Zona de interés
2023 

6.4
19,785
24 de enero de 2024
24 de enero de 2024
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si es porque no me ha dicho nada nuevo, pero la película me ha dejado totalmente indiferente y frío. Ha habido momentos que se han escapado a mi compresión, posiblemente debido a mi incultura cinematográfica, y estoy por decir que posiblemente lo más interesante del film sea lo que no se ve, pero que está bien condimentado con el sonido de fondo, si bien el significado de otros sonidos se me escapan.
28 de enero de 2024
28 de enero de 2024
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya he visto La zona de interés.
Es una de esas pelis que tras verla te deja reflexionando. El ser humano olvida tan fácilmente su pasado que está condenado a repetir su historia. El punto de vista es una maravilla, creo que nunca había visto este enfoque de los campos de concentración. El sufrimiento y la crueldad está a diez metros tuyo y te da igual, como esperamos que alguien a miles de kilómetros le pueda afectar el mal ajeno cuándo el mal ajeno lo tienes en la puerta de tu casa y te importa una mierda.
Dicho esto, la película me ha parecido soporífera, tiene un ritmo lento no, lo siguiente, la cámara no se mueve ni una sola vez en la peli, son planos fijos constantes, y alargados hasta la extenuación, ni Wes Anderson se atrevió a tanto. Si, sé porque lo usa el director y la verdad que funciona por lo que te quiere contar pero eso no impide que si llego a estar un poco cansado me duermo en el cine.
Es una de esas pelis que tras verla te deja reflexionando. El ser humano olvida tan fácilmente su pasado que está condenado a repetir su historia. El punto de vista es una maravilla, creo que nunca había visto este enfoque de los campos de concentración. El sufrimiento y la crueldad está a diez metros tuyo y te da igual, como esperamos que alguien a miles de kilómetros le pueda afectar el mal ajeno cuándo el mal ajeno lo tienes en la puerta de tu casa y te importa una mierda.
Dicho esto, la película me ha parecido soporífera, tiene un ritmo lento no, lo siguiente, la cámara no se mueve ni una sola vez en la peli, son planos fijos constantes, y alargados hasta la extenuación, ni Wes Anderson se atrevió a tanto. Si, sé porque lo usa el director y la verdad que funciona por lo que te quiere contar pero eso no impide que si llego a estar un poco cansado me duermo en el cine.
10 de mayo de 2024
10 de mayo de 2024
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película resulta tediosa y carece de la sustancia y profundidad que esperamos del cine. El arte cinematográfico requiere más que simplemente capturar imágenes con una cámara; demanda un guion sólido y elementos que realmente capten la atención del espectador. Los cortometrajes pueden ser un vehículo efectivo para explorar ideas impactantes en poco tiempo, pero una película de noventa minutos necesita ofrecer algo más cuando se compromete a una duración extendida. A pesar de abordar un tema histórico sobreexplotado como lo es la Segunda Guerra Mundial y el mal inherente al nazismo, este filme no aporta una perspectiva nueva o envolvente. Es desafortunado ver cómo un tema de tanta relevancia se trata de manera tan superficial y redundante. En lugar de capturar el interés, esta película se sumerge en un mar de indiferencia, contradiciendo su propio título y propósito.
23 de enero de 2024
23 de enero de 2024
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Glazer entrega un film que muestra el sufrimiento, la crueldad, el horror, la muerte y más como pantalla de fondo en una historia familiar, placentera y feliz. Unos personajes que nunca en la vida hubiesen soñado con disfrutar de lo que tienen, lo hacen a cambio de ser eficientes en hacer desaparecer personas de forma profesional en el campo de exterminio de Auschwitz.
Una serie de apagados y un sonido continuo de fondo, nos sugieren los mayores horrores sin verlos.
Es curioso ver como una familia, con niños incluidos, pueden normalizar los olores y sonidos que vienen de detrás de una valla, sin perturbarse lo más mínimo.
Pienso que el director utiliza una visualización de las escenas excesivamente estética, pero que podría responder a que cuanto más "hermosas" y "cotidianas" se nos muestran las imágenes, más horroroso es el contraste con con lo que intuimos que es de verdad lo que nos cuenta.
Los actores están en su papel, hieráticos, tal como nos podemos imaginar que eran los profesionales y sus familias de los campos de exterminio nazis.
Interesante punto de vista, de una historia que ha sido contada innumerables veces pero esta sin una sola imagen de violencia explicita.
No se que significa que una coproducción: Reino Unido-Estados Unidos-Polonia, dirigida por un inglés utilice todos los actores, los seis principales al menos, de nacionalidad alemana.
Visualizarla y pensar es un recomendable ejercicio. ¡Cada día más recomendable!.
Una serie de apagados y un sonido continuo de fondo, nos sugieren los mayores horrores sin verlos.
Es curioso ver como una familia, con niños incluidos, pueden normalizar los olores y sonidos que vienen de detrás de una valla, sin perturbarse lo más mínimo.
Pienso que el director utiliza una visualización de las escenas excesivamente estética, pero que podría responder a que cuanto más "hermosas" y "cotidianas" se nos muestran las imágenes, más horroroso es el contraste con con lo que intuimos que es de verdad lo que nos cuenta.
Los actores están en su papel, hieráticos, tal como nos podemos imaginar que eran los profesionales y sus familias de los campos de exterminio nazis.
Interesante punto de vista, de una historia que ha sido contada innumerables veces pero esta sin una sola imagen de violencia explicita.
No se que significa que una coproducción: Reino Unido-Estados Unidos-Polonia, dirigida por un inglés utilice todos los actores, los seis principales al menos, de nacionalidad alemana.
Visualizarla y pensar es un recomendable ejercicio. ¡Cada día más recomendable!.
25 de marzo de 2024
25 de marzo de 2024
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo 'La zona de interés' con expectativas muy altas, pero tengo que reconocer que me acaba decepcionando algo. Y eso que el planteamiento de la película impacta, sin duda. En esos primeros minutos nos presenta el director, con un tono intencionadamente costumbrista, cómo vivía la familia de Rudolf Hoss, director de Auschwitz, en una especie de chalet con un gran jardín que se hizo construir el comandante colindando con el campo de concentración, casi pegado a la verja. No hay nada de ficción en eso, ya que el guion está bastante documentado en hechos y situaciones reales. Efectivamente, Hoss y su familia vivieron en esa bonita casa junto al campo de exterminio. Lo que es ciertamente estremecedor ya de por sí.
Durante ese primer acto, el filme se recrea en la cotidianeidad de esa acomodada familia, casi como si de unos burgueses domingueros en su parcelita de fin de semana se tratara. La mujer de Hoss se encarga de ordenar al servicio la casa y sus quehaceres domésticos con ínfulas de gran señora y un desprecio más que clasista hacia dicho servicio, compuesto por una serie de "trabajadores" judíos (esclavos, más bien), que pululan por la casa completamente atemorizados ante la posibilidad de cometer el más mínimo error. Mientras, asistimos a los juegos de los niños, que parecen ajenos a todo. Y Hoss recibe a su tropa, despacha sus asuntos, pero, sobre todo, se encarga de ser un buen padre de familia, cariñoso con su esposa y sus hijos. Es media hora larga de escenas un poco triviales en las que se busca el contraste de esa felicidad burguesa con lo que ocurre detrás de la verja. De vez en cuando, se escuchan gritos, disparos, se ven las chimeneas de los crematorios arder al fondo... pero nadie de la casa parece prestarle atención, pues es algo indiferente para ellos.
Luego la película va recorriendo algunos detalles más de la vida de Rudolf Hoss y su trabajo, pero todo queda en un segundo plano, porque la atención principal de filme se centra, fundamentalmente, en ese contraste entre la tranquilidad familiar y el horror que se intuye (nunca se ve) al otro lado del muro. Hay alguna escena un poco surrealista hacia la mitad y el final de la película y, de vez en cuando, el miedo parece manifestarse con las notas musicales (bueno, sonoras más bien) de una extraña BSO que parece recordarnos todo el horror que la película insinúa, aunque no se vea en pantalla. Este contraste tan brutal entre lo que vemos y lo que intuimos me parece el mayor acierto de 'La zona de interés'. Todo el horror queda oculto en esos gritos o disparos que se escuchan en ocasiones, mientras se nos muestra lo trivial en pantalla. Y ese efecto, precisamente, resulta casi más aterrador.
¿Cuál es el problema de esta película, entonces? Pues que, una vez que te choca mucho ese contraste inicial, esa manera de presentar dos mundos tan opuestos separados por una verja (uno visible, otro solo sugerido), luego ya no hay mucho más, no hay demasiada evolución narrativa, ni trama de ningún tipo. El recurso de no mostrarnos el terror es estremecedor, está claro; pero, una vez expuesto, la historia no avanza. No hay verdaderas tramas. Todo ello da como resultado una película bastante fría (aunque tiene un par de escenas y situaciones que te remueven mucho), en la que no te sientes identificado con ningún personaje, ni con ningún hecho relevante que ocurra porque, realmente, no ocurre nada a nivel argumental. Entiendo la crítica que quiere reflejar el director hacia la indiferencia y los ojos cerrados de muchos alemanes de aquellos años al nazismo; pero no puedo evitar echar en falta más narrativa.
Durante ese primer acto, el filme se recrea en la cotidianeidad de esa acomodada familia, casi como si de unos burgueses domingueros en su parcelita de fin de semana se tratara. La mujer de Hoss se encarga de ordenar al servicio la casa y sus quehaceres domésticos con ínfulas de gran señora y un desprecio más que clasista hacia dicho servicio, compuesto por una serie de "trabajadores" judíos (esclavos, más bien), que pululan por la casa completamente atemorizados ante la posibilidad de cometer el más mínimo error. Mientras, asistimos a los juegos de los niños, que parecen ajenos a todo. Y Hoss recibe a su tropa, despacha sus asuntos, pero, sobre todo, se encarga de ser un buen padre de familia, cariñoso con su esposa y sus hijos. Es media hora larga de escenas un poco triviales en las que se busca el contraste de esa felicidad burguesa con lo que ocurre detrás de la verja. De vez en cuando, se escuchan gritos, disparos, se ven las chimeneas de los crematorios arder al fondo... pero nadie de la casa parece prestarle atención, pues es algo indiferente para ellos.
Luego la película va recorriendo algunos detalles más de la vida de Rudolf Hoss y su trabajo, pero todo queda en un segundo plano, porque la atención principal de filme se centra, fundamentalmente, en ese contraste entre la tranquilidad familiar y el horror que se intuye (nunca se ve) al otro lado del muro. Hay alguna escena un poco surrealista hacia la mitad y el final de la película y, de vez en cuando, el miedo parece manifestarse con las notas musicales (bueno, sonoras más bien) de una extraña BSO que parece recordarnos todo el horror que la película insinúa, aunque no se vea en pantalla. Este contraste tan brutal entre lo que vemos y lo que intuimos me parece el mayor acierto de 'La zona de interés'. Todo el horror queda oculto en esos gritos o disparos que se escuchan en ocasiones, mientras se nos muestra lo trivial en pantalla. Y ese efecto, precisamente, resulta casi más aterrador.
¿Cuál es el problema de esta película, entonces? Pues que, una vez que te choca mucho ese contraste inicial, esa manera de presentar dos mundos tan opuestos separados por una verja (uno visible, otro solo sugerido), luego ya no hay mucho más, no hay demasiada evolución narrativa, ni trama de ningún tipo. El recurso de no mostrarnos el terror es estremecedor, está claro; pero, una vez expuesto, la historia no avanza. No hay verdaderas tramas. Todo ello da como resultado una película bastante fría (aunque tiene un par de escenas y situaciones que te remueven mucho), en la que no te sientes identificado con ningún personaje, ni con ningún hecho relevante que ocurra porque, realmente, no ocurre nada a nivel argumental. Entiendo la crítica que quiere reflejar el director hacia la indiferencia y los ojos cerrados de muchos alemanes de aquellos años al nazismo; pero no puedo evitar echar en falta más narrativa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A pesar de ser una película bastante plana en su evolución narrativa, como digo, resulta interesante desde el punto de vista histórico y, sobre todo, biográfico, en torno a la figura de Rudolf Hoss, que creo que es bastante acertada por lo que sabemos del Hoss real. Lo hemos visto ya en otros muchos filmes, pero siempre es impactante recordar la capacidad que tenían los nazis para distanciarse emocionalmente de manera total del sufrimiento de unas personas (los judíos) que ellos consideraban que eran totalmente inferiores a los animales. En esta película no muestran un comportamiento de odio, ni mucho menos; es algo peor: es que ni siquiera los consideran humanos. Son simples cosas que hay que quemar, destruir, hacer desaparecer rápidamente porque el campo se está llenando y necesitan hacer hueco. Nada más.
Es muy simbólica esa secuencia final en la que Hoss parece ir bajando las escaleras hacia la oscuridad (metáfora de su descenso a los infiernos) y siente, según va descendiendo, cierta angustia, pero no es capaz de llegar a vomitar. Como si todo el horror y el genocidio en el que participa de manera tan protagónica le removiese algo las entrañas, sí, pero muy ligeramente, y no lo suficiente como para crearle un verdadero sentimiento de culpa.
El personaje de la mujer de Hoss se va agrandando a medida que le película avanza, dejando ver una cara casi más temible que la del propio Rudolf que, en general, es descrito aquí como un simple funcionario del régimen, sin mucha iniciativa ni carisma. Básicamente, un hombre gris, apático, sin ninguna empatía, un psicópata de manual. Eso también se aprecia en algunos otros momentos de la película en los que los nazis parece que hacen cosas de nazis como el administrativo aburrido que filtra datos en un Excel. Sin embargo, es ella la que sí parece mostrar un desprecio explícito hacia sus sirvientes judíos y, cuando una de esas criadas esclavizadas comete un simple error en el desayuno, ella le espeta: "La próxima vez haré que mi marido esparza tus restos por el campo". El personaje de la mujer (magnífica, como siempre, Sandra Huller) simboliza algo casi tan horrendo como el propio nazismo: cómo mucha gente se aprovechó de las políticas nazis y el exterminio para sus propios intereses particulares, para ganar estatus social. Ella está encantada siendo la poderosa mujer feudal de ese idílico y tenebroso castillo construido a las puertas del infierno de Auschwitz.
Es muy simbólica esa secuencia final en la que Hoss parece ir bajando las escaleras hacia la oscuridad (metáfora de su descenso a los infiernos) y siente, según va descendiendo, cierta angustia, pero no es capaz de llegar a vomitar. Como si todo el horror y el genocidio en el que participa de manera tan protagónica le removiese algo las entrañas, sí, pero muy ligeramente, y no lo suficiente como para crearle un verdadero sentimiento de culpa.
El personaje de la mujer de Hoss se va agrandando a medida que le película avanza, dejando ver una cara casi más temible que la del propio Rudolf que, en general, es descrito aquí como un simple funcionario del régimen, sin mucha iniciativa ni carisma. Básicamente, un hombre gris, apático, sin ninguna empatía, un psicópata de manual. Eso también se aprecia en algunos otros momentos de la película en los que los nazis parece que hacen cosas de nazis como el administrativo aburrido que filtra datos en un Excel. Sin embargo, es ella la que sí parece mostrar un desprecio explícito hacia sus sirvientes judíos y, cuando una de esas criadas esclavizadas comete un simple error en el desayuno, ella le espeta: "La próxima vez haré que mi marido esparza tus restos por el campo". El personaje de la mujer (magnífica, como siempre, Sandra Huller) simboliza algo casi tan horrendo como el propio nazismo: cómo mucha gente se aprovechó de las políticas nazis y el exterminio para sus propios intereses particulares, para ganar estatus social. Ella está encantada siendo la poderosa mujer feudal de ese idílico y tenebroso castillo construido a las puertas del infierno de Auschwitz.
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