Antes de la medianoche
2013 

7.3
28,147
24 de julio de 2013
24 de julio de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disuadido por mis prejuicios de que se tratara de comedias románticas bobaliconas, no vi "Antes del amanecer" (1995) y "Antes del atardecer" (2004) hasta hace unos meses. Craso error por una parte, y al mismo tiempo, un afortunado acierto al no tener que esperar nueve años para seguir la segunda parte de las andanzas de Jesse y Celine ni otros tantos para disfrutar de "Antes del anochecer" (2013), última entrega de una trilogía llamada a entrar por derecho propio en la lista de las grandes sagas de la historia del cine.
Si "Antes del amanecer" nos mostraba la ingenua fe en los sueños de la veintena y con "Antes del atardecer" buceábamos en las dudas aún llenas de optimismo de la treintena, ahora "Antes del anochecer" aborda la decepción y el desgaste amoroso en la cuarentena, y es por ello más amarga que sus predecesoras. E infinitamente más redonda.
El equipo formado por Linklater, Hawke y Delpy (quienes, además de director y protagonistas, son autores del guión) ha elaborado una película que disecciona con extraordinaria lucidez los avatares de una relación amorosa adulta. Y todo ello rodado con una engañosa sencillez, a través de un estilo cercano al cinéma vérité basado en un lenguaje cinematográfico de exquisita depuración que nos regala largos planos sostenidos (¡portentoso el del viaje en coche al inicio de la cinta!) y dinámicos travellings de seguimiento hacia atrás con los que acompañamos a la pareja en sus paseos por ese luminoso y encantador pueblo griego.
Con todo, el pilar fundamental sobre el que se sustenta la película son los diálogos, ágiles, ingeniosos, inteligentes, auténticos y pronunciados por dos actores en permanente estado de gracia que parecen fundir su propia identidad con la del personaje que interpretan. Por si fuera poco, también los secundarios, inexistentes en las entregas anteriores, brillan con luz propia en sus reflexiones cargadas de espontaneidad sobre la vida y el amor.
Todos estos elementos (el lenguaje cinematográfico, los diálogos, las interpretaciones) provocan indefectiblemente la ansiada identificación de nosotros los espectadores con los conflictos vitales que estamos presenciando. Con mis mayores respetos, ni "El señor de los anillos", ni "Star Wars" ni similares. Esta sí que es una saga épica, en la que se libran guerras existenciales y una conmovedora lucha por mantener viva la esperanza y sacar adelante el amor que tantos factores amenazan con destruir.
Para rematar la faena, un estupendo final que, como la vida misma, nos deja un regusto agridulce. Un "happy ending" al uso habría sido una ñoñería imperdonable, pero igualmente incoherente habría sido un final pesimista por narices, en tanto en cuanto habría traicionado el espíritu de esta tragicomedia en tres actos. Se imponía pues un final realista (si se me permite usar un término tan manido), de matices, de grises, de claroscuros. Sabemos que aún queda un poso de amor y que, de momento, los protagonistas seguirán luchando juntos. Sabemos también que intentarán sortear los obstáculos que se presenten. Y no tenemos ni idea de si lo conseguirán.
Aunque, por supuesto, es imposible mantenerse neutrales y deseamos con todas nuestras fuerzas que logren su propósito porque creer en el triunfo amoroso de Jesse y Celine es creer en nuestro propio triunfo amoroso. Pensando en finales antológicos de historias de (des)amor, se me viene a la cabeza el de la magistral "Te querré siempre". Siendo tan desalentador como el de "Antes del anochecer", la conclusión de la película de Linklater me parece sin embargo aún más potente, ya que no es que intuyamos que esta pareja fue feliz y se amó, sino que hemos sido testigos y vivido plenamente las etapas de ese amor en las dos películas anteriores. Hemos visto evolucionar esta relación, en muchos casos seguramente de forma paralela a la nuestra, y les deseamos a ellos (¡ojalá sea posible!) lo mismo que a nosotros.
En definitiva, es "Antes del anochecer" una obra en la que, como en el mejor Rohmer, parece que no sucede gran cosa, y sin embargo todo está sucediendo, la vida está sucediendo, y los personajes, sin estruendosas tragedias de por medio, ríen, lloran, son felices, sufren, y, fundamentalmente, crecen y aprenden un poco más acerca del sentido de la existencia y de lo que significa madurar. Y, con ellos, nosotros. Ahí es nada.
http://www.ojocritico.com/criticas/antes-del-anochecer-amor-adulto/
Si "Antes del amanecer" nos mostraba la ingenua fe en los sueños de la veintena y con "Antes del atardecer" buceábamos en las dudas aún llenas de optimismo de la treintena, ahora "Antes del anochecer" aborda la decepción y el desgaste amoroso en la cuarentena, y es por ello más amarga que sus predecesoras. E infinitamente más redonda.
El equipo formado por Linklater, Hawke y Delpy (quienes, además de director y protagonistas, son autores del guión) ha elaborado una película que disecciona con extraordinaria lucidez los avatares de una relación amorosa adulta. Y todo ello rodado con una engañosa sencillez, a través de un estilo cercano al cinéma vérité basado en un lenguaje cinematográfico de exquisita depuración que nos regala largos planos sostenidos (¡portentoso el del viaje en coche al inicio de la cinta!) y dinámicos travellings de seguimiento hacia atrás con los que acompañamos a la pareja en sus paseos por ese luminoso y encantador pueblo griego.
Con todo, el pilar fundamental sobre el que se sustenta la película son los diálogos, ágiles, ingeniosos, inteligentes, auténticos y pronunciados por dos actores en permanente estado de gracia que parecen fundir su propia identidad con la del personaje que interpretan. Por si fuera poco, también los secundarios, inexistentes en las entregas anteriores, brillan con luz propia en sus reflexiones cargadas de espontaneidad sobre la vida y el amor.
Todos estos elementos (el lenguaje cinematográfico, los diálogos, las interpretaciones) provocan indefectiblemente la ansiada identificación de nosotros los espectadores con los conflictos vitales que estamos presenciando. Con mis mayores respetos, ni "El señor de los anillos", ni "Star Wars" ni similares. Esta sí que es una saga épica, en la que se libran guerras existenciales y una conmovedora lucha por mantener viva la esperanza y sacar adelante el amor que tantos factores amenazan con destruir.
Para rematar la faena, un estupendo final que, como la vida misma, nos deja un regusto agridulce. Un "happy ending" al uso habría sido una ñoñería imperdonable, pero igualmente incoherente habría sido un final pesimista por narices, en tanto en cuanto habría traicionado el espíritu de esta tragicomedia en tres actos. Se imponía pues un final realista (si se me permite usar un término tan manido), de matices, de grises, de claroscuros. Sabemos que aún queda un poso de amor y que, de momento, los protagonistas seguirán luchando juntos. Sabemos también que intentarán sortear los obstáculos que se presenten. Y no tenemos ni idea de si lo conseguirán.
Aunque, por supuesto, es imposible mantenerse neutrales y deseamos con todas nuestras fuerzas que logren su propósito porque creer en el triunfo amoroso de Jesse y Celine es creer en nuestro propio triunfo amoroso. Pensando en finales antológicos de historias de (des)amor, se me viene a la cabeza el de la magistral "Te querré siempre". Siendo tan desalentador como el de "Antes del anochecer", la conclusión de la película de Linklater me parece sin embargo aún más potente, ya que no es que intuyamos que esta pareja fue feliz y se amó, sino que hemos sido testigos y vivido plenamente las etapas de ese amor en las dos películas anteriores. Hemos visto evolucionar esta relación, en muchos casos seguramente de forma paralela a la nuestra, y les deseamos a ellos (¡ojalá sea posible!) lo mismo que a nosotros.
En definitiva, es "Antes del anochecer" una obra en la que, como en el mejor Rohmer, parece que no sucede gran cosa, y sin embargo todo está sucediendo, la vida está sucediendo, y los personajes, sin estruendosas tragedias de por medio, ríen, lloran, son felices, sufren, y, fundamentalmente, crecen y aprenden un poco más acerca del sentido de la existencia y de lo que significa madurar. Y, con ellos, nosotros. Ahí es nada.
http://www.ojocritico.com/criticas/antes-del-anochecer-amor-adulto/
26 de agosto de 2013
26 de agosto de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me interesa mucho lo que le pasa a esa pareja formada por Celine (Julie Delpy) y Jesse (Ethan Hawke), me agrada saber de ellos cada nueve años, de cómo les va... Su relación está bordada con los mismos hilos que unen muchas parejas, es difícil no identificarse con sus paseos, es casi imposible no caer en un "déjà vu" de vez en cuando. Deambular en su compañía por el sur del Peloponeso mientras intentan resolver su propia crisis es como recorrer las ruinas de uno mismo y darse cuenta de que lo mejor es dejarlas ahí para contemplarlas de cuando en cuando, que intentar reconstruirlas es lo contrario a avanzar, el tiempo nos desmorona algunas construcciones, pero nos da experiencia para seguir construyéndonos, como individuos, como pareja, como seres humanos.
Ésta vuelve a ser la historia de un reencuentro, la historia de una mujer y un hombre que se han perdido en sus rutinas, en su convivencia, en sus apoyos mutuos para salir adelante y para sacar adelante a sus tres hijos (dos hijas de ambos y un hijo del matrimonio anterior de él).
En sus vacaciones en Grecia, vuelven a descubrirse, pero esta vez, en lugar de lanzarse al mar juntos de cabeza, buscan una tabla de salvamento para salir a flote, se buscan el uno en el otro, ya saben que se necesitan, el tiempo se ha encargado de hacérselo saber, pero precisan confirmar que se siguen amando.
Esta tercera parte, este nuevo paseo por el arte, la literatura, los anhelos, la paternidad, la maternidad, el sexo, la amistad, el tesón, la magia, los anhelos, las frustraciones, la cultura y sobre todo, el amor; vuelve a conseguir que queramos saber, cómo les irá a estos dos, es decir, a ti y a mi, dentro de otros nueve años.
--------------------------
Crítica extraída de mi blog, La chasca:
http://jorgegalvezrecuero.blogspot.com.es/2013/07/antes-del-anochecer-un-paseo-por-la.html
Ésta vuelve a ser la historia de un reencuentro, la historia de una mujer y un hombre que se han perdido en sus rutinas, en su convivencia, en sus apoyos mutuos para salir adelante y para sacar adelante a sus tres hijos (dos hijas de ambos y un hijo del matrimonio anterior de él).
En sus vacaciones en Grecia, vuelven a descubrirse, pero esta vez, en lugar de lanzarse al mar juntos de cabeza, buscan una tabla de salvamento para salir a flote, se buscan el uno en el otro, ya saben que se necesitan, el tiempo se ha encargado de hacérselo saber, pero precisan confirmar que se siguen amando.
Esta tercera parte, este nuevo paseo por el arte, la literatura, los anhelos, la paternidad, la maternidad, el sexo, la amistad, el tesón, la magia, los anhelos, las frustraciones, la cultura y sobre todo, el amor; vuelve a conseguir que queramos saber, cómo les irá a estos dos, es decir, a ti y a mi, dentro de otros nueve años.
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Crítica extraída de mi blog, La chasca:
http://jorgegalvezrecuero.blogspot.com.es/2013/07/antes-del-anochecer-un-paseo-por-la.html
30 de agosto de 2013
30 de agosto de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es cierto que no es tan romántica como las dos anteriores, pero esas pelis ya las hicieron. Creo que han apostado por seguir con la historia donde la mayoría la deja. Y pienso que lo han conseguido. Pocos se atreven porque es la parte difícil. Me viene a la memoria la excelente "Todo o nada" de Mike Leigh. Por añadir algo nuevo en su en su defensa, diré que no es un día más en la vida de esta pareja. La película empieza cuando él deja a su hijo en el aeropuerto. Y en la conversación del coche, ella nos da la pista de por qué (para ella) es un día clave.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Creo que él, simplemente necesita hablar de ello, de tener un hijo en plena adolescencia tan lejos, de "racionalizar" como dice en algún momento. Pero ella cree que le está reprochando algo, que les va a pasar factura, y acabará con su relación (es lo que lleva en la cabeza todo el día). Hasta que él le hace ver que lo dejó todo por ella, que está y sigue a su lado.
19 de diciembre de 2013
19 de diciembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como sucede desde 1995, cada nueve años Celine y Jesse (Julie Delpy y Ethan Hawke) vuelven a las pantallas de la mano del director Richard Linklater. Antes del anochecer es la tercera película de la trilogía y funciona como la continuación de Antes del amanecer (1995) y Antes del atardecer (2004). Aunque el último film puede funcionar por sí solo, lo justo y más espléndido es poder hacer un recorrido por las tres.
En la primera película, Jesse y Celine deambulan por la ciudad de Viena sin rumbo fijo y con una duración que ellos mismos fijan: 24 horas juntos y un próximo encuentro en el mismo sitio dentro de 6 meses. En la segunda pasean por París sin un objetivo concreto y con Celine como guía turística de Jesse, el límite de tiempo lo marca el despegue de un avión. En la tercera ya todo está prefijado: el tiempo y el lugar. Ya no hay sitio para la espontaneidad como bien dice Celine en una escena del film. Después de pasar las vacaciones en compañía en Grecia, la pareja se dirige a una habitación de hotel para pasar una noche mágica. Es lo que provocan 9 años de relación y el inicio de las ataduras y roles domésticos, que la pareja se enfrente, por primera vez, a las convenciones del sistema. Sin embargo, el límite temporal se presenta de forma similar a los dos primeros filmes, donde ambos estaban amenazados por una separación que parecía insalvable. Ahora el peligro de su ruptura se encuentra en la supervivencia de su propia relación. Así pues, el conjunto de películas realizadas por Richard Linklater forman un reflejo de las etapas y de las ilusiones que las personas se encuentran en el recorrido de su existencia.
Como cuenta Linklater en una entrevista sobre la película, en esta ocasión ha decidido utilizar Grecia como metáfora: la pareja se encuentra de vacaciones en un lugar mediterráneo con sus dos hijas bellas y buenas, tienen un trabajo que les llena y están juntos. Algo con lo que 9 años atrás habrían soñado y que sin embargo, ahora no les hace felices.
Mediante esta alegoría, el director muestra lo difícil que es gestionar ese espacio entre la unión de dos personas, incluso si se aman. Cada película muestra una etapa de sus vidas, donde el espectador se reencuentra con los protagonistas y observa como les afecta el paso del tiempo, sin darse cuenta que para ellos también pasa.
Tras una buena presentación de los personajes en su nueva etapa –con buenos paralelismos entre el pasado de Jesse y Celine y la pareja joven; y de la vida futura que les espera en relación con el otro matrimonio adulto y con las reflexiones de los mayores de la mesa- Linklater, en Antes del anochecer, vuelve hacer uso de su cámara en movimiento, aunque en menor medida, para narrar la historia a través de largas conversaciones en paseos realizados con steadicam. Con esta técnica y el brutal realismo de los actores (Julie Delpy y Ethan Hawke), la película ofrece una credibilidad inconmensurable provocando en el espectador una sensación de cercanía y de apropiación de lo que los protagonistas experimentan. Los 9 años de separación entre cada película no es un obstáculo para su comprensión, ya que Linklater consigue, a través del diálogo, que el público pueda imaginar la vida de los personajes a lo largo de lo transcurrido durante las brechas temporales.
Así pues, una vez más, Linklater junto con los co-guionistas Julie Delpy y Ethan Hawke encuentran el clímax en la conversación a través de largas tomas, donde el tiempo pasa sin que ocurra nada especial y los protagonistas hablan y reflexionan de lo que ocurre en sus vidas. Un hábito que, como bien comentan en la película, la humanidad va perdiendo con las prácticas de consumo capitalistas y con la madurez de la pareja. Sin embargo, a pesar de que en la trilogía “Antes de…” la integridad del film es el diálogo, Linklater siempre se guarda algunos momentos de silencio cargados de significado. En el último film, concretamente tras la discusión del hotel.
Aunque pueda parecer una película de lo más dramática, también es divertida. Antes del anochecer muestra puntos de conexión con el espectador que, al identificarse con los personajes, puede arrancarle alguna que otra carcajada. Sobretodo en el trayecto que más recuerda a la versión aislada del mundo de los anteriores filmes de Jesse y Celine: el paseo por el campo hacia el hotel de 16 minutos de conversación. En esta secuencia, vuelven a surgir aquellos jóvenes atractivos e ingeniosos Julie Delpy y Ethan Hawke. Sin embargo, no dejan de ser adultos que intentan parecer frescos y seductores. Ahora cuentan con heridas que pronto empiezan a tomar relieve en el camino hacia la habitación. A día de hoy, tienen cosas en común más allá de gustarse: criticarse el uno al otro esas polaridades estereotipadas de una forma más dolorosa que en las primeras películas, pues ya no son ideológicas sino tangibles.
El punto de ebullición de la discusión llega de forma ineludible en la habitación del hotel. Allí Celine le echa en cara su poca colaboración y poco romanticismo y Jesse le recrimina su incoherencia acusándola de loca. Finalmente Celine se va. Al poco, los dos se reencuentran en una nocturna terraza de verano junto al mar. Aquí es donde llega la última secuencia y una de las más reflexivas. ¿Es optimista la continuidad y el reajuste de la pareja a través de la interpretación de un rol ficticio para hacer más llevadera la situación actual?
En definitiva, Antes del anochecer es una mezcla de conversaciones ágiles e inteligentes entre el recuerdo de aquellos destellos de amor y divertidos de Antes del amanecer y Antes del atardecer; y un nuevo sabor donde se descubren unos sentimientos más agrios, íntimos y duros que sufre la fermentación de la pareja. Los tres (Linklater, Delpy y Hawke) firman el guión de las dos últimas y muestran, una vez más, que tienen una gran sinfonía y creatividad juntos.
En la primera película, Jesse y Celine deambulan por la ciudad de Viena sin rumbo fijo y con una duración que ellos mismos fijan: 24 horas juntos y un próximo encuentro en el mismo sitio dentro de 6 meses. En la segunda pasean por París sin un objetivo concreto y con Celine como guía turística de Jesse, el límite de tiempo lo marca el despegue de un avión. En la tercera ya todo está prefijado: el tiempo y el lugar. Ya no hay sitio para la espontaneidad como bien dice Celine en una escena del film. Después de pasar las vacaciones en compañía en Grecia, la pareja se dirige a una habitación de hotel para pasar una noche mágica. Es lo que provocan 9 años de relación y el inicio de las ataduras y roles domésticos, que la pareja se enfrente, por primera vez, a las convenciones del sistema. Sin embargo, el límite temporal se presenta de forma similar a los dos primeros filmes, donde ambos estaban amenazados por una separación que parecía insalvable. Ahora el peligro de su ruptura se encuentra en la supervivencia de su propia relación. Así pues, el conjunto de películas realizadas por Richard Linklater forman un reflejo de las etapas y de las ilusiones que las personas se encuentran en el recorrido de su existencia.
Como cuenta Linklater en una entrevista sobre la película, en esta ocasión ha decidido utilizar Grecia como metáfora: la pareja se encuentra de vacaciones en un lugar mediterráneo con sus dos hijas bellas y buenas, tienen un trabajo que les llena y están juntos. Algo con lo que 9 años atrás habrían soñado y que sin embargo, ahora no les hace felices.
Mediante esta alegoría, el director muestra lo difícil que es gestionar ese espacio entre la unión de dos personas, incluso si se aman. Cada película muestra una etapa de sus vidas, donde el espectador se reencuentra con los protagonistas y observa como les afecta el paso del tiempo, sin darse cuenta que para ellos también pasa.
Tras una buena presentación de los personajes en su nueva etapa –con buenos paralelismos entre el pasado de Jesse y Celine y la pareja joven; y de la vida futura que les espera en relación con el otro matrimonio adulto y con las reflexiones de los mayores de la mesa- Linklater, en Antes del anochecer, vuelve hacer uso de su cámara en movimiento, aunque en menor medida, para narrar la historia a través de largas conversaciones en paseos realizados con steadicam. Con esta técnica y el brutal realismo de los actores (Julie Delpy y Ethan Hawke), la película ofrece una credibilidad inconmensurable provocando en el espectador una sensación de cercanía y de apropiación de lo que los protagonistas experimentan. Los 9 años de separación entre cada película no es un obstáculo para su comprensión, ya que Linklater consigue, a través del diálogo, que el público pueda imaginar la vida de los personajes a lo largo de lo transcurrido durante las brechas temporales.
Así pues, una vez más, Linklater junto con los co-guionistas Julie Delpy y Ethan Hawke encuentran el clímax en la conversación a través de largas tomas, donde el tiempo pasa sin que ocurra nada especial y los protagonistas hablan y reflexionan de lo que ocurre en sus vidas. Un hábito que, como bien comentan en la película, la humanidad va perdiendo con las prácticas de consumo capitalistas y con la madurez de la pareja. Sin embargo, a pesar de que en la trilogía “Antes de…” la integridad del film es el diálogo, Linklater siempre se guarda algunos momentos de silencio cargados de significado. En el último film, concretamente tras la discusión del hotel.
Aunque pueda parecer una película de lo más dramática, también es divertida. Antes del anochecer muestra puntos de conexión con el espectador que, al identificarse con los personajes, puede arrancarle alguna que otra carcajada. Sobretodo en el trayecto que más recuerda a la versión aislada del mundo de los anteriores filmes de Jesse y Celine: el paseo por el campo hacia el hotel de 16 minutos de conversación. En esta secuencia, vuelven a surgir aquellos jóvenes atractivos e ingeniosos Julie Delpy y Ethan Hawke. Sin embargo, no dejan de ser adultos que intentan parecer frescos y seductores. Ahora cuentan con heridas que pronto empiezan a tomar relieve en el camino hacia la habitación. A día de hoy, tienen cosas en común más allá de gustarse: criticarse el uno al otro esas polaridades estereotipadas de una forma más dolorosa que en las primeras películas, pues ya no son ideológicas sino tangibles.
El punto de ebullición de la discusión llega de forma ineludible en la habitación del hotel. Allí Celine le echa en cara su poca colaboración y poco romanticismo y Jesse le recrimina su incoherencia acusándola de loca. Finalmente Celine se va. Al poco, los dos se reencuentran en una nocturna terraza de verano junto al mar. Aquí es donde llega la última secuencia y una de las más reflexivas. ¿Es optimista la continuidad y el reajuste de la pareja a través de la interpretación de un rol ficticio para hacer más llevadera la situación actual?
En definitiva, Antes del anochecer es una mezcla de conversaciones ágiles e inteligentes entre el recuerdo de aquellos destellos de amor y divertidos de Antes del amanecer y Antes del atardecer; y un nuevo sabor donde se descubren unos sentimientos más agrios, íntimos y duros que sufre la fermentación de la pareja. Los tres (Linklater, Delpy y Hawke) firman el guión de las dos últimas y muestran, una vez más, que tienen una gran sinfonía y creatividad juntos.
19 de febrero de 2016
19 de febrero de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mis primeras palabras serán, me encanta. No me canso de ver este último regalo de la trilogía.
Inevitablemente desde la primera película, te enamoras de Julie y de Ethan, mejor, te enamoras de sus personajes, pero en esta última entrega, damos un paso más, ya no sólo los amas, ahora también los odias en tanto que a realidad se refiere. Esas escenas maravillosas por la magnífica Grecia, esas conversaciones llenas de sentido y faltas de él al mismo tiempo, y lo mejor de todo, esas discusiones.... Oh, si, esas discusiones son lo mejor; la más mencionada escena del hotel (de la que hablaré con spoiler), es inmejorable, consiguen que te sientas en su pellejo, vives la tristeza de lo que podría haber sido esa noche, vives la furia que despiertan los reproches, vives cada ideología, vives incluso el daño que pincha un poquito en el pecho al decir verdades dolorosas... ¿Quién tiene razón? Ninguno y los dos, como la vida misma.
No hace falta que diga, que no hay mejores actores para esta trilogía que Ethan Hawke (para mí un maestro de los personajes) y Julie Deply, sobre todo sabiendo que ellos participaron en el guión, y cada uno escribió su parte de la 'gran' discusión, haciéndola lo más realista posible.
Es un placer ver cualquier entrega del trío, placentero porque recorres las calles de Viena (en la primera entrega), París (en la segunda), y ahora Grecia con sus peculiares paisajes. De verdad siempre es un placer...
Inevitablemente desde la primera película, te enamoras de Julie y de Ethan, mejor, te enamoras de sus personajes, pero en esta última entrega, damos un paso más, ya no sólo los amas, ahora también los odias en tanto que a realidad se refiere. Esas escenas maravillosas por la magnífica Grecia, esas conversaciones llenas de sentido y faltas de él al mismo tiempo, y lo mejor de todo, esas discusiones.... Oh, si, esas discusiones son lo mejor; la más mencionada escena del hotel (de la que hablaré con spoiler), es inmejorable, consiguen que te sientas en su pellejo, vives la tristeza de lo que podría haber sido esa noche, vives la furia que despiertan los reproches, vives cada ideología, vives incluso el daño que pincha un poquito en el pecho al decir verdades dolorosas... ¿Quién tiene razón? Ninguno y los dos, como la vida misma.
No hace falta que diga, que no hay mejores actores para esta trilogía que Ethan Hawke (para mí un maestro de los personajes) y Julie Deply, sobre todo sabiendo que ellos participaron en el guión, y cada uno escribió su parte de la 'gran' discusión, haciéndola lo más realista posible.
Es un placer ver cualquier entrega del trío, placentero porque recorres las calles de Viena (en la primera entrega), París (en la segunda), y ahora Grecia con sus peculiares paisajes. De verdad siempre es un placer...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Spoiler¡¡
La escena en el hotel donde Jesse y Céline discuten es maravillosa, donde los reproches comienzan con una simple conversación sobre el hijo de Jesse que vive en Estados Unidos, y terminan con el tajante y absolutamente creíble -'' creo que ya sé cuál es el problema, creo que ya no te quiero''- de Céline antes de abandonar la habitación. Esa imagen cuando Jesse, incrédulo ante las palabras que le acaba de dedicar su esposa, observa ese té que no se terminó la mujer que se le acaba de escapar ante sus ojos, esas copas de vino malgastadas y tristes de no haber sido disfrutadas, esa cama que pide a gritos la calidez de dos cuerpos... Ese silencio que ahora acecha a Jesse, y que tanto ansiaba en realidad.
También he de decir que la escena donde las tres parejas hablan sobre la mesa en casa del escritor, es dedicada a todas las edades, dedican unos cuantos minutos a describir desde el punto de vista del anciano, de los adultos y de los jóvenes, el amor e incluso el desamor según se tome cada argumento.
La escena en el hotel donde Jesse y Céline discuten es maravillosa, donde los reproches comienzan con una simple conversación sobre el hijo de Jesse que vive en Estados Unidos, y terminan con el tajante y absolutamente creíble -'' creo que ya sé cuál es el problema, creo que ya no te quiero''- de Céline antes de abandonar la habitación. Esa imagen cuando Jesse, incrédulo ante las palabras que le acaba de dedicar su esposa, observa ese té que no se terminó la mujer que se le acaba de escapar ante sus ojos, esas copas de vino malgastadas y tristes de no haber sido disfrutadas, esa cama que pide a gritos la calidez de dos cuerpos... Ese silencio que ahora acecha a Jesse, y que tanto ansiaba en realidad.
También he de decir que la escena donde las tres parejas hablan sobre la mesa en casa del escritor, es dedicada a todas las edades, dedican unos cuantos minutos a describir desde el punto de vista del anciano, de los adultos y de los jóvenes, el amor e incluso el desamor según se tome cada argumento.
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