Sing Street: Este es tu momento
7.2
17,437
Comedia. Drama. Romance
En el Dublín de 1980, la recesión económica hace que Conor cambie la comodidad de la escuela privada en la que estudiaba por un centro público donde el clima es más tenso. Encontrará un rayo de esperanza en la misteriosa Raphina y, con el objetivo de conquistarla, la invitará a ser la estrella en los videoclips de la banda que quiere formar. Ella accede, y ahora Conor debe cumplir su palabra. (FILMAFFINITY)
10 de febrero de 2017
10 de febrero de 2017
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Dublín, Irlanda, años 80. Conor (Ferdia Walsh-Peelo) es un chico de 15 años que vive en un contexto lleno de crisis: a nivel macro, un país con graves problemas económicos que hacen que su población migre a Londres; en el nivel familiar, sus padres golpeaos por dicha recesión, se aproximan también a un divorcio; mientras que en el nivel micro, el personal, hacen que el protagonista deba llegar a una nueva institución en secundaria.
Es así como Conor llega al Synge Street, un colegio regentado por sacerdotes católicos con una educación regia y tosca, que como es de esperarse es un completo desastre. El centro de enseñanza para varones es todo un mundillo de malas formas: peleas, irrespeto, cigarrillos, licor y por supuesto, bullying, el producto estrella de esa bomba que sufre el protagonista.
El medio y la forma de intentar solventar todas sus dificultades es mediante la creación de un grupo musical que tiene como lema ser “futuristas”. Ligado a esto está la presencia de Raphina (Lucy Boynton), una misteriosa chica apenas un año mayor que él pero que parece resultar completamente inaccesible, aun así se vale buenas artimañas para conocerla.
John Carney es un cineasta irlandés que alcanzó la fama con su largometraje Once (2007), hace unos años presentó Begin Again (2013) con Keira Knightley y Mark Ruffalo como protagonistas, estas dos junto con Sing Street tienen en común la presencia del elemento musical y de tener romance dentro del argumento.
Carney funge como guionista de este genial largometraje, quien lleva al extremo las situaciones de su trama, para convertirla en un divertido entretenimiento que tiene como mayor virtud, lograr forjar un personaje sumamente empático, con secundarios muy interesantes, refiriéndome a los compañeros del grupo (cuando se está armando la banda es quizá el momento más genial), aunque finalmente no se ahonda mucho en ellos.
El filme consigue una gran contextualización, es latente la época ochentera, aunado a la variedad musical escogida propia de ese momento. Así como este grupo que se forma que evidentemente también sirve como un homenaje, desde las referencias musicales que toman, la ideología que buscan seguir, la vestimenta, el maquillaje y hasta esos geniales videos musicales.
Un agradable trabajo.
Es así como Conor llega al Synge Street, un colegio regentado por sacerdotes católicos con una educación regia y tosca, que como es de esperarse es un completo desastre. El centro de enseñanza para varones es todo un mundillo de malas formas: peleas, irrespeto, cigarrillos, licor y por supuesto, bullying, el producto estrella de esa bomba que sufre el protagonista.
El medio y la forma de intentar solventar todas sus dificultades es mediante la creación de un grupo musical que tiene como lema ser “futuristas”. Ligado a esto está la presencia de Raphina (Lucy Boynton), una misteriosa chica apenas un año mayor que él pero que parece resultar completamente inaccesible, aun así se vale buenas artimañas para conocerla.
John Carney es un cineasta irlandés que alcanzó la fama con su largometraje Once (2007), hace unos años presentó Begin Again (2013) con Keira Knightley y Mark Ruffalo como protagonistas, estas dos junto con Sing Street tienen en común la presencia del elemento musical y de tener romance dentro del argumento.
Carney funge como guionista de este genial largometraje, quien lleva al extremo las situaciones de su trama, para convertirla en un divertido entretenimiento que tiene como mayor virtud, lograr forjar un personaje sumamente empático, con secundarios muy interesantes, refiriéndome a los compañeros del grupo (cuando se está armando la banda es quizá el momento más genial), aunque finalmente no se ahonda mucho en ellos.
El filme consigue una gran contextualización, es latente la época ochentera, aunado a la variedad musical escogida propia de ese momento. Así como este grupo que se forma que evidentemente también sirve como un homenaje, desde las referencias musicales que toman, la ideología que buscan seguir, la vestimenta, el maquillaje y hasta esos geniales videos musicales.
Un agradable trabajo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
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17 de febrero de 2017
17 de febrero de 2017
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John Carney es el director de esta cinta y os sonará de otras películas que tienen la música como un tema central como Begin Again (2013) y Once (2007) pero que, en mi opinión, se han visto superadas por la reciente Sing Street.
La premisa es modesta pero funciona. En los ochenta, un adolescente quiere gustar a una chica y monta un grupo de música.
Este chico normal consigue, a través de esa simple y comprensible motivación, que un grupo variopinto de personajes se arremolinen entorno a él. Lo cuál le brinda a la película uno de sus puntos fuertes ya que todos los que aparecen tienen su encanto.Y es que los personajes, sobretodo los más secundarios, están un poco caricaturizados pero eso ayuda a que disfrutemos con ellos con cada pequeño momento.
Era de esperar pero la música de Sing Street es como para hacerse un Vladimir. Más allá de todas las adorables referencias a grupos y estilos diferentes, cada canción que compone la banda empapa las siguientes escenas y ayuda al seguimiento de la historia.
El ambiente y localizaciones también están perfectamente elegidos y la isla se presenta como un obstáculo más de los personajes. Se convierte en un elemento que va de la mano de la trama y el tono.
Sing Street se estrenó en septiembre y aunque sea un poco tarde creemos que se merece un humilde espacio en Cinéfalos. Porque obviamente no es el espectáculo hollywoodiense de La La Land (2017), pero es una película que trata sobre el amor, sobre seguir tus sueños, sobre la familia y sobre la música. Y lo hace como quien no quiere la cosa, sin cansarse, hablando a través de una historia ligera y entretenida.
La premisa es modesta pero funciona. En los ochenta, un adolescente quiere gustar a una chica y monta un grupo de música.
Este chico normal consigue, a través de esa simple y comprensible motivación, que un grupo variopinto de personajes se arremolinen entorno a él. Lo cuál le brinda a la película uno de sus puntos fuertes ya que todos los que aparecen tienen su encanto.Y es que los personajes, sobretodo los más secundarios, están un poco caricaturizados pero eso ayuda a que disfrutemos con ellos con cada pequeño momento.
Era de esperar pero la música de Sing Street es como para hacerse un Vladimir. Más allá de todas las adorables referencias a grupos y estilos diferentes, cada canción que compone la banda empapa las siguientes escenas y ayuda al seguimiento de la historia.
El ambiente y localizaciones también están perfectamente elegidos y la isla se presenta como un obstáculo más de los personajes. Se convierte en un elemento que va de la mano de la trama y el tono.
Sing Street se estrenó en septiembre y aunque sea un poco tarde creemos que se merece un humilde espacio en Cinéfalos. Porque obviamente no es el espectáculo hollywoodiense de La La Land (2017), pero es una película que trata sobre el amor, sobre seguir tus sueños, sobre la familia y sobre la música. Y lo hace como quien no quiere la cosa, sin cansarse, hablando a través de una historia ligera y entretenida.
17 de febrero de 2017
17 de febrero de 2017
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Lo mejor: El repaso a la música de los 80
Lo peor: Que el reparto que forma el grupo esté desaprovechado
En ‘Sing Street’ John Carney escribe una oda a la música de los 80. Personalmente, nunca he sido muy fanático del pop que contagió esta década e incluso siento rechazo por grupos como The Cure (gustos personales, que nadie se escandalice), pero John Carney consigue lo imposible: que acabe bailando con cada canción que aparece en la película ya sea original o creada expresamente para ella. Empecemos con la trama. ‘Sing Street’ nos introduce a Conor, un adolescente que, debido a problemas económicos de su desestructurada familia, es cambiado de instituto. Allí, para conseguir la atención de una chica (y también protegerse de todo lo que le rodea), empieza un grupo de música. A partir de entonces la película empieza una vorágine musical capaz de devorar cualquier espectador, con canciones originales que lo hubiesen petado en los 80. Tanto Ferdia Walsh-Peelo como Conor, y Lucy Boynton como Raphina (el interés romántico) interpretan con solvencia su papel, pero el que lleva la carga dramática es el hermano de Conor, Brendan, interpretado por un Jack Reynor capaz de enternecer al espectador tanto por la vía cómica como por la dramática. Si le pusiese alguna pega a la película, ésta sería el desaprovechamiento de los compañeros de grupo y de sus dinámicas a la hora de componer las canciones. Prometen mucho al principio, pero con el paso del metraje la trama romántica coge fuerza y el grupo se desdibuja.
Lo peor: Que el reparto que forma el grupo esté desaprovechado
En ‘Sing Street’ John Carney escribe una oda a la música de los 80. Personalmente, nunca he sido muy fanático del pop que contagió esta década e incluso siento rechazo por grupos como The Cure (gustos personales, que nadie se escandalice), pero John Carney consigue lo imposible: que acabe bailando con cada canción que aparece en la película ya sea original o creada expresamente para ella. Empecemos con la trama. ‘Sing Street’ nos introduce a Conor, un adolescente que, debido a problemas económicos de su desestructurada familia, es cambiado de instituto. Allí, para conseguir la atención de una chica (y también protegerse de todo lo que le rodea), empieza un grupo de música. A partir de entonces la película empieza una vorágine musical capaz de devorar cualquier espectador, con canciones originales que lo hubiesen petado en los 80. Tanto Ferdia Walsh-Peelo como Conor, y Lucy Boynton como Raphina (el interés romántico) interpretan con solvencia su papel, pero el que lleva la carga dramática es el hermano de Conor, Brendan, interpretado por un Jack Reynor capaz de enternecer al espectador tanto por la vía cómica como por la dramática. Si le pusiese alguna pega a la película, ésta sería el desaprovechamiento de los compañeros de grupo y de sus dinámicas a la hora de componer las canciones. Prometen mucho al principio, pero con el paso del metraje la trama romántica coge fuerza y el grupo se desdibuja.
23 de febrero de 2017
23 de febrero de 2017
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La trama de esta película es propia de una realidad, sinceramente esta historia de amor y éxito tiene que ser verídica. Me gusto básicamente porque me sentí atraído por un largometraje "humilde", es decir, sin ninguna intención aparente de destacar, pero que al mismo tiempo puede causar una muy buena sensación en gran parte de sus espectadores. También tengo que decir que lo primero que me inspira es ese ambiente antiguo-contemporáneo de Reino Unido, algo parecido a lo que trasmitía Trainspotting. La verdad es que me atrae bastante, ese cielo grisáceo y esas tendencias que rompen con los valores establecidos por una sociedad adicta a las modas, y que finalmente son estas corrientes las que marcan los inicios de estas modas. Resumiendo, el argumento de esta película es nada mas ni nada menos que una historia muy bien contada, que junto con la música de los 80 y las impecables actuaciones, alcanza una nota considerable.
14 de marzo de 2017
14 de marzo de 2017
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Cada acorde de esta melodía fílmica nos suena a canción de nuestras vidas. Una musicalidad llevada hasta la nostalgia que nos embriaga con su ironía, pulo y extravagancia. Pequeñas perlas musicales engarzadas en una partitura de sueños rotos, vidas necesitadas y esperanzas buscadas. La base rítmica busca la sinrazón del amor, la fuerza de la juventud y la ansia del despertar, pero la realidad hace que cada nota se desdibuje en el desánimo, pero el director le imprime la ironía, humor, fuerza y contraste para que el guion se llene de melodías intensas, con sus actores acompañando a casa tono, a cada timbre no resuelto, hasta componer la canción de sus vidas, que son nuestros recuerdos y esperanzas. Ambientación, maquillaje y fotografía llena de fuerza, garra y sobre todo mucha intensidad, marcando el ritmo a la historia, que llena cada nota con su sostenida base musical. Una oda a las canciones de nuestra vida, que sin buscarlo explican nuestros sentimientos, nuestra humanidad...
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