Showgirls
4.1
22,223
Drama
La joven y ambiciosa Nomi Malone (Elizabeth Berkley) viaja a Las Vegas con el objetivo de convertirse en una estrella del espectáculo. Empieza trabajando como bailarina de strip-tease, pero acaba consiguiendo una audición para cantar en el coro de una obra del Casino Stardust, donde trabaja la starlette Cristal (Gina Gershon). Sin embargo, Nomi no tardará en darse cuenta de que el mundo que la rodea es más duro y menos brillante de lo que pensaba. (FILMAFFINITY) [+]
18 de mayo de 2023
18 de mayo de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé si alguien se molestará en leer mi crítica sobre esta película que tantos quebraderos de cabeza nos ha traído. No es que sea una mala mala película, si no más bien todo lo contrario. Ya se ha convertido en una película de culto y no le faltan razones.
Tuvo la osadía de mostrarnos a una Berkley completamente desnuda, sin ningún tipo de pudor bajo la atenta mirada de Gina Gershon, otra actriz que en la cinta muestra sus senos como si de un regalo de los dioses se tratase. Y es que eso es lo bueno de Showgirls, que tuvo el atrevimiento de mostrarnos el sexo puro y duro como ninguna película lo había hecho hasta la fecha, en el ya lejano año de 1995. Y es que ese valor tiene un precio, y es que desde entonces ninguna otra película se ha atrevido a hacer lo que se hace en esta, mostrarnos la relación entre hombre y mujer sin tapujos, enseñándolo todo, sin reservas ni medias tintas de por medio. Desde entonces, ninguna otra película ha sido capaz de mostrarnos lo que en Showgirls se enseña, ya sea por miedo o lo más factible, por doble moral.
También está presente el tema de la amistad, y el odio que pueden llegar a tenerse esas chicas entregadas a enseñarlo todo por un puñado de dólares. La protagonista se siente en deuda con su compañera de caravana, que la ayuda de manera desmedida desde que Berkley llega a Las Vegas sin más ayuda que su físico espectacular. Y es que la película sabe indagar entre los entresijos de una sociedad corrompida por el deseo del sexo; sabe adentrarnos en la política falsa de un mundo mejor, sin Sida, sin enfermedades de transmisión sexual o sin los problemas que puede acarrear el tener sexo sin contemplaciones. ¿Y de la cocaína qué me dicen...? Todos en los 90 que quisieran ser algo (o casi todos) esnifábamos coca como si de helados de vainilla se tratase, y en Showgirls se nos muestra esa adicción, como algo natural que sale de las entrañas de nuestro propio cuerpo. Otro punto a favor de la película, que muestra sin reservas el como las narices de unos y otras se van llenado de ese polvo blanco que te hace llegar mas lejos que a las brillantes estrellas; es de cajón pensar que la crítica de la época no viese con buenos ojos el como la sociedad que se creía casta y puritana, diese al traste con esa sinfonía de droga que se nos muestra en el film.
Showgirls es un muestrario desmedido de todo aquello que da miedo tocar por el miedo al que dirán. Es una fábula clara y concisa sobre los miedos del ser humano por ir hacia caminos prohibidos. No se pueden tener amigos si no llegas a tener un interés para llegar lejos en este mundo; y no es baladí el pensar que esa materia de la que está hecha la película, es cierta. La cinta no se halla entre medias tintas para mostrarnos lo más terrible de las personas: el egoísmo por encima de todo. Berkley nos enseña todo, (y todo es todo), para confabularse con los miedos propios de nosotros mismos. Showgirls se atreve a llegar lejos, a traspasar los horizontes de un mundo en donde todo vale; dónde la bondad es una caricatura lejana de la que es mejor alejarse.
Paul Verhoeven se atrevió a mostrar una película en donde la pura verdad es la regla más eficaz para llegar lejos; se apoyó en unas interpretaciones que van mas allá de lo sensual, para proyectar momentos que en la vida es mejor no enseñar, que es mejor tener guardados en un armario como un gay que no quiere salir del mismo. Mirando la película casi treinta años después de su estreno, me atrevo a consolidar la cinta como un acierto en todos los aspectos, ha sabido traspasar los océanos del tiempo (como diría Drácula), sin llegar a convertirse en una película pasada de moda o alejada de mostrar una sociedad que en el fondo no ha cambiado tanto, pero que ya no se atreve a mostrar el desnudo femenino como algo natural. Ahora en las películas, todas las mujeres hacen el amor con el sujetador puesto, ya no se atreven a enseñar lo que en Showgirls se nos muestra; la belleza femenina como algo sugerente y sensual.
Vuelvan a verla, lectores de filmaffinity, se lo recomiendo de todo corazón, para que se den cuenta de que este film ha sabido llegar lejos sin más apoyos que su propia osadía.
Tuvo la osadía de mostrarnos a una Berkley completamente desnuda, sin ningún tipo de pudor bajo la atenta mirada de Gina Gershon, otra actriz que en la cinta muestra sus senos como si de un regalo de los dioses se tratase. Y es que eso es lo bueno de Showgirls, que tuvo el atrevimiento de mostrarnos el sexo puro y duro como ninguna película lo había hecho hasta la fecha, en el ya lejano año de 1995. Y es que ese valor tiene un precio, y es que desde entonces ninguna otra película se ha atrevido a hacer lo que se hace en esta, mostrarnos la relación entre hombre y mujer sin tapujos, enseñándolo todo, sin reservas ni medias tintas de por medio. Desde entonces, ninguna otra película ha sido capaz de mostrarnos lo que en Showgirls se enseña, ya sea por miedo o lo más factible, por doble moral.
También está presente el tema de la amistad, y el odio que pueden llegar a tenerse esas chicas entregadas a enseñarlo todo por un puñado de dólares. La protagonista se siente en deuda con su compañera de caravana, que la ayuda de manera desmedida desde que Berkley llega a Las Vegas sin más ayuda que su físico espectacular. Y es que la película sabe indagar entre los entresijos de una sociedad corrompida por el deseo del sexo; sabe adentrarnos en la política falsa de un mundo mejor, sin Sida, sin enfermedades de transmisión sexual o sin los problemas que puede acarrear el tener sexo sin contemplaciones. ¿Y de la cocaína qué me dicen...? Todos en los 90 que quisieran ser algo (o casi todos) esnifábamos coca como si de helados de vainilla se tratase, y en Showgirls se nos muestra esa adicción, como algo natural que sale de las entrañas de nuestro propio cuerpo. Otro punto a favor de la película, que muestra sin reservas el como las narices de unos y otras se van llenado de ese polvo blanco que te hace llegar mas lejos que a las brillantes estrellas; es de cajón pensar que la crítica de la época no viese con buenos ojos el como la sociedad que se creía casta y puritana, diese al traste con esa sinfonía de droga que se nos muestra en el film.
Showgirls es un muestrario desmedido de todo aquello que da miedo tocar por el miedo al que dirán. Es una fábula clara y concisa sobre los miedos del ser humano por ir hacia caminos prohibidos. No se pueden tener amigos si no llegas a tener un interés para llegar lejos en este mundo; y no es baladí el pensar que esa materia de la que está hecha la película, es cierta. La cinta no se halla entre medias tintas para mostrarnos lo más terrible de las personas: el egoísmo por encima de todo. Berkley nos enseña todo, (y todo es todo), para confabularse con los miedos propios de nosotros mismos. Showgirls se atreve a llegar lejos, a traspasar los horizontes de un mundo en donde todo vale; dónde la bondad es una caricatura lejana de la que es mejor alejarse.
Paul Verhoeven se atrevió a mostrar una película en donde la pura verdad es la regla más eficaz para llegar lejos; se apoyó en unas interpretaciones que van mas allá de lo sensual, para proyectar momentos que en la vida es mejor no enseñar, que es mejor tener guardados en un armario como un gay que no quiere salir del mismo. Mirando la película casi treinta años después de su estreno, me atrevo a consolidar la cinta como un acierto en todos los aspectos, ha sabido traspasar los océanos del tiempo (como diría Drácula), sin llegar a convertirse en una película pasada de moda o alejada de mostrar una sociedad que en el fondo no ha cambiado tanto, pero que ya no se atreve a mostrar el desnudo femenino como algo natural. Ahora en las películas, todas las mujeres hacen el amor con el sujetador puesto, ya no se atreven a enseñar lo que en Showgirls se nos muestra; la belleza femenina como algo sugerente y sensual.
Vuelvan a verla, lectores de filmaffinity, se lo recomiendo de todo corazón, para que se den cuenta de que este film ha sabido llegar lejos sin más apoyos que su propia osadía.
10 de junio de 2023
10 de junio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay muchas películas que tienen sexo, mujeres desnudas o bailes. Unas con buenas tramas, otras con argumentos malísimos, algunas de bajo presupuesto, otras con una escenografía decente, pero es que lo de showgirls... A mi me parece de otro mundo, ni lo había visto en su momento cuando la descubrí hace años ni he vuelto a encontrar algo similar.
Es tan teatral, tan "falso" todo, una especie de comedia involuntaria con esas actuaciones y bailes exagerados, pero a la vez con momentos duros en la trama, unos diálogos a media camino entre lo absurdo y lo real...yo no sé si lo hicieron aposta o les salió así sin querer (voto más por lo segundo), pero me parece la película más eróticamente hipnótica que he visto en mi vida. Creo que al verla tu cerebro sufre tal cortocircuito al no saber que sentir mientras la ves por primera vez, si va en serio o es todo en coña, que solo puedes quedarte con los ojos abiertos como platos y sin pestañear hasta que acaba la película y procesas la información que acabas de recibir.
Es entonces cuando decidirás a que bando quieres pertenecer, al que suspende la películas y piensa "menuda chorrada acabo de ver dios mio", o al que pertenezco yo, que ante tal cantidad de mamarrachería inigualable no puede sino admirarla y ponerle un sobresaliente, pasando a ser de sus películas favoritas que nunca se cansa de ver.
Es la típica película defenestrada por los críticos en su época, un fracaso enorme en taquilla, que luego es todo un éxito en videoclubs (en este caso supongo que motivado por adolescentes heterosexuales al ser lo más cercano al porno que podían ver en su momento) y ahora se ha convertido en una película de culto Camp LGTBQ+ porque, estando claro que no era el público objetivo que tenía pensado el director cuando creó la película, es el único capaz de ver tal nivel de desfachatez, cuerpos sudorosos, erotismo lésbico y protagonistas sobreactuadas sin tener pensamientos obscenos, solo admirando la belleza de tal teatralidad y brilli-brilli.
Es tan teatral, tan "falso" todo, una especie de comedia involuntaria con esas actuaciones y bailes exagerados, pero a la vez con momentos duros en la trama, unos diálogos a media camino entre lo absurdo y lo real...yo no sé si lo hicieron aposta o les salió así sin querer (voto más por lo segundo), pero me parece la película más eróticamente hipnótica que he visto en mi vida. Creo que al verla tu cerebro sufre tal cortocircuito al no saber que sentir mientras la ves por primera vez, si va en serio o es todo en coña, que solo puedes quedarte con los ojos abiertos como platos y sin pestañear hasta que acaba la película y procesas la información que acabas de recibir.
Es entonces cuando decidirás a que bando quieres pertenecer, al que suspende la películas y piensa "menuda chorrada acabo de ver dios mio", o al que pertenezco yo, que ante tal cantidad de mamarrachería inigualable no puede sino admirarla y ponerle un sobresaliente, pasando a ser de sus películas favoritas que nunca se cansa de ver.
Es la típica película defenestrada por los críticos en su época, un fracaso enorme en taquilla, que luego es todo un éxito en videoclubs (en este caso supongo que motivado por adolescentes heterosexuales al ser lo más cercano al porno que podían ver en su momento) y ahora se ha convertido en una película de culto Camp LGTBQ+ porque, estando claro que no era el público objetivo que tenía pensado el director cuando creó la película, es el único capaz de ver tal nivel de desfachatez, cuerpos sudorosos, erotismo lésbico y protagonistas sobreactuadas sin tener pensamientos obscenos, solo admirando la belleza de tal teatralidad y brilli-brilli.
12 de junio de 2024
12 de junio de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha costado decidirme a puntuar esta cinta porque sé que me cuesta ser imparcial. Lo reconozco, es mi “placer culpable”. La he visto un montón de veces, pero recuerdo especialmente la primera, siendo adolescente. Mis padres empeñados en que me fuese a dormir y yo enganchada al televisor como un ludópata de Las Vegas. No sé que es lo que me gusta más, la puesta en escena, los bailes, su provocación, su ritmo o que es ligera, como su protagonista.
Honestamente tengo que reconocer que no es una buena película. Tanto la historia como el guión podrían estar mejor trabajados.
El tema es interesante; Una mujer que huye de su pasado llega a Las Vegas en busca de su suerte. Y allí se acaba encontrando dentro de la misma rueda de la que trataba de escapar. Quizá por ese Karma la película empieza y acaba con un Ritornello.
Podía haber sido algo fantástico, si se hubiese ahondado más en la historia. Ver el apartado spoiler.
Los diálogos muchas veces son forzados y los personajes, en especial el principal está poco elaborado. La protagonista es “ de cagarse” como ella misma diría.
Me recuerda en su vulgaridad y rebeldía al personaje de Julia Roberts en Pretty Woman, pero sin su ternura. Sin ser un personaje lleno de riqueza éste era menos plano que el la Bercley, que a pesar de tener un físico ideal para su papel y de saber proyectar el fuego de su personaje no es capaz de añadir más ingredientes que ése a su trabajo. Pone las misma expresión facial para seducir, que para hablar con su amiga o cuando está enfadada.
También hay cosas un poco inverosímiles, que explico en el spoiler.
Pero aún con todo lo malo, no creo que sea una película tan terrible. Me molesta y me asombra que haya sido tan denostada, cuando hay películas muchísimo peores.
A Elisabeth Bercley participar en este proyecto le costó su carrera. Nunca fue una excelente actriz, pero tampoco es mala. Otras actrices de su época que fueron mediocres gozaron de reconocimiento y papeles principales durante muchos años.
Con ella, la industria y los medios fueron especialmente crueles y la condenaron al ostracismo. Su único delito fue enseñar su cuerpo desnudo desde el erotismo explícito. Curiosamente acabó sufriendo del mismo machismo que su personaje.
Para una muestra su director, Paul Verhoeven, que a pesar de recibir varios premios Razzie siguió trabajando con total normalidad.
Quizá por eso no voy a suspender esta cinta, porque no me gustan los ensañamientos, porque me entretiene cada vez que la veo, porque la escena de la piscina y del baile privado son imborrables, porque Gina Gershon es un animal escénico que eclipsa la pantalla en cada toma y porque volveré a verla con la misma fascinación que con 14 años, enganchada al televisor como un ludópata en Las Vegas.
Honestamente tengo que reconocer que no es una buena película. Tanto la historia como el guión podrían estar mejor trabajados.
El tema es interesante; Una mujer que huye de su pasado llega a Las Vegas en busca de su suerte. Y allí se acaba encontrando dentro de la misma rueda de la que trataba de escapar. Quizá por ese Karma la película empieza y acaba con un Ritornello.
Podía haber sido algo fantástico, si se hubiese ahondado más en la historia. Ver el apartado spoiler.
Los diálogos muchas veces son forzados y los personajes, en especial el principal está poco elaborado. La protagonista es “ de cagarse” como ella misma diría.
Me recuerda en su vulgaridad y rebeldía al personaje de Julia Roberts en Pretty Woman, pero sin su ternura. Sin ser un personaje lleno de riqueza éste era menos plano que el la Bercley, que a pesar de tener un físico ideal para su papel y de saber proyectar el fuego de su personaje no es capaz de añadir más ingredientes que ése a su trabajo. Pone las misma expresión facial para seducir, que para hablar con su amiga o cuando está enfadada.
También hay cosas un poco inverosímiles, que explico en el spoiler.
Pero aún con todo lo malo, no creo que sea una película tan terrible. Me molesta y me asombra que haya sido tan denostada, cuando hay películas muchísimo peores.
A Elisabeth Bercley participar en este proyecto le costó su carrera. Nunca fue una excelente actriz, pero tampoco es mala. Otras actrices de su época que fueron mediocres gozaron de reconocimiento y papeles principales durante muchos años.
Con ella, la industria y los medios fueron especialmente crueles y la condenaron al ostracismo. Su único delito fue enseñar su cuerpo desnudo desde el erotismo explícito. Curiosamente acabó sufriendo del mismo machismo que su personaje.
Para una muestra su director, Paul Verhoeven, que a pesar de recibir varios premios Razzie siguió trabajando con total normalidad.
Quizá por eso no voy a suspender esta cinta, porque no me gustan los ensañamientos, porque me entretiene cada vez que la veo, porque la escena de la piscina y del baile privado son imborrables, porque Gina Gershon es un animal escénico que eclipsa la pantalla en cada toma y porque volveré a verla con la misma fascinación que con 14 años, enganchada al televisor como un ludópata en Las Vegas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*En la escena final alguien le pregunta “¿Qué has ganado? Y ella responde “A mi”, pero no entendemos muy bien qué ha sacado en limpio de su experiencia ni porqué se ha ganado a sí misma, porque no podemos ver una evolución en su personaje, ni hemos visto realmente de donde parte ni física, ni mental, ni emocionalmente. Al final este Ritornello se diluye y nos da lo mismo, porque la historia no tiene profundidad.
*Hay cosas muy poco creibles, como que sepa bailar como si fuera bailarina profesional y pille las coreografías con sólo mirarlas, la paliza que propicia al cantante, que no es ningún enclenque (y que los de seguridad no desconfíen), o que se olvide una maleta que en teoría posee cosas muy importantes en el coche de un desconocido y se vaya a jugar a las maquinitas, siendo una chica de mundo y nada inocente.
*Hay cosas muy poco creibles, como que sepa bailar como si fuera bailarina profesional y pille las coreografías con sólo mirarlas, la paliza que propicia al cantante, que no es ningún enclenque (y que los de seguridad no desconfíen), o que se olvide una maleta que en teoría posee cosas muy importantes en el coche de un desconocido y se vaya a jugar a las maquinitas, siendo una chica de mundo y nada inocente.
7 de mayo de 2009
7 de mayo de 2009
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si algo no le falla a este peliculón es el ritmo, de eso no cabe duda, tiene un ritmo de puta madre. Empieza fuerte y apenas decae. Entre número y número, entre show y show, el innegable talento de Elizabeth Berkley nos deslumbra a la par que contrasta con ese extraño animal anfibio llamado Gina Gershon. El teniente Cooper, al que nadie, aparte de Lynch, ha sabido dotar de un papel digno y ceñido a sus posibilidades, pone tres o cuatro caras de póker, y otras tantas de orgasmus incumplidus, y con eso parece bastarle, no es para menos, difícil tarea la de actuar junto a semejente fuerza de la naturaleza.
De aquellos polvos estos lodos, quién se iba a imaginar que los españolitos preadolescentes que atontaban sus cerebros con series tan ñoñas y estúpidas como Salvados por la campana, tendrían años más tarde la ocasión de disfrutar, e incluso masturbarse, soñando con aquella joven estudiante convertida en estrella del striptease.
Me pregunto si Paul Verhoven, del que dicen saber desnudar como nadie a las mujeres, ve cumplida su/nuestra fantasía con este trabajo o, si además, como premio, habrá tenido la suerte de ensayar las escenas más comprometidas en su mansión angelina.
-Lo mejor, salvando las evidencias, un escupitajo de esos que te cuelgan de la barbilla, que se lleva Kyle.
-Lo peor, el plantel actoril, por momentos avergonzante, y las escenas de acción, caídas, peleas, etc., sonrojantes.
De aquellos polvos estos lodos, quién se iba a imaginar que los españolitos preadolescentes que atontaban sus cerebros con series tan ñoñas y estúpidas como Salvados por la campana, tendrían años más tarde la ocasión de disfrutar, e incluso masturbarse, soñando con aquella joven estudiante convertida en estrella del striptease.
Me pregunto si Paul Verhoven, del que dicen saber desnudar como nadie a las mujeres, ve cumplida su/nuestra fantasía con este trabajo o, si además, como premio, habrá tenido la suerte de ensayar las escenas más comprometidas en su mansión angelina.
-Lo mejor, salvando las evidencias, un escupitajo de esos que te cuelgan de la barbilla, que se lleva Kyle.
-Lo peor, el plantel actoril, por momentos avergonzante, y las escenas de acción, caídas, peleas, etc., sonrojantes.
22 de enero de 2008
22 de enero de 2008
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien en su día Nietzsche nos habló de boca de Zaratustra de la llegada del Superhombre y de sus destructivos caminos, Verhoeven decidió también aportar su granito de arena al mundo en forma de una nueva filosofía por la que la humanidad pudiese alcanzar metas superiores a las que cualquiera de nosotros, pobres y simples mentes atrapadas en cuerpos débiles e inservibles valores morales, siquiera podemos alcanzar a concebir. Con Showgirls vino al mundo la teoría de la Superzorra.
Al igual que el Superhombre de Nietzsche, la Superzorra de Verhoeven debe pisar a los más débiles físicamente, y estar más allá de toda moral que le impida alcanzar su místico destino. "Si quieres triunfar, pisa; si no te pisarán. Y para pisar a tu enemigo, simple estorbo en tu camino, usa lo que haga falta. Saca tus tetas a relucir, enseña el carnoso fruto de tu entrepierna, deja que muerdan tus pezones... y si eso no funciona, Bam!! ataca, muerde, sé lo más zorra que puedas, así quizás no llegues a la nueva meta de la humanidad, pero al menos habrás limpiado el mundo de escoria."
Apliquen la filosofía de la Superzorra al mundo del espectáculo, y más concretamente al de las bailarinas o showgirls, y verán lo que son capaces de hacer unas cuántas de "elegidas" con tal de triunfar en ese maravilloso e iluminado paraje en medio de un desierto que es la ciudad de Las Vegas.
Que el glamour de la brillantina y los espectaculares decorados de los escenarios se tornan en mierda y puñaladas traperas entre bambalinas, lo intuíamos. Que en un mundo de zorras gana la zorra más lista, también. Que bailar no es follar y todas las bailarinas no tienen por qué ser putas, lo entendemos. Pero tampoco creo que para reflexionar sobre el tema hiciera falta hacer un mojonazo de semejantes proporciones, ni haberle encargado la tarea del guión a un guionista sin un ápice de talento que si hubiese sido una mujer bien podría haber sido la más guarrona del barrio.
Lo mismo mi moral me domina y me ciega lo suficiente como para ser incapaz de entender la inabarcable dimensión de su mensaje, quién sabe. En todo caso, he de decir que aunque nunca llegue a ver el triunfo definitivo de la Superzorra en este mundo, al menos podré decir que he disfrutado viendo sus tetas. De ahí que tenga dos estrellas en mi valoración.
Disfruten del show.
PD: La Gina Gershon tiene tanto morbo como grandes son los piños que gasta. ¡Que miedo!
Al igual que el Superhombre de Nietzsche, la Superzorra de Verhoeven debe pisar a los más débiles físicamente, y estar más allá de toda moral que le impida alcanzar su místico destino. "Si quieres triunfar, pisa; si no te pisarán. Y para pisar a tu enemigo, simple estorbo en tu camino, usa lo que haga falta. Saca tus tetas a relucir, enseña el carnoso fruto de tu entrepierna, deja que muerdan tus pezones... y si eso no funciona, Bam!! ataca, muerde, sé lo más zorra que puedas, así quizás no llegues a la nueva meta de la humanidad, pero al menos habrás limpiado el mundo de escoria."
Apliquen la filosofía de la Superzorra al mundo del espectáculo, y más concretamente al de las bailarinas o showgirls, y verán lo que son capaces de hacer unas cuántas de "elegidas" con tal de triunfar en ese maravilloso e iluminado paraje en medio de un desierto que es la ciudad de Las Vegas.
Que el glamour de la brillantina y los espectaculares decorados de los escenarios se tornan en mierda y puñaladas traperas entre bambalinas, lo intuíamos. Que en un mundo de zorras gana la zorra más lista, también. Que bailar no es follar y todas las bailarinas no tienen por qué ser putas, lo entendemos. Pero tampoco creo que para reflexionar sobre el tema hiciera falta hacer un mojonazo de semejantes proporciones, ni haberle encargado la tarea del guión a un guionista sin un ápice de talento que si hubiese sido una mujer bien podría haber sido la más guarrona del barrio.
Lo mismo mi moral me domina y me ciega lo suficiente como para ser incapaz de entender la inabarcable dimensión de su mensaje, quién sabe. En todo caso, he de decir que aunque nunca llegue a ver el triunfo definitivo de la Superzorra en este mundo, al menos podré decir que he disfrutado viendo sus tetas. De ahí que tenga dos estrellas en mi valoración.
Disfruten del show.
PD: La Gina Gershon tiene tanto morbo como grandes son los piños que gasta. ¡Que miedo!
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