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Intriga internacional

Intriga Debido a un malentendido, a Roger O. Thornhill, un ejecutivo del mundo de la publicidad, unos espías lo confunden con un agente del gobierno llamado George Kaplan. Secuestrado por tres individuos y llevado a una mansión en la que es interrogado, consigue huir antes de que lo maten. Pero cuando al día siguiente regresa a la casa acompañado de la policía, le espera una sorpresa. (FILMAFFINITY)
Críticas 158
Críticas ordenadas por utilidad
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10
2 de mayo de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encuentro ante la máxima expresión de Hitchcock, sin duda mi película favorita del genio del suspense. Yo creo que más que nos ofrece en esta película hubiera sido imposible que nos ofreciera en otra porque lo tiene todo: una trama de espias, asesinato, amor, acción (geniales escenas las de la avioneta y la del Monte Rushmore), sorpresa argumental, una dirección soberbia, CARY GRANT.
La recomiendo por supuesto es una película que lleva a nuevas cotas la intriga, la acción, y un uso de la cámara como he visto en pocos directores.
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Es tan original que me flipé la primera vez que la vi. Eso de que lo tomen a él por un hombre que no existe es sencillamente de una brillantez que roza la perfección más absoluta. Luego toda la película se desarrolla de una manera tan fluída que parece que no hubo rodaje, parece la realidad.
Sobresalgo sobre todo tres escenas que me parecen las mejores: la primera es la de la avioneta, una escena que ha pasado a los anales de la filmografía, la segunda la de la subasta (donde Cary Grant improvisa un numerito loco en el que acaba arrestado, y protegido de los malos, y lo sacan detenido de la subasta), la tercera escena destacable es la del Monte Rushmore.
En serio una película que hay que ver si te gusta el cine. Buena desde el director, a la música, a los actores, a la escenografía, al guión y al argumento, además me encanta el halo de chulería y de broma que tiene el protagonista esté en la situación que esté
9
10 de noviembre de 2010 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hizo falta llegar a la tercera, porque a la segunda fue la vencida. La primera vez que vi “Con la Muerte en los Talones” me pareció una película pelín aburrida, tanto que creo que llegué desconectar de las desventuras de Roger O. Thornhill. Casi todas las películas de Hitchcock me gustan aún más la segunda vez que las veo y “North by Northwest” no ha sido una excepción. Ahora me parece increíble que la primera vez me resultara tediosa, porque si una cosa es esta película es entretenimiento. Las prodigiosas escenas se suceden y uno disfruta como un niño viendo en que líos se mete el protagonista.

Y que conste que intenté resistirme. Quería que prevaleciera la razón, manteniéndome a una prudente distancia de la espiral de despropósitos que propone la película, pero acabé sucumbiendo. Era reacio a plantarle un 9 (Obra Maestra) y mi nota iba a ser un 8, hasta que llegó la mítica escena del Monte Rushmore, la última genialidad de Hitchcock. Y es que esa conversación y en ese momento entre Cary Grant y Eva Marie Saint, en la que ella le pregunta el por qué de sus divorcios y él le contesta que porque su vida era monótona desata la carcajada en el momento de mayor tensión; ahí llegó mi capitulación, me dirigí a la página de ‘FilmAffinity’ y le planté un pedazo de 9.

Después de haber visto gran parte de la filmografía de Hitchcock, solo dos películas me habían decepcionado, quizás por estar entre las consideradas como obras maestras del director inglés. Una era “Con la Muerte en los Talones” y la otra “La Ventana Indiscreta”. Me parecían dos películas sobrevaloradas, consideraba que films más desconocidos como “Yo Confieso” o “Recuerda”, por poner dos ejemplos, estaban por encima. Con la primera me he reconciliado totalmente y esta crítica es buena muestra de ello, mientras que con la segunda, que volví a ver hace pocos meses, habrá que esperar a que el dicho se cumpla y a la tercera vaya la vencida.
9
15 de agosto de 2011 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la muerte en los talones, como muchas otras de Hitchcock, desprende, para mí, una perfección simple. Es algo que me gusta del director. En cada film hay una clave, ese “¡Ah, sí, era eso¡ ¿Cómo no me había enterado?”, que hace que todo se de por solucionado. Es perfecto. Es sencillo. Es cine.
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Analizo algunos puntos.

Cary Grant, por ejemplo. Alguien dijo que los papeles a medida no existían (¿lo dijo alguien?). Bueno, pues existen. El rol de Thornill es totalmente entendido y hecho real por el actor. Sus bromas y su posado despreocupada, simpático y a veces un poco ingenuo le van de maravilla al encarnar al personaje. Y sí, el hecho de que no sea el guaperas pero sí el guapo maduro hace mucho.

¿Y la banda sonora? No todas las películas pueden permitirse el silencio como las de Hitchcock. Siendo éste un gran film, el director consigue conservar plenamente la emoción sin necesitar la música en muchas escenas…Pero no lo conseguiría en todas sin su compositor. En el descenso por las caras esculpidas de los presidentes, por ejemplo. Sería inconcebible ahí una imagen sin la música, haciéndose larguísimo y pesado, sin ninguna gracia. Pero Bernard Herrmann, nuestro compositor, (que debería llevarse la mitad del mérito de la película) nos hace pasar la escena ¡hasta casi siendo emocionante!

Por cierto, la música consigue muchas cosas en una película y nos alimenta la emoción, pero lo que sí que no puede hacer es un milagro. Me refiero al “apasionado” beso en el tren. Lo diré sin adornos: ¡Eso no es un beso ni nada! Quien fuera el coreógrafo o lo que sea que se ocupara del beso no se merecía cobrar. Supongo que debe de ser fruto de la época , y que toda obra de arte tendrá su imperfección.
8
12 de enero de 2012 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque de intriga tiene poca cosa (saber quien es Kaplan y por qué le confunden) ya que se nos desvela en el momento necesario, antes de que empecemos a hacer elucubraciones; el interés no decae porque lo que interesa es saber como va a salir de todos los enredos en que se/le meten (porque es único en meterse en líos, tiran más dos tetas que...). A la ya conocida escena de la avioneta (¿quien no la ha visto?) destacaría la de la subasta, no podía aguantar la risa. Esta vez tío Alfred no ha querido que estemos pendientes de cuando sale en pantalla y ha preferido hacerlo en la primera escena para que nos preocupemos solo de la película. Por cierto, la madre es para hostiarla.
8
20 de septiembre de 2014 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguna vez Hitchcock tuviera la oportunidad de volver a su propio "yo" del pasado, rechazando la sugerente producción de The Wreck Of The Mary Deare (debido a la imposibilidad de mejorar el planteamiento inicial en el desarrollo de la película) y aceptando hacer un nuevo proyecto, desde cero, como North By Northwest, posiblemente tampoco sería capaz de contarle lo lejos que llegó con la realización de este film.
También, si alguna vez Hitchcock pudiera haber sabido que un año después el éxito no solo llegaría a sus talones, sino a su persona al completo al realizar Psycho, posiblemente habría desechado esta producción y se hubiera centrado en realizar a la perfección su obra maestra.
North By Northwest demuestra claramente hasta qué punto estaba dispuesto a llegar Hitchcock por conquistar a su público frecuente. Las diferentes escenas que presagian el surrealismo que se acrecienta con el desarrollo de la película y que el propio protagonista, Cary Grant, está viviendo por un simple error, haría que, en 1959, numerosas personas apuntasen fijamente a George Kaplan en la pantalla y dijeran al de la butaca de al lado "mira, eso me ha pasado a mí."
No me refiero, entonces, a que el propio Hitchcock estuviera dispuesto a poner su profesión al servicio de las masas, sino que sabía cómo hacer que un cineasta triunfase durante dos horas de película. Al principio de la misma, ya se generaría una reacción positiva hacia el protagonista si nos encontrásemos ante un público exigente e inconformista: un notable publicista, seguro de sí mismo, con autoestima, poder de la palabra y de la convicción, es secuestrado antes de que uno pudiera pensar que ya llevaba diez minutos de película. El resto de la película sólo queda disfrutar de lo que pueda suceder y de la notable influencia que pudiera ejercer en cada uno de nosotros todos y cada uno de los errores que acontecen en cada escena de North by Northwest.
Es importante también destacar el nivel de actuación de Cary Grant en su flamante y recordado personaje, George Kaplan. La idea de Hitchcock era situar a James Stewart en el foco principal de la película, pero Grant demostró que podía ser una influencia importante en los thrillers de acción posteriores demostrando gallardía, elegancia, sutileza y, sobre todo, destreza. Sin embargo, considero el papel de Eva Marie Sant más relevante a la hora de recordar la película: sería aclamada posteriormente, en el mundo del cine, como una de las infiltradas más inteligentes que dio Hollywood. James Mason, el villano de la película, demostró que, por un instante, podría ser capaz de demostrar al público que George Kaplan era un farsante y un alcohólico aficionado.
De elegir alguna secuencia, quizá es importante mencionar la de la avioneta. Una escena de más de cinco minutos, con ausencia de diálogos y con la destreza cinematográfica de Hitchcock para mantener al público agarrado a sus butacas temiendo por la vida de su querido protagonista. Además, junto a otras escenas como el final en el monte Rushmore, North By Northwest se convirtió en una de las películas pioneras en sentar las bases de los thrillers de acción y los blockbusters posteriores, tales como las famosísimas películas de James Bond o influenciando a directores futuros como el propio Scorsese.
También considero fundamental quedarme con el primer encuentro entre Cary Grant y Eva Marie Saint, pues su relación supone quizá la piedra angular de la película por su peso en ella, hasta el final, o por su manera de influir tanto en el público como en producciones posteriores como uno de los pilares para el logro del éxito en un gran film de acción.
Por último, casi es innecesario decir que Hitchcock hizo de una trama habitual en su producción cinematográfica una auténtica joya de Hollywood por su modo de entender el cine al realizar los planos (tanto los primeros planos como los planos cenitales o escenas como la ya mencionada de la avioneta), por su capacidad para centrar la atención del público durante dos horas o, simplemente, por su maestría para lograr ser recordado por siempre en la historia del cine.

"Para mí, el cine son 400 butacas que llenar." - Alfred Hitchcock.
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