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Flores rotas

Comedia. Drama Original y extravagante revisión del mito de Don Juan. Después de ser abandonado por su última conquista (Delpy), Don Johnston (Bill Murray) recibe una carta anónima en la que se le informa de que tiene un hijo. Tan inesperada noticia lo impulsa a emprender un viaje en busca de sus antiguas amantes para resolver el misterio. (FILMAFFINITY)
Críticas 147
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6
13 de febrero de 2011 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estas flores son las que rompen con la trayectoria de su director, sin entrar a valorar la película queda claro que es la que más descaradamente se rodó en búsqueda de la recaudación, algo normal en Hollywood, pero que quizás nunca ocurrió anteriormente con Jarmusch, que ya es mucho decir, todos los artistas acaban en la presión de sus empresas y en la tentación de la taquilla, bastante había tardado.

En cuanto a la película tiene sus lecturas, se centra en Murray, pero se rodea bien en la narración y en la búsqueda de objetivos y redenciones, un perdedor que busca su lugar en el mundo, puede que ya no sea cine de autor, peor es superior al cine convencional.
9
9 de mayo de 2011 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es merecedora de un notable, pero cuando termina te das cuenta de que acabas de presenciar una gran película; que es una de esas que recordarás durante algún tiempo ya que tiene un final demoledor. Me recordó a "El juramento" de Sean Penn por la sensación que le queda al personaje, próxima a la locura. Tiene razón el protagonista cuando dice que lo único que tenemos es el presente, pero no añadió que ese presente está siempre muy condicionado por nuestro pasado, y que en su caso ese pasado lo ocupa un vacío desolador. Sólo al final se da cuenta.
8
8 de diciembre de 2011 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bill Murray es Don Johnston (con T), un hombre maduro que ha llevado su vida como un Don Juan moderno. Al mismo tiempo que su amante actual decide abandonarlo, una misteriosa carta llega a su puerta, con una revelación. A pesar de no mostrarse demasiado entusiasta con el descubrimiento, Don se verá empujado por su peculiar vecino a un viaje de investigación.
Decir a estas alturas que Jim Jarmusch es un genio no es ninguna novedad. Sabe perfectamente lo que quiere contar y como contarlo. Puede ser tan brutal como sutil, lo que es indudable es que tiene una mano fabulosa para desarrollar sus historias al ritmo que se le ocurre, dotando cada situación particular del ambiente ideal y el contexto idóneo. Broken Flowers, sin ser perfecta, ni su mejor obra, no es una excepción a la regla, esta película es un extraño experimento entre drama, comedia y road-movie, y el resultado final es muy interesante. No habrá que esperar convencionalismos aquí, si no un relato que va de principio a fin en un tono aparentemente monocorde, pero que dará levemente y en su debido momento, los saltos y giros narrativos que hacen de este film un disfrute.
Bill Murray hace lo suyo de manera fantástica. Si la desidia tuviera una cara, apuesto que sería muy parecida a varios de los mínimos gestos que este actor logra aquí. Jeffrey Wright, sin conseguir una gran actuación, entrega un personaje para no perderse. La banalidad y los absurdos de los que su "Winston" (el vecino) es capaz, entregan muchos de los mejores momentos. El resto del reparto principal está integrado por un grupo de damas que añaden solidez al conjunto.

Lo dicho: Broken Flowers no es perfecta, pero el ácido humor que destila, la reflexión profunda que sugiere y la variedad de los paisajes que muestra, son solo tres de los muchos motivos que la hacen recomendable.
6
3 de diciembre de 2012 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Flores Rotas está marcada por dos influyentes figuras del ámbito cinematográfico.

La primera es Bill Murray, un actor que lleva desarrollando (que no repitiendo) un mismo personaje durante ya bastante tiempo. Aquí, toma como base el hombre desencantado de Lost in Translation, y lleva más allá su incapacidad para expresarse y para reaccionar emocionalmente. Como consecuencia nos encontramos con un individuo inaccesible y frío, un personaje sin vida al que Murray consigue dotar de cierto encanto.

La segunda figura, y no por ello menos importante, es Jim Jarmusch, un director quizá poco conocido para el gran público pero cuya obra es de una relevancia enorme. A él se le atribuye el nacimiento del cine independiente norteamericano con su Extraños en el paraíso, la cual demostró que éste no tenía porque ser inaccesible para el espectador medio.

Sus películas suelen conformar estructuras narrativas innovadoras, sin una línea argumental clara, donde el desarrollo se produce mediante la unión de secuencias independientes (como si fueran cortometrajes que unidos dan un sentido nuevo al conjunto). La historia desde luego no es lo que más interesa a Jarmusch, y es en la atmósfera y en el desarrollo de los personajes donde pone toda su atención y esfuerzo.

Sus protagonistas suelen ser personas que se mueven en busca de algo, y lo hacen de manera solitaria, rodeados de silencio y melancolía.

En Flores Rotas nos encontramos con un Don Juan en decadencia, un hombre ahora desencantado y aburrido cuya existencia a estado marcada por las mujeres conquistadas y posteriormente abandonadas.

Una carta sin remitente le empujará a visitarlas, siendo testigo de fragmentos de vida que bien podrían haber sido la suya. Un viaje en el que descubrirá lo que ha significado para ellas, y lo ellas han significado para él. De esta forma, asistiremos a una reflexión sobre la soledad, y seremos testigos de lo que se esconde tras una vida hedonista y egocéntrica que parece repleta de exitos (económicos y amorosos).

Flores Rotas, por tanto, es un film contemplativo y de ritmo pausado, que invita inevitablemente a la reflexión. Creo que gustará sobre todo a personas de edad madura, quienes se sentirán más identificados con lo que aquí se cuenta. Sin embargo, no debería ser ignorada por los más jóvenes. No debería.

http://www.elcineenlasombra.com/
9
24 de noviembre de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creía que no volvería a ver una película memorable de Jarmusch. Me impresionaron “Extraños en el paraíso” y “Bajo el peso de la ley”. Luego Jarmusch, en lo que a mí respecta, se exilió de sí mismo hasta esta relevante “flores rotas”. Supone la constatación de que una historia crítica, que cuenta la desazón de una vida malgastada, puede tener esa invisible comicidad que el director sabe imprimir de forma contenida, sin estridencias.

Lo que me gusta de Flores rotas es precisamente lo que me cuesta describir. Porque es un cine que coloca un plano sin trama, o una pequeño gesto antes de uno de esos fundidos negros marca de la casa. Y aquello funciona como puro cine, en el sentido, de que el gag no se puede narrar ni traducir a otro medio, a otra duración, sin que desaparezca como agua en las manos.



Bill Murray es un gran actor, en su tensa inexpresividad, que repite un papel muy similar al de Lost in traslation. El de un maduro en decadencia disgustado con lo que es, apático respecto al futuro, sin energía para otra cosa que no sea robustecer su apatía. La rueda del destino se pone en marcha con el primer plano de la película. Unas manos anónimas depositan una carta rosa en un buzón.

"Querido Don, a veces la vida te da extrañas sorpresas. Hace casi 20 años que no nos vemos, pero ahora necesito decirte algo. Hace años, cuando acabó lo nuestro, descubrí que estaba embarazada. Decidí seguir con el embarazo y tuve un niño. Un hijo. Tu hijo...”

Don emprende un nuevo road movie en la filmografía de Jarmsuch, una reencuentro con el pasado. La televisión le lanza mensajes de su pasado como Don Juan. Su vecino, aficionado a los análisis policíacos y de los misterios, padre de cinco hijos, sirve de contrapunto a su solitaria indolencia.

Comparte con “A propósito de Schmidt” la estructura itinerante y el desastroso balance de toda una vida. Pero prefiero las flores rotas. La resonancia poética del título, su plasticidad visual, sus elegantes elipsis, la imbricación con la música, a cotas casi tan poéticas como las “Down by law” -en su compenetración con la música de Tom Waits-, la convierten en un deleite visual y sonoro.

No conviene alabarla demasiado, porque nadie encontrará una comedia llena de gags, o un filme de una gran intensidad visual, sino una comicidad esperanzada, que descansa en la impasibilidad del protagonista, sus sesiones autodestructivas ante un televisor que le recrimina –el flujo de televisión no es causual-, y todo un retablo de mujeres pasadas, y de vidas vividas, que permiten a Jarmusch modelar las secuencias y las emociones como si fuesen arcilla.
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