Yo, él y Raquel
2015 

7.1
13,860
Drama. Comedia
Greg pasa el último año del instituto de la forma más anónima posible, evitando todo tipo de relaciones, mientras en secreto hace extrañas películas con su único amigo. Esta situación cambiará cuando su madre le obliga a hacerse amigo de una compañera de clase con leucemia. (FILMAFFINITY)
19 de abril de 2016
19 de abril de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para tratarse de un melodrama romántico adolescente, no está nada mal. Las interpretaciones son aceptables, aunque yo recuerdo mi época de adolescente estando más asilvestrado. No es tan melosa como 'Un paseo para recordar' (que tiene una temática parecida), pero tampoco es tan atractiva.
Me ha gustado la trampa que lleva a cabo el protagonista para los espectadores. Tiene un poco de mala leche, pero está bien traída.
Es una película bonita donde la muerte se retrata con serenidad.
Por cierto, que la protagonista se llama Rachel, no Raquel.
Me ha gustado la trampa que lleva a cabo el protagonista para los espectadores. Tiene un poco de mala leche, pero está bien traída.
Es una película bonita donde la muerte se retrata con serenidad.
Por cierto, que la protagonista se llama Rachel, no Raquel.
23 de abril de 2016
23 de abril de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una amistad, en eso se resume todo. Por otro lado, ¿qué es la amistad? Es algo complejo de explicar, aunque cuando tienes una de verdad, sobran las palabras. Amistad es ayudar sin nada a cambio, porque sabes que esa persona lo necesita. Amistad es estar sin que te lo pida. Amistad es apoyar. Amistad es escuchar. Amistad es discutir. Amistad es dar un consejo sin que te lo pida. Amistad es...joder, ahora que lo veo, la amistad lo es todo.
Puedo presumir a día de hoy de poder contar con pocas amistades, pero de calidad, que al fin y al cabo es lo que para mi cuenta. "Amigos" hay muchos, pero amigos...muy pocos.
¿Qué puedo decir de este film? Te hace reflexionar sobre un sin fin de cosas, pero sobre todo, te hace reflexionar sobre el sentido de la vida. ¿Hacía donde nos dirige yo, él y Raquel? Nos enseña a soñar y a vivir. A vivir como tú elijes, aunque a veces el destino es cruel, y te depara cosas que no nos merecemos.
Estos tres amigos son diferentes, pero les une una cosa: "tienen personalidad propia". Para conocerlos un poco más, recomiendo que la vean. Y si finalmente tienen la posibilidad de ver esta película, aviso... No es lo que os imagináis, porque lo que pudo ser, finalmente fue.
Puedo presumir a día de hoy de poder contar con pocas amistades, pero de calidad, que al fin y al cabo es lo que para mi cuenta. "Amigos" hay muchos, pero amigos...muy pocos.
¿Qué puedo decir de este film? Te hace reflexionar sobre un sin fin de cosas, pero sobre todo, te hace reflexionar sobre el sentido de la vida. ¿Hacía donde nos dirige yo, él y Raquel? Nos enseña a soñar y a vivir. A vivir como tú elijes, aunque a veces el destino es cruel, y te depara cosas que no nos merecemos.
Estos tres amigos son diferentes, pero les une una cosa: "tienen personalidad propia". Para conocerlos un poco más, recomiendo que la vean. Y si finalmente tienen la posibilidad de ver esta película, aviso... No es lo que os imagináis, porque lo que pudo ser, finalmente fue.
1 de mayo de 2016
1 de mayo de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de adolescentes, con el instituto como universo propio e indefinible en el que todo ocurre, tienen dos opciones sobre las que construir su argumento: por un lado pueden mirarse en la típica película pasada de vueltas, en la que sus protagonistas solo piensan en fiesta, sexo y alcohol. Tan divertidas y escatológicas en su forma como romáticas en su fondo, son un placer para los sentidos, un homenaje al buen rollo olvidando todo lo que tienen a su alrededor.
Pero “Yo, él y Raquel” no elige esa opción porque no quiere elegirla. Prefiere explorar emociones más profundas y comprometidas, en las que los personajes se muestran como personas adultas vulnerables con problemas serios de verdad, no solamente con las cosas propias de la edad. La enfermedad es tratada sin condescendencia, sin buscar una lágrima fácil en el espectador. Peliculas como “Las ventajas de ser un marginado” o la más reciente “Aquí y ahora” apuestan por centrarse en otras facetas de la vida: el sentimiento de soledad, el miedo a no encajar o a ser rechazado... Rincones difícilmente explorables pero profundos en los que el futuro está más allá del baile de fin de curso.
Pero la película tiene mucho más que lo que se puede leer en la sinopsis. Una colección de diálogos precisos y directos adornan a los personajes más variopintos (un padre que se pasa el día en casa cocinando y viendo clásicos europeos, una madre besucona o un profesor que tiene su propia sopa en su despacho) que no decepcionan que aportan su grano de arena a la película. Sin ellos nada sería igual.
Con un montón de referencias cinéfilas (en especial esa recreación casera de películas que recuerda irremediablemente a Jack Black y su “Rebobine, por favor”) y un fluido nivel narrativo que aguanta los momentos más complicados con naturalidad y frescura, “Yo, él y Raquel” muestra ese sentido de la amistad tan fuerte e incondicional entre dos adolescentes que buscan su lugar en el mundo que les ha tocado vivir a pesar de las circunstancias que les rodean.
Quizás al final todo sea un punto y aparte.
Pero “Yo, él y Raquel” no elige esa opción porque no quiere elegirla. Prefiere explorar emociones más profundas y comprometidas, en las que los personajes se muestran como personas adultas vulnerables con problemas serios de verdad, no solamente con las cosas propias de la edad. La enfermedad es tratada sin condescendencia, sin buscar una lágrima fácil en el espectador. Peliculas como “Las ventajas de ser un marginado” o la más reciente “Aquí y ahora” apuestan por centrarse en otras facetas de la vida: el sentimiento de soledad, el miedo a no encajar o a ser rechazado... Rincones difícilmente explorables pero profundos en los que el futuro está más allá del baile de fin de curso.
Pero la película tiene mucho más que lo que se puede leer en la sinopsis. Una colección de diálogos precisos y directos adornan a los personajes más variopintos (un padre que se pasa el día en casa cocinando y viendo clásicos europeos, una madre besucona o un profesor que tiene su propia sopa en su despacho) que no decepcionan que aportan su grano de arena a la película. Sin ellos nada sería igual.
Con un montón de referencias cinéfilas (en especial esa recreación casera de películas que recuerda irremediablemente a Jack Black y su “Rebobine, por favor”) y un fluido nivel narrativo que aguanta los momentos más complicados con naturalidad y frescura, “Yo, él y Raquel” muestra ese sentido de la amistad tan fuerte e incondicional entre dos adolescentes que buscan su lugar en el mundo que les ha tocado vivir a pesar de las circunstancias que les rodean.
Quizás al final todo sea un punto y aparte.
11 de marzo de 2018
11 de marzo de 2018
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alfonso Gomez-Rejon está mas entregado a la dirección de series, con las que ha conseguido bastante éxito, ya que tanto Glee como American Horror son dos series con bastante éxito.
COmo Yo,él y Raquel, se ha hecho con varios premios. Una película que trata sobre la enfermedad, sobre las familia y sobre los amigos. 3 grandes pilares que Alfonso Gomez-Rejon ha conseguido levantar con una película que ha pasado muy desapercibida pero que esconde una buena historia.
La cinta, arranca ya de una forma peculiar, y todo nos va indicando que no estaremos ante la típica que repite una y otra vez los mismo clichés. En esta ocasión estamos ante una aventura entre tres adolescentes a cada cual más dispar que juntos se embarcan en una alucinante historia en donde el humor se fusiona a la perfección con el drama. Con buen ritmo, la película nos va atrapando gracias a su poco convencionalismo de multisalas, está película ahonda más en el universo psicológico y deja atrás las convencionalismos.
Es gracias a su buen guión a un reparto que cumple con las expectativas que la película merece la pena. Si que es cierto que en determinados momentos parecemos estar en boucle pero este efecto se disipa rápido.
Con todo esto podemos decir que la cinta, es mas que recomendable, apta a todo el mundo, ya que es una de esas películas de valores que siempre es bueno tener presente.
Lo mejor: Su habilidad para meternos en su juego
Lo peor: Creer que es la típica película sobre la enfermedad
Recomendada: SI
@cineypunto
COmo Yo,él y Raquel, se ha hecho con varios premios. Una película que trata sobre la enfermedad, sobre las familia y sobre los amigos. 3 grandes pilares que Alfonso Gomez-Rejon ha conseguido levantar con una película que ha pasado muy desapercibida pero que esconde una buena historia.
La cinta, arranca ya de una forma peculiar, y todo nos va indicando que no estaremos ante la típica que repite una y otra vez los mismo clichés. En esta ocasión estamos ante una aventura entre tres adolescentes a cada cual más dispar que juntos se embarcan en una alucinante historia en donde el humor se fusiona a la perfección con el drama. Con buen ritmo, la película nos va atrapando gracias a su poco convencionalismo de multisalas, está película ahonda más en el universo psicológico y deja atrás las convencionalismos.
Es gracias a su buen guión a un reparto que cumple con las expectativas que la película merece la pena. Si que es cierto que en determinados momentos parecemos estar en boucle pero este efecto se disipa rápido.
Con todo esto podemos decir que la cinta, es mas que recomendable, apta a todo el mundo, ya que es una de esas películas de valores que siempre es bueno tener presente.
Lo mejor: Su habilidad para meternos en su juego
Lo peor: Creer que es la típica película sobre la enfermedad
Recomendada: SI
@cineypunto
10 de octubre de 2015
10 de octubre de 2015
15 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es bien sabido que hacer reír al público es bastante más difícil que hacerlo llorar. Para esto último basta con una muerte fingida, impostada desde la comodidad de la ficción más traicionera y producir el mismo efecto que colocar un perrito con los ojos dilatados en un calendario.
Esta película es el calendario benéfico de enero a diciembre con pornografía sentimental de saldo, pero revestido de cultura moderna. El director se esfuerza tanto en marcar el camino a seguir que pierde la batuta y saca un látigo. No te pide, ordena. No sientes, te muestra. Se vuelve una caricatura de los sentimientos de principio a fin, copia sin pudor todos los estereotipos conocidos del género y se encierra en un envase de telefilm post-adolescente con baile de graduación incluido.
Los personajes de la película no tiene otro fin que tachar cruces en una lista de tópicos que dejan patente lo endeble de la propuesta. Todo se queda con la etiqueta de recién comprado por fuera, aún sin cortar, y se rebela insuficiente para ser una entidad propia si no es copiando a los demás. A todos los demás. Porque, homenajes aparte, se repite el molde de las peores películas del género con añadidos propios que no mejoran la propuesta. Todo lo interesante que pudiera resultar termina su camino sobre un espeso charco de mermelada de azúcar de dos palmos de alto de muy difícil digestión.
Y es que finalmente es todo tan empalagosamente sentimental que se le agotan los recursos y aún así, tras tocar hueso, sigue escavando hasta creer encontrar petróleo en la lágrima fácil. Redobla su apuesta por el camino fácil a medida que avanza la película y se prevé el final asombrosamente similar a lo ya conocido en tantas ocasiones anteriores.
Como ya he dicho, hacer llorar es mucho más fácil que hacer reír. En esta película lo demuestran, pero por los motivos equivocados.
Esta película es el calendario benéfico de enero a diciembre con pornografía sentimental de saldo, pero revestido de cultura moderna. El director se esfuerza tanto en marcar el camino a seguir que pierde la batuta y saca un látigo. No te pide, ordena. No sientes, te muestra. Se vuelve una caricatura de los sentimientos de principio a fin, copia sin pudor todos los estereotipos conocidos del género y se encierra en un envase de telefilm post-adolescente con baile de graduación incluido.
Los personajes de la película no tiene otro fin que tachar cruces en una lista de tópicos que dejan patente lo endeble de la propuesta. Todo se queda con la etiqueta de recién comprado por fuera, aún sin cortar, y se rebela insuficiente para ser una entidad propia si no es copiando a los demás. A todos los demás. Porque, homenajes aparte, se repite el molde de las peores películas del género con añadidos propios que no mejoran la propuesta. Todo lo interesante que pudiera resultar termina su camino sobre un espeso charco de mermelada de azúcar de dos palmos de alto de muy difícil digestión.
Y es que finalmente es todo tan empalagosamente sentimental que se le agotan los recursos y aún así, tras tocar hueso, sigue escavando hasta creer encontrar petróleo en la lágrima fácil. Redobla su apuesta por el camino fácil a medida que avanza la película y se prevé el final asombrosamente similar a lo ya conocido en tantas ocasiones anteriores.
Como ya he dicho, hacer llorar es mucho más fácil que hacer reír. En esta película lo demuestran, pero por los motivos equivocados.
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