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Truman

Drama. Comedia Julián y Tomás, dos amigos de la infancia que han llegado a la madurez, se reúnen después de muchos años y pasan juntos unos días inolvidables, sobre todo porque éste será su último encuentro, su despedida. (FILMAFFINITY)
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7
5 de noviembre de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truman de Cesc Gay es una comedia dramática basada en un hombre español que vive en Canadá y vuelve a España para estar unos días con su amigo argentino que tiene cáncer terminal. Dirigida con un ritmo tranquilo y con un estilo sincero y directo que no cae en el sentimentalismo barato, es una obra hermosa que se basa en la amistad de dos amigos para satisfacer a todos los públicos tras su visionado, ya que tiene los componentes necesarios para ser recordada por su calidad fílmica e interpretaciones, concluyendo un notable film que deja buenas vibraciones tras su visionado, en especial a los cinéfilos más exigentes.
La fotografía es evocadora y competente en sus imágenes repleta de detalles que logran una labor natural y acertada en lo que ofrece. La música es triste y emotiva gracias a unas melodías nostálgicas que acompañan el film sutilmente en las escenas oportunas, cumpliendo con una labor sugerente y variada de cada lugar. Los planos y movimientos de cámara consuman una sencilla y certera labor técnica mediante el uso de los plano-contraplanos, primeros planos, detalles, tercera persona, cámara en mano, grúas y subjetivos que cumplen con una buena labor que saca lo mejor de las interpretaciones.
Las actuaciones son auténticas y deslumbrantes como era de esperar de sus protagonistas. Cuenta con las enormes interpretaciones de Ricardo Darín que está reluciente en un profundo y sincero papel y Javier Cámara que está magnífico también como principal, siendo acertados los acompañamientos de Dolores Fonzi, Álex Brendemühl, Javier Gutiérrez, Eduard Fernández, Elvira Mínguez y Silvia Abascal entre otros. Emplea para estos la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones sencillos y comunes en una correcta labor que junto con los decorados y exteriores concluyen una acertada labor.
El guion, escrito por el director junto con Tomás Aragay, es bello y emotivo pero sin caer en lo lastimoso para ofrecer al público una trama bonita que se basa en la amistad y en la vida en sí misma cuando esta llega a su fin antes de la muerte natural, finalizando una historia puramente humana y real que deja mella en el corazón del espectador. Esto se lleva a cabo con una narrativa a ratos desesperanzada y a ratos luchadora que además divierte cuando expone unos diálogos irónicos y divertidos al restar importancia a la mortal enfermedad a los que lo rodean. Cabe señalar también, el montaje lineal y seguido que se toma su tiempo en ir desarrollando su historia y que quizás es algo lento y pesado en ocasiones.
Concluyendo, la considero una obra sincera y muy humana por su realismo y voluntad de ser un film sin complejos y que toma con naturalidad una enfermedad terminal tal cual es, cautivando a los cinéfilos exigentes a su paso aunque puede que resulte algo lenta en ocasiones. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montaje, planos y narrativa que hacen de Truman, un film notable y personal que se desmarca del resto de temáticas y pretende en todo momento llegar al espectador sin efectismos ni añadiduras innecesarias.
7
6 de noviembre de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelve a estrenarse en el cine una película cuyo tema central es el la enfermedad terminal de una persona. Este tipo de filmes lo tienen muy fácil a la hora de emocionar porque en el momento que se pongan dramáticos, muchos ya están sacando el pañuelo. El mérito lo tienen películas como Yo, él y Raquel, que se niegan ponerse sentimentales y a la vez pretenden sacar una carcajada al público. Truman sigue esta senda y no se deja caer en lo obvio.

Truman comienza con Tomás (Javier Cámara) volando de Canadá a Madrid para ver a su amigo Julián (Ricardo Darín). Se conocen desde la infancia pero llevan muchos años sin verse; así ahora podrán hacerlo pero solo durante cuatro días, que es lo que durará el viaje – y la película-. En un principio no sabemos nada, incluso pensamos que Javier Cámara no es consciente de la enfermedad terminal de su amigo; y será a medida que se va desarrollando la película cuando vayamos sabiendo más cosas acerca de ellos. Junto al dúo, está Truman, el perro de Julián de toda la vida, pero ahora tendrán que buscarle un nuevo dueño para cuando él falte.

La película avanza con sutileza y naturalidad. Los cuatro días comienzan con los dos desayunando, continúa con ellos haciendo recados y finalmente termina en las habitaciones mostrándonos cómo se van a la cama. Camina todo el rato entre lo emotivo y lo lacrimógeno pero no llega a caer en este último, pues todas las escenas están rebosadas de un humor apreciable que no evitan que el espectador esboce una sonrisa. Y es que la película es el fiel reflejo de Julián. Es un hombre que acepta que le queda poco por vivir; por muchas sesiones de quimioterapia acabará muriendo, y eso él lo sabe. Pero no se trata de estar cabizbajo y llorar recordando los tiempos pasados, hay que vivir el día a día. Irse de este mundo sonriendo y divirtiendose. Cesc Gay sabe reflejar este sentimiento y lo traslada a toda la película. No es un film sobre la muerte, es un film sobre cómo dejar esta vida.

También habla de la amistad. Todos los conocidos de Julián que aparecen, se acercan a él para decirle lo mucho que lo siente. Otros le piden explicaciones al porqué del abandono del tratamiento; pero es Tomás el único que evita hablar del tema. Si Julián da una lección de cómo enfrentarse a la muerte, Tomás la da de cómo aceptarla sin pedir explicaciones. Entiende que es un viaje que llega a su fin y que no merece la pena retrasarlo; del mismo modo que él tiene que volver a Canadá para, como dice en un momento de la película, no tener intención de volver a Madrid. Tomás es la personificación de Truman. Siempre se ha dicho que el perro es el mejor amigo del hombre. Simbolizan la amistad y la lealtad por encima de todo, y eso es justamente lo que representa el personaje de Javier Cámara en la película.

En Truman el peso recae completamente sobre el dúo actoral. Darín entiende completamente su personaje y hace un ejercicio sobresaliente de contención para no generar pena mientras suelta finas frases llenas de ingenio y humor. Javier Cámara se deja llevar por la tremenda actuación de su compañero y consigue estar a su altura. Por algo compartieron premio en el Festial de San Sebastián. A su vez, aparecen unos cuantos secundarios, pero todos se limitan a una escena. Al fin y al cabo son conocidos que no volverá a ver en la vida.

El problema recae en determinadas escenas forzadas, que pueden entorpecer una narración que estaba siendo muy cuidada. No las necesitaba aunque las intenciones del director fueran buenas.

Cesc Gay propone una película que emociona en su conjunto, con la unión de todos los pequeños detalles que conforman este viaje. Es un adiós pero también una oda a las ganas de vivir y a la amistad.

https://cinedeautorblog.wordpress.com/2015/11/06/truman/
7
17 de noviembre de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las cosas buenas de la película, y hay muchas, es la ciudad genial, dónde los perros entran educadamente en hoteles, bares, restaurants y taxis. Además pasean libremente por los parques, sin gritos histéricos de nadie.
7
19 de noviembre de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película sencilla pero que llega al corazón, sobre todo por el trabajo de dos buenos actores, pero sin despreciar un guión sutil que sin caer en sentimentalismos baratos consigue emocionar. Dos horas de pequeños retazos que recorren los últimos días compartidos de una bonita amistad.
7
19 de noviembre de 2015 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truman tiene el ingrediente principal para ser una tragedia descorazonadora, un hombre de media edad se está muriendo por culpa de una enfermedad muy puta y un amigo de toda la vida viene a despedirse de la otra punta de el mundo, sin embargo se eleva sobre lo trágico para convertirlo en un buen drama, humano y tierno.
A pesar de que Julián, el personaje de Darín, consigue atraparte desde el principio y te da mucha lástima que tenga que pasar lo que está pasando, la primera mitad de la película tiene varios gags de humor negro bastante graciosos, en la funeraria eligiendo como permanecer tras la muerte o en la consulta del médico con el calendario y el cuadro de Rembrandt. Julián no se cansa de recordarte que se va morir pronto, y aunque en los ojos de Javier Cámara se ve claramente el dolor que la enfermedad de su amigo le provoca, trata de quitarle hierro al asunto con cada respuesta irónica que rebate los arranques de Julián.
Es una película que acorde con el tópico te hará reír y llorar, pero también hará que salgas del cine con una sensación de alivio, de paz, por lo bellas que pueden ser las relaciones humanas aún cuando están marcadas por un hondo 'pathos' trágico. Es sobria y humana, con silencios cuando sobran las palabras y con diálogos cuándo estas se hacen necesarias. Y cuyo resultado consigue potenciarse gracias a la actuación de la dupla protagonista.
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