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Indiana Jones y el templo de la perdición

Aventuras. Acción 1935. Shanghai. El intrépido arqueólogo Indiana Jones, tras meterse en jaleos en un local nocturno, consigue escapar junto a una bella cantante y su joven acompañante. Tras un accidentado vuelo, los tres acaban en la India, donde intentarán ayudar a los habitantes de un pequeño poblado, cuyos niños han sido raptados. (FILMAFFINITY)
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6
10 de abril de 2018 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estoy comenzando a ver por primera vez en versión íntegra todas las películas de Indiana Jones, fuerte enriquecedora del género aventura que por primera vez ahondaba en aquellos arqueólogos del siglo XX, profesores de historia cuya búsqueda de objetos místicos tenía más de aventuras de caza recompensas que de arqueología.

Indiana es el típico héroe americano. Versado y valiente, siempre dispuesto para nuevos viajes con nuevos acompañantes despliega un aire a investigador arqueológico que es precursor de todas las películas de buscadores de tesoros que vinieron después. Pero es que aquí las cinco estrellas están aseguradas. Tienen la banda sonora, tienen el guión, las escenas de "El templo maldito" están libres de la evástica y la filosofía nazi por una vez, así que el disfrute con los locos de esta secta que quieren instaurar su religión a nivel mundial sacando corazones y tirando a la gente a un río volcánico en la parte de detrás de un castillo medieval indio no frena el hecho de que Indiana tiene nuevas aventuras, frescas y diferentes, acompañado de simpáticas escenas de matrimoniadas con Kate Capshaw y Ke Qua, con lo que las risas están al día. Nada de un guión perfecto o grandes intepretaciones, pero ´si carisma y una digna continuación.
7
20 de marzo de 2020 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Indiana Jones y el Templo Maldito" es una entretenida aunque inferior precuela del instantáneo clásico de aventuras “En Busca del Arca perdida” dirigida y producida nuevamente por el tándem Steven Spielberg y George Lucas. El aventurero arqueólogo Indiana Jones se embarca en la peligrosa misión de recuperar una piedra mágica robada por una tenebrosa secta que practica la esclavitud infantil, la magia negra y los sacrificios humanos a partes iguales en una lejana aldea de la India. Tras el contundente éxito de crítica y taquilla alcanzado por la primera entrega, se aboca en la realización de un segundo film para la trilogía original que Lucas había planeado inicialmente. Sin embargo, decidiría que esta se trata de una precuela ya que no deseaba repetir una trama que tuviera nuevamente a los nazis como villanos. De esta forma, tras concebir varias líneas argumentativas que situaban al intrépido arquéologo en la lejana China descubriendo un valle oculto habitado por dinosaurios, o conociendo al legendario Rey Mono (Sun Wu-Kung), o incluso llevándolo a un castillo embrujado en la inhóspita Escocia, finalmente optaría por tomar la idea central, donde un grupo de sargentos del ejército británico enfrentan a un grupo de seguidores de un siniestro culto a la diosa Kali, durante la ocupación inglesa de la India.

La escena inicial en el Club Obi Wan en Shanghái, el escape en el aeroplano del mafioso chino y la persecución de las vagonetas en los túneles de la mina. Fueron concebidas de tal forma que sirvieran como prólogo para esta cinta y lo llevaran a los principales escenarios del leitmotiv, la aldea ficticia de Maypore, el Palacio de Pankot, el Templo y las minas sucesivamente. Lo anterior no es más que el reflejo del cambio estructural en el desarrollo de la trama: mientras en la primera entrega el personaje protagónico y los secundarios estaban al servicio de un tópico interesante, como era la búsqueda del Arca de la Alianza y la amenaza nazi, en esta segunda entrega es el tópico el que queda al servicio del personaje protagónico, a la par que busca consolidar a Indiana Jones como ícono y mito cinematográfico no sólo del cine de aventuras sino mundial. De esta manera, si Lucas y Spielberg deseaban homenajear el cine de aventuras en la primera entrega de la futura saga sobre el arquéologo, en su segunda incursión inclinan ese homenaje hacia el de los antiguos seriales sabatinos, en donde el protagónico o héroe supera uno y otro escollo o situación escabrosa que va cultivando así su figura de héroe aventurero. De lo anterior se desprende la insistencia del guión de poner a Indiana Jones una y otra vez en apuros que no le resultan extraños al arquéologo y cultivan su estampa de macho alfa aventurero. Es más, si somos estrictamente críticos bien podríamos decir que para ello se aventuran en construir personajes co-protagónicos evidentemente al servicio de Jones.

Así, que no es extraño, que tengamos a un niño chino huérfano que tiene en Jones la imagen de un padre aventurero sustituto y una compañera sentimental menos brillante que la carismática Marion Ravenwood, que de plano entra perdiendo la “lucha de los sexos” expuesta hipócritamente, en todo caso, en el primer film. Y es que si terminaba por ser la damisela en apuros a pesar de un prometedor inicio, el caso de Willie Scott es derechamente más crónico desde el inicio. En fin, esta tendencia a explotar más el personaje de Jones, de cualquier forma, resulta efectiva en el tira y afloja del personaje versus la trama, en especial por la eficacia y el ritmo que Spielberg nuevamente logra impregnarle al film, con la cantidad de escenas de acción bien pensadas y concebidas. El guión, como prácticamente todos los guiones que salen de Hollywood y en ello radica el por qué, está confeccionado sobre la base de estereotipos extranjeros racistas respecto de los personajes estadounidense. Así, no es extraño que en el film tengamos una ofensiva exposición de la gastronomía india y una inexacta demonización de la diosa Kali como dividad del inframundo.

Las actuaciones son correctas, Harrison Ford terminaría por consolidarse como héroe de acción, aunque sin llegar a tener una de sus mejores performance como el intrépido arqueólogo. Ciertamente se le ve mucho más cómodo con su personaje, sin embargo no logra establecer una química realmente sólida con Kate Capshaw, futura esposa de Spielberg. La actriz, lamentablemente, termina retratada como la típica rubia tonta gritona y no es mucho lo que aporta a la trama, representando un personaje femenino hueco. El actor paquistaní Amrish Puri encarnó al sacerdote diabólico Mola Ram, líder de la secta de los estranguladores, resultando físicamente intimidante pero poco carismático como villano. El niño vietnamita Ke Huy Quan personificó a Wan Li, el niño huérfano rescatado por Jones después de haberle robado, y con quién tiene mucho más química que con Capshaw, a pesar de la polémica que se suscitó por las escenas en que Jones golpea al niño estando embrujado. Completan el reparto, el actor angloindio Roshan Seth que interpreta al primer ministro del marajá de Pankot y el actor chino Roy Chiao quién encarna al mafioso Lao Che.

En definitiva, una película sólidamente entretenida y efectiva, en donde vemos mayor interés por esculpir la leyenda del que será uno de los grandes héroes de acción que ha dado Hollywood. Dotándose de acción, aventura y humor, que muestra talento ilimitado que nos lleva a un goce visual por escenarios recreados de manera artesanal y enriquecedores de algo más allá de eventualidades, sí descabelladas, pero sin ser gratuitas. Con personajes diametralmente opuestos y que al ir interactuando complementarán su encomienda. Existen obras que a diferencia de los productos, no cuentan con fecha de caducidad y ésta se convierte en el clásico para evadirte, añorar y difundir.
4
26 de diciembre de 2023 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo el suelo de la India rugen las tripas del Infierno. La diosa Kali exige la sangre y la piel de inocentes para sus propósitos; cuando las piedras sankara sean encontradas una nueva era de maldad someterá al Mundo.
Uno de los cuentos más terroríficos que se hayan escuchado...resulta ser otra aventura de nuestro arqueólogo Indiana Jones.

Todavía a mí me cuesta creerlo, pero es así. Imaginen una historia ideada una noche de copas entre Henry Haggard y H.P. Lovecraft reescrita y modernizada por Wes Craven; ninguno de ellos está implicado en la creación de "El Templo Maldito", claro, sino ese dúo que convertía en oro todo lo que tocaba, los Spielberg y Lucas triunfadores en lo profesional, uno por "E.T.", el otro por "El Retorno del Jedi"...pero un tanto doloridos en lo personal (mientras el primero dejaba a Amy Irving el segundo se divorciaba de Marcia Griffin). Un mal momento para concebir películas.
Y así fue. Esta triste situación conjunta entró en conflicto con su casi obligación de traer de nuevo a ese profesor-aventurero que tantos millones de dólares les había hecho ganar tres años antes, y entre restos de ideas descartadas para "En Busca del Arca Perdida" y otras ocurrencias inventan un tratamiento que pone los pelos de punta a Lawrence Kasdan, quien se niega a escribir nada; Gloria Katz y Willard Huyck son simplemente guionistas de contrato que cumplen con las exigencias y extravagancias de los dos directores. Si muchos años después esta película sería considerada un producto repugnantemente violento y horrible, ¿cómo sería entonces aquel guión original del que tantas cosas tuvieron que eliminarse?

Lo concebido por estas cuatro cabezas pensantes contenía una gran cantidad de sacrificios humanos, esclavos convertidos en "zombies", asesinatos de animales, ceremonias voodoo y un largo etcétera de tonterías asquerosas que demuestra lo mucho que las rupturas trastocaron al cerebro a Spielberg y Lucas. En mi opinión este proyecto debió de haberse parado en seco y reanudarlo dos años después, con más calma...pero el primero, comido por la codicia, no quería que nadie más lo dirigiera, así que, sin mucha fe en ello, se lanzó a la ponzoñosa piscina de sangre de esclavos hindúes.
Pero fueron inteligentes en el Gobierno de la India y prohibieron filmar tal locura, así que la isla de Sri Lanka sirve de escenario, y repartido en dos ambientes muy distintos; esto se relaciona con la un tanto caótica estructura narrativa, que consta de: dos prólogos, una sección muy larga, un clímax y uno de los epílogos más imbéciles de todos los tiempos. Si en "El Arca" las diferentes secuencias de acción y el movimiento de un punto a otro del mapa se hilvanaban de un modo muy ingenioso por Kasdan, Katz y Huyck se dejan llevar por el frenesí gratuito; ya se nos avisa en el número musical que abre el film, "Anything Goes". Sí, todo lo que tenga que ocurrir ocurrirá.

Esta terrible secuencia de introducción pone de manifiesto qué es "El Templo" y su diferencia con el título previo. En primer lugar los hechos se desarrollan antes, curioso, y ahora Jones, en lugar de adentrarse en selvas y pasadizos secretos cual aventurero clásico, enfrenta a unos gángsters sin escrúpulos en un club de Shanghai, muy sofisticado, muy colorido, muy "kitsch"...pero esto no es James Bond, ¿a qué no? Y en mitad de la trifulca con los chinos se cuela una bailarina, Willie (Kate Capshow, futura esposa de Spielberg), quien empieza a quemar los oídos de los personajes (y de los espectadores) con sus puñeteros quejidos.
Esta es la compañera de Jones y no Marion, que, como recordamos, está echando pulsos en Nepal. Y se arma un gran lío: tiros y puñetazos, aquél persiguiendo un frasco de veneno y la rubia repelente el diamante de los mafiosos en mitad de un baile...pero esto no es una comedia "screwball", ¿a qué no? Para poner la guinda el héroe tiene dos compañeros como si hubieran pertenecido desde siempre al universo de Indiana, y uno es un jodido niño chino (sí, de verdad), cual "sideshow" de dúo cómico. La fuga y la persecución son trepidantes, no cesa el ritmo...y el atípico trío se sube a un avión.

Bueno, ¿y ahora qué?, ¿volverá Jones a EE.UU. y los chinos se presentarán allí?, ¿qué sucede con el diamante? No. ¿Cómo que no? Pues eso, que todo lo visto no ha servido de nada, ha sido una escena de presentación gratuita, a olvidar para siempre. ¿Por qué? El psiquiatra de Spielberg y Lucas sabrá la razón, yo no.
Lo peor es que durante el prólogo falso el primero ha intentado mezclar unas dosis exageradas de humor idiota con unas dosis exageradas de violencia, y el resultado no es agradable, no se compensan bien ambos extremos. ¿Lo peor? Lo peor viene ahora, cuando los tres caen en la India y se ven arrastrados por la magia del guión hasta un poblado donde, casualidades de la vida, necesitan ayuda.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

En emoción y movimiento, pese a estar enclaustrada durante mucho (muchísimo) tiempo bajo una sala de sacrificios, "El Templo" compite de cerca con "El Arca", por desgracia no posee ni su ingenio, ni su coherencia, ni su encanto, ni su espíritu ni sus grandes personajes; en estos términos nos hallamos ante uno de los mayores desastres cinematograficos del siglo (se aprecia, aunque cueste, en que más presupuesto se utilizó y tuvo menos recepción en taquilla que su predecesora).
Con el paso de los años todos los implicados pedirían disculpas o se arrepentirían de haber participado en semejante disparate que pretendía ser para el universo de Indiana lo que "El Imperio Contraataca" para el de "Star Wars": su reverso más oscuro, y con el cual hicieron añicos a un héroe hasta entonces perfecto. La "mítica" última frase de Round es "Mucho divertido", ¿recordamos? No puedo estar más en desacuerdo con él; al final yo también sentí que me habían arrancado y achicharrado el corazón...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sin entrar en detalles con esta nueva trama que se perpetra ante mis alucinados ojos, mi primer disgusto recae en la presencia del niño subnormal y la rubia gilipollas; pero incluso él (de la manera más increíble) será un apoyo para Jones, mientras ella es la antítesis de mi querida Marion, imaginada como la respuesta dura y valiente a las clásicas damiselas en apuros de los films de aventuras de antaño.
Lo que es Capshaw: la dama guapa, tonta y estomagante que espera ser rescatada, ni más ni menos que todas las cosas que Lucas y Spielberg odiaban de las mujeres amalgamado en un personaje (esto evidencia por qué no debe mezclarse la vida personal y la profesional).

En otras ocasiones no estaba claro, pero Willie es perfecta: es innecesaria a todos los niveles, uno de los personajes más innecesarios de la Historia del cine. Ella, junto a los otros dos, nos conducen a este nuevo prólogo entre nobles que les reciben como si les conocieran de toda la vida; secuencia que podría haber sido interesante, pero el director se recrea en lo repulsivo de ese "banquete" que tantas ampollas levantó en la comunidad hindú, y lo fastidia todo. Se diría que trata de denigrar su propio trabajo adrede, porque donde debe haber trama hay distracción infantiloide.
Y este es el segundo gran disgusto. Jones, en "El Arca", actúa como protector de antigüedades, y cada pausa en el desarrollo de su argumento es crucial, para conocer personajes, para tener algo en lo que apoyarnos antes de la siguiente escena de acción. "El Templo" lo convierte en el salvador divino de una tribu y lo arrastra (y a sus dos compinches, que no se mueren ni de casualidad) a una peripecia (de forma accidental nuevamente) sin concesiones a la explicación, sin que alguien se detenga un segundo y nos aclare realmente las cosas; el tono absurdo y delirante pega un giro de 590º para adentrarnos en un cuento de puro horror.

Como siempre en este cineasta no hay nada que envidiar a su concepción artística, arte de producción, despliegue de medios y de efectos especiales, y eso está genial, un trabajo encomiable, pero no al servicio de este guión ni cortándonos todas las vías de oxígeno. Pasar de los primeros idiotas 50 minutos a torturas, cadáveres comidos por los insectos, azotes a niños, ritos de sacrificio, corazones extraídos o posesiones del alma es todo un shock, un espectáculo incomprensiblemente grotesco, desagradable y demasiado sádico para ser visto por un público infantil (razón de que, haciendo Historia en el sistema de clasificaciones, la MPAA crease la nueva PG-13).
Tampoco, y eso es lo más mezquino, gozamos de la presencia de un héroe; primero Jones es un estúpido graciosete, luego es poseído, tortura y además abusa de sus amigos, su imagen es destrozada a cada minuto. Y tras la infinita sesión de masoquismo voodoo el director nos agarra del cuello para sacarnos de este infierno que provocaría pesadillas y vómitos a Clark A. Smith y nos sacude con algunos de las instantes más explosivos de todo su cine...pero también los más gratuitos y violentos, porque aquí las cosas suceden así: por casualidad y a lo bestia, en semejantes secuencias como la persecución a través de los túneles y la lucha sobre el puente, visceralidad pura, ritmo endiablado, quizás demasiado veloz e intenso.
10
20 de enero de 2011 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra de las aventuras del famoso arqueólogo Indiana Jones es la de sus acaecimientos en el templo maldito la cual lleno de acción y lucha nos enseña que a veces hay costumbres que con el tiempo pasan a ser otra cosa.
Esta película dirigida por Steven Spielberg y producida por George Lucas es la segunda de esta saga de episodios, cada vez más llenas de peligros, aventuras, hazañas y riesgos.
Este ecuánime personaje nos hace sentir que estamos dentro de casa episodio es una película aconsejable para todo el público en general.
Las aventuras de Indiana Jones son realmente fascinantes para jóvenes y adultos, está llena de hermosos sentimientos pero esta es sin duda una de mis películas favoritas por sus excelentes adaptaciones y maravillosos paisajes naturales.
7
21 de agosto de 2011 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Spielberg versiona muy libremente a los ritos de sangre a la diosa Kali y sustituye a una guerrera por una señorita fina, pura y rubia que terminará siendo su esposa. Eso es todo lo que cambia con respecto a la primera entrega.

El resultado es el mismo. Dos horas de aventuras a todo ritmo. Un Indiana Jones de gracia implícita y unas cuantas escenas de acción de órdago. Sobresalen los 15 minutos de escapada del susodicho templo, con fugas por montañas, huidas por minas y puentes resquebrajados.
Todos los ingredientes imaginables para un film de aventuras en India están aquí.

(También hay cagadas, pero con el ritmo y el tono de la cinta, todo eso queda en agua de borrajas)
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