Truman
7.0
30,084
16 de enero de 2016
16 de enero de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Truman” es una película de buenas intenciones, honesta y arriesgada. Cesc Gay asume el reto de abordar un tema controvertido, extremo, emocional, pretendiendo desnudarlo de cualquier atisbo de sensiblería. El problema es que no siempre sale bien parado. El cineasta parte de premisas acertadas: una gran pareja de actores en estado de gracia para encarnar los personajes protagonistas; la prevalencia de los silencios sobre los discursos moralizantes; la contención narrativa; la utilización del humor como recurso desestresante... Hay que reconocerlo, Cesc Gay sabía lo que quería, y cómo lo quería hacer.
El problema es que, de tanto huir de la sensiblería, de tanto recargar la trama con silencios y miradas, la película cae en ocasiones en su propia trampa. Vale que hay autenticidad en la mirada de Darín, vale que el guión ofrece un juego de claroscuros en el que el enfermo supervaliente también deja traslucir sus debilidades… Pero lo cierto es que no puedo evitar cierta sensación de artificialidad ante tanta integridad. La consulta al veterinario para hacer una pregunta surrealista, la visita a la casa de pompas fúnebres… La comicidad es a veces tan absurda que provoca distanciamiento. En concreto, reconozco que en la escena de la funeraria hay diálogos graciosos y brillantes (“-¿Quién es el difunto? -Soy yo. -Mmm... Le acompaño en el sentimiento”), pero la situación está tan llevada al extremo que no resulta creíble. El despido del teatro, el viaje a Amsterdam, el encuentro casual con la exmujer (que sirve para redimir al personaje del hijo a los ojos del espectador), la escena final en la habitación del hotel…
Incluso me parece curiosa la estructura del film: hay dos personajes a los que acompañamos durante todo el metraje, con un tercero (la prima) que va apareciendo de vez en cuando para servir de contrapunto, pero toda la película es una sucesión de escenas más o menos brillantes, con apariciones estelares de actores ilustres que pretenden dar “empaque” al film. Al final, “Truman” es un cúmulo de situaciones supuestamente emocionantes a la vez que auténticas, y que parecen metidas con calzador. Un difícil ejercicio de equilibrios. Me quedo con algunas escenas que, analizadas una por una, me parecen verdaderamente brillantes (encuentro inicial de los protagonistas en la escalera, escena del restaurante con los personajes de Eduard Fernández y Silvia Abascal…). El problema es que, al final, yo he llegado al desenlace saturado…
Sí me parece más acertado el tratamiento de la relación de amistad entre los protagonistas, con el simbólico elemento del perro que da título al film. Me parece una gran idea de guión que, al final, y como dice el personaje de Javier Cámara, los dos amigos hayan dejado pasar los 4 días de la visita sin haber hablado apenas de lo que en principio tenían que hablar. Muchos cineastas habrían caído en la tentación, y el hecho de que Cesc Gay se haya resistido a ello me parece una buena solución para la historia. Los “inseparables” han dejado de serlo, pero eso no va en deterioro de la relación. Será que aquí sí que me he visto identificado con el mensaje de Cesc Gay de que la amistad consiste en acompañar siempre, incluso desde el Polo Norte, y no pasar factura nunca.
La película dará que hablar, y parece que le espera una exitosa carrera de premios, muchos de ellos merecidos. Aunque la atmósfera de naturalidad que pretende crear termina pareciendo impostada, “Truman” está a una altura muy superior de otros films que han hecho juegos malabares en el terreno de las emociones (por ejemplo, está muy por encima de “Intocable”, con la que en mi opinión tiene algunos paralelismos). De todas formas, debemos felicitarnos por películas como ésta, aunque sólo sea por su valentía.
El problema es que, de tanto huir de la sensiblería, de tanto recargar la trama con silencios y miradas, la película cae en ocasiones en su propia trampa. Vale que hay autenticidad en la mirada de Darín, vale que el guión ofrece un juego de claroscuros en el que el enfermo supervaliente también deja traslucir sus debilidades… Pero lo cierto es que no puedo evitar cierta sensación de artificialidad ante tanta integridad. La consulta al veterinario para hacer una pregunta surrealista, la visita a la casa de pompas fúnebres… La comicidad es a veces tan absurda que provoca distanciamiento. En concreto, reconozco que en la escena de la funeraria hay diálogos graciosos y brillantes (“-¿Quién es el difunto? -Soy yo. -Mmm... Le acompaño en el sentimiento”), pero la situación está tan llevada al extremo que no resulta creíble. El despido del teatro, el viaje a Amsterdam, el encuentro casual con la exmujer (que sirve para redimir al personaje del hijo a los ojos del espectador), la escena final en la habitación del hotel…
Incluso me parece curiosa la estructura del film: hay dos personajes a los que acompañamos durante todo el metraje, con un tercero (la prima) que va apareciendo de vez en cuando para servir de contrapunto, pero toda la película es una sucesión de escenas más o menos brillantes, con apariciones estelares de actores ilustres que pretenden dar “empaque” al film. Al final, “Truman” es un cúmulo de situaciones supuestamente emocionantes a la vez que auténticas, y que parecen metidas con calzador. Un difícil ejercicio de equilibrios. Me quedo con algunas escenas que, analizadas una por una, me parecen verdaderamente brillantes (encuentro inicial de los protagonistas en la escalera, escena del restaurante con los personajes de Eduard Fernández y Silvia Abascal…). El problema es que, al final, yo he llegado al desenlace saturado…
Sí me parece más acertado el tratamiento de la relación de amistad entre los protagonistas, con el simbólico elemento del perro que da título al film. Me parece una gran idea de guión que, al final, y como dice el personaje de Javier Cámara, los dos amigos hayan dejado pasar los 4 días de la visita sin haber hablado apenas de lo que en principio tenían que hablar. Muchos cineastas habrían caído en la tentación, y el hecho de que Cesc Gay se haya resistido a ello me parece una buena solución para la historia. Los “inseparables” han dejado de serlo, pero eso no va en deterioro de la relación. Será que aquí sí que me he visto identificado con el mensaje de Cesc Gay de que la amistad consiste en acompañar siempre, incluso desde el Polo Norte, y no pasar factura nunca.
La película dará que hablar, y parece que le espera una exitosa carrera de premios, muchos de ellos merecidos. Aunque la atmósfera de naturalidad que pretende crear termina pareciendo impostada, “Truman” está a una altura muy superior de otros films que han hecho juegos malabares en el terreno de las emociones (por ejemplo, está muy por encima de “Intocable”, con la que en mi opinión tiene algunos paralelismos). De todas formas, debemos felicitarnos por películas como ésta, aunque sólo sea por su valentía.
29 de enero de 2016
29 de enero de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que, después de leer las críticas de la prensa y de algunos usuarios, me esperaba mucho más de esta película. Soy gran fan del cine español y valoro el esfuerzo titánico que se hace para rodar películas en nuestro país sin apenas apoyo de las instituciones públicas, pero si algo no me llega, también debo reconocerlo. La película intenta durante sus 108 minutos provocarte continuos vuelcos al corazón para que sientas en tu piel lo que debe sentir Julián al saber que morirá en poco tiempo y dejará muchos cabos sueltos, pero lo cierto es que lo único que me emocionó de verdad fue el abrazo que le da su hijo al despedirse de él en Ámsterdam. La película en general me parece bastante lenta y algo aburrida, por no hablar de la incomprensible escena erótica entre Tomás y la prima de Julián que, por más que lo pienso, aún no entiendo a qué viene. En definitiva, alguien dijo una vez que la expectativa es el asesino de la diversión y, en este caso, no puedo estar más de acuerdo.
11 de noviembre de 2016
11 de noviembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viernes por la noche. Casa de un amigo. Dos amigos y yo decidimos ver una película y entramos en Filmaffinity para que nos aconseje. Tragicomedia española. A ninguno de mis dos amigos le gusta ninguna de las dos palabras. Insisto en verla. Un hombre se está muriendo y durante el resto de su vida no para de hablar de su muerte. Fin. mis amigos me odian. Me voy a la cama
27 de septiembre de 2015
27 de septiembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena peli, tan simple como profunda. Contando una historia trágica pero sin golpes bajos. El trabajo gestual de Javier Cámara es impresionante!!!!. Darín, como siempre, impecable. A pesar de ser una historia que se ha contado muchas veces en cine, la enfermedad terminal, la cercanía de la muerte, su vínculo con la amistad la transforma en esperanzadora.
29 de octubre de 2015
29 de octubre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos amigos reencontrados comparten cuatro días de sus vidas en los que las situaciones cotidianas servirán para sonsacarnos varias sonrisas y conmovernos con escenas realistas llenas de complicidad. Huyendo en todo momento de la lágrima fácil, la película se adentra poco a poco en el corazón del espectador con una historia sencilla y muy bien contada que sería difícil de entender con otra pareja protagonista en cabeza. Y es que Cámara y Darín encajan a la perfección gracias a lo opuesto de sus personajes, haciendo evidente una vez más su talento interpretativo rebosante de naturalidad y desparpajo.
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