Tomorrowland
5.6
19,310
Ciencia ficción. Aventuras
Unidos por el mismo destino, una adolescente inteligente y optimista, llena de curiosidad científica, y un antiguo niño prodigio inventor, hastiado por las desilusiones, se embarcan en una peligrosa misión para desenterrar los secretos de un enigmático lugar localizado en algún lugar del tiempo y el espacio, conocido en la memoria colectiva como “Tomorrowland”, y así salvar a la humanidad.
19 de junio de 2015
19 de junio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora no recuerdo en que película fue, el caso es que durante los trailers, los de Cinesa nos metieron como si nada '20 minutos' de reloj supuestamente promocionales de la mitad del metraje de 'Tomorrowland', yo no daba crédito. En fin, la película está dirigida por Brad Bird (Los increíbles, Ratatouille, Misión imposible: Protocolo Fantasma) y nos llega desde la factoría Disney, la cual regala al público, con todo su corazón, como de costumbre, una película familiar de aventuras futuristas enfocada especialmente para los niños de la casa, con cierto aire y nostalgia Spielbergiana, pero que solo queda en anécdota. Si hay algo para mencionar y rescatar, es el buen diseño de producción y los sensacionales efectos visuales que luce la cinta. En su contra, tenemos una historia medio vacía, y un guión hueco que no convence, así como tampoco lo hace su mensaje 'Disney Happy' de luz y esperanza para motivar únicamente a los críos ajenos a los problemas sociales, políticos y/o de interés público.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
LUCHA POR UN FUTURO MEJOR:
Tomorrowland es nuestra otra dimensión, una dimensión futurista adelantada tecnológica y científicamente a la nuestra, y a la que solo tienen acceso los emprendedores y soñadores, los más listos y creativos, quienes a través de la esperanza quieren cambiar el mundo ante su inevitable apocalipsis (gobiernos inestables, superpoblación, guerras continentales, hambre, escasez de agua, crisis medioambiental ... ).
- Los protagonistas nos relatan sus historias, primero Clooney nos cuenta una parte de su infancia y como cambió su vida en la Feria Mundial de Nueva York en 1964 al conocer a una chica llamada Athena (Raffey Cassidy) y descubrir Tomorrowland.
- Luego Casey Newton (Britt Robertson), una joven prodigiosa, nos relata su encuentro con el pin y Tomorrowland gracias a la niña Athena, quien es un robot programado para reclutar soñadores como hizo con Clooney de niño.
Clooney averigua la fecha del fin del mundo y pierde la esperanza por lo que fue expulsado de Tomorrowland.
Tomorrowland es nuestra otra dimensión, una dimensión futurista adelantada tecnológica y científicamente a la nuestra, y a la que solo tienen acceso los emprendedores y soñadores, los más listos y creativos, quienes a través de la esperanza quieren cambiar el mundo ante su inevitable apocalipsis (gobiernos inestables, superpoblación, guerras continentales, hambre, escasez de agua, crisis medioambiental ... ).
- Los protagonistas nos relatan sus historias, primero Clooney nos cuenta una parte de su infancia y como cambió su vida en la Feria Mundial de Nueva York en 1964 al conocer a una chica llamada Athena (Raffey Cassidy) y descubrir Tomorrowland.
- Luego Casey Newton (Britt Robertson), una joven prodigiosa, nos relata su encuentro con el pin y Tomorrowland gracias a la niña Athena, quien es un robot programado para reclutar soñadores como hizo con Clooney de niño.
Clooney averigua la fecha del fin del mundo y pierde la esperanza por lo que fue expulsado de Tomorrowland.
21 de junio de 2015
21 de junio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disney vuelve a confiar en Brad Bird, uno de sus directores franquicia, para introducirnos en una nueva aventura visual vacía de contenido con un desarrollo irregular en el que el interés del espectador aumenta y decae en distintos puntos del largometraje.
Aún así, Tomorrowland, es un buen producto. Un Blockbuster familiar que ofrece lo que promete con un gran trabajo de casting. Magnificas interpretaciones de George Clooney, Raffey Cassidy y Britt Robertson.
Su "Fracaso" en taquilla es debido a una mala fecha de estreno ya que, en mi opinión, este largometraje es más apropiado para fechas próximas a navidad.
Aún así, Tomorrowland, es un buen producto. Un Blockbuster familiar que ofrece lo que promete con un gran trabajo de casting. Magnificas interpretaciones de George Clooney, Raffey Cassidy y Britt Robertson.
Su "Fracaso" en taquilla es debido a una mala fecha de estreno ya que, en mi opinión, este largometraje es más apropiado para fechas próximas a navidad.
3 de julio de 2015
3 de julio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Porque, seamos serios ¡sabéis hacerlo mejor!
Disney, factoría de fantasía y sueños para diversión de los niños... Terminator, androides del futuro que regresan al pasado para asegurar su existencia y rectificar errores humanoides, factoria de entretenimiento para adultos..., haz un mix de ambos con descenso a nivel juvenil, coloca hologramas por doquier, armas futuristas que serían geniales para jugar a la guerra del agua y un diseño de ese paraíso para genios y científicos no tan atractivo ni seductor como se esperaba, añadimos al Dr. Ross -¡siempre lo será en el recuerdo!-, pediatra que sigue tratando con jovencitos, al Dr. House como malvado mister X y el prototipo volador, que sería utilizado en las olimpiadas de Los Ángeles 82 para encender la antorcha, como inicial imagen que te queda en la memoria.
Los niños quieren estar con niños así que ellos son los protagonistas, George Clooney y Hugh Laurie para persuadir la apetencia de los mayores aunque, tras su fugaz aparición en las primeras escenas, ésta se evapore una hora para el de Kentucky/hora y media para el de Oxford hasta su regreso y, un movimiento incesante de aventura accidental cuyo lema es la torpeza y suerte del novato principiante donde, en su ya primer fotograma, puedes intuir la baja calidad de la misma, el mínimo esfuerzo creativo realizado para que su intensidad y aceleración, vigor y entusiasmo atrapen dignamente al espectador, niño o adulto, pues no por llenar el recorrido de baches, tropiezos e inesperadas caídas la sonrisa se vuelve risa, como sabiamente lo expresa esta programada inteligencia artificial que se autoapaga si eres cotilla y osas preguntar en demasía por información confidencial que no es de tu incumbencia, y puesto que "sonreír no es lo mismo que reír", es tu benevolencia y beneplácita simpatía la que fuerza tu sonrisa en el rostro, de ahí que no emitas ninguna carcajada voluntaria o instantánea en ningún momento.
"Si pudiera decirte con certeza la fecha de tu muerte, ¿querrías saberlo?", si Walt Disney levantara cabeza -aunque creo que mejor sería decir..., si descongelara su cabeza ¿no?, ¡pequeña broma de leyenda urbana!- ¿estaría orgulloso de firmar está película? Porque ¡seamos serios!, con los tiempos que corren, toda la técnica al alcance y el dinero medio que se destina a producir estos filme ¿no sabéis hacerlo mejor?, ¿esmerarse con más óptimos resultados?, ¿con más ingenio, destreza, ocurrencia y no tanta cutrez?
Porque, ¡seamos serios!..., es triste el diálogo, penoso el viaje astral, pobretón el mecanismo de enlace, patética la relación temporal, escaso el conjunto, nimias las sensaciones, en espera infinita la pasión que se aburre, en letargo olvidado cualquier tipo de excitación o apunte de diversión..., porque ¡seamos serios!..., por ser cine familiar, para peques y grandes, ¿se deja de lado la calidad, originalidad, estilo a cambio del discurso cliché de qué malos somos que llevamos años observando la destrucción del planeta, con avisos continuados de derrumbe y aniquilación del mundo y seguimos igual, sin hacer nada?..., un poco, demasiado visto y oído ¿no?
Poca agudeza e invención sugerente se mueve en este relato donde su máxima aspiración es que más de un niño, esa noche tras ver la película, se convirtiera en eterno soñador, se prometiera estudiar para mejorar y salvar al mundo y ¡nunca, jamás abandonar!, los muchos otros le pedirían a su padre conseguir el pin molón de la peli para jugar a teletransportarse con los colegas mientras, los adultos ¡nos conformaríamos con poder beber del batido rejuvenecedor del gobernador Nix!
"La imaginación es más que el conocimiento, Einstein"; debería haber, una norma y mecanismo posible de consulta para genios ya muertos, para poder pedirles permiso para usar sus célebres frases porque, ¡seamos serios! ¿Albert Einstein lo daría?, teniendo en cuenta que aquí se mueve poco conocimiento/menos imaginación aún.
Brad Bird, como visionario de llevar a buen puerto este sueño químerico futurista, no se molestó mucho en ser convincente, ni en ser motivador, ni en ser perspicaz, ni en llegar muy lejos, carencia fanática por la ciencia ficción se deduce de un trabajo reducido en sus pretensiones, insuficiente en imágenes, seco en exaltación, nulo en su grato recuerdo; tanto numerito técnico y abuso del recurso del ordenador y no puedes conseguir un rendimiento mejor?, ¿un producto más gustoso, delicioso, mejor?
Cine comercial para ver en familia, prototipo estandar para tiempo de diversión ligera y esparcimiento superficial, con mensaje moralista y promesa de esperanza en el mañana incluidos, ideal para tarde de domingo de velada con los tuyos ante la gran pantalla, menos mal que aún queda la noche para acostar pronto a los niños y ¡ver un filme decente que elimine su infortunado sabor!
Tomorrowland, la tierra del mañana, ¡como si no hubiera bastante con ésta!..., total ¡si están ahí en Valencia, con una pantalla verde y cables en la cabeza, con mínima iniciativa e ilusión de corto alcance!
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
Disney, factoría de fantasía y sueños para diversión de los niños... Terminator, androides del futuro que regresan al pasado para asegurar su existencia y rectificar errores humanoides, factoria de entretenimiento para adultos..., haz un mix de ambos con descenso a nivel juvenil, coloca hologramas por doquier, armas futuristas que serían geniales para jugar a la guerra del agua y un diseño de ese paraíso para genios y científicos no tan atractivo ni seductor como se esperaba, añadimos al Dr. Ross -¡siempre lo será en el recuerdo!-, pediatra que sigue tratando con jovencitos, al Dr. House como malvado mister X y el prototipo volador, que sería utilizado en las olimpiadas de Los Ángeles 82 para encender la antorcha, como inicial imagen que te queda en la memoria.
Los niños quieren estar con niños así que ellos son los protagonistas, George Clooney y Hugh Laurie para persuadir la apetencia de los mayores aunque, tras su fugaz aparición en las primeras escenas, ésta se evapore una hora para el de Kentucky/hora y media para el de Oxford hasta su regreso y, un movimiento incesante de aventura accidental cuyo lema es la torpeza y suerte del novato principiante donde, en su ya primer fotograma, puedes intuir la baja calidad de la misma, el mínimo esfuerzo creativo realizado para que su intensidad y aceleración, vigor y entusiasmo atrapen dignamente al espectador, niño o adulto, pues no por llenar el recorrido de baches, tropiezos e inesperadas caídas la sonrisa se vuelve risa, como sabiamente lo expresa esta programada inteligencia artificial que se autoapaga si eres cotilla y osas preguntar en demasía por información confidencial que no es de tu incumbencia, y puesto que "sonreír no es lo mismo que reír", es tu benevolencia y beneplácita simpatía la que fuerza tu sonrisa en el rostro, de ahí que no emitas ninguna carcajada voluntaria o instantánea en ningún momento.
"Si pudiera decirte con certeza la fecha de tu muerte, ¿querrías saberlo?", si Walt Disney levantara cabeza -aunque creo que mejor sería decir..., si descongelara su cabeza ¿no?, ¡pequeña broma de leyenda urbana!- ¿estaría orgulloso de firmar está película? Porque ¡seamos serios!, con los tiempos que corren, toda la técnica al alcance y el dinero medio que se destina a producir estos filme ¿no sabéis hacerlo mejor?, ¿esmerarse con más óptimos resultados?, ¿con más ingenio, destreza, ocurrencia y no tanta cutrez?
Porque, ¡seamos serios!..., es triste el diálogo, penoso el viaje astral, pobretón el mecanismo de enlace, patética la relación temporal, escaso el conjunto, nimias las sensaciones, en espera infinita la pasión que se aburre, en letargo olvidado cualquier tipo de excitación o apunte de diversión..., porque ¡seamos serios!..., por ser cine familiar, para peques y grandes, ¿se deja de lado la calidad, originalidad, estilo a cambio del discurso cliché de qué malos somos que llevamos años observando la destrucción del planeta, con avisos continuados de derrumbe y aniquilación del mundo y seguimos igual, sin hacer nada?..., un poco, demasiado visto y oído ¿no?
Poca agudeza e invención sugerente se mueve en este relato donde su máxima aspiración es que más de un niño, esa noche tras ver la película, se convirtiera en eterno soñador, se prometiera estudiar para mejorar y salvar al mundo y ¡nunca, jamás abandonar!, los muchos otros le pedirían a su padre conseguir el pin molón de la peli para jugar a teletransportarse con los colegas mientras, los adultos ¡nos conformaríamos con poder beber del batido rejuvenecedor del gobernador Nix!
"La imaginación es más que el conocimiento, Einstein"; debería haber, una norma y mecanismo posible de consulta para genios ya muertos, para poder pedirles permiso para usar sus célebres frases porque, ¡seamos serios! ¿Albert Einstein lo daría?, teniendo en cuenta que aquí se mueve poco conocimiento/menos imaginación aún.
Brad Bird, como visionario de llevar a buen puerto este sueño químerico futurista, no se molestó mucho en ser convincente, ni en ser motivador, ni en ser perspicaz, ni en llegar muy lejos, carencia fanática por la ciencia ficción se deduce de un trabajo reducido en sus pretensiones, insuficiente en imágenes, seco en exaltación, nulo en su grato recuerdo; tanto numerito técnico y abuso del recurso del ordenador y no puedes conseguir un rendimiento mejor?, ¿un producto más gustoso, delicioso, mejor?
Cine comercial para ver en familia, prototipo estandar para tiempo de diversión ligera y esparcimiento superficial, con mensaje moralista y promesa de esperanza en el mañana incluidos, ideal para tarde de domingo de velada con los tuyos ante la gran pantalla, menos mal que aún queda la noche para acostar pronto a los niños y ¡ver un filme decente que elimine su infortunado sabor!
Tomorrowland, la tierra del mañana, ¡como si no hubiera bastante con ésta!..., total ¡si están ahí en Valencia, con una pantalla verde y cables en la cabeza, con mínima iniciativa e ilusión de corto alcance!
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
3 de septiembre de 2015
3 de septiembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En poco menos de tres décadas Brad Bird se ha prodigado como director poco (siete film) y bien, sobre todo en animación con un par de obras maestras, sobresalientes y notables altos. Podríamos decir aquello de que todo lo que toca lo convierte en oro, hasta este megaproyecto financiado por Disney que le ha quedado más bien chapado en dorado y con el que no han hecho ni un dolar de beneficio.
La cinta es notable en muchos momentos, sobre todo en su primera hora, bienintencionada hasta extremos de buen rollo de anuncio de coca cola de los años 60 y con un mensaje casi desesperado que aboga por que las nuevas generaciones se apoyen en la tecnología para construir un mundo mejor o al menos salvar este.
El diseño de producción de ese mundo futuro entronca como digno sucesor de aquel magnifico que creó William Cameron Menzies en "La vida futura" allá por 1936, más meritorio aún dado que no disponía de la tecnología actual.
La irregularidad del confuso guión en que ha metido mano el desafortunado, hasta la fecha, Damon Lindelof, va llevando el asunto de una prometedora aventura fantástica a un convencional blockbuster de tópicos manidos. El reparto no pasa de la corrección, a excepción de una joven actriz inglesa de 13 años, Raffey Cassidy que viene pisando muy, muy fuerte.
Y todo acaba con un broche, o mejor dicho, un pin final para todos aquellos que siempre ven la botella medio llena. No lo verán mis ojos.
La cinta es notable en muchos momentos, sobre todo en su primera hora, bienintencionada hasta extremos de buen rollo de anuncio de coca cola de los años 60 y con un mensaje casi desesperado que aboga por que las nuevas generaciones se apoyen en la tecnología para construir un mundo mejor o al menos salvar este.
El diseño de producción de ese mundo futuro entronca como digno sucesor de aquel magnifico que creó William Cameron Menzies en "La vida futura" allá por 1936, más meritorio aún dado que no disponía de la tecnología actual.
La irregularidad del confuso guión en que ha metido mano el desafortunado, hasta la fecha, Damon Lindelof, va llevando el asunto de una prometedora aventura fantástica a un convencional blockbuster de tópicos manidos. El reparto no pasa de la corrección, a excepción de una joven actriz inglesa de 13 años, Raffey Cassidy que viene pisando muy, muy fuerte.
Y todo acaba con un broche, o mejor dicho, un pin final para todos aquellos que siempre ven la botella medio llena. No lo verán mis ojos.
24 de septiembre de 2015
24 de septiembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso exactamente, una decepción que no procede. Un creativo como Brad Bird (Ratatouille, Los increíbles), coautor del guión, que haya pasado por esto creyendo que ofrecía una buena historia cuyo mensaje sería de calado...
No entiendo tantos herrores: la chica protagonista, Britt Robertson, parece en ocasiones una desaforada criatura que no sabe gestionar las relaciones sociales y que en momentos de crisis pierde fácilmente el control, por no llamarla directamente "loca". Echando un vistazo a la historia en su generalidad es pegarse un batacazo contra la evidencia de que, quizás por querer salir de los cánones, la historia no encanja desde el principio. Nadie la contaría de ese modo a un amigo, si de verdad nos hubiera pasado algo así. El punto de vista no es correcto. Por no hablar de la confusión que produce el hecho de que el personaje de George Clooney, cuando es pequeño, es idéntico al hermano de la protagonista. ¿En qué quedamos? ¿En este lío de tiempos y espacios hay que sumar que son la misma persona? ¡Porque parece que es eso lo que nos quiere decir!
Debió aclarársenos desde un principio en qué realidad nos movemos. Repito, cualquiera sabría que (de contarlo en primera persona), entre tantas historias futuristas, de viajes en el tiempo, de translados en el espacio a velocidades imposibles, es necesario aclarar desde el principio lo que esta película quiere ofrecer: una idea del futuro que depende del hoy. Quizá, con la magia que Brad Bird es capaz de dar a sus productos, de este modo pudiera imprimir la tensión y aventura al mensaje que nos quiere ofrecer: conservación del único planeta que tenemos a mano (supongo que de eso se trata ¿no?).
No entiendo tantos herrores: la chica protagonista, Britt Robertson, parece en ocasiones una desaforada criatura que no sabe gestionar las relaciones sociales y que en momentos de crisis pierde fácilmente el control, por no llamarla directamente "loca". Echando un vistazo a la historia en su generalidad es pegarse un batacazo contra la evidencia de que, quizás por querer salir de los cánones, la historia no encanja desde el principio. Nadie la contaría de ese modo a un amigo, si de verdad nos hubiera pasado algo así. El punto de vista no es correcto. Por no hablar de la confusión que produce el hecho de que el personaje de George Clooney, cuando es pequeño, es idéntico al hermano de la protagonista. ¿En qué quedamos? ¿En este lío de tiempos y espacios hay que sumar que son la misma persona? ¡Porque parece que es eso lo que nos quiere decir!
Debió aclarársenos desde un principio en qué realidad nos movemos. Repito, cualquiera sabría que (de contarlo en primera persona), entre tantas historias futuristas, de viajes en el tiempo, de translados en el espacio a velocidades imposibles, es necesario aclarar desde el principio lo que esta película quiere ofrecer: una idea del futuro que depende del hoy. Quizá, con la magia que Brad Bird es capaz de dar a sus productos, de este modo pudiera imprimir la tensión y aventura al mensaje que nos quiere ofrecer: conservación del único planeta que tenemos a mano (supongo que de eso se trata ¿no?).
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