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Los cuatrocientos golpes

Drama Con sólo catorce años, Antoine Doinel se ve obligado no sólo a ser testigo de los problemas conyugales de sus padres, sino también a soportar las exigencias de un severo profesor. Un día, asustado porque no ha cumplido un castigo impuesto por el maestro, decide hacer novillos con su amigo René. Inesperadamente, ve a su madre en compañía de otro hombre; la culpa y el miedo lo arrastran a una serie de mentiras que poco a poco van calando ... [+]
Críticas 151
Críticas ordenadas por utilidad
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10
30 de abril de 2007
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debe haber infinidad de obras maestras -al decir de los críticos especializados-, muchas mejores, seguro también dicho por estos especialistas. Pero, a mi humilde entender, pocas peliculas inciden -tras su aparente sencillez- en temas tan duros, cuya cotidianeidad pareciera restarles importancia, como este impresionante filme de Truffaut. Menos aún deben ser el número de “operas primas” con una calidad similar y debidas a la creatividad de un joven de 27 años. Sin necesidad de regodearse en la explotación melodramática y lacrimógena, el filme de Truffaut es conmovedor y toca profundamente. En “Los cuatrocientos golpes” Antoine Doinel sintetiza en su joven vida a todas las victimas de un terrible mal, hoy más que nunca vigente: la exclusión y la reclusión ejercidas por el estado y la sociedad con fines “disciplinarios”; se excluye al que piensa diferente, al niño, al rebelde, al “loco”, al que no se ama. Los excluidos son encerrados en las escuelas, en los reformatorios, en las academias militares, en los hospitales, en las prisiones, etc.; con un propósito fundamental: disciplinar, alienar sus conciencias.

La fotografía, la actuación, la narración sin vueltas de tuerca ni sensiblerías, logró con esta aparente sencillez y pureza, una de las mejores, mas universales y lacerantes películas que he visto en mi vida. Creo de alguna u otra forma y en el algún momento de nuestras vidas, todos hemos sido, o nos hemos sentido “Antoine Doinel”.
6
27 de febrero de 2013
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
A) Qué egoístas son los adultos. Condenan la poesía inocente que late en todo niño. Aunque el niño tenga un enorme caballo disecado en la habitación, propicio para soñar.

B) Qué estúpidos profesores, perdidos en sus métodos caducos, sin actualizar pedagógicamente. Castran cualquier alada espontaneidad.

C) Maldito sistema opresor; los años cincuenta eran malos tiempos para Tom Sawyer.

D) Grandes poetas contemporáneos, (rebeldes a los que no ha ido mal), Luis Eduardo Aute, Cristina Rosenvinge y Joaquín Sabina comprendieron A, B y C.

No sufra el amante de la película ni su espectador futuro al leer las tres premisas A, B y C. No estamos ante cine de tesis, ni de denuncia, ni siquiera neorrealista, aunque a veces lo parezca.

Lo mejor con diferencia de esta película es Truffaut, quien no podía sospechar de ningún modo que, quizá, su antihéroe adolescente era un perfecto gilipollas. Es verdad que los personajes de la película no se aman, e incluso se odian, pero no hay odio hacia nadie en su cámara, ni siquiera hacia los maestros. Hay amor para todos, pocas ganas de juzgar a nadie y poco efectismo maniqueo de buenos y malos. Y, para el protagonista, hay una ternura infinita, que es el buen poso innegable que deja una película bastante envejecida en fondo y forma. Por ahí, por la ternura, a veces, conmueve. Además, ¡si el rebelde es una joya!: baja la basura, recoge la mesa, nunca contesta mal a nadie...

Por cierto, queda también un París destartalado y pacífico. Notable retrato de una ciudad que siempre suele ser un saco de estereotipos cinematográficos.

Omitiremos cualquier referencia a las aulas actuales, al menos las españolas, donde Doinel tampoco pasaría desapercibido: ¡lee a Balzac!

Dejo una pregunta inquietante: ¿qué pasa con los “doineles” que sí han tenido amor en casa y aulas coeducadas, ecologistas e inteligentemente emocionales pero queman indigentes en ratos aburridos del fin de semana? Es muy probable que, cuando filmó Truffaut, los adolescentes fueran los mismos que en la época de Cicerón y que en la nuestra. Pero me pregunto cuántas tontunas hemos añadido los adultos a su educación actual.
7
26 de enero de 2009
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿De 1959?...Bueno...intemporal.
Los niños son los niños en todo tiempo y lugar. Cuando alguien está falto de amor y atención lo más normal es que se te complique la vida de la manera más tonta y, si eres niño, hasta unos niveles que te pueden destrozar la vida aunque los motivos sean nímios.
La única diferencia 50 años después es que ahora está prohibido y mal visto, en occidente, los trementos tortazos que se gana el chaval por la cara y en la cara...¡qué penita da el crío! ¡qué poco comprensivos somos los "mayores"... y qué bien buscados y trabajados todos los personajes...made in Truffaut. Aunque parece que tenía prisa por acabar la película.
9
7 de junio de 2012
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia de un niño que lo único que quiere es ser libre, nada de colegio, nada de casa, solo quiere ser libre y ver el mar. El único que le entiende es su amigo del colegio, sus padres solo saben castigarlo, y él aunque ve que no puede sobrevivir sólo no cesa en intentar escapar. No consigue adaptarse al colegio ni a su casa, no se porta bien, quiere llamar la atención, pero aunque no lo consigue, Truffaut tiene la esperanza de que consiga llamar la atención del espectador.
Interesante relato de la sociedad francesa de aquella época, de unos años donde todo empezaba a cambiar y todos podían tener oportunidades de aspirar a más, pero ¿aspirar a más es lo que un niño quiere cuando siempre tubo libertad para elegir, o cuando sus padres no supieron educarlo para elegir lo que ellos quieren? Los tiempos cambian, cambian las familias, cambia la educación, cambia la sociedad, cambia todo, y puede que los cambios sean demasiado prematuros y rápidos para poder adaptarse con facilidad a ellos.
Interesante película
8
7 de julio de 2010 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Truffaut y sus cuatrocientos golpes, un título obligatorio y necesario y que curioso, han pasado cincuenta años y la realidad sigue siendo la misma.
Es curioso como funciona el ser humano y la influencia de la infancia en los actos futuros.
Un día le decía a un amigo que los vagabundos, drogadictos o incluso prostitutas nunca quisieron tener esa “profesión” de mayores, es cierto pero qué es lo que ha fallado en nuestras vidas para acabar de esta manera, la primera cosa de todas, la falta de amor y una infancia marcada por alguna carencia.
Truffaut describe la historia de un pobre chico que no eligió aparecer en este mundo pero eso será la carga que tendrá que llevar el resto de su vida y bien le culpará la sociedad de unos actos que en ningún momento vienen de su mala conciencia sino de se falta y carencia de amor.
Los 400 golpes es el ejemplo de unas personas inestables e inmaduras emocionalmente y de un pobre hijo que será la pared donde caerán todos los golpes, un pobre chico en busca de libertad y de amor.
La película está genialmente dirigida, cada escena es pulcra y la elección de la música sabe aligerar la dureza de la historia, eso si, hasta el final, la dureza de la madre sirve de entendimiento para toda la película.
A lo largo de la película vemos a un chico bastante desafortunado y su situación en la escuela y en casa, narra con realismo la historia de un pobre e inocente chico sin culpa de nada pero que poco a poco la vida le irá golpeando, unos golpes que le harán fortaleciéndose en busca de la libertad.
La dirección es sabia aunque pueda haber algunos momentos en los que todavía uno no sepa la intención del director.
A uno le llama la atención la realidad y crueldad del trato del profesor hacia los alumnos y del trato de sus padres, todo parece ser una historia normal del día a día y por desgracia, ese es el pan del día a día en nuestra sociedad actual, da igual de que religión, cultura, nacionalidad o color de piel, el amor es el nutriente del alma y sin amor, no hay vida.
Sabia película y dura historia.
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