Gilda
7.7
32,753
Cine negro. Drama. Romance. Thriller
Johnny Farrell (Glenn Ford), un aventurero que vive de hacer trampas en el juego, recala en Buenos Aires. Allí lo saca de un apuro Ballin Mundson, el propietario de un lujoso casino, que acaba haciendo de él su hombre de confianza. Un día, Mundson le presenta a su esposa Gilda. Su sorpresa no tiene límites: fue ella precisamente quien lo convirtió en lo que es: un ser cínico y amargado. (FILMAFFINITY)
18 de febrero de 2023
18 de febrero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un casino de juego en una ciudad neutral durante la II Guerra mundial, pongamos Buenos Aires. Un hombre se encuentra con una antigua amante ahora casada con un enigmático personaje. Discretos secundarios que no lo son tanto. Los nazis al fondo van detrás de un producto fundamental para el futuro, el tungsteno. También un aeropuerto al que la policía llega tarde para impedir el despegue de un avión. Y una música y alguna escena que quedarán para siempre en la historia del cine.
Gilda, siempre nos quedará Casablanca.
La historia de una pareja con sus odios y sus desamores, con sus celos y reproches. Por aquí pocas novedades.
Un guion poco comprensible por momentos, que se desarrolla con un ritmo renqueante, con altibajos.
De acuerdo, todo esto flojea. Pero a cambio tenemos delante unos cuantos personajes que se bastan y se sobran para levantar la cinta con sus diálogos e interpretaciones.
Ahí está Gilda (Hayworth), puro "Instinto básico", sensual, despampanante, lo mismo enfundando sus piernas en unas medias negras de seda como desenvolviendo el guante negro bien ceñido a su antebrazo.
Ahí está Johnny Farrell (Ford) que a duras penas consigue mantener el tipo delante de Rita. Ni a bofetadas. Un buen personaje que se debate entre el amor loco y los celos que se lo comen.
Ahí está, ojo, un secundario de lujo, Tío Pío (Geray), filósofo y psicólogo que cala a las personas, y a las parejas, a la primera como buen empleado que es de lavabos. "Una arpía" y "un paleto". Y lo clava.
Ballin Mundson (Macready), el marido memo, lo mismo que los nazis que pululan por allí, puro decorado de cartón piedra.
Y en el fondo todo es una tapadera de oscuros intereses en los que intervienen los alemanes afincados en Buenos Aires a cuenta del tungsteno o wolframio. El único elemento químico de toda la tabla periódica descubierto en España y por españoles. Los hermanos riojanos Fausto y Juan José Elhuyar lo hallaron en el laboratorio químico del Real Seminario de Vergara manipulando la wolframita (1783). Ciertamente era entonces, y sigue siendo, un elemento estratégico por usarse para fabricar los filamentos de las bombillas incandescentes, tubos de rayos X, herramientas de alta velocidad, electrodos de soldadura, hélices de turbinas, municiones para atravesar blindajes ... hasta para los palos de golf, dardos o agujas de fonógrafos.
Una película mítica con escenas que han trascendido a la historia del cine. Con sus altibajos.
Una película que debe verse, como todo en la vida, tratando de ponernos en el momento y en el contexto en que se realiza.
Final en el casino que acaba de cerrar la policía. Lo mismito que el Ricks. Apuesten. No va más. ¡Rien ne va plus!
Gilda, siempre nos quedará Casablanca.
La historia de una pareja con sus odios y sus desamores, con sus celos y reproches. Por aquí pocas novedades.
Un guion poco comprensible por momentos, que se desarrolla con un ritmo renqueante, con altibajos.
De acuerdo, todo esto flojea. Pero a cambio tenemos delante unos cuantos personajes que se bastan y se sobran para levantar la cinta con sus diálogos e interpretaciones.
Ahí está Gilda (Hayworth), puro "Instinto básico", sensual, despampanante, lo mismo enfundando sus piernas en unas medias negras de seda como desenvolviendo el guante negro bien ceñido a su antebrazo.
Ahí está Johnny Farrell (Ford) que a duras penas consigue mantener el tipo delante de Rita. Ni a bofetadas. Un buen personaje que se debate entre el amor loco y los celos que se lo comen.
Ahí está, ojo, un secundario de lujo, Tío Pío (Geray), filósofo y psicólogo que cala a las personas, y a las parejas, a la primera como buen empleado que es de lavabos. "Una arpía" y "un paleto". Y lo clava.
Ballin Mundson (Macready), el marido memo, lo mismo que los nazis que pululan por allí, puro decorado de cartón piedra.
Y en el fondo todo es una tapadera de oscuros intereses en los que intervienen los alemanes afincados en Buenos Aires a cuenta del tungsteno o wolframio. El único elemento químico de toda la tabla periódica descubierto en España y por españoles. Los hermanos riojanos Fausto y Juan José Elhuyar lo hallaron en el laboratorio químico del Real Seminario de Vergara manipulando la wolframita (1783). Ciertamente era entonces, y sigue siendo, un elemento estratégico por usarse para fabricar los filamentos de las bombillas incandescentes, tubos de rayos X, herramientas de alta velocidad, electrodos de soldadura, hélices de turbinas, municiones para atravesar blindajes ... hasta para los palos de golf, dardos o agujas de fonógrafos.
Una película mítica con escenas que han trascendido a la historia del cine. Con sus altibajos.
Una película que debe verse, como todo en la vida, tratando de ponernos en el momento y en el contexto en que se realiza.
Final en el casino que acaba de cerrar la policía. Lo mismito que el Ricks. Apuesten. No va más. ¡Rien ne va plus!
18 de julio de 2010
18 de julio de 2010
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es como una bomba. En ella Rita Hayworth que tiene que jugar dos partidas de ajedrez al mismo tiempo, una con su marido, -un tipo frío, dueño de un Casino en Buenos Aires, con el que ella, que está llena de pasión, se ha casado al día siguiente de conocerlo pero simplemente por darle celos a su ex novio-, y otra con su ex novio Glenn Ford, -un jugador de apuestas, un buscavidas, el cual es quien nos confiesa sus más íntimos deseos y sentimientos en una narración contada hacia atrás, muy típica de las películas de cine negro, ver por ejemplo la gran peli Perdición de Billy Wilder-; y Rita nos demuestra una y mil veces que ella va a ganar las dos partidas sin despeinarse, a pesar de que ellos dos más que rivales entre sí, sean aliados: se tienen admiración y cariño mutuo desde el comienzo de la peli, se necesitan el uno al otro, -recodar que el marido salvó la vida a Glenn, y además le contrata como su hombre de confianza en el Casino-.
Y ¿cuáles son las armas de esta especie de comehombres?: Esa melena, esa forma de bailar, de mirar, hablar a su marido para lanzarle dardos envenenados a Glenn Ford, tumbarse vestida en la cama y hacerse la tonta diciéndole al soso del marido que no se le da demasiado bien bajar cremalleras, hacerse la sexy diciendo a un escenario repleto de hombres ávidos de sexo otra vez la misma frase de la cremallera, BAILAR disfrazada con antifaz en un Carnaval diciendole una y mil veces a su ex novio que antes él bailaba mucho mejor, -léase en vez de bailar, hacer el amor, comentario que obviamente irrita terriblemente a Glenn Ford, lo cual deriva en las posteriores y famosísimas escenas de los bailes "Amado mío" y "Put the blame on Mame" y en el sublime intercambio de bofetadas entre ambos-, y, todo ello, y como si nada, combinado con el hecho de que Rita, así DE PASADA Y COMO QUIEN NO QUIERE LA COSA, SE ACUESTA A LO LARGO Y ANCHO DE LA PELI CON POR LO MENOS OTROS 3 HOMBRES, simples clientes del Casino, personajes cuyas vidas no interesan a nadie, pero que son el caldo de cultivo de la gran tensión sexual de la película, y que consiguen que nos hierva la sangre.
Y por si fuera poco, en las bofetadas también sale ganando ella: Gilda 3, Glen 1.
El único mínimo detalle que yo cambiaría de la película sería el siguiente: en la escena del striptease, yo haría que Glenn Ford la intentase pegar pero en pleno escenario a la vista de los excitados espectadores, y no medio escondido en una esquinita del Casino, como ocurre en la película, y yo también haría que ella consiguiese desviar el golpe. La humillación de él sería así mayor.
Y el final en el spoiler.
Nota: 10 de 10.
P.D. El único momento de paz de la película es cuando ella hace un pase privado de la canción Put the blame on me para el entrañable filósofo Tío Pío, por lo tanto, la única escena en la que ella no está con ningún posible affair amoroso entre manos.
Y ¿cuáles son las armas de esta especie de comehombres?: Esa melena, esa forma de bailar, de mirar, hablar a su marido para lanzarle dardos envenenados a Glenn Ford, tumbarse vestida en la cama y hacerse la tonta diciéndole al soso del marido que no se le da demasiado bien bajar cremalleras, hacerse la sexy diciendo a un escenario repleto de hombres ávidos de sexo otra vez la misma frase de la cremallera, BAILAR disfrazada con antifaz en un Carnaval diciendole una y mil veces a su ex novio que antes él bailaba mucho mejor, -léase en vez de bailar, hacer el amor, comentario que obviamente irrita terriblemente a Glenn Ford, lo cual deriva en las posteriores y famosísimas escenas de los bailes "Amado mío" y "Put the blame on Mame" y en el sublime intercambio de bofetadas entre ambos-, y, todo ello, y como si nada, combinado con el hecho de que Rita, así DE PASADA Y COMO QUIEN NO QUIERE LA COSA, SE ACUESTA A LO LARGO Y ANCHO DE LA PELI CON POR LO MENOS OTROS 3 HOMBRES, simples clientes del Casino, personajes cuyas vidas no interesan a nadie, pero que son el caldo de cultivo de la gran tensión sexual de la película, y que consiguen que nos hierva la sangre.
Y por si fuera poco, en las bofetadas también sale ganando ella: Gilda 3, Glen 1.
El único mínimo detalle que yo cambiaría de la película sería el siguiente: en la escena del striptease, yo haría que Glenn Ford la intentase pegar pero en pleno escenario a la vista de los excitados espectadores, y no medio escondido en una esquinita del Casino, como ocurre en la película, y yo también haría que ella consiguiese desviar el golpe. La humillación de él sería así mayor.
Y el final en el spoiler.
Nota: 10 de 10.
P.D. El único momento de paz de la película es cuando ella hace un pase privado de la canción Put the blame on me para el entrañable filósofo Tío Pío, por lo tanto, la única escena en la que ella no está con ningún posible affair amoroso entre manos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como en muchísimos finales de películas de los 40 y 50, el final ha supuesto ríos de tinta.
Al final resulta que Glenn y Rita se quieren muchísimo, aunque se hayan pasado la peli diciendose que se odian,
El marido, a quien creíamos muerto en el mar, pues simuló su muerte ante la policía, de la que huía por unos negocios sucios, -si bien la película nos muestra antes de tiempo que todo es un simulacro del criminal, ya que se le ve como le esperan unos amigos en una barca para rescatarle-, reaparece en la escena final para, obviamente, reclamar su derecho a rescatar a su esposa, y finalmente es el divertidísimo personaje de Tío Pío, -limpiador del lavabo del Casino y filósofo doméstico, que en un principio no admiraba a Glenn Ford, al que considera un paleto-, el que hace justicia doméstica, matando al marido, y rebatiendo a su vez ante la policía la autoconfesión del crimen realizada por Glenn Ford, el cual en un acto muy humano miente a la policía diciendo que lo ha asesinado él; y de paso el policía, gran Joseph Calleia, hace la vista gorda, pues el que ahora ha sido matado lleva para todos 3 meses "suicidado", por lo que no es necesario buscar nuevos culpables.
Ya ven que acaba en que Rita y Glenn fueron felices y comieron perdices. ¿Quién lo iba a decir?
Al final resulta que Glenn y Rita se quieren muchísimo, aunque se hayan pasado la peli diciendose que se odian,
El marido, a quien creíamos muerto en el mar, pues simuló su muerte ante la policía, de la que huía por unos negocios sucios, -si bien la película nos muestra antes de tiempo que todo es un simulacro del criminal, ya que se le ve como le esperan unos amigos en una barca para rescatarle-, reaparece en la escena final para, obviamente, reclamar su derecho a rescatar a su esposa, y finalmente es el divertidísimo personaje de Tío Pío, -limpiador del lavabo del Casino y filósofo doméstico, que en un principio no admiraba a Glenn Ford, al que considera un paleto-, el que hace justicia doméstica, matando al marido, y rebatiendo a su vez ante la policía la autoconfesión del crimen realizada por Glenn Ford, el cual en un acto muy humano miente a la policía diciendo que lo ha asesinado él; y de paso el policía, gran Joseph Calleia, hace la vista gorda, pues el que ahora ha sido matado lleva para todos 3 meses "suicidado", por lo que no es necesario buscar nuevos culpables.
Ya ven que acaba en que Rita y Glenn fueron felices y comieron perdices. ¿Quién lo iba a decir?
2 de agosto de 2008
2 de agosto de 2008
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película que discurre principalmente en Argentina relata una historia cuyos protagonistas principales son un individuo que regentea un lugar de juego clandestino, su "chica" (Rita Hayworth, que es justamente la "Gilda" del epígrafe) y un lugarteniente, cuya misión culminante, es vigilar los movimientos -léase la fidelidad- de la mencionada "mujer fatal", entre otras. El interés del film se sostiene, en buena medida en la personalidad y el carisma que transmiten los actores centrales, la mirada dura e implacable de Glenn Ford y el magnetismo que irradia la protagonista femenina. Buena parte del film, según el argumento, está encuadrado en la ciudad de Buenos Aires y quizá lo que yo pueda agregar como dato diferencial -con respecto a otras críticas-, es el hecho de que algunos detalles escénicos de la ciudad y ciertos pormenores estéticos los reconozco como genuinamente porteños como, asimismo, el hecho de que se entona una canción argentina conocida más el aspecto fisonómico de algunos actores secundarios y extras cuyos rasgos son sospechosamente parecidos a los de las personas que habitan esta ciudad. Todo esto certifica, sin dudas, la circunstancia de que la alusión al discurrir de la historia en Buenos Aires no es meramente nominal, sino que la realización se filmó en los escenarios mencionados -al menos parcialmente-. En fin, la historia tiene su interés, tiene suspenso y es bastante agradable aun cuando tampoco la juzgo demasiado excepcional.
1 de enero de 2012
1 de enero de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pongamonos en situación, peli sobre estadounidenses que se desarrolla fuera de Estados Unidos en época de la Segunda Guerra Mundial, el prota que trabaja en un lugar de ocio, la chica que llega a ese lugar, de la mano de otro, y que resulta que ya conocia al prota. Tensión amorosa entre ambos protagonistas y para aderezarlo todo y que no sea aburrida y otra típica peli romantica, una trama en la que se ven implicados los malvados nazis, un policia de por medio y un personaje bastante secundario pero llamativo. ¿Que tenemos? Gilda. No Casablanca, pelicula con el mismo guión que esta. Y para no estropearla sigo en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por ser igual incluso al final muere el malo, en esta el dueño del casino ilegal, en aquella el malvado nazi. Solo dos cosas salvan a Gilda y supera a Casablanca, las acidas frases de la primera media hora de la película, que hacen prometer que seguira siendo así, y la actuación del encargado de los servicios que por desgracia se autoinmola como personaje al final con su bienintencionado comportamiento. Cierto que Casablanca no es que sea mejor, pero por copiar el mismo guión que una peli anterior me veo en la obligación de ponerle un 7. Una lastima para una peli que ofrecía mucho más.
25 de diciembre de 2013
25 de diciembre de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Clase, estilo, celos y drama a partes iguales. Una Rita Hayworth que enamora la cámara con cada gesto y un Glenn Ford atormentado y creíble. Película imprescindible para los amantes del blanco y negro y para los que no lo son.
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