Flores rotas
6.7
20,575
Comedia. Drama
Original y extravagante revisión del mito de Don Juan. Después de ser abandonado por su última conquista (Delpy), Don Johnston (Bill Murray) recibe una carta anónima en la que se le informa de que tiene un hijo. Tan inesperada noticia lo impulsa a emprender un viaje en busca de sus antiguas amantes para resolver el misterio. (FILMAFFINITY)
16 de febrero de 2013
16 de febrero de 2013
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a ser muy escueta: mala, mala, mala, lenta, aburrida, sin pies ni cabeza. Interpretación pésima. Hay cine independiente muy bueno, bueno o malísimo y ésta es de los malos y no hay que alabar siempre al cine independiente para dárnoslas de intelectual, pues parece que queda muy bien y que mola mucho. Cuando una cosa no hay por dónde cogerla hay que ser sinceros y punto. Aunque también es verdad que para gustos se han hecho los colores. Yo creo que lo que estoy escribiendo es una clara CRITICA y no un simple COMENTARIO. El director abusa de los planos del retrovisor, del avión despegando, de la cara de "no enterarse de nada" del protagonista. No sé ni cómo la pude aguantar hasta el final.
Mi voto: MUY MALA.
Un saludo a todos-as.
Mi voto: MUY MALA.
Un saludo a todos-as.
23 de noviembre de 2010
23 de noviembre de 2010
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que no puedo dar otro apelativo a esta película que el de muy floja. Lo considero así porque la película es terriblemente lenta, exacerban (a mi entender) el carácter que Murray mostró en "Lost in translation", prolongando sus gestos y momentos de silencio, haciendo, si cabe, todavía la película más monótona, pretendiendo que te haga gracia pero no es así.
Muy criticable es además el escasísimo protagonismo que se ha dado a las actrices que lo acompañan. No sé como tres pesos pesados como Jessica Lange, Tilda Swinton y Sharon Stone se prestaron a algo así, porque lo cierto es que sus caracteres no es que estén preparados para sacar lo mejor de ellas (la de Swinton ni siquiera creo que llegue a los 30 segundos de duración).
Para colofón de todo esto, el final, no desvelaré nada, pero pone la guinda al 3 bien merecido con el que la he calificado. De verdad, estoy abierto de mente para ver una película de cine independiente, pero que tampoco nos tomen el pelo.
Pros: Murray y el excelente reparto femenino.
Contras: Historia y actores totalmente desaprovechados.
Muy criticable es además el escasísimo protagonismo que se ha dado a las actrices que lo acompañan. No sé como tres pesos pesados como Jessica Lange, Tilda Swinton y Sharon Stone se prestaron a algo así, porque lo cierto es que sus caracteres no es que estén preparados para sacar lo mejor de ellas (la de Swinton ni siquiera creo que llegue a los 30 segundos de duración).
Para colofón de todo esto, el final, no desvelaré nada, pero pone la guinda al 3 bien merecido con el que la he calificado. De verdad, estoy abierto de mente para ver una película de cine independiente, pero que tampoco nos tomen el pelo.
Pros: Murray y el excelente reparto femenino.
Contras: Historia y actores totalmente desaprovechados.
2 de abril de 2006
2 de abril de 2006
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si existe algun actor que no necesita actuar para ser genial y único, ese es Bill Murray. Puede pasarse la mayor parte de una película poniendo la misma "cara de nada" y sin realizar ninguna actividad destacada, y no obstante conseguir hacerte reir o emocionar de forma inevitable. Si el director sabe potenciar estas cualidades de forma perfecta, como es el caso de Jim Jarmusch, y la historia coloca al personaje en situaciones propicias, sale una gran película como Flores Rotas. No es una peli destinada a los gustos del gran público (qué peli de Jarmusch lo es?...), sino para los que sepan apreciar precisamente estos elementos puestos en común. Leí en una crítica que sólo los cinéfilos apreciarian esta película, y la verdad es que no estoy en completo desacuerdo con esto. A grandes rasgos, la historia podria no presentar nada novedoso: un padre buscando a su hijo ausente; no obstante, los personajes, los diálogos y los pequeños detalles visuales son los que esconden la genialidad de Flores Rotas. Y el ritmo del film permite apreciarlo, no se puede ver esta película con prisas.
La memorable actuación de Bill Murray recuerda en ocasiones al personaje de Lost in Translation. Su personaje, siempre con la sensación de no encajar en las distintas situaciones en que se encuentra, potencia el lado más divertido de Bill Murray, sobretodo su inigualable expresión de "¿qué hago yo aquí?". Por otra parte, no hay que dejar de lado las apariciones de Sharon Stone o Jessica Lange en papeles, si más no, extravagantes.
Ah, y el final.... BRILLANTE.
La memorable actuación de Bill Murray recuerda en ocasiones al personaje de Lost in Translation. Su personaje, siempre con la sensación de no encajar en las distintas situaciones en que se encuentra, potencia el lado más divertido de Bill Murray, sobretodo su inigualable expresión de "¿qué hago yo aquí?". Por otra parte, no hay que dejar de lado las apariciones de Sharon Stone o Jessica Lange en papeles, si más no, extravagantes.
Ah, y el final.... BRILLANTE.
28 de diciembre de 2006
28 de diciembre de 2006
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la última década, Jim Jarmusch realizó Dead Man y Ghost Dog. Además, aportó su colaboración al bosquejo y entramado colectivo de Coffee and Cigarettes. Tres trabajos de uno de los creadores de la horrible etiqueta indie, tres trabajos que nos avisaban de lo que iba a llegar: su primera obra maestra.
Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes, Flores rotas es de nuevo una disección implacable de la sociedad USA, y para variar, de nuevo una revisión del mito donjuanesco, pero sobre todo, y vayamos a lo importante, es un viaje sentimental, de maduración, lleno de encanto y dispuesto en forma de road-movie (un género que ya deberíamos convertir en clásico, pues encierra sus orígenes en el mismísimo western), en el que un ser humano reflexiona sobre sí mismo para así conferirle un sentido a su vida, una vida por la que muchos, ya lo creo que sí, darían un brazo, y por otra parte, pelean por conseguir durante toda su existencia.
Bill Murray se erige en el guía perfecto de esta odisea a través del tiempo y el espacio. A pesar del peligro de aparecer por momentos lost in translation, los gags detectivescos de su vecino Winston le instan a visitar las flores rotas de su pasado: Laura, la eterna e insaciable adolescente; Dora, una jipi convertida en mujer a la carta, con una vida de diseño y una mentira por fachada; Carmen, de devoradora de hombres a comunicadora de animales; y Penny, la vengadora Penny, perdida en la compañía rebelde de una banda de moteros. Un perfecto mcguffin (¿quién es la madre del hijo de Don?) es el motor que alimenta esta búsqueda de sobres rosas y máquinas de escribir, nihilismo, compromisos e inmadurez.
Sin nostalgia, sin piedad, mostrando el enorme ridículo que puede suponer un ejercicio de realización personal, Jarmusch dosifica los planos a través de gestos y movimientos leves, un elenco de actrices portentosas, y un protagonista absoluto: derrotista, aficionado al chándal, patético, solitario y maestro Zen. Mimbres sencillos y complejos se dan la mano, la aridez propia de sus películas desaparece, y esta vez no es un joven el que trata de buscarse a sí mismo no se sabe dónde, sino de alguien que sabe lo que busca, aunque lo haga sin ganas, porque ya se perdió a sí mismo por el camino. Flores rotas es un tapiz de delicadas y profundas emociones en el que se entra de lleno desde el principio, o no se entra, pues lo que muestra es una concatenación de casas y visitas que os sorprenderá por su alto conocimiento del ser humano. Triste y melancólica, el optimismo se conjuga con la ironía, la amargura con el cinismo, dando como resultado un deleite continuo de extraña belleza. Sin faltarle un humor de altos sabores, surgido de la banalidad, acompañado por una excepcional banda sonora (atención a la combinación de Marvin Gaye y una botella de Moit-Chandon), y coronado por un final antológico.
Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes, Flores rotas es de nuevo una disección implacable de la sociedad USA, y para variar, de nuevo una revisión del mito donjuanesco, pero sobre todo, y vayamos a lo importante, es un viaje sentimental, de maduración, lleno de encanto y dispuesto en forma de road-movie (un género que ya deberíamos convertir en clásico, pues encierra sus orígenes en el mismísimo western), en el que un ser humano reflexiona sobre sí mismo para así conferirle un sentido a su vida, una vida por la que muchos, ya lo creo que sí, darían un brazo, y por otra parte, pelean por conseguir durante toda su existencia.
Bill Murray se erige en el guía perfecto de esta odisea a través del tiempo y el espacio. A pesar del peligro de aparecer por momentos lost in translation, los gags detectivescos de su vecino Winston le instan a visitar las flores rotas de su pasado: Laura, la eterna e insaciable adolescente; Dora, una jipi convertida en mujer a la carta, con una vida de diseño y una mentira por fachada; Carmen, de devoradora de hombres a comunicadora de animales; y Penny, la vengadora Penny, perdida en la compañía rebelde de una banda de moteros. Un perfecto mcguffin (¿quién es la madre del hijo de Don?) es el motor que alimenta esta búsqueda de sobres rosas y máquinas de escribir, nihilismo, compromisos e inmadurez.
Sin nostalgia, sin piedad, mostrando el enorme ridículo que puede suponer un ejercicio de realización personal, Jarmusch dosifica los planos a través de gestos y movimientos leves, un elenco de actrices portentosas, y un protagonista absoluto: derrotista, aficionado al chándal, patético, solitario y maestro Zen. Mimbres sencillos y complejos se dan la mano, la aridez propia de sus películas desaparece, y esta vez no es un joven el que trata de buscarse a sí mismo no se sabe dónde, sino de alguien que sabe lo que busca, aunque lo haga sin ganas, porque ya se perdió a sí mismo por el camino. Flores rotas es un tapiz de delicadas y profundas emociones en el que se entra de lleno desde el principio, o no se entra, pues lo que muestra es una concatenación de casas y visitas que os sorprenderá por su alto conocimiento del ser humano. Triste y melancólica, el optimismo se conjuga con la ironía, la amargura con el cinismo, dando como resultado un deleite continuo de extraña belleza. Sin faltarle un humor de altos sabores, surgido de la banalidad, acompañado por una excepcional banda sonora (atención a la combinación de Marvin Gaye y una botella de Moit-Chandon), y coronado por un final antológico.
27 de mayo de 2008
27 de mayo de 2008
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica peli de Jim Jarmusch (aunque no puedo ser muy objetivo porque me parece uno de los más brillantes creadores del cine indie made in usa).
Vayamos por partes: Bill Murray, protagonista omnipresente durante todo el metraje, repite practicamente el papel que hacía en Lost in Translation, con ligeros matices: un rostro en esencia impenetrable, que deja lugar a todo tipo de interpretaciones de qué pasa dentro de ese Don Juan caduco (ya en su nombre, Don Johnston, vemos una chistosa referencia); yo creo que bajo su máscara de estoicismo se esconde un hombre desesperado, alguien que busca respuestas a ninguna pregunta, un tipo que tal vez piense demasiado o se deje llevar, a gusto del consumidor. Lo que está claro es que a Jarmusch le inspira el rostro del actor, al que dedica planos fijos, cortos y largos, le retrata con giros de cámara de 360 grados, en fin, que se evidencia una química absoluta entre director y protagonista, sin duda.
Esencial para el desarrollo de la historia son las cinco mujeres a las que visitará en su viaje iniciático al pasado: ellas cinco son las que nos ayudarán a entender quién es el personaje de Murray y, de paso, sugerirnos muy sutilmente cinco visiones de la América contemporánea; todo ello no sería igual de óptimo si no estuviera respaldado por unas actrices tremendas: Jessica Lange, Julie Delpy, Sharon Stone, Chlöe Sevigny y Tilda Swinton, entre otros, sin olvidar el rol que juega el vecino como motor imprescindible para arrancar a Don del sofá de su casa.
También me resulta grato en extremo el afinadísimo sentido del humor de Jarmusch, un humor ajustado, contenido y puntual, necesario para que la peli no se convierta en un triste y vulgar canto a la melancolía y al pasado. No querría destacar ninguna escena en particular, porque hay un buen puñado de ellas, aunque resulta especialmente lúcida la conversación que mantienen casi al final de la peli nuestro protagonista y el chico viajero.
Ah, y no debemos obviar de ningún modo la espléndida banda sonora de esta particularísima road movie.
Vayamos por partes: Bill Murray, protagonista omnipresente durante todo el metraje, repite practicamente el papel que hacía en Lost in Translation, con ligeros matices: un rostro en esencia impenetrable, que deja lugar a todo tipo de interpretaciones de qué pasa dentro de ese Don Juan caduco (ya en su nombre, Don Johnston, vemos una chistosa referencia); yo creo que bajo su máscara de estoicismo se esconde un hombre desesperado, alguien que busca respuestas a ninguna pregunta, un tipo que tal vez piense demasiado o se deje llevar, a gusto del consumidor. Lo que está claro es que a Jarmusch le inspira el rostro del actor, al que dedica planos fijos, cortos y largos, le retrata con giros de cámara de 360 grados, en fin, que se evidencia una química absoluta entre director y protagonista, sin duda.
Esencial para el desarrollo de la historia son las cinco mujeres a las que visitará en su viaje iniciático al pasado: ellas cinco son las que nos ayudarán a entender quién es el personaje de Murray y, de paso, sugerirnos muy sutilmente cinco visiones de la América contemporánea; todo ello no sería igual de óptimo si no estuviera respaldado por unas actrices tremendas: Jessica Lange, Julie Delpy, Sharon Stone, Chlöe Sevigny y Tilda Swinton, entre otros, sin olvidar el rol que juega el vecino como motor imprescindible para arrancar a Don del sofá de su casa.
También me resulta grato en extremo el afinadísimo sentido del humor de Jarmusch, un humor ajustado, contenido y puntual, necesario para que la peli no se convierta en un triste y vulgar canto a la melancolía y al pasado. No querría destacar ninguna escena en particular, porque hay un buen puñado de ellas, aunque resulta especialmente lúcida la conversación que mantienen casi al final de la peli nuestro protagonista y el chico viajero.
Ah, y no debemos obviar de ningún modo la espléndida banda sonora de esta particularísima road movie.
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