Yo, él y Raquel
2015 

7.1
13,858
Drama. Comedia
Greg pasa el último año del instituto de la forma más anónima posible, evitando todo tipo de relaciones, mientras en secreto hace extrañas películas con su único amigo. Esta situación cambiará cuando su madre le obliga a hacerse amigo de una compañera de clase con leucemia. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2021
11 de enero de 2021
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Se puede ser diferente de forma elegida o diferente de forma sobre venida, en este caso los protagonistas representan ambas maneras de ser.
Los dos caminan juntos, juntos como las vías de un tren, unidos por las traviesas de la amistad, una cada día, continuas, seguidas, sin límite.
Por encima de ellos circula el tren de la vida, los hechos cotidianos que a modo de vagones arrollan a los adolescentes más sensibles, a aquellos que sin vislumbrar su futuro se sienten sobrepasados por los acontecimientos.
Excelente película que da mucho que pensar.
Los dos caminan juntos, juntos como las vías de un tren, unidos por las traviesas de la amistad, una cada día, continuas, seguidas, sin límite.
Por encima de ellos circula el tren de la vida, los hechos cotidianos que a modo de vagones arrollan a los adolescentes más sensibles, a aquellos que sin vislumbrar su futuro se sienten sobrepasados por los acontecimientos.
Excelente película que da mucho que pensar.
1 de mayo de 2016
1 de mayo de 2016
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde la década de los 60 norteamericanos el cine independiente no había dado una obra tan magna como esta. La dirección de Gómez-Rejón se luce con un tratamiento del color increíble, un uso del zoom magistral en una comedia descacharrante sobre el nunca suficientemente tratado problema de los adolescentes de instituto y su metamorfosis vital en prometedores jóvenes universitarios. Todo ello envuelto en una historia humana de gran calado que nos dejará un huella indeleble con un final sorprendente y emotivo a más no poder.
La panoplia de secundarios están magníficamente dibujados por un guión sobresaliente donde cabe destacar un brillante homenaje al cine en una serie de parodias caseras magistrales sobre reputadas películas. Finos y afilados diálogos para una tripleta de jóvenes actores en los papeles de sus vida.
En un momento determinado el prota que narra la historia nos dice una mentirijilla. Yo no quiero ser menos.
La panoplia de secundarios están magníficamente dibujados por un guión sobresaliente donde cabe destacar un brillante homenaje al cine en una serie de parodias caseras magistrales sobre reputadas películas. Finos y afilados diálogos para una tripleta de jóvenes actores en los papeles de sus vida.
En un momento determinado el prota que narra la historia nos dice una mentirijilla. Yo no quiero ser menos.
12 de octubre de 2015
12 de octubre de 2015
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo de siempre, madurar con dolor a través de la ausencia y pérdida, aunque con intento de toque distintivo que le aporte un característico sabor.
La película tiene su propia personalidad, identidad exclusiva complicado de clasificar, lo cual significa paciencia, tiempo y atención pues lleva su tiempo conocerla y hacerse con ella.
Chico tímido, invisible, “cool” en su versión autodañina, que trata de sobrevivir a su pubertad a pesar de no encontrar ninguna facultad propia degustativa que sobresaltar, nada que motive esa apetencia por si mismo más que ese gusto por despreciarse y desvalorar todo lo que hace, con amigo peculiar igual de inconexo que él en el mundo que le rodea, con padre estrafalario que va de comprensivo e innovador y madre pesada que no respeta su privacidad, un instituto dividido por sectas a las que renuncia pertenecer pero con las que tiene que tratar, con simulación de apego y conocimiento por ellas, y un único profesor válido, drogata, que sirve de apoyo y refugio de tanta selva neurótica y andadura sin interés que le rodea; a ello se le suma la repentina vecina con leucemia, con la que nunca ha hablado, y a la que es forzado a visitar por compasión mísera de unos progenitores que tratan de dirigir su vida.
Y en esta voltereta de noria que lleva su propia marcha, accedemos al mundo sugestivo de quien nos narra su loca experiencia de los últimos seis meses, que le cambiaron por siempre y marcaron su camino hacia destino, sin vuelta atrás.
Y el espectador sigue sus pasos según va relatando, un poco expectante al principio, mínimamente motivado conforme avanza, más interesado según acelera y nos permite acceder a su interior y, ya totalmente integrado y emocionado cuando deja de interpretar ese papel ficticio con el que se cubre y muestra al joven sensible, inspirador, gran amigo y excelente compañero de diversión, aún más excelso cuando se está en los malos momentos de bajón y grave dolor.
Por tanto, vas a finalizar entusiasmada de su compañía, sintiendo enorme aprecio y estima por el mozuelo protagonista, por su fanfarronería, delicadeza, preocupación y fascinación por alegrar los días de su inesperada amiga, no sin antes atravesar por los baches de poca gratitud, menor encaje y escaso disfrute, desbarajuste que se elimina al llegar el amor, la devoción y su ternura, desorden y confusión como parte de esa micro-sociedad en la que vive y crece este chaval que reclama autonomía de acción, respeto por sus ideas y derecho a pasar de todo y cagarla...,
..., pues “supongo que soy un ratón modesto” y como tal, aparezco y me escondo por trazos, corro y me detengo según peligros y trato de pasar, inúltimente, inadvertido hasta comprender que has sido lo más importante y bello para una persona en los últimos meses de su vida, aunque sea descubierto tras su muerte, ya que hasta después de fallecido se pueden aprender cosas nuevas de quien se ha amado.
Conmovedoras y complacientes interpretaciones para un trío reflexivo, agridulce y intimista según escenas, divertido y cínico según otras, la secundaria y sus problemas reflejado con ingenio e inteligencia por Alfonso Gómez-Rejón, que sabe hacer una lectura locuaz, fresca y activa, ácida y suave a la vez, que huye de prototipos y de sueños de princesa para el baile.
Fantástico guión, de diálogos pensativos, que ofrecen la maduración y crecimiento de quien sale al mundo, toma riesgos, aprende de ellos y se involucra en la querencia de su propia existencia, fase de despunte y realización llevada con suficiente originalidad y encanto que lleva su tiempo procesar y digerir pues, al final sólo sabes que te ha gustado y emocionado a pesar de que, durante la misma, has pasado por sensaciones varias de aprehensión, de barullo, de simpatía, de distancia y de posterior cálida cercanía.
Proceso enriquecedor que exhibe la fuerza, calidad y sabiduría de un argumento que va, toma a toma, de menos a más hasta formar esa genialidad de puzzle, esa sensacional inventiva en forma de película personal que te dice, sin guarecerse ni silenciar nada, quién es esta nueva ardilla, inquieta e ilusionada, que va de rama en árbol con mucho que andar y relatar.
Personajes extravagantes para una ambientación colorida, de comicidad sutil y tragedia serena, película indie que busca singularidad e innovación de planteamiento para sorprender y cautivar a su audiencia, cuyo relato en el fondo no cuenta nada nuevo, únicamente esa evolución de ratón modesto a decidida ardilla gracias, de nuevo, a la presencia de una enfermedad horrible que se cruza de por medio, chillón escaparate que intenta recrear alternancias alrededor de este insignificante adolescente, que acaba significando la vivacidad resuelta de quien reemprende, a buen ritmo, su despistada marcha.
Con todo, lo importante es que, al final y en conjunto gusta, complace y agrada, aunque no sepas muy bien definir por qué; supongo que por eso es atractiva e interesante, ¿no?
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
La película tiene su propia personalidad, identidad exclusiva complicado de clasificar, lo cual significa paciencia, tiempo y atención pues lleva su tiempo conocerla y hacerse con ella.
Chico tímido, invisible, “cool” en su versión autodañina, que trata de sobrevivir a su pubertad a pesar de no encontrar ninguna facultad propia degustativa que sobresaltar, nada que motive esa apetencia por si mismo más que ese gusto por despreciarse y desvalorar todo lo que hace, con amigo peculiar igual de inconexo que él en el mundo que le rodea, con padre estrafalario que va de comprensivo e innovador y madre pesada que no respeta su privacidad, un instituto dividido por sectas a las que renuncia pertenecer pero con las que tiene que tratar, con simulación de apego y conocimiento por ellas, y un único profesor válido, drogata, que sirve de apoyo y refugio de tanta selva neurótica y andadura sin interés que le rodea; a ello se le suma la repentina vecina con leucemia, con la que nunca ha hablado, y a la que es forzado a visitar por compasión mísera de unos progenitores que tratan de dirigir su vida.
Y en esta voltereta de noria que lleva su propia marcha, accedemos al mundo sugestivo de quien nos narra su loca experiencia de los últimos seis meses, que le cambiaron por siempre y marcaron su camino hacia destino, sin vuelta atrás.
Y el espectador sigue sus pasos según va relatando, un poco expectante al principio, mínimamente motivado conforme avanza, más interesado según acelera y nos permite acceder a su interior y, ya totalmente integrado y emocionado cuando deja de interpretar ese papel ficticio con el que se cubre y muestra al joven sensible, inspirador, gran amigo y excelente compañero de diversión, aún más excelso cuando se está en los malos momentos de bajón y grave dolor.
Por tanto, vas a finalizar entusiasmada de su compañía, sintiendo enorme aprecio y estima por el mozuelo protagonista, por su fanfarronería, delicadeza, preocupación y fascinación por alegrar los días de su inesperada amiga, no sin antes atravesar por los baches de poca gratitud, menor encaje y escaso disfrute, desbarajuste que se elimina al llegar el amor, la devoción y su ternura, desorden y confusión como parte de esa micro-sociedad en la que vive y crece este chaval que reclama autonomía de acción, respeto por sus ideas y derecho a pasar de todo y cagarla...,
..., pues “supongo que soy un ratón modesto” y como tal, aparezco y me escondo por trazos, corro y me detengo según peligros y trato de pasar, inúltimente, inadvertido hasta comprender que has sido lo más importante y bello para una persona en los últimos meses de su vida, aunque sea descubierto tras su muerte, ya que hasta después de fallecido se pueden aprender cosas nuevas de quien se ha amado.
Conmovedoras y complacientes interpretaciones para un trío reflexivo, agridulce y intimista según escenas, divertido y cínico según otras, la secundaria y sus problemas reflejado con ingenio e inteligencia por Alfonso Gómez-Rejón, que sabe hacer una lectura locuaz, fresca y activa, ácida y suave a la vez, que huye de prototipos y de sueños de princesa para el baile.
Fantástico guión, de diálogos pensativos, que ofrecen la maduración y crecimiento de quien sale al mundo, toma riesgos, aprende de ellos y se involucra en la querencia de su propia existencia, fase de despunte y realización llevada con suficiente originalidad y encanto que lleva su tiempo procesar y digerir pues, al final sólo sabes que te ha gustado y emocionado a pesar de que, durante la misma, has pasado por sensaciones varias de aprehensión, de barullo, de simpatía, de distancia y de posterior cálida cercanía.
Proceso enriquecedor que exhibe la fuerza, calidad y sabiduría de un argumento que va, toma a toma, de menos a más hasta formar esa genialidad de puzzle, esa sensacional inventiva en forma de película personal que te dice, sin guarecerse ni silenciar nada, quién es esta nueva ardilla, inquieta e ilusionada, que va de rama en árbol con mucho que andar y relatar.
Personajes extravagantes para una ambientación colorida, de comicidad sutil y tragedia serena, película indie que busca singularidad e innovación de planteamiento para sorprender y cautivar a su audiencia, cuyo relato en el fondo no cuenta nada nuevo, únicamente esa evolución de ratón modesto a decidida ardilla gracias, de nuevo, a la presencia de una enfermedad horrible que se cruza de por medio, chillón escaparate que intenta recrear alternancias alrededor de este insignificante adolescente, que acaba significando la vivacidad resuelta de quien reemprende, a buen ritmo, su despistada marcha.
Con todo, lo importante es que, al final y en conjunto gusta, complace y agrada, aunque no sepas muy bien definir por qué; supongo que por eso es atractiva e interesante, ¿no?
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21 de octubre de 2015
21 de octubre de 2015
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda película basada en la obra de Jesse Andrews. Cuando vi que ganó en Sundance y leí la sinopsis, estaba muy escéptico, ya que es un tema un poco trillado en los últimos años en las películas o novelas juveniles con enfermedades terminales etc... Pero me he sorprendido gratamente, ya que aunque tiene un tema conocido, la ejecución es ingeniosa, distinta e incluso llegando a ser original, gracias a su excelente guión que transita de forma libre y brusca entre el drama, la comedia y el humor negro. Es muy divertida y conmovedora, una película que te hace sentir bien, y no en el sentido de la complacencia superficial, momentánea y ligera, sino de una forma refrescante y perdurable. Los personajes son memorables y muy bien interpretados. Una de las películas del año, y si cada año nos trae y resalto joyas preciosas del cine independiente, ya el 2015 tiene la primera representante. Bella, honesta, ingeniosa, conmovedora, triste y perdurable.
http://frasesdecineparaelrecuerdo.blogspot.com.co/2015/10/frases-pelicula-me-and-earl-and-the-dying-girl.html
http://asbvirtualinfo.blogspot.com.co/
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4 de octubre de 2015
4 de octubre de 2015
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Indudablemente parece una película de y para adolescentes, pero tiene detalles que la distancian de otras.
Para empezar toca el tema del cáncer desde otra aproximación, la de un joven que su madre le obliga a visitar a la amiga enferma y va tomando conciencia, a pesar de que pasaba de sus compañeros.
Otra diferencia es que entre el grupo de estúpidos adolescentes, los dos amigos son creadores natos, siempre con ideas alocadas para sus cortos experimentales.
La película se puede atribuir a Jesse Andrews, ya que él escribió la novela y la adaptación.
La dirección de Alfonso Gómez Rejon es brillante y se nota que ha estado trabajando con Iñarritu.
Sabe provocar tanto las risas como las lágrimas.
Hay detalles que hacen que no sea una obra maestra como podía haber sido. Ciertos personajes estereotipados, como el profesor progre y el padre del protagonista así lo denotan.
Por no decir que entre los adolescentes sólo destaca Olivia Cooke muy por encima del resto.
Para empezar toca el tema del cáncer desde otra aproximación, la de un joven que su madre le obliga a visitar a la amiga enferma y va tomando conciencia, a pesar de que pasaba de sus compañeros.
Otra diferencia es que entre el grupo de estúpidos adolescentes, los dos amigos son creadores natos, siempre con ideas alocadas para sus cortos experimentales.
La película se puede atribuir a Jesse Andrews, ya que él escribió la novela y la adaptación.
La dirección de Alfonso Gómez Rejon es brillante y se nota que ha estado trabajando con Iñarritu.
Sabe provocar tanto las risas como las lágrimas.
Hay detalles que hacen que no sea una obra maestra como podía haber sido. Ciertos personajes estereotipados, como el profesor progre y el padre del protagonista así lo denotan.
Por no decir que entre los adolescentes sólo destaca Olivia Cooke muy por encima del resto.
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