Como bien dijo Charlie Brooker, creador de 'Black Mirror' ... "Si recargar un IPhone nos quitase 10 min. de vida, lo haríamos". Y la verdad es que, la sociedad irremediablemente ha llegado a un punto en el cual ha sido absorbida por la tecnología del internet o la informática sin remedio, haciendo que dependamos totalmente de ella en nuestras vidas cotidianas. Este primer interesante y crudo episodio (así como los demás), es tan solo un reflejo del 'espejo oscuro' de nuestra realidad, la época digital del Whatsapp, Facebook, Twitter, Youtube, etc. 'El himno nacional' aparte se mueve entre la política mediática, el dramatismo, y la zoofilia como humillación sexual en una línea narrativa muy correcta, pero de graves consecuencias y repercusiones tanto sociales y de opinión pública, como personales, argumentalmente hablando claro.

- Muy recomendable y buen primer episodio.

Serie británica de mediometrajes centrados en los efectos de la tecnología en nuestras vidas de una forma irónica, sin concesiones y, sobre todo, muy ácida.

Al tratarse de episodios autoconclusivos, se hace necesario hacer una crítica por cada uno de ellos. Este primer episodio, “El himno nacional”, corresponde a un relato en el que se analiza un hecho muy concreto y se lleva a las últimas consecuencias. El hecho en sí es ya toda una declaración de intenciones: la amenaza de unos terroristas que tienen secuestrada a una princesa (de una ciudad indeterminada, aunque la flema británica es inevitable y podría tratarse perfectamente de Londres), y cuyo requerimiento es tan simple como complicado de llevar a cabo: el primer ministro debe tener sexo con un cerdo en directo por la televisión nacional.

El relato se desarrolla con una sobriedad y un humor ácido, salpicado de fina ironía y, sobre todo, de una crítica apenas velada contra los medios de comunicación, mostrando la escalofriante velocidad en la que una información se filtra por internet y se convierte en viral a los pocos minutos de manifestarse. Inherente a ello está el morbo que salpica a la sociedad global, ávida de emociones que permitan salir de la rutina, sobre todo si están relacionadas con el mal ajeno.

A pesar de su planteamiento, la sátira no deja una huella indeleble en el espectador. La historia, ya de por sí irreverente, no llega a sorprender tanto como se espera de un guion innovador, la tensión conseguida durante el desarrollo alcanza un clímax que no va acorde con lo mostrado. Un relato con esa buena factura, con ese comienzo tan interesante, con ese humor tan negrísimo, deja al espectador prácticamente con la miel en los labios conforme va llegando a su conclusión.

A pesar de todo, es un buen comienzo de temporada.

Tras acabar (tras varios años de forma interrumpida) 'Breaking bad' me he propuesto ponerme al día con muchas series, porque siempre las he tenido muy abandonadas a la mayoría de las más atractivas y relevantes.
Así pues una de las que más me atraen es 'Black mirror', una antología por episodios sobre como la tecnología y la electrónica afecta en nuestro día a día.

En este primer episodio 'El himno nacional' la premisa resulta tan absurda y surrealista como realmente malévola. El secuestrador de la Princesa exige para su liberación que el Primer Ministro tenga sexo con un cerdo en directo en todas las emisoras.
A partir de ahí la historia se torna en una contrarreloj para encontrar a los que han capturado a la niña antes de la hora a la que se le ha exigido que aparezca en televisión.

Su punto fuerte obviamente es la tensión que consigue crear con esa premisa y la sátira al uso de algunos medios electrónicos y de cómo nos comportamos en ciertas situaciones (gran reflexión final).

No sólo se trata de una crítica social. Lo mejor de esta mini serie es encontrarse retratado en el ciudadano de a pié, reconocerse como uno más del montón y aportar tu granito de arena a la locura mediática que surge detrás de la pantalla. Una crítica individual que ahonda en lo más profundo del espectador, nos abofetea sin piedad y nos hace recapacitar sobre nuestra moralidad y ética.

Definitivamente el "voz a voz" es una de las fuerzas más importantes para contagiar el acercamiento a obras de todo tipo. "Escucha esto", "Échale un vistazo a esto", "Debes seguir esta serie". Mejor dicho, todos hemos llegado a algo bueno porque se promociona a sí mismo a partir de que un buen amigo llegó antes y otro buen amigo de ese buen amigo... y así se fue dando la cosa.
Así llegué a Black Mirror. Amigos me decían que sí, que había que verla. Y ahora, en el inicio, queda uno prendado. No es el mejor de lo capítulos, seguro, pero es un comienzo digno de aplausos. Nos acerca con crueldad a la realidad de la sátira política contemporánea... y la que se vendrá. La tecnología está en juego, YouTube, los portales de noticias, las páginas de los grandes medios, las cámaras que se infiltran para dar "el mejor ángulo" de la información.
Y si se menciona al cerdo, pues qué mejor manera que traer a colación una vez más la Rebelión en la granja y sus invectivas.