Truman
7.0
30,084
24 de noviembre de 2015
24 de noviembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El principal gancho de “Truman” es su pareja protagonista: Ricardo Darín puede sacar a flote cualquier película con grandes actuaciones y mucho carisma, y el talento de Javier Cámara tiene tantos registros que bien te saca un llanto que una carcajada. El director y guionista Cesc Gay los junta para presentar una historia de duro trasfondo, como puede ser la de un enfermo de cáncer desahuciado, pero llevado sin sensiblerías y con mucho humor.
Tomás (Cámara) es un matemático español que vive en Canadá mientras Julián (Darín) es un actor argentino, diagnosticado con cáncer desde hace algunos meses, que trabaja en Madrid. Ambos son amigos de la juventud, de cuando compartieron piso, amistades y lugares. Tomás, enterado de la enfermedad de su colega, viaja para reencontrarse con su amigo y pasar unos días con él y con Truman, el bullmastiff con quien Julián tiene una relación muy especial.
En esos cuatro días, Tomás acompañará a Julián a visitar a su médico, al veterinario de su perro, a una empresa funeraria y a los posibles padres adoptivos de Truman. Esto permite el cameo de grandes actores españoles como Eduard Fernandez, Javier Gutierrez o Pedro Casablanc. La actriz argentina Dolores Fonzi, como la prima de Julián que está siempre al tanto de su salud, aporta la cuota femenina del film con un intrascendente papel que sirve de enlace entre ambos amigos.
Rodado en locaciones de Canadá, Madrid y Ámsterdam, la película cuenta con la buena fotografía de Andreu Rebés, lleno de tonos cálidos y con unos primeros planos que permiten acercarnos con mucho detalle a la capacidad gestual de los actores. La música en sencilla e introspectiva, teniendo al roquero argentino Luis Alberto Spinetta como principal referencia. Los diálogos frescos y la sobresaliente química entre Darín y Cámara, hacen de Truman una película digerible, entretenida y risueña, a pesar de su conmovedor leitmotiv.
http://kikemorey.wordpress.com
Tomás (Cámara) es un matemático español que vive en Canadá mientras Julián (Darín) es un actor argentino, diagnosticado con cáncer desde hace algunos meses, que trabaja en Madrid. Ambos son amigos de la juventud, de cuando compartieron piso, amistades y lugares. Tomás, enterado de la enfermedad de su colega, viaja para reencontrarse con su amigo y pasar unos días con él y con Truman, el bullmastiff con quien Julián tiene una relación muy especial.
En esos cuatro días, Tomás acompañará a Julián a visitar a su médico, al veterinario de su perro, a una empresa funeraria y a los posibles padres adoptivos de Truman. Esto permite el cameo de grandes actores españoles como Eduard Fernandez, Javier Gutierrez o Pedro Casablanc. La actriz argentina Dolores Fonzi, como la prima de Julián que está siempre al tanto de su salud, aporta la cuota femenina del film con un intrascendente papel que sirve de enlace entre ambos amigos.
Rodado en locaciones de Canadá, Madrid y Ámsterdam, la película cuenta con la buena fotografía de Andreu Rebés, lleno de tonos cálidos y con unos primeros planos que permiten acercarnos con mucho detalle a la capacidad gestual de los actores. La música en sencilla e introspectiva, teniendo al roquero argentino Luis Alberto Spinetta como principal referencia. Los diálogos frescos y la sobresaliente química entre Darín y Cámara, hacen de Truman una película digerible, entretenida y risueña, a pesar de su conmovedor leitmotiv.
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9 de diciembre de 2015
9 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truman, de Cesc Gay, como sabrá el lector o lectora, cuenta el reencuentro entre dos amigos en Madrid durante cuatro días (con un perro, Truman, al fondo). Ese reencuentro es, a la vez, una despedida. Y una búsqueda por encontrar un nuevo hogar para un viejo perro que se va a quedar solo. El cine de Cesc Gay -Una pistola en cada mano, En la ciudad- es un cine de palabras, de diálogos, de situaciones y de actores (o “actorazos”) como Ricardo Darín y Javier Cámara. Es feo señalar, pero la presencia de Ricardo Darín en una película es siempre magnética y produce una credibilidad absoluta -podríamos decir.
La historia era difícil de contar ante el riesgo de caer en lo “sentimetaloide” o lo melodramático. El director y los actores lo evitan a través de la elusión, de la dignidad y del humor empático. Los miedos, las caídas en lo patético se producirán, si se producen, pero fuera de cámara. Lo que vemos en pantalla es la pelea por mantener la mesura ante la tragedia mayor de la vida, la de no perder el sentido del humor y buscar, como penúltima tarea, un hogar de adopción para ese viejo amigo que es Truman. Durante la película hay tiempo para ajustes de cuentas, perdones retrospectivos, algunas broncas y una locura con un hijo. Y algo muy masculino, muy de hombres: ese duelo por no aceptar del amigo el consuelo o el consejo. No lo digo como elogio, sino como defecto. Algo que en la película está muy bien retratado.
Una película grande. Grande también y en buena parte por sus actores.
La historia era difícil de contar ante el riesgo de caer en lo “sentimetaloide” o lo melodramático. El director y los actores lo evitan a través de la elusión, de la dignidad y del humor empático. Los miedos, las caídas en lo patético se producirán, si se producen, pero fuera de cámara. Lo que vemos en pantalla es la pelea por mantener la mesura ante la tragedia mayor de la vida, la de no perder el sentido del humor y buscar, como penúltima tarea, un hogar de adopción para ese viejo amigo que es Truman. Durante la película hay tiempo para ajustes de cuentas, perdones retrospectivos, algunas broncas y una locura con un hijo. Y algo muy masculino, muy de hombres: ese duelo por no aceptar del amigo el consuelo o el consejo. No lo digo como elogio, sino como defecto. Algo que en la película está muy bien retratado.
Una película grande. Grande también y en buena parte por sus actores.
12 de diciembre de 2015
12 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La amistad es una de las cosas más valiosas que puede disponer el ser humano, es sacrificada y cuesta mantenerla, pero cuando perdura a lo largo de los años y a pesar de los derroteros que toma la vida de cada uno, posee un valor incalculable. Cesc Gay, un verdadero maestro en reflejar la cotidianidad de los personajes en sus obras, vuelve a utilizar muy acertadamente la amistad como motor de su nueva película.
Tomás (Javier Cámara), animado por su mujer, decide hacer un viaje de miles y miles de kilómetros para visitar a Julián (Ricardo Darín), uno de sus mejores amigos, el cual vive con un tranquilo y viejo perro llamado Truman, y pasar con él cuatro inolvidables días en Madrid, en lo que a la postre se convertirá en una despedida entre ellos.
La historia cuenta a partir de un hecho trágico, como es el cáncer terminal, los cuatro días que pasan juntos los dos amigos y en los cuales Julián intentará dejar todo arreglado para que, cuando llegue el fatal desenlace, la familia y amigos sufran y carguen con lo menos posible.
Lo bueno y meritorio de la película es que huye de la lágrima fácil en la que aparentemente podría haber caído, y se centra en la periferia que rodea a la tragedia, es decir en los momentos íntimos y cotidianos que viven los personajes, en los pequeños detalles en los que se puede reflejar cualquiera de nosotros, que tan pronto te pueden arrancar una sonrisa como provocar una lágrima (un encuentro casual en un restaurante, un abrazo sincero de un hijo a un padre, una conversación con el veterinario..)
Muy reseñable también es la química que desprende la magnífica pareja protagonista formada por Ricardo Darín y Javier Cámara, el uno reflejando una admirada semblanza y frialdad a la hora de afrontar su destino y el otro aceptando, comprendiendo y acompañando sin paliativos los últimos momentos que va a disfrutar con su amigo, la cual hace dar el calado perfecto a la historia que nos cuenta el director.
En definitiva una muy interesante película que te emocionará de una forma muy sutil y que también te hará pararte a pensar sobre la verdadera amistad que hay en tu propia vida. Porque vidas no hay más que una, por lo menos vivámosla plenamente.
http://sudandocine.blogspot.com.es/
Tomás (Javier Cámara), animado por su mujer, decide hacer un viaje de miles y miles de kilómetros para visitar a Julián (Ricardo Darín), uno de sus mejores amigos, el cual vive con un tranquilo y viejo perro llamado Truman, y pasar con él cuatro inolvidables días en Madrid, en lo que a la postre se convertirá en una despedida entre ellos.
La historia cuenta a partir de un hecho trágico, como es el cáncer terminal, los cuatro días que pasan juntos los dos amigos y en los cuales Julián intentará dejar todo arreglado para que, cuando llegue el fatal desenlace, la familia y amigos sufran y carguen con lo menos posible.
Lo bueno y meritorio de la película es que huye de la lágrima fácil en la que aparentemente podría haber caído, y se centra en la periferia que rodea a la tragedia, es decir en los momentos íntimos y cotidianos que viven los personajes, en los pequeños detalles en los que se puede reflejar cualquiera de nosotros, que tan pronto te pueden arrancar una sonrisa como provocar una lágrima (un encuentro casual en un restaurante, un abrazo sincero de un hijo a un padre, una conversación con el veterinario..)
Muy reseñable también es la química que desprende la magnífica pareja protagonista formada por Ricardo Darín y Javier Cámara, el uno reflejando una admirada semblanza y frialdad a la hora de afrontar su destino y el otro aceptando, comprendiendo y acompañando sin paliativos los últimos momentos que va a disfrutar con su amigo, la cual hace dar el calado perfecto a la historia que nos cuenta el director.
En definitiva una muy interesante película que te emocionará de una forma muy sutil y que también te hará pararte a pensar sobre la verdadera amistad que hay en tu propia vida. Porque vidas no hay más que una, por lo menos vivámosla plenamente.
http://sudandocine.blogspot.com.es/
17 de diciembre de 2015
17 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truman es una historia sobre dos amigos antepuestos que se reencuentran después de un tiempo. Ambos son opuestos en casi todo, pero no está exagerado o llevado al límite.
La película tiene todo el aroma del mejor cine europeo. Una dirección sobria y estudiada, y unos actores en estado de gracia los dos. No se sabe quién es mejor actor, si Darín o Cámara. Ambos están sublimes.
Sin embargo, se echa en falta un poco de más mala leche en la película, pero esto es solo un gusto personal.
Truman es un ejercicio bien dirigido e interpretado y con una estética cuidada.
La película tiene todo el aroma del mejor cine europeo. Una dirección sobria y estudiada, y unos actores en estado de gracia los dos. No se sabe quién es mejor actor, si Darín o Cámara. Ambos están sublimes.
Sin embargo, se echa en falta un poco de más mala leche en la película, pero esto es solo un gusto personal.
Truman es un ejercicio bien dirigido e interpretado y con una estética cuidada.
23 de diciembre de 2015
23 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ver recientemente la última entrega de Star Wars, necesitaba redimirme de tanto empacho digital.
Un amigo me habló de ver Truman, de Cesc Gay y más por complacer que por apetencia, decidí pagar la entrada y sentarme a ver a un Javier Cámara, al que no sigo y a un Ricardo Darín del que ya había perdido el interés.
Superados los prejuicios y con la sala a oscuras, me relajo. Es entonces, cuando los dos actores se encuentran, como amigos, cuando un tremendo orgasmo se me viene encima ( de la cabeza ) y no me abandona durante los ciento ocho minutos que dura esta pequeña joya del cine.
Y es que Cesc Gay, bajo una premisa muy dramática y dura, dibuja una historia que rebosa inteligencia, sabiduría y buen hacer. Sin caer en recursos facilones de lágrima fácil, sin pecar del regodeo temático. Huyendo de los clichés convencionales que rodean a toda tragedia.
Construye así, con la ayuda de de dos interpretaciones magistrales, la de Javier Cámara y Ricardo Darín, todo un canto a la amistad más profunda. Esa en la que el respeto y la admiración mutua son la base principal de toda relación. De como dos personas radicalmente opuestas pueden complementarse y enriquecerse en las circunstancias más extremas.
Asusta ver el grado de compenetracion al que llegan ambos actores. Llenos de matices y complejidad, aportan a la película un realismo y credibilidad, que sólo los más grandes son capaces de transmitir.
Y de esta manera, con la mejor película española de todo el año, y una de la más gratificante de toda la cartelera, me redimo de tanto efecto digital. Ni tiros, ni balas y sólo sexo al final.
Bendito mi amigo, que es más sabio que yo. Por ello, gracias.
Un amigo me habló de ver Truman, de Cesc Gay y más por complacer que por apetencia, decidí pagar la entrada y sentarme a ver a un Javier Cámara, al que no sigo y a un Ricardo Darín del que ya había perdido el interés.
Superados los prejuicios y con la sala a oscuras, me relajo. Es entonces, cuando los dos actores se encuentran, como amigos, cuando un tremendo orgasmo se me viene encima ( de la cabeza ) y no me abandona durante los ciento ocho minutos que dura esta pequeña joya del cine.
Y es que Cesc Gay, bajo una premisa muy dramática y dura, dibuja una historia que rebosa inteligencia, sabiduría y buen hacer. Sin caer en recursos facilones de lágrima fácil, sin pecar del regodeo temático. Huyendo de los clichés convencionales que rodean a toda tragedia.
Construye así, con la ayuda de de dos interpretaciones magistrales, la de Javier Cámara y Ricardo Darín, todo un canto a la amistad más profunda. Esa en la que el respeto y la admiración mutua son la base principal de toda relación. De como dos personas radicalmente opuestas pueden complementarse y enriquecerse en las circunstancias más extremas.
Asusta ver el grado de compenetracion al que llegan ambos actores. Llenos de matices y complejidad, aportan a la película un realismo y credibilidad, que sólo los más grandes son capaces de transmitir.
Y de esta manera, con la mejor película española de todo el año, y una de la más gratificante de toda la cartelera, me redimo de tanto efecto digital. Ni tiros, ni balas y sólo sexo al final.
Bendito mi amigo, que es más sabio que yo. Por ello, gracias.
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