy nos ocupa y reservar la gran pantalla para productos de cierta calidad. Desgraciadamente, uno no siempre puede salir victorioso. La última vez que se produjo un accidente de estas características en un patio de butacas yo aún era muy joven y tenía poderosas razones.

Mi amigo Nacho acababa de romper una relación cercana a ocho años con Montse, su novia, y lógicamente, necesitaba salir y distraerse. Contumaz seguidor de Stallone, Van Damme, Schwarzenegger y demás, Nacho me convenció una tarde para ir a ver “Mentiras arriesgadas”. Obviamente no quise llevarle la contraria y, una vez en el interior del cine, me limité a arrellanarme en la butaca con el propósito de, una vez franqueados los primeros minutos, echar un sueñecito reparador. Sin embargo, de golpe y porrazo, la presencia de Jamie Lee Curtis me desveló. La larguirucha y asexuada esposa de Arnie en la peli empezó a despojarse frenéticamente de su vestimenta hasta quedarse ataviada con lencería de auténtico infarto. Inmediatamente comprendí la metamorfosis de Kafka, la transformación de los capullos en mariposas, la transfiguración de la Virgen y todo eso. El resto os lo podéis imaginar: pulsaciones a cien, respiración entrecortada, pupilas dilatadas, vello de punta y sudor frío. Mi pudor natural me impide explayarme como uno que nunca cena pero digamos que empatizo completamente con la euforia genital que le suscitaba a Castigado la contemplación del culamen de la Kozlowski en “Cocodrilo Dundee”.

Al salir del cine Nacho y yo fuimos a tomarnos unas cañas. Mi amiguete parecía haber recuperado la sonrisa y mientras glosaba atropelladamente las explosiones, persecuciones y demás fantasmadas de la peli yo hacía como que le escuchaba pero no podía quitarme ese cuerpazo de la mente. A fin de cuentas, la peli no había estado tan mal.

Divertida y diferente película de James Cameron que realizó su parodia sobre el cine de espías con un acertado Schwarzenegger. El film conjuga estupendamente la comedia con grandes dosis de acción, convirtiéndose en todo un espectáculo muy entretenido que en ningún momento renuncia al exceso que tanto le gusta al director canadiense. Yo pienso que gran parte del mérito está (a parte de Cameron) en el acertado reparto entre los que destacaría al dúo femenino Curtis-Carrere, Bill Paxton o el malo, que se toma tan en serio su papel que resulta más cómico aún. Un film arriesgado dentro del cine habitual de Cameron y una de sus propuestas más originales.

Divertida,trepidante y ante todo bien realizada (como no) por esta pelicula no pasa el tiempo . Otro ejemplo de perfecta colaboracion entre Arnold y el Rey del mundo. No conozco a nadie que no se haya divertido con ella.