El conjuro 2
2016 

6.5
24,876
Terror
Secuela de la exitosa "Expediente Warren" (2013) que presenta un caso real de los renombrados demonólogos Ed y Lorraine Warren. Para resolverlo viajan al norte de Londres para ayudar a una madre soltera que vive con sus cuatro hijos en una casa plagada de espíritus malignos. (FILMAFFINITY)
4 de agosto de 2016
4 de agosto de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta segunda parte de El Conjuro (titulada en España como Expediente Warren) es una interesante propuesta de terror, que aunque no aporta nada nuevo, es entretenida y ofrece lo que promete (que no es poco).
El matrimonio Warren se embarca en una nueva misión demoníaca, pero este vez en Inglaterra y con una niña poseída de por medio.
La cantidad de sustos es similar a la primera, aunque algo superior, pero el ambiente es menos clásico, más austero y empobrecido.
Está bien y tiene un nivel más que aceptable como producto de terror.
El matrimonio Warren se embarca en una nueva misión demoníaca, pero este vez en Inglaterra y con una niña poseída de por medio.
La cantidad de sustos es similar a la primera, aunque algo superior, pero el ambiente es menos clásico, más austero y empobrecido.
Está bien y tiene un nivel más que aceptable como producto de terror.
10 de agosto de 2016
10 de agosto de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy fan del cine de terror. Siempre lo he sido y nunca lo he ocultado. De chiquito, cuando todavía íbamos a alquilar películas al videoclub, le insistía a mis viejos para que al menos nos lleváramos una de mi tan amado género. Así, crecí con Chucky, Ghostface, Leatherface y otros.
Pasaron los años y me fui abriendo al cine en general. Fui entendiendo por qué en mi familia se veía mucho Woody Allen. O por qué Hitchcock era considerado el maestro del suspense. Pero, aún así, no podía negar que el "género maldito" era, por mucho, el mayor deleite de mi paladar.
En la actualidad, es común escuchar cosas como "las películas de terror actuales son malísimas". Y no es de extrañar: pareciera ser que todo ya está contado. Y mejor contado. Por eso vemos cosas como The Forest o The Boy, ambas de este 2016, y no nos queda otra que correr y refugiarnos en Halloween, El exorcista o Pesadilla en la calle Elm.
Pero yo estoy convencido de que no es tan así. Creo que hay un nuevo resurgir del terror en los últimos años. Eli Roth, Rob Zombie, Ti West; todos son reconocidos como autores. Y sus películas siempre tienen algo digno de remarcarse. Entre esos autores encontramos a James Wan.
Saw (2004) ya tenía sus formas. Dead Silence (2007), la recuerdo como una película muy menor, pero la tengo que revisitar. Después hizo Insidious (2010), quizá mi favorita. El mundo onírico que plasmaba ahí es combustible de pesadillas. Pero no sería hasta el 2013 cuando llega a los cines su película más conocida: The Conjuring. Fue un éxito de público y crítica, y ya es considerada un clásico. La cinta reivindicaba al cine de fantasmas de los 70s, y se nutría de esos climas mórbidos y claustrofóbicos. En ese mismo año, Wan vuelve a demostrar su talento con la más que dignísima secuela de Insidious. En el 2014 se estrenó el spinoff Annabelle. Se hizo cargo John R. Leonetti. La película no vale nada, a decir verdad.
Pero llegó el 2016 y la secuela directa de El Conjuro se estrena. James Wan otra vez detrás de las cámaras. Y sí, el director malayo lo hizo de nuevo. El guion, firmado por los hermanos Hayes, que ya se habían encargado de la primera, está bastante bien. Tiene sus defectos (sobre todo en la resolución), pero logra un desarrollo de personajes muy digno para este tipo de películas, por ejemplo.
Lo que más se le puede criticar a la película es el abuso de clichés (algo que también ponderaba en la primera parte) y la costumbre de pegar unas subidas de volumen que pueden resultar simplonas. Películas como The Witch e It Follows (quizá las mejores de lo que vamos de siglo) son puramente atmosféricas y evitan esto. Pero que el árbol no tape el bosque. Esto se trata de James Wan. Si la hacía cualquier otro director la película no funciona. Desde el manejo de los tiempos hasta la puesta. Cómo aprovecha los espacios, cómo busca lugares peligrosos, cómo mueve la cámara para desarrollar el suspenso. Cómo dirige a los actores. Bravo por Vera Farmiga, siempre brillante, y aplausos a Madison Wolfe, gran sorpresa.
Celebro este cine. Pago entrada y salgo feliz. Ojalá Wan viva muchos años y siga dándonos grandes películas de terror.
Pasaron los años y me fui abriendo al cine en general. Fui entendiendo por qué en mi familia se veía mucho Woody Allen. O por qué Hitchcock era considerado el maestro del suspense. Pero, aún así, no podía negar que el "género maldito" era, por mucho, el mayor deleite de mi paladar.
En la actualidad, es común escuchar cosas como "las películas de terror actuales son malísimas". Y no es de extrañar: pareciera ser que todo ya está contado. Y mejor contado. Por eso vemos cosas como The Forest o The Boy, ambas de este 2016, y no nos queda otra que correr y refugiarnos en Halloween, El exorcista o Pesadilla en la calle Elm.
Pero yo estoy convencido de que no es tan así. Creo que hay un nuevo resurgir del terror en los últimos años. Eli Roth, Rob Zombie, Ti West; todos son reconocidos como autores. Y sus películas siempre tienen algo digno de remarcarse. Entre esos autores encontramos a James Wan.
Saw (2004) ya tenía sus formas. Dead Silence (2007), la recuerdo como una película muy menor, pero la tengo que revisitar. Después hizo Insidious (2010), quizá mi favorita. El mundo onírico que plasmaba ahí es combustible de pesadillas. Pero no sería hasta el 2013 cuando llega a los cines su película más conocida: The Conjuring. Fue un éxito de público y crítica, y ya es considerada un clásico. La cinta reivindicaba al cine de fantasmas de los 70s, y se nutría de esos climas mórbidos y claustrofóbicos. En ese mismo año, Wan vuelve a demostrar su talento con la más que dignísima secuela de Insidious. En el 2014 se estrenó el spinoff Annabelle. Se hizo cargo John R. Leonetti. La película no vale nada, a decir verdad.
Pero llegó el 2016 y la secuela directa de El Conjuro se estrena. James Wan otra vez detrás de las cámaras. Y sí, el director malayo lo hizo de nuevo. El guion, firmado por los hermanos Hayes, que ya se habían encargado de la primera, está bastante bien. Tiene sus defectos (sobre todo en la resolución), pero logra un desarrollo de personajes muy digno para este tipo de películas, por ejemplo.
Lo que más se le puede criticar a la película es el abuso de clichés (algo que también ponderaba en la primera parte) y la costumbre de pegar unas subidas de volumen que pueden resultar simplonas. Películas como The Witch e It Follows (quizá las mejores de lo que vamos de siglo) son puramente atmosféricas y evitan esto. Pero que el árbol no tape el bosque. Esto se trata de James Wan. Si la hacía cualquier otro director la película no funciona. Desde el manejo de los tiempos hasta la puesta. Cómo aprovecha los espacios, cómo busca lugares peligrosos, cómo mueve la cámara para desarrollar el suspenso. Cómo dirige a los actores. Bravo por Vera Farmiga, siempre brillante, y aplausos a Madison Wolfe, gran sorpresa.
Celebro este cine. Pago entrada y salgo feliz. Ojalá Wan viva muchos años y siga dándonos grandes películas de terror.
17 de agosto de 2016
17 de agosto de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué se puede decir del creador de dos sagas míticas del cine de terror actual como "Saw" o "Expediente Warren"? James Wan sabe dónde poner la cámara para provocarte la angustia y el terror justos para hacerte disfrutar como nadie en una sala de cine. Él sabe que lo que se intuye por entre las sombras, desde la oscuridad, causa más pavor e inquietud que unos efectos especiales hechos con ordenador. Es terror clásico pero reinventado, mejorado.
Y lo mejor de todo: es BUEN CINE, con mayúsculas. Da igual si te gustan o no las películas de terror. Cuaquiera puede disfrutar con la obra de James Wan.
Le doy un 8.
Y lo mejor de todo: es BUEN CINE, con mayúsculas. Da igual si te gustan o no las películas de terror. Cuaquiera puede disfrutar con la obra de James Wan.
Le doy un 8.
1 de septiembre de 2016
1 de septiembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda parte de "Expediente Warren" difícilmente iba a superar a su predecesora en lo que a calidad se refiere, pero claro, eso no quiere decir que la película no tuviera nada que ofrecer por si sola que además la hiciera destacar en el yermo de calidad que está siendo 2016 para el género.
De hecho en algunos elementos, esta secuela brilla con luz propia, especialmente a la hora de tratar elementos dramáticos de la trama, tanto desde el punto de vista del guión, tanto como en la interpretación de los actores, así como en la dirección artística (esa atmosfera opresiva). Wan además saber jugar como el maestro que es con los elementos terroríficos, especialmente los "jump scares" y no deja a nadie indeferente. Grande.
Quizás una pega sería lo excesiva que puede llegar a ser: la realización es brillante, pero abusa en algunos momentos de ciertos movimientos de cámara que no juegan acorde al ritmo y atmósfera de la película; el drama tiende a convertirse en melodrama exagerado en poco tiempo; y el climax de la película parece estar sacado de un capitulo de "Sobrenatural" que de una obra exquisita de género como era la primera entrega.
Aun así, viendose con los ojos correctos, estos detallitos negativos no tienen porque enturbiar lo que por otro lado es una más que "agradable" experiencia.
De hecho en algunos elementos, esta secuela brilla con luz propia, especialmente a la hora de tratar elementos dramáticos de la trama, tanto desde el punto de vista del guión, tanto como en la interpretación de los actores, así como en la dirección artística (esa atmosfera opresiva). Wan además saber jugar como el maestro que es con los elementos terroríficos, especialmente los "jump scares" y no deja a nadie indeferente. Grande.
Quizás una pega sería lo excesiva que puede llegar a ser: la realización es brillante, pero abusa en algunos momentos de ciertos movimientos de cámara que no juegan acorde al ritmo y atmósfera de la película; el drama tiende a convertirse en melodrama exagerado en poco tiempo; y el climax de la película parece estar sacado de un capitulo de "Sobrenatural" que de una obra exquisita de género como era la primera entrega.
Aun así, viendose con los ojos correctos, estos detallitos negativos no tienen porque enturbiar lo que por otro lado es una más que "agradable" experiencia.
1 de septiembre de 2016
1 de septiembre de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Conjuring 2: The enfield Poltergeist (Expediente Warren: El Caso enfield, 2016) es la continuación de la primera parte que rodó tres años antes el cineasta James Wan sobre la pareja de célebres parapsicólogos norteamericanos. La película, que supone un apuntalamiento más en la carrera del cineasta, ha recibido en su mayoría críticas positivas y puede convertirse en el punto de inflexión de su trayectoria.
Los más críticos con el filme han aseverado que la película no es más que una burda imitación de la primera parte que Wan dirigiera tres años antes. Es cierto que la película tiene muchas similitudes con aquella, pero sería demasiado injusto calificar el filme como una mera copia. Para empezar, porque el género de terror no es terreno propicio para que los críticos descalifiquen por el mero placer a una buena película como es esta segunda parte (porque precisamente, no anda el género sobrado de obras notables). Y segundo, porque a pesar de que es cierto de que las innovaciones argumentales son más bien pocas (aunque pensándolo bien, tampoco la primera de Expediente Warren aportaba algo sustancialmente al género de terror dentro del campo del guión y el argumento) la atmósfera y la puesta en escena están, si no a la par, por encima de la primera película. Es decir, el miedo está igual de asegurado.
Expediente Warren: El Caso enfield se acerca al manierismo formalista más exacerbado. En este sentido, la película parece una especie de Remake en la que el propio James Wan ha pretendido pulir aún más los pocos defectos que se encontraban en sus películas anteriores. Aquí la puesta en escena se hace aún más palpable, por recargada, que antes, y por ejemplo podemos citar los planos-que hasta el crítico menos avispado ha sido capaz de advertir- cenitales, que nos presentan a nuestros protagonistas introducirse en la casa endiablada, y que tienen un evidente sentido simbólico. Pero el filme de James Wan es más que un mero plano cenital. Secuencias construidas a consciencia para el homenaje al puro terror hay más de una. Por citar una de las más escalofriantes-y mejor construidas desde la dirección- podemos nombrar la que tiene lugar con la entrevista entre el demonio (mediante la niña poseída) y Ed Warren. Con sólo un plano fijo, el cineasta es capaz de captar la esencia del terror más instintivo, más atávico. Mientras Ed Warren entrevista a la joven niña, que está situada en un segundo plano, desenfocada, poco a poco somos testigos como esa masa informe se va convirtiéndose en un demonio. Pero inteligentemente, Wan no hace visible al terror hasta el momento estrictamente necesario, como es el clímax final. El director conoce perfectamente los tempos.
La película está supuestamente basada en hechos reales, en las investigaciones que los parapsicólogos Ed y Lorraine Warren realizaron, más específicamente en el caso Poltergeist que aconteció en el año 1986 en el Reino Unido. El caso es el habitual dentro del género, una familia que empieza a sufrir problemas cuando una de las niñas de la familia empieza a mostrar algún tipo de posesión, provocando todo tipo de extraños comportamientos. Inmediatamente la familia decide contactar con los Warren para que les ayuden en su desesperada situación. Aquí ya nos encontramos con uno de los puntos candentes del filme, y entramos ya en territorio ideológico. Porque la película toca todo lo que acontece como real (como es lógico en una película de terror) pero incluso va más allá, proponiendo un debate entre la parapsicología y la ciencia. Y es que en un momento determinado de la película se cuestiona precisamente que lo que le está sucediendo a la niña sea real. Sin embargo, los Warren se encargan de destrozar ese escepticismo. Esto, es decir, las posesiones y los exorcismos, que serían una chaladura en el mundo real, funcionan precisamente en el cine (o mejor dicho, en este filme). Y nosotros, al igual que los atormentados miembros de la familia, aceptamos la supresión de la ingenuidad y nos creemos a pies juntillas el poder del diablo. En este sentido, y tal como hiciera William Friedkin más de tres décadas atrás, James Wan es capaz de hacernos creer en lo sobrenatural, aunque sólo sea durante un par de horas. Algo que por otra parte aún no ha conseguido el vaticano.
Lo cierto es que viendo no sólo las dos películas de Expediente Warren, sino también la saga de Insidious (cuyas dos primeras partes dirigió el cineasta) podemos afirmar que James Wan se ha librado ya una reputación dentro del género de terror. Y eso que a diferencia de otros cineastas, Wan ha seguido argumentalmente la vertiente del cine clásico (la mayoría de sus películas adscritas al género de terror están relacionadas con temáticas de películas clásicas de Serie B de los años cincuenta y sesenta, como son las casas encantadas), pero re visionando y adaptando dichas historias y argumentos al nuevo modo cinematográfico. Veremos en el futuro si el cineasta sigue esta tendencia, o es capaz de ir incluso más allá en un futuro.
https://neokunst.wordpress.com/2016/09/01/expediente-warren-el-caso-enfield-2016/
Los más críticos con el filme han aseverado que la película no es más que una burda imitación de la primera parte que Wan dirigiera tres años antes. Es cierto que la película tiene muchas similitudes con aquella, pero sería demasiado injusto calificar el filme como una mera copia. Para empezar, porque el género de terror no es terreno propicio para que los críticos descalifiquen por el mero placer a una buena película como es esta segunda parte (porque precisamente, no anda el género sobrado de obras notables). Y segundo, porque a pesar de que es cierto de que las innovaciones argumentales son más bien pocas (aunque pensándolo bien, tampoco la primera de Expediente Warren aportaba algo sustancialmente al género de terror dentro del campo del guión y el argumento) la atmósfera y la puesta en escena están, si no a la par, por encima de la primera película. Es decir, el miedo está igual de asegurado.
Expediente Warren: El Caso enfield se acerca al manierismo formalista más exacerbado. En este sentido, la película parece una especie de Remake en la que el propio James Wan ha pretendido pulir aún más los pocos defectos que se encontraban en sus películas anteriores. Aquí la puesta en escena se hace aún más palpable, por recargada, que antes, y por ejemplo podemos citar los planos-que hasta el crítico menos avispado ha sido capaz de advertir- cenitales, que nos presentan a nuestros protagonistas introducirse en la casa endiablada, y que tienen un evidente sentido simbólico. Pero el filme de James Wan es más que un mero plano cenital. Secuencias construidas a consciencia para el homenaje al puro terror hay más de una. Por citar una de las más escalofriantes-y mejor construidas desde la dirección- podemos nombrar la que tiene lugar con la entrevista entre el demonio (mediante la niña poseída) y Ed Warren. Con sólo un plano fijo, el cineasta es capaz de captar la esencia del terror más instintivo, más atávico. Mientras Ed Warren entrevista a la joven niña, que está situada en un segundo plano, desenfocada, poco a poco somos testigos como esa masa informe se va convirtiéndose en un demonio. Pero inteligentemente, Wan no hace visible al terror hasta el momento estrictamente necesario, como es el clímax final. El director conoce perfectamente los tempos.
La película está supuestamente basada en hechos reales, en las investigaciones que los parapsicólogos Ed y Lorraine Warren realizaron, más específicamente en el caso Poltergeist que aconteció en el año 1986 en el Reino Unido. El caso es el habitual dentro del género, una familia que empieza a sufrir problemas cuando una de las niñas de la familia empieza a mostrar algún tipo de posesión, provocando todo tipo de extraños comportamientos. Inmediatamente la familia decide contactar con los Warren para que les ayuden en su desesperada situación. Aquí ya nos encontramos con uno de los puntos candentes del filme, y entramos ya en territorio ideológico. Porque la película toca todo lo que acontece como real (como es lógico en una película de terror) pero incluso va más allá, proponiendo un debate entre la parapsicología y la ciencia. Y es que en un momento determinado de la película se cuestiona precisamente que lo que le está sucediendo a la niña sea real. Sin embargo, los Warren se encargan de destrozar ese escepticismo. Esto, es decir, las posesiones y los exorcismos, que serían una chaladura en el mundo real, funcionan precisamente en el cine (o mejor dicho, en este filme). Y nosotros, al igual que los atormentados miembros de la familia, aceptamos la supresión de la ingenuidad y nos creemos a pies juntillas el poder del diablo. En este sentido, y tal como hiciera William Friedkin más de tres décadas atrás, James Wan es capaz de hacernos creer en lo sobrenatural, aunque sólo sea durante un par de horas. Algo que por otra parte aún no ha conseguido el vaticano.
Lo cierto es que viendo no sólo las dos películas de Expediente Warren, sino también la saga de Insidious (cuyas dos primeras partes dirigió el cineasta) podemos afirmar que James Wan se ha librado ya una reputación dentro del género de terror. Y eso que a diferencia de otros cineastas, Wan ha seguido argumentalmente la vertiente del cine clásico (la mayoría de sus películas adscritas al género de terror están relacionadas con temáticas de películas clásicas de Serie B de los años cincuenta y sesenta, como son las casas encantadas), pero re visionando y adaptando dichas historias y argumentos al nuevo modo cinematográfico. Veremos en el futuro si el cineasta sigue esta tendencia, o es capaz de ir incluso más allá en un futuro.
https://neokunst.wordpress.com/2016/09/01/expediente-warren-el-caso-enfield-2016/
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