Qué buena la sensación de esta película; antes de verla esperaba ver algo que simplemente me entretuviera, pero, además, tiene la capacidad de engancharte, a pesar de ser de dibujos animados.
No para de impresionarte la frescura de la narración y lo alucinante de su estética, de su creación.

Muy recomendable, y no sólo para niños, ni mucho menos.

La comida, un sabor y un aroma como forma de transformar y transformarse, el atávico placer de comer como instrumento de redención; Esta hermosísima película es tan deliciosa, placentera y mágica como esos sabores que desde la niñez nos remiten a la celebración de la vida y traen a primer plano lo mejor de nosotros.
Me recordó en eso a la idea de "La Fiesta de Babette" pero sin el clima de densa melancolía que tenía aquella; Ratatouille me hizo sonreír con dolor de mejillas, a pesar de tener los ojos húmedos de emoción. Consigan un niño como excusa, y VÉANLA.

‘Ratatouille’ es una película que, principalmente, habla acerca de la cocina. Todo lo que envuelve a ésta, el amor y la pasión que mueve. Cualquiera, sea cual sea su origen, puede ser un gran artista, en este caso Chef, nos cuenta Brad Bird. Así es, con mucho empeño y muchísima fortuna, cosa que no sucede siempre, puedes estar ahí.

Eso es lo que debe creer Remy, la rata protagonista del film. Sus andanzas para llegar a ser un gran cocinero son el eje del film. Una casa rural en medio de la nada en la que enamorarse de la cocina. Las alcantarillas francesas. Los bajos fondos de París. La cocina del Gusteau. La complicidad con el chaval patán. Los dilemas morales con sus familiares, la dicotomía rata/persona. El afán por subirse al verde del dólar del pitufo del Chef. Y la supervisión, la crítica de su cocina. El momento cúlmen del film. El crítico saboreando el ratatouille, recordando su niñez a través de él, revolviéndo todos sus sentimientos a través del paladar.

Película menor con vocación de homenaje a la cocina, pero que cala en el espectador. Uno se siente cómplice del sueño de esa rata, Remy. De sus aventuras para demostrar todo su talento. De su lucha por lograrlo. Todo ello en un escenario espectacular, la deslumbrante París. Para los amantes de la cocina, es su gran película. Para el resto, es una buena película de animación con la que emocionarse, con la que identificarse saboreando ese plato que nos trae a la memoria algún momento feliz de nuestra vida. Más que buena.

Lo de menos es lo que se cuente, siempre que se cuente bien y te sumerja en su historia hasta que parezca que la vives. Eso es el cine. Esta película, al igual que los grandes clásicos, es un ejemplo perfecto de este sorprendente hecho. Te divierte, te sorprende, te emociona,... y de pronto, cuando sales de la sala, te das cuenta de que te la has creido por completo, de que por un rato has vivido esa historia con más intensidad que tu propia vida. A eso hay que añadir el increiblemente perfecto remate final; pocas veces he visto resolver con tanta maestría y con tanto encanto una película en el tiempo que dura una canción. La mejor película de Pixar sin duda y una de las tres mejores de Disney junto con La Bella y la Bestia y La Dama y el Vagabundo.

Película entretenida, divertida y espléndida, que tiene como protagonista a una rata; tengo que admitir que la película es bastante original, no presenta diálogos de otro mundo pero conserva escenas de gran esplendor, escenas que me hacen recordar que todavía hay un buen cine en la mente de cada ser humano. “Cualquiera Puede Cocinar” un mensaje emprendedor, un mensaje de nunca rendirse a las dificultades de la vida, nunca rendirse y nunca pensar en experimentar el fracaso de la vida. La película logró sacar mi lado más niño, que cuando la vi me dieron ganas de cocinar me hicieron pensar ¿realmente puedo cocinar? Aun no lo ce, pero me gustaría ser el mayor chef de París, me gustaría abrir mi propio restaurante, me gustaría cocinar como lo hace mi mamá, y me gustaría cocinar como la hace “Remy” gracias Remy por darme el espíritu de ser chef.