Melancolía
2011 

6.8
32,717
Drama. Ciencia ficción
Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
28 de enero de 2013
28 de enero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil aguantar la personalidad de Lars von Trier, su egocentrismo exasperante es común a cualquier genio que haya parido la humanidad. Pero con Melancholia aprendí a admirarlo como el cinéfilo que es, como la persona honesta que es, como un ser humano que también se deprime.
Porque Lars von Trier está personalizado en cada una de sus películas, y esta película es Lars von Trier elevado a la enésima potencia: es la metáfora de su depresión después de haber vomitado Anticristo. Porque si la anterior era el terror de su depresión, Melancholia es la aceptación de ésta, y me parece uno de los ejercicios más honestos que haya podido llegar a hacer, creo que intentaba enseñarnos algo de su experiencia.
El cine de Lars von Trier es psicológico, la manera de llegar a ti es a través del inconsciente, despertando sensaciones escondidas. Dicen que Lars von Trier quizás intentaba contagiarnos su depresión con esta cinta. Pienso que es bastante probable, pero conmigo no lo consiguió. Tuvo eso sí la inteligencia suficiente para estrenarla en el 2011 y asociarla con el apocalipsis y toda la que se supone iba a caer (21/12/2012).
Creo que si la hubiera visto hoy no hubiera tenido ni la mitad de efecto que tuvo en mí cuando la vi, porque esta película quedó grabada en mi retina, mi cerebro, mi cuerpo entero unos cuantos días, de hecho, pasado ya casi un año, la recuerdo como una de las películas más bellas que he visto, si esto era el apocalipsis, es el apocalipsis más maravilloso que puedas imaginar.. más que dejarme con un sentimiento triste, me dejó con la sensación de un amor absoluto por el universo, porque somos pequeñitos y estamos solos, y logra infundir esta sensación desde una casa enorme lejos de la ciudad, donde los silencios y la soledad son más evidentes, desde donde pueden verse millones de estrellas.
Melancholia es un planeta que estaba escondido detrás del sol y que ahora se supone chocará con la tierra, en la reacción de tres personas frente a este suceso profundiza en el ser humano y en su relación con la muerte, la depresión y la aceptación.
El prólogo es absolutamente maravilloso, esas imágenes oníricas se respiran como premoniciones y simplemente no puedes esperar a que se desvele toda la trama. Es cierto que te engancha con el principio, te deja pensando con el final y el desarrollo de la película es una excusa para unir estas dos partes, pero una excusa bien dirigida y especialmente diferenciada en los capítulos de Justine y Claire. Las personalidades son antagónicas y los colores, el sentimiento general, la manera de rodar y los ritmos son totalmente distintos, difíciles de asociar.
La imagen de la Luna y Melancholia, cada una en un extremo opuesto de la pantalla es realmente insuperable.
No sé si Lars von Trier quería infundir una depresión en cada uno de nosotros con este película, en mí despertó el sentimiento contrario. Pero vaya cómo logró entrar en mi inconsciente: una vez más tuve estas sensaciones dispares, logró confundirme y dejarme pensando durante días, logró ese escalofrío difícil de definir pero que pocos pueden producir. Es un genio y lo admiro porque además es honesto y muy valiente.
Porque Lars von Trier está personalizado en cada una de sus películas, y esta película es Lars von Trier elevado a la enésima potencia: es la metáfora de su depresión después de haber vomitado Anticristo. Porque si la anterior era el terror de su depresión, Melancholia es la aceptación de ésta, y me parece uno de los ejercicios más honestos que haya podido llegar a hacer, creo que intentaba enseñarnos algo de su experiencia.
El cine de Lars von Trier es psicológico, la manera de llegar a ti es a través del inconsciente, despertando sensaciones escondidas. Dicen que Lars von Trier quizás intentaba contagiarnos su depresión con esta cinta. Pienso que es bastante probable, pero conmigo no lo consiguió. Tuvo eso sí la inteligencia suficiente para estrenarla en el 2011 y asociarla con el apocalipsis y toda la que se supone iba a caer (21/12/2012).
Creo que si la hubiera visto hoy no hubiera tenido ni la mitad de efecto que tuvo en mí cuando la vi, porque esta película quedó grabada en mi retina, mi cerebro, mi cuerpo entero unos cuantos días, de hecho, pasado ya casi un año, la recuerdo como una de las películas más bellas que he visto, si esto era el apocalipsis, es el apocalipsis más maravilloso que puedas imaginar.. más que dejarme con un sentimiento triste, me dejó con la sensación de un amor absoluto por el universo, porque somos pequeñitos y estamos solos, y logra infundir esta sensación desde una casa enorme lejos de la ciudad, donde los silencios y la soledad son más evidentes, desde donde pueden verse millones de estrellas.
Melancholia es un planeta que estaba escondido detrás del sol y que ahora se supone chocará con la tierra, en la reacción de tres personas frente a este suceso profundiza en el ser humano y en su relación con la muerte, la depresión y la aceptación.
El prólogo es absolutamente maravilloso, esas imágenes oníricas se respiran como premoniciones y simplemente no puedes esperar a que se desvele toda la trama. Es cierto que te engancha con el principio, te deja pensando con el final y el desarrollo de la película es una excusa para unir estas dos partes, pero una excusa bien dirigida y especialmente diferenciada en los capítulos de Justine y Claire. Las personalidades son antagónicas y los colores, el sentimiento general, la manera de rodar y los ritmos son totalmente distintos, difíciles de asociar.
La imagen de la Luna y Melancholia, cada una en un extremo opuesto de la pantalla es realmente insuperable.
No sé si Lars von Trier quería infundir una depresión en cada uno de nosotros con este película, en mí despertó el sentimiento contrario. Pero vaya cómo logró entrar en mi inconsciente: una vez más tuve estas sensaciones dispares, logró confundirme y dejarme pensando durante días, logró ese escalofrío difícil de definir pero que pocos pueden producir. Es un genio y lo admiro porque además es honesto y muy valiente.
4 de julio de 2015
4 de julio de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
1. Tras ver esta película tuve ganas de suicidarme durante 1 semana (no por lo que me transmitiera la historia sino por lo mala que es).
2. Kirsten Dunst actúa toda la película como si estuviera drogada.
3. Cuenta la vida de dos tías que se pasan la vida desayunando en el jardín sin ningún tipo de horario ni preocupaciones, no hacen tareas de la casa, el niño no va al colegio, tienen criados , se pasan las horas sin trabajar y viviendo en un palacio con campo de golf, caballos y a todo lujo.... ( ¿todo el mundo en Escandinavia vive así? joder que chollo.
4. Lo mejor de la peli es ver el desnudo de Kirsten Dunst (!vaya melones! ¿se habrá operado?)
2. Kirsten Dunst actúa toda la película como si estuviera drogada.
3. Cuenta la vida de dos tías que se pasan la vida desayunando en el jardín sin ningún tipo de horario ni preocupaciones, no hacen tareas de la casa, el niño no va al colegio, tienen criados , se pasan las horas sin trabajar y viviendo en un palacio con campo de golf, caballos y a todo lujo.... ( ¿todo el mundo en Escandinavia vive así? joder que chollo.
4. Lo mejor de la peli es ver el desnudo de Kirsten Dunst (!vaya melones! ¿se habrá operado?)
17 de diciembre de 2017
17 de diciembre de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi segunda película en mi labor auto-impuesta de visionar la fimografía de Von Trier en su totalidad, contando los dos polémicos volúmenes de Nymphomaniac como una sola película irregular, oscilando la genialidad y la provocación gratuita.
"Melancholia" demuestra que el realizador danés es posiblemente lo más cercano a un heredero del maestro Tarkovsky en este nuestro siglo, invadiendo así Andrei la dedicatoria del director en el inicio de la violenta "Anticristo", la cual, a día de hoy, no he tenido el ¿placer? de acabar.
Al igual que el realizador soviético, la naturaleza invade la trama principal con un rol protagonista, recordando así a la etapa italiana del director y a "the mirror", alto puesto en mi lista de películas de cabecera.
Dividia en dos capítulos, recuerda en su primera mitad a "celebración" de Vinterberg, culmen del movimiento Dogma impulsado por ambos, con una tensión y falta de comodidad permanente y tratando con una especial brillantez la complejidad de la denostada y vieja amiga depresión.
En su segunda mitad, Von Trier recuerda más a Malick y su "arbol de la vida" en la reflexión existencial y silenciosa, perdiendo potencia y haciéndose un tanto pesada a medida que avanza, pero arreglándolo con un maravilloso plano final que da forma al film en su totalidad.
Así, Lars hace un film honesto, reflexivo, depresivo, y existencial, con una fotografía que oscila el "shaky cam" y el "slow mo" preciosita, y el recurrente preludio de "tristan und isolde" del genio Wagner, cuyo uso especial y único a lo largo del metraje recuerda al manejo del preludio coral de Bach en "Solaris" de Tarkovsky.
Fantástica sorpresa.
"Melancholia" demuestra que el realizador danés es posiblemente lo más cercano a un heredero del maestro Tarkovsky en este nuestro siglo, invadiendo así Andrei la dedicatoria del director en el inicio de la violenta "Anticristo", la cual, a día de hoy, no he tenido el ¿placer? de acabar.
Al igual que el realizador soviético, la naturaleza invade la trama principal con un rol protagonista, recordando así a la etapa italiana del director y a "the mirror", alto puesto en mi lista de películas de cabecera.
Dividia en dos capítulos, recuerda en su primera mitad a "celebración" de Vinterberg, culmen del movimiento Dogma impulsado por ambos, con una tensión y falta de comodidad permanente y tratando con una especial brillantez la complejidad de la denostada y vieja amiga depresión.
En su segunda mitad, Von Trier recuerda más a Malick y su "arbol de la vida" en la reflexión existencial y silenciosa, perdiendo potencia y haciéndose un tanto pesada a medida que avanza, pero arreglándolo con un maravilloso plano final que da forma al film en su totalidad.
Así, Lars hace un film honesto, reflexivo, depresivo, y existencial, con una fotografía que oscila el "shaky cam" y el "slow mo" preciosita, y el recurrente preludio de "tristan und isolde" del genio Wagner, cuyo uso especial y único a lo largo del metraje recuerda al manejo del preludio coral de Bach en "Solaris" de Tarkovsky.
Fantástica sorpresa.
4 de abril de 2018
4 de abril de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace años que vi esta película y solo puedo recordar la impresión que dejó en mí. Una mujer en una especie de letargo, vaga en su propia incomprensión, y trata de sentir algo incumpliendo las normas. No está preparada para el optimismo y la alegría, pero sí para la debacle y el Apocalipsis.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ella es la única que puede aceptar el impacto anunciado, la que sabe cómo actuar en el momento del fin, porque lleva viviendo así toda su vida, o al menos un buen trecho de la misma.
Si hay algo que me gusta de esta película es la metáfora que hace respecto a ese letargo melancólico que supone pensar en el final de las cosas, cuando nuestro ser acabó hace tiempo.
Si hay algo que me gusta de esta película es la metáfora que hace respecto a ese letargo melancólico que supone pensar en el final de las cosas, cuando nuestro ser acabó hace tiempo.
28 de julio de 2021
28 de julio de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Melancolía” es, en términos cinematográficos, el equivalente médico a dejar de comer o autolesionarse: una llamada de auxilio, un grito de socorro, de ayuda, un «paradme, me estoy endiosando». Aunque yo casi diría que es el público, concretamente SU PÚBLICO (en el que incluyo esa la casta crítica afín), el que le endiosa a base de aplaudir con las orejas cualquier ocurrencia que lleve a la pantalla, el que no juzga sus obras en base a lo que ofrece sino que da por bueno que lo que entrega es canelita fina y luego busca la forma de justificar la valoración positiva.
En “Melancolía” vuelve a buscar los límites de la tolerancia del espectador intentando que reaccione y que llame al pan, pan y al truño, truño. Para ello entrega una extravagancia de película que se compone de dos partes totalmente independientes con el único vínculo de que en ambas sale Kirsten Dunst. A todos los efectos, se puede hablar de dos películas colocadas una a continuación de la otra, con el matiz de que el primer segmento solo tiene de película el que se ha rodado con una cámara y se proyecta en pantalla. Sí, la primera parte de “Melancolía” es un carcajada de Triers en la cara de sus lacayos, un «si tanto os gusta, tragaos mi mierda», una estupidez de hora y media de lo que literalmente, es un video de boda. De una boda rara, de un chica rara de ideas poco claras con un chaval que parece buena gente y no sabe dónde se ha metido. Si tuviera que volver a verla, la pasaría a cámara rápida, igual que hago con los videos de boda siempre que puedo. No hay mucho más, alguna anécdota de novios, el brindis, el baile, invitados achispados y la conga. En el montaje del director la novia subasta la liga y hacen el baile del pañuelo. Lo único destacable de esa primera parte es que el bueno de Lars mantiene el toque a la hora de convencer a cualquier estrella para que se convierta en ‘chica Triers’ y embaucarla para que se desnude en pantalla con el cuento de que es algo puramente artístico necesario para la narrativa.
Así que, realmente, la película empieza a la hora y media con un registro totalmente distinto: un planeta de nombre Melancolía entra en el campo de atracción gravitatoria de la Tierra y la devastadora colisión es inevitable. Esta idea ya sí que tiene potencial y, particularmente, me resulta interesante porque plantea cómo encajar la idea de la extinción, de la muerte inevitable que es lo que yo creo que me tocaría en una situación de esas. Siempre que veo una película de Emmerich o similar donde la humanidad se enfrenta a su fin y sólo un grupo de ricachones o ‘gente esencial’ tiene asegurada la supervivencia en búnkers o en arcas, tengo asumido que yo nunca sería de los afortunados elegidos o de los que casualmente la salvación pillase a mano. Por si os lo estáis preguntando, no me pasa lo mismo con los fenómenos de apocalípsis zombie tipo “The Walking Dead” porque por algún motivo siempre creo que en ese escenario sí tendría alguna posibilidad de supervivencia.
Pero vamos, que aunque la segunda parte tenga algo de interés no implica que lleve la marca del genio. Su momento álgido es una simple escenificación del fin bajo la música de “El Ocaso de los Dioses” de Wagner en una asociación de conceptos muy, muy básica, mientras que el resto habla de aceptación y perdón en términos que no pasan de convencionales, lo que hace de “Melancolía”, en su conjunto, una obra de digestión complicada sin muchos argumentos para su visionado. Triers se lo puso realmente complicado a sus lameculos a la hora de encontrar la manera de seguir adorándole, pero éstos encontraron la manera de valorarla con casi un 7 y un 70% de reseñas positivas. Así que, nada, a seguir alimentando al monstruo, a ver cómo se supera la próxima vez.
En “Melancolía” vuelve a buscar los límites de la tolerancia del espectador intentando que reaccione y que llame al pan, pan y al truño, truño. Para ello entrega una extravagancia de película que se compone de dos partes totalmente independientes con el único vínculo de que en ambas sale Kirsten Dunst. A todos los efectos, se puede hablar de dos películas colocadas una a continuación de la otra, con el matiz de que el primer segmento solo tiene de película el que se ha rodado con una cámara y se proyecta en pantalla. Sí, la primera parte de “Melancolía” es un carcajada de Triers en la cara de sus lacayos, un «si tanto os gusta, tragaos mi mierda», una estupidez de hora y media de lo que literalmente, es un video de boda. De una boda rara, de un chica rara de ideas poco claras con un chaval que parece buena gente y no sabe dónde se ha metido. Si tuviera que volver a verla, la pasaría a cámara rápida, igual que hago con los videos de boda siempre que puedo. No hay mucho más, alguna anécdota de novios, el brindis, el baile, invitados achispados y la conga. En el montaje del director la novia subasta la liga y hacen el baile del pañuelo. Lo único destacable de esa primera parte es que el bueno de Lars mantiene el toque a la hora de convencer a cualquier estrella para que se convierta en ‘chica Triers’ y embaucarla para que se desnude en pantalla con el cuento de que es algo puramente artístico necesario para la narrativa.
Así que, realmente, la película empieza a la hora y media con un registro totalmente distinto: un planeta de nombre Melancolía entra en el campo de atracción gravitatoria de la Tierra y la devastadora colisión es inevitable. Esta idea ya sí que tiene potencial y, particularmente, me resulta interesante porque plantea cómo encajar la idea de la extinción, de la muerte inevitable que es lo que yo creo que me tocaría en una situación de esas. Siempre que veo una película de Emmerich o similar donde la humanidad se enfrenta a su fin y sólo un grupo de ricachones o ‘gente esencial’ tiene asegurada la supervivencia en búnkers o en arcas, tengo asumido que yo nunca sería de los afortunados elegidos o de los que casualmente la salvación pillase a mano. Por si os lo estáis preguntando, no me pasa lo mismo con los fenómenos de apocalípsis zombie tipo “The Walking Dead” porque por algún motivo siempre creo que en ese escenario sí tendría alguna posibilidad de supervivencia.
Pero vamos, que aunque la segunda parte tenga algo de interés no implica que lleve la marca del genio. Su momento álgido es una simple escenificación del fin bajo la música de “El Ocaso de los Dioses” de Wagner en una asociación de conceptos muy, muy básica, mientras que el resto habla de aceptación y perdón en términos que no pasan de convencionales, lo que hace de “Melancolía”, en su conjunto, una obra de digestión complicada sin muchos argumentos para su visionado. Triers se lo puso realmente complicado a sus lameculos a la hora de encontrar la manera de seguir adorándole, pero éstos encontraron la manera de valorarla con casi un 7 y un 70% de reseñas positivas. Así que, nada, a seguir alimentando al monstruo, a ver cómo se supera la próxima vez.
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