Caballero sin espada
1939 

7.8
13,084
Drama
Jefferson Smith (James Stewart), un joven ingenuo e idealista, que parece fácilmente manipulable, es nombrado senador. Ignora que en Washington tendrá que vérselas con políticos y empresarios sin escrúpulos que le harán perder la fe. Sin embargo, gracias a su secretaria, una joven que conoce muy bien los entresijos de la política, protagoniza en el Senado una espectacular y maratoniana intervención en la que, además de defender ... [+]
27 de febrero de 2015
27 de febrero de 2015
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy notable película acerca de la honestidad y la honradez en tiempos corruptos. Nos suena, ¿verdad? sobre todo por ausencia...
Enorme James Stewart en el papel que lo lanzó al merecido estrellato en un drama potente en su concepto y en ciertas escenas maravillosas pero demasiado largo y sobrecargado en su ritmo. No termina de cuajar ni de entretener.
Aun así, es un gran clásico de Capra y lanza un agradecido mensaje pro sinceridad y contra los trapicheos y las corruptelas de la clase política.
Lo mejor: James Stewart (ver sus dos discursos finales en el Senado) y la denuncia de la corrupción que hace, tan actual.
Lo peor: Es demasiado larga y lenta a ratos
Enorme James Stewart en el papel que lo lanzó al merecido estrellato en un drama potente en su concepto y en ciertas escenas maravillosas pero demasiado largo y sobrecargado en su ritmo. No termina de cuajar ni de entretener.
Aun así, es un gran clásico de Capra y lanza un agradecido mensaje pro sinceridad y contra los trapicheos y las corruptelas de la clase política.
Lo mejor: James Stewart (ver sus dos discursos finales en el Senado) y la denuncia de la corrupción que hace, tan actual.
Lo peor: Es demasiado larga y lenta a ratos
28 de febrero de 2010
28 de febrero de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya antes de verla, al leer algunas reseñas y el nombre de Frank Capra, se puede uno hacer más o menos una idea de lo que va a ver. Esta película ha cumplido todas mis expectativas, la de emocionarme con la lucha de un hombre íntegro por, no sólo no ser devorado en un mundo cuyas reglas no escritas le son ajenas, sino además por hacer que sus ideales triunfen.
Claro, que ello depende mucho del incondicional apoyo del personaje de la fantástica Jean Arthur y de la actitud de algún otro personaje (sobre la que no debo revelar nada, obviamente).
Quien la vea pasará un rato muy emocionante a la par que divertido. Sobre todo si una atractiva dama se acerca a nuestro entrañable senador.
Claro, que ello depende mucho del incondicional apoyo del personaje de la fantástica Jean Arthur y de la actitud de algún otro personaje (sobre la que no debo revelar nada, obviamente).
Quien la vea pasará un rato muy emocionante a la par que divertido. Sobre todo si una atractiva dama se acerca a nuestro entrañable senador.
30 de diciembre de 2011
30 de diciembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
31/12/2011 Nota 9/10
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué grandísima historia de lo que era la política en EE.UU. en el año 39, y lo que viene siendo en la actualidad. Política corrompida, donde ahora no hay un señor Taylor, pero sí un tal "Bigotes". Exactamente la misma historia. Estoy seguro que está inspirada en algún hecho real que le filtraron a Capra.
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué grandísima historia de lo que era la política en EE.UU. en el año 39, y lo que viene siendo en la actualidad. Política corrompida, donde ahora no hay un señor Taylor, pero sí un tal "Bigotes". Exactamente la misma historia. Estoy seguro que está inspirada en algún hecho real que le filtraron a Capra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película lo tiene todo, excepto que el final es muy arrebatado, me quedo con ganas de más. Es muy simple la confesión de Payne.
Por lo demás, soberbia. Las interpretaciones, muy buenas. Quiero destacar ante todo a Rains, que representa el papel más difícil. Un hombre que era como Smith, pero que se ha corrompido, y tiene una lucha interna que al final no puede controlar. En su mirada se refleja todo lo que está sintiendo, sin estar sobreactuado, sintiéndolo totalmente. Y, lo mejor de todo, es que no te recuerda en ningún momento al policía de Casablanca, parece un actor distinto.
También Jean Arthur (Clarissa) lo borda, muchacha aborrecida de la falsedad de la política, sin ilusiones en la vida, "una rata de ciudad" como ella dice, que sale del túnel gracias a un chico de campo.
Stewart realiza un papel perfecto, transmitiendo esa inseguridad y asombro ante Washington y la cámara del Senado (las escenas en el taxi señalando las estatuas, las manos temblando leyendo el proyecto, el sombrero con la señorita Payne).
Lo más cruel de la película es ver cómo se puede llegar a sentir una persona cuando la están acusando de algo que no ha cometido. Debe ser verdaderamente demoledor.
21/07/2024 nota 6/10
13 años después, el impacto y buen recuerdo que esta película dejó sobre mí se ha desvanecido. Ls película es demasiado larga para el mensaje que manda, acabando de forma abrupta sin motivo, pues el senador corrupto ya ha conseguido lo que buscaba y está demostrado que el poder y el dinero son superiores a cualquier orden moral. Después de todo, tras 20 años chupando del bote, uno aguanta carros y carretas.
Curioso lo de que, una vez que tomas la palabra en el senado, no la puedes dejar a no ser que te sientes o te calles. Desconozco quién ha sido la persona que más tiempo ha tenido la palabra en su poder.
Me encanta Jean Arthur, aunque es muy forzado el momento en el que pasa de despreciarle a amarle.
Le bajo la nota de 9 a 6.
Por lo demás, soberbia. Las interpretaciones, muy buenas. Quiero destacar ante todo a Rains, que representa el papel más difícil. Un hombre que era como Smith, pero que se ha corrompido, y tiene una lucha interna que al final no puede controlar. En su mirada se refleja todo lo que está sintiendo, sin estar sobreactuado, sintiéndolo totalmente. Y, lo mejor de todo, es que no te recuerda en ningún momento al policía de Casablanca, parece un actor distinto.
También Jean Arthur (Clarissa) lo borda, muchacha aborrecida de la falsedad de la política, sin ilusiones en la vida, "una rata de ciudad" como ella dice, que sale del túnel gracias a un chico de campo.
Stewart realiza un papel perfecto, transmitiendo esa inseguridad y asombro ante Washington y la cámara del Senado (las escenas en el taxi señalando las estatuas, las manos temblando leyendo el proyecto, el sombrero con la señorita Payne).
Lo más cruel de la película es ver cómo se puede llegar a sentir una persona cuando la están acusando de algo que no ha cometido. Debe ser verdaderamente demoledor.
21/07/2024 nota 6/10
13 años después, el impacto y buen recuerdo que esta película dejó sobre mí se ha desvanecido. Ls película es demasiado larga para el mensaje que manda, acabando de forma abrupta sin motivo, pues el senador corrupto ya ha conseguido lo que buscaba y está demostrado que el poder y el dinero son superiores a cualquier orden moral. Después de todo, tras 20 años chupando del bote, uno aguanta carros y carretas.
Curioso lo de que, una vez que tomas la palabra en el senado, no la puedes dejar a no ser que te sientes o te calles. Desconozco quién ha sido la persona que más tiempo ha tenido la palabra en su poder.
Me encanta Jean Arthur, aunque es muy forzado el momento en el que pasa de despreciarle a amarle.
Le bajo la nota de 9 a 6.
2 de agosto de 2013
2 de agosto de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ver Caballero sin espada hice dos reflexiones. Primera cuestión: ¿quedan hoy en día señores tan íntegros y vitales como el señor Smith, tan difíciles de corromper y tan preocupados por los problemas que acucian al ciudadano de a pie? La respuesta puede resultar desalentadora, pero en cualquier caso sirve para demostrar la gran vigencia del film de Capra, el más antiguo de nuestro festival pero en esencia el más joven: nuestros políticos deberían visionar el film y realizar su particular jornada de reflexión. La segunda preocupación es enteramente cinematográfica: ¿quedan película como Caballero sin espada, con un sentido del ritmo tan vigoroso, una inteligencia sutilísima a la hora de describir las partes y complejidades de la 'democracia', unos personajes tan ricos en matices y un libreto tan redondo? De nuevo cualquier intento de respuesta puede invitarnos al pesimismo.
Sea como sea, Caballero sin espada justifica el apelativo de 'clásico', no siempre utilizado con propiedad: es cine atemporal, humano y veraz, tremendamente entretenido y a la vez sumamente revelador de cómo funcionan los organismos de poder y las gentes que mueven los hilos desde sus tronos. El género humano invita al desencanto, pero sus miserias son más llevaderas cuando el arte nos ofrece relatos tan dotados como Caballero sin espada. Eso sí: la pasión que desprende el film va acompañado de cierto sentido grandilocuente de los vericuetos de la política, algo que a muchos les resultará difícil de digerir (a veces cuesta saber si el sentido del espectáculo típicamente norteamericano tiene su reflejo en el cine, o si precisamente ha sido el séptimo arte el que ha sentado las bases de una admiración por el circo político y judicial). Un peliculón.
@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
http://cachecine.blogspot.com
Sea como sea, Caballero sin espada justifica el apelativo de 'clásico', no siempre utilizado con propiedad: es cine atemporal, humano y veraz, tremendamente entretenido y a la vez sumamente revelador de cómo funcionan los organismos de poder y las gentes que mueven los hilos desde sus tronos. El género humano invita al desencanto, pero sus miserias son más llevaderas cuando el arte nos ofrece relatos tan dotados como Caballero sin espada. Eso sí: la pasión que desprende el film va acompañado de cierto sentido grandilocuente de los vericuetos de la política, algo que a muchos les resultará difícil de digerir (a veces cuesta saber si el sentido del espectáculo típicamente norteamericano tiene su reflejo en el cine, o si precisamente ha sido el séptimo arte el que ha sentado las bases de una admiración por el circo político y judicial). Un peliculón.
@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
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6 de junio de 2014
6 de junio de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Capra no te deja indiferente. Pone el dedo en la llaga, cuestiona con suavidad y coherencia, además de generalmente dar un final donde los valores y la ética terminan venciendo la naturaleza humana de andar por caminos no santos y terminar impunes en el intento. En algunas películas, más que en otras, siempre trata de dejar ese sello indiscutible, mezclando una buena dosis de humor fino, o de un romance no muy empalagoso pero si rosa. En "El señor Smith va a Washington" o "Caballero sin espada" no es la excepción. Pero pienso, que es en esta película del genial Frank especialmente, donde queda patentizado la muy cuestionable moral estadounidense de creerse el ombligo del mundo y tomar valores universales como parte exclusiva de su idiosincrasia, sobre todo en el papel del gran James Stewart, resultando a veces chocante. Sin embrago, ese detalle algo molesto, no impide resaltar, las bondades de un director que siempre se preocupó enaltecer la dignidad, la ética, el amor sincero y sin malicia, la honradez , pudiendo pecar en una visión de pronto ingenua y algo infantil para los tiempos en que vivimos, y hasta los mismos tiempos en que se realizó el film. Por eso, siempre resulta un bálsamo para el alma, una dosis de optimismo que condimenta una rutina cada vez más caótica, característica de la sociedad misma, y que cumple con dejarte las pilas recargadas y renovación de que la humanidad aún tiene esperanza. Ëse, es el mérito del director norteamericano de origen europeo. No hay necesidad de recalcar de nuevo lo inmenso que era ese monstruo el cine que era Stewart. Pero en mi concepto tuvo papeles mejores que resaltaban su indiscutible talento. Capra, en su camino logra mostrar la realidad oscura de una clase dirigente inmoral y corrupta, golpeando la integridad idealista de un político casi tonto pero indiscutiblemente bueno y limpio, cosa, que se puede extrapolar a cualquier momento del tiempo. Destacables Jean Arthur como la compañera de aventura política y sentimental, Claude Reins como modelo bipolar entre la corrupción y la decencia y Edwuard Arnold, en un papel que le iba muy bien dentro de su carrera como el cínico y corrupto de turno. Recomendable, si al espectador no le importa hacerle el quite al himno y la bandera del Tío Sam siempre presentes.
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