Por encima de todo se trata de un grandioso espectáculo visual que solo el cine USA es capaz de engendrar. El director del film ha tenido un montón de dinero para gastar, y ha fabricado un producto espectacular, electrizante y repleto de pura acción que deja sin aliento al espectador, con unas increíbles secuencias de un gran realismo y con imágenes espectaculares a lo largo de todo el metraje.
Para entender toda la grandiosidad que nos propone la película, tendríamos que visionar las secuelas anteriores. Sin los conocimientos previos de los personajes, andaremos sumamente perdidos con unas tramas más bien incomprensibles para el espectador que desee incorpararse a la saga con esta película.
De todas maneras, muy recomendable.

Bienvenidos a la secuela de la precuela que tenía tintes de reboot y que se basa en los viajes en el tiempo, presente y futuro, para desarrollar su trama.

Quitando de la mente lo estúpido y poco imaginativo que puede sonar todo esto, y que refleja la poca inspiración a la hora de crear algo nuevo que sufre la industria desde hace unos pocos años, esta entrega de los mutantes más famosos del mundo del cómic supera con creces aquella algo irregular película llamada Primera Generación.

Y la supera por ser bastante más amena de cara al espectador, ofreciendo una acción mucho más sabrosa y a la vez mucho más inteligente que se traduce en unos mejores estándares de calidad cinematográfica. Los actores además continúan madurando sus personajes y la dupla McAvoy-Fassbender sigue gozando de especial química. Sigue sin convencerme Jennifer Lawrence pero tampoco es que lo haga mal en esta película.

Quizás un poco extensa en metraje pero también favorece su vertiente épica. De hecho una de las cosas que eché en falta en la primera película fueron esos momentos de intensidad que quedaban algo diluidos. En esta ocasión la película no sólo es un placer visual y un portento técnico, por lo que lleva muy bien la cohesión entre el espectador más palomitero y aquél que pretende bucear en estas películas para encontrar algo que le interese.

Tiene sus partes malas pero es sin duda un buen camino a seguir para la saga.

Otra vuelta de tuerca más al mundo de los mutantes con cierto carácter introspectivo. La amenaza de la continuidad de su especie provoca un inesperado incentivo entre quienes estaban enfrentados y trae consigo algo que parecía imposible: juntar a dos viejos enemigos como Magneto y el Profesor X en la lucha conjunta por un bien común. De la mano del más icónico de los mutantes (Lobezno) asistimos a un tortuoso pero esperanzador viaje por el tiempo en el que encontramos respuestas y soluciones. Precisamente, ese retorno al pasado es el vehículo conductor de las alianzas entre enemigos irreconciliables para luchar contra un mismo enemigo en una batalla épica que resulta muy entretenida para el espectador.
Bryan Singer se vuelve a poner al frente de la nave y nos da todo un espectáculo tridimensional en la mejor “X-Men” de toda la saga hasta la fecha.

La 20th Century Fox no pudo tomar una mejor decisión que encargar a Bryan Singer la nueva entrega de X-Men. La que, dicho sea de paso, habrá de reconciliar a la fanaticada indignada por la horripilante The Last Stand (2006), del inefable Brett Ratner, y tiende un sano puente de contacto entre la solidez de X-Men y X2 y el universo narrativo de First Class. Vamos, que ahora hasta se ha justificado el spin-off de Wolverine.

A todo esto ha contribuido la destreza de Bryan Singer y su equipo, tanto a la hora de adaptar el guión como de disponer los elementos técnicos y humanos en pantalla. X-Men: Days of Future Past no sólo es una dignísima película de acción, sino un interesante ejercicio de profundización dramática, no exenta de ciertos fallos argumentales (como todo el cine de acción hoy en día) pero que deja un buen sabor de boca en todos los sentidos. Comenzando por el visual. El prólogo con el que arranca el filme, narrado en off por Patrick Stewart, expone de manera perfecta la atmósfera opresiva y obscura de la cinta: de hecho su estética remite a obras cumbre de la mejor ciencia ficción post-apocalíptica, como Terminator o Alien, con planos panorámicos donde se muestran tres cosas básicas: desolación, muertos y máquinas, al tiempo que Stewart nos brinda detalles del nudo argumental que desata la trama. Singer conoce su oficio.

Todo en Days of Future Past embona. El cuidado puesto en la confección del guión es evidente. Luis Reséndiz ofrece un ejemplo concreto en el blog de cine de Letras Libres (http://www.letraslibres.com/blogs/en-pantalla/x-men-days-future-past), aduciendo a las razones por las que el profesor Xavier, en su versión juvenil encarnada por James McAvoy, camina, cuando le habíamos visto perder la movilidad en Last Stand. Singer resuelve la situación no sólo de manera elegante, sino que su respuesta refuerza la intensidad dramática del filme. La atención en el detalle es, si cabe, igual de impecable en los aspectos de producción. El arte de la cinta recrea de manera perfecta la década de 1960, a la vez que le impone ubicuidad al futuro. Dado que los centinelas destruyen todo a su paso, ¿qué más da dónde se encuentre el escuadrón X?

La parsimonia e interés puesto en el desarrollo de los personajes muestra la madurez de un producto que por poco se despeña con la intervención de Rattner, los tópicos del filme lo acercan, como decíamos, a la ciencia ficción de manera por demás satisfactoria, pero quizá el logro más gratificante sea que las escenas de acción están filmadas con una coherencia inusual en el cine comercial de nuestros tiempos. Dos ejemplos: la espectacular secuencia en que Quicksilver resuelve una comprometedora situación en la irrupción en el Pentágono para rescatar a Magneto, filmada a 3600 cuadros por segundo, no sólo representa un brillantísimo recurso narrativo, sino que además se da el lujo de agregar humor. En otro momento de la película, Erik intenta abatir a Raven durante la firma de los acuerdos de paz de París de 1973; Singer combina tomas naturales con artificiales, supuestamente captadas desde cámaras aficionadas que se encontraban por ahí: el resultado es satisfactorio porque siempre se entiende qué es lo que está sucediendo a cuadro. Parece una perogrullada, pero es difícil que Hollywood respete el cánon básico de lo que los gringos llaman "story-telling", y que nosotros podríamos traducir como narración.



Apuntar que la solvencia actoral es uniforme probablemente estaría de sobra con un elenco como éste, pero no es así. ¿Cuántas veces no hemos visto repartos multi-millonarios destrozar cualquier cantidad de proyectos? Especial atención merece el dúo James McAvoy-Michael Fassbender, que como en el filme predecesor, componen un vis-a-vis rico en matices y asumen con naturalidad el arco dramático que se abre en torno a su relación con Raven-Mystique, una correcta Jennifer Lawrence, y por supuesto, cómo dejar de destacar a Peter Dinklage; mucho talento en tan poco empaque.

No se equivocaría quien afirmara que Days of Future Past se ha ganado un sitio importante en el cuadro de honor del género de adaptación de cómics de superhéroes. Bryan Singer borra el lastre que le representó la inefable Superman Returns (2006), y coloca su nombre con letras de oro junto a los de Christopher Nolan y Sam Raimi. A Zack Snyder, con todo, le siguen haciendo falta galones. Ya veremos cómo responde Joss Whedon el año que viene con la secuela de Avengers.

Si de verdad uno quiere pasar un buen rato desconectando dejándose llevar por la fantástico y la ciencia ficción que no dude en ver esta película pues en lo que va de año es el espectáculo sonoro visual más espectacular que he visto, merece muy mucho la pena gastarse el dinero en el Cine para verla.
Técnicamente perfecta, su música, FX, maquillaje, escenarios, decorados, coreografías son platos del más exquisito devorador de cómics, fan de la Marvel o seguidor de los X-Men, si los vengadores dejaban el listón muy alto en esto de los FX esperar a ver esta película, más de uno o de una va a alucinar.
Aparte de un apartado técnico memorable, un reparto de actores entregado que siente, vive el personaje y así se lo hace ver al espectador, también se encuentra un guión muy bien pulido repleto de escenas de acción y con un ritmo narrativo brutal donde no faltan las correspondientes historias de los personajes y un sutil toque de drama que consigue que el espectador se sienta atraído por la historia y los personajes.
La historia es buena, muy fácil de seguir gracias a que está fantásticamente explicada y sin querer hacer ningún tipo de spoiler (para disfrutar al máximo del espectáculo) solo digo que tiene un airazo tremendo a Terminator (1984) y que no es nada infantil.
Sin duda ninguna este film es la mejor obra de su director el señor Bryan Singer hasta la fecha, lo digo de buena fe pues si sus anteriores films sobre los X-men me parecieron vulgares y en su trayectoria solo destaca "Sospechosos Habituales" este trabajo es puro caviar al que no se le puede poner ninguna pega en ningún apartado, es una película de "La Patrulla X" (así se llamaban en los cómics que yo leía) pura y mejorada pues suple esas mínimas carencias que pudiese tener X-Men: Primera Generación (2011).
Resulta sin exagerar nada un espectáculo realmente entretenido, divertido, apasionante, en el que Hugh Jackman interpreta al mejor Lobezno que visto hasta la fecha además de estar más que súperfuerte, Jennifer Lawrence maravilla con Mística y Evan Peters va a dar mucho que hablar con su papel de Mercurio (Quicksilver) pues pide a gritos una película propia.
En definitiva "la creme de la creme" como se suele decir, este producto es puro comercio pero se ha ganado todos mis respetos.