Crimes of the Future
2022 

5.6
6,202
Ciencia ficción. Drama. Terror
Cuando la especie humana se adapta a un entorno artificial, el cuerpo humano es objeto de nuevas transformaciones y mutaciones. Con la ayuda de su compañera Caprice (Léa Seydoux), Saul Tenser (Viggo Mortensen), célebre artista performativo, escenifica la metamorfosis de sus órganos en espectáculos de vanguardia. Timlin (Kristen Stewart), una investigadora de la Oficina del Registro Nacional de Órganos, sigue de cerca sus prácticas. Es ... [+]
8 de enero de 2023
8 de enero de 2023
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Cuanta importancia mediática se da en la conversación cinematográfica a los temas y a los discursos, tanto políticos como sociales, y cuán poca se le dedica a las ideas. Cuanto se ignora al audiovisual que se sirve de las imágenes para abrir la reflexión sobre conceptos de cariz universal, que presentan con compromiso la naturaleza de sus inquietudes a partir de la convicción ineludible en un estilo propio. Estilo que preserva sus rasgos identitarios frente a los devaneos y turbulencias que experimente el contexto que las rodea. Y que, pese a desarrollar su discurso durante décadas de trayectoria, todavía es capaz de sorprendernos. Por estos motivos, la expectación para ver la película que nos ocupa en esta entrada era elevada, pues suponía el regreso de su venerado director tras un lapsus de ocho años. En mayo se presentó en la Sección Oficial del Festival de Cannes, en septiembre se proyectó por motivo del Premio Donostia a su realizador y en octubre se estrenó, aunque fuera por poco tiempo, este trabajo tan rugoso y especial. Misterios y regalos de Crímenes del futuro, drama de ciencia ficción dirigido por el canadiense David Cronenberg que recupera el título de uno de sus primeros largometrajes, allá por los años 70. Una película que supone su cuarta colaboración con el talentoso Viggo Mortensen y en el que coincide por primera vez con las magnéticas Kirsten Stewart y Léa Seydoux. No pude desentrañar el misterio de su nueva propuesta en el certamen donostiarra, pero acudí a la sala de cine madrileña tan pronto como fue posible. Y no será fácil analizar una de las películas más valiosas del año, tan críptica y exigente como estimulante. Un relato que pensar una y mil veces, a cuya altura intelectual difícilmente podrá estar mi autopsia gramatical. Una crepuscular y angustiosa reflexión sobre los límites corporales cerebral y opaca pero abrasivamente sensual. Una inmersión en inquietudes familiares desde una aproximación formal que sigue experimentando.
El acompañamiento a un reducido grupo de personajes en un mundo sórdido y despoblado donde el futuro rompedor de sus preocupaciones choca paradójicamente con la naturaleza destartalada y sombría de los espacios por los que deambulan. Una película que realmente no va de las obsesiones cárnicas de Cronenberg, sino que sucede en una realidad paralela donde las vías de experimentación organoléptica son el faro que da sentido a la raza humana. Propone el seguimiento intensivo de una pareja y su ecosistema cercano de personas con las que interactúan y, en su observación diaria, un estudio analítico de sus dilemas filosóficos, artísticos, científicos o morales. Representación de la cotidianidad malsana de unos personajes encomendados a sus actividades habituales, desde incluso un cierto minimalismo, en un mundo ficticio cuyas características descubrimos sobre la marcha. Un universo distópico donde el progreso humano se expande no hacia fuera, sino hacia dentro: hacia el descubrimiento de las nuevas vías que ofrece nuestro propio cuerpo. Una realidad perturbadora donde nuestros órganos son campo de estudio científico, terreno con potencial industrial u obra artística, y re-definimos nuestra identidad misma a través de una composición orgánica que se ve alterada por las sustancias que ingerimos, los utensilios en los que reposamos o por la integración de órganos de nueva creación. Un drama desangelado corporal y sensual, sí, pero muy cerebral, donde la carnalidad y perturbación de sus ideas contrastan con la decrepitud y abandono de los objetos del mobiliario, o la luz natural, del espacio por el que se mueven los personajes. Resulta un misterioso e hipnótico desafío entender porque Cronenberg se ha decantado para dar forma a sus divagaciones humanas y conceptuales sobre la nueva carne con un estilo tan oscuro, hermético y hierático. Una propuesta de una riqueza intelectual envidiable, que inventa sobre la marcha unas condiciones excéntricas logrando que las integremos sin cuestionarlas. Que, como a toda gran película que se precie, viene acompañada de formas fílmicas de sumo interés.
Si bien servidor encuentra el estilo de la película tan desconcertante como rico para el análisis y el escrutinio intenso de esquivos niveles de significado, Crímenes del futuro es ante todo una película hablada, excesivamente verborreica, de acciones prácticamente nulas. Una película, además, de diálogo expositivo y críptico, de naturaleza más teórica que dramática. Extenuante en su naturaleza simbólica y cargada. Su apuesta en la dirección artística apuntala un desconcierto decadente que fácilmente invita al rechazo, así como su naturaleza anticlimática. No tiene una estructura narrativa clásica, ni sus personajes experimentan arcos narrativos definidos. La mayoría del filme se siente como un planteamiento o introducción del mundo de la ficción, abre vías de inquietud conceptual y poco después el filme finaliza no por conclusión, sino por interrupción. Y si bien sorprende en su tono y atmósfera, en gran medida es una extensión de un imaginario Cronenberguiano por muchos conocido. En suma, nos hallamos ante un caso más de filme al que su marketing le ha hecho un flaco favor, pues su sinopsis y sus materiales promocionales, así como ciertas declaraciones del propio Cronenberg, invitaban a esperar una película de características diferentes a la que nos encontramos, de modo que resulta comprensible que muchos la recibieran con decepción.
Turbia, sexual, creativa e intelectualmente desafiante, Crímenes del futuro ofrece unas características tan ariscas que harán su visionado hostil para muchos, pero tras su fachada se esconde una película de complejidad conceptual embriagadora, formas desestabilizadoras y personalidad irrepetible.
El acompañamiento a un reducido grupo de personajes en un mundo sórdido y despoblado donde el futuro rompedor de sus preocupaciones choca paradójicamente con la naturaleza destartalada y sombría de los espacios por los que deambulan. Una película que realmente no va de las obsesiones cárnicas de Cronenberg, sino que sucede en una realidad paralela donde las vías de experimentación organoléptica son el faro que da sentido a la raza humana. Propone el seguimiento intensivo de una pareja y su ecosistema cercano de personas con las que interactúan y, en su observación diaria, un estudio analítico de sus dilemas filosóficos, artísticos, científicos o morales. Representación de la cotidianidad malsana de unos personajes encomendados a sus actividades habituales, desde incluso un cierto minimalismo, en un mundo ficticio cuyas características descubrimos sobre la marcha. Un universo distópico donde el progreso humano se expande no hacia fuera, sino hacia dentro: hacia el descubrimiento de las nuevas vías que ofrece nuestro propio cuerpo. Una realidad perturbadora donde nuestros órganos son campo de estudio científico, terreno con potencial industrial u obra artística, y re-definimos nuestra identidad misma a través de una composición orgánica que se ve alterada por las sustancias que ingerimos, los utensilios en los que reposamos o por la integración de órganos de nueva creación. Un drama desangelado corporal y sensual, sí, pero muy cerebral, donde la carnalidad y perturbación de sus ideas contrastan con la decrepitud y abandono de los objetos del mobiliario, o la luz natural, del espacio por el que se mueven los personajes. Resulta un misterioso e hipnótico desafío entender porque Cronenberg se ha decantado para dar forma a sus divagaciones humanas y conceptuales sobre la nueva carne con un estilo tan oscuro, hermético y hierático. Una propuesta de una riqueza intelectual envidiable, que inventa sobre la marcha unas condiciones excéntricas logrando que las integremos sin cuestionarlas. Que, como a toda gran película que se precie, viene acompañada de formas fílmicas de sumo interés.
Si bien servidor encuentra el estilo de la película tan desconcertante como rico para el análisis y el escrutinio intenso de esquivos niveles de significado, Crímenes del futuro es ante todo una película hablada, excesivamente verborreica, de acciones prácticamente nulas. Una película, además, de diálogo expositivo y críptico, de naturaleza más teórica que dramática. Extenuante en su naturaleza simbólica y cargada. Su apuesta en la dirección artística apuntala un desconcierto decadente que fácilmente invita al rechazo, así como su naturaleza anticlimática. No tiene una estructura narrativa clásica, ni sus personajes experimentan arcos narrativos definidos. La mayoría del filme se siente como un planteamiento o introducción del mundo de la ficción, abre vías de inquietud conceptual y poco después el filme finaliza no por conclusión, sino por interrupción. Y si bien sorprende en su tono y atmósfera, en gran medida es una extensión de un imaginario Cronenberguiano por muchos conocido. En suma, nos hallamos ante un caso más de filme al que su marketing le ha hecho un flaco favor, pues su sinopsis y sus materiales promocionales, así como ciertas declaraciones del propio Cronenberg, invitaban a esperar una película de características diferentes a la que nos encontramos, de modo que resulta comprensible que muchos la recibieran con decepción.
Turbia, sexual, creativa e intelectualmente desafiante, Crímenes del futuro ofrece unas características tan ariscas que harán su visionado hostil para muchos, pero tras su fachada se esconde una película de complejidad conceptual embriagadora, formas desestabilizadoras y personalidad irrepetible.
12 de febrero de 2023
12 de febrero de 2023
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Aunque la he visto estas pasadas navidades, fijaos todo el tiempo que he tardado en animarme a escribir la crítica de ‘Crímenes del futuro’. Sabía que no era una cinta ligera, puesto que David no hace las cosas así e, incluso, había leído que era normal terminar con más dudas que respuestas, pero necesitaba asimilar todo lo que la mente de Cronenberg me había propuesto con su nueva película protagonizada por Kristen Stewart, Viggo Mortensen y Léa Seydoux. Desde que conocí su existencia tras el pasado Festival de Cannes en el que recibió una ovación de cinco minutos la tenía en mi radar.
En un futuro distópico, extraño, poco alentador y me atrevería a decir que casi claustrofóbico, la especie humana ha evolucionado para adaptarse a un entorno sintético. De esta forma, el cuerpo es sometido a nuevas transformaciones y mutaciones de las que el artista Saul Tenser ha hecho su santo y su seña, exhibiendo las metamorfosis de sus órganos en performances acompañado de su compañera Caprice. Saul sufre el denominado «Síndrome de Evolución Acelerada» que hace que su cuerpo produzca nuevos órganos con suma rapidez, lo que le provoca una sensación constante malestar.
Porque si de algo nos habla Cronenberg en ‘Crímenes del futuro’ es, primero de la evolución (marcado especialmente por ese enigmático final) y segundo, del dolor: en este futuro los humanos han perdido la capacidad de sentir dolor físico convirtiendo estas actuaciones de Saul en «el nuevo sexo» como si el contacto físico en este futuro se hubiese perdido. Así, el director plantea preguntas tan interesantes como ¿Hacía dónde seríamos capaces de llegar si no sintiéramos dolor? ¿Necesitamos dolor para ser más cercanos?
‘Crímenes del futuro’ es un film extraño, pero interesante y provocador al que yo recomendaría echar un vistazo.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
En un futuro distópico, extraño, poco alentador y me atrevería a decir que casi claustrofóbico, la especie humana ha evolucionado para adaptarse a un entorno sintético. De esta forma, el cuerpo es sometido a nuevas transformaciones y mutaciones de las que el artista Saul Tenser ha hecho su santo y su seña, exhibiendo las metamorfosis de sus órganos en performances acompañado de su compañera Caprice. Saul sufre el denominado «Síndrome de Evolución Acelerada» que hace que su cuerpo produzca nuevos órganos con suma rapidez, lo que le provoca una sensación constante malestar.
Porque si de algo nos habla Cronenberg en ‘Crímenes del futuro’ es, primero de la evolución (marcado especialmente por ese enigmático final) y segundo, del dolor: en este futuro los humanos han perdido la capacidad de sentir dolor físico convirtiendo estas actuaciones de Saul en «el nuevo sexo» como si el contacto físico en este futuro se hubiese perdido. Así, el director plantea preguntas tan interesantes como ¿Hacía dónde seríamos capaces de llegar si no sintiéramos dolor? ¿Necesitamos dolor para ser más cercanos?
‘Crímenes del futuro’ es un film extraño, pero interesante y provocador al que yo recomendaría echar un vistazo.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
2 de febrero de 2024
2 de febrero de 2024
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David Cronenberg regresó de nuevo a u concepto sobre la carne en esta película que retoma su visión sobre la relación bio-mecánica vista en Videodrome y eXistenZ. También se puede notar otros elementos vistos en la filmografía de Cronenberg relacionados con la sexualidad, la condición humana, la psicología y la sociedad. Crimes Of The Future no es exactamente una recreación de la película homónima de 1970, pero tiene temas ya vistos en aquella película. La versión de 1970 tocaba temas sobre la evolución humana, la creación de nuevos órganos y la creación de una nueva sexualidad. Esta versión del 2022 tiene esos temas y los profundiza más con una historia diferente, al punto de poder considerarse un reinicio o una reimaginacion de la película de 1970. Los crímenes de la versión de 1970 trataban más sobre los crímenes del hombre que llevo a las mujeres casi a la extinción y que van orientados a medidas drásticas para la supervivencia de la humanidad. Los crímenes de la versión del 2022 van más bien sobre la profanación de la carne al punto de adaptarla a una nueva cultura y a un intento de frenar un nuevo paso en la evolución humana.
La película nos presenta un futuro donde la biología humana ha sido alterada al punto de que desaparece el dolor y eso es aprovechado para crear un nuevo entretenimiento. El resultado es una nueva cultura basada en el arte y el placer de la autolesión y las cirugías en vivo. Lo que plantea la película aquí es una metáfora que involucra muchas temáticas. La humanidad suele recurrir bastante a la tecnología para la intervención en la salud con resultados positivos, pero la idea es la posibilidad de alterar bastante la biología humana al punto de perder su estado natural. Aquí se menciona que la cirugía es el nuevo sexo, dando a entender que existe un nuevo placer que se genera al cortar la carne del cuerpo. Una cosa clara es que los seres humanos hemos sido diseñados con la capacidad de sentir placer por cualquier medio posible. En la actualidad, con los avances tecnológicos y médicos que han intervenido bastante en la naturalidad del hombre, actualmente los humanos han desarrollado la posibilidad de sentir placer sexual sin recurrir al contacto físico o hacia un ser biológico, dando lugar a nuevas sexualidades. La película presenta un mundo donde claramente el acto sexual entre dos individuos ya no se practica y el placer se ejecuta por medio de las lesiones. El punto aquí es que a medida que avanza el tiempo, el ser humano desarrolla nuevas maneras de sentir placer sin recurrir al contacto con un ser biológico. Videodrome, eXistenZ y hasta Crash planteaban la idea sobre un placer sexual basada en un vínculo entre lo orgánico y lo mecánico. El placer hacia la lesión de la carne en esta película se puede interpretar también como una alegoría hacia el masoquismo o el sadomasoquismo, ya que el ser humano busca placer más allá de los límites, recurriendo a algunos de estos actos. Incluso existen casos donde algunos recurren al maltrato físico con el fin de alcanzar un alto nivel de placer por medio del dolor. No sería extraño que el ser humano sea capaz de lesionarse para sentir placer. Se puede ver incluso en la película como en algunas escenas, las heridas que las personas se infligen están erotizadas.
Otro elemento que se vuelve importante para esta película es los motivos del primer asesinato que se ve al inicio de la película. Al ir viendo la película completa y descubrir quién era ese niño y porque fue asesinado, termina dejando un mensaje respeto a la evolución humana y un nuevo progreso para la misma. Eso incluso involucra al personaje de Viggo Mortensen para entender cuál es la función de sus nuevos órganos. Se puede llegar a la conclusión de que el mensaje aquí trata sobre la evolución del ser humano al punto de trascender a algo más allá de su propia biología. Películas como Lucy, Immortel, Transcendence y The Lawmower Man han mencionado la posibilidad de trascender a algo mucho más. En la actualidad existe una dogmática hipótesis que sostiene que ser hombre o mujer es algo social y no biológico. Cosas como el transformismo, las cirugías de cambio de sexo o el implante de órganos artificiales son signos de una trascendencia que consiste en abandonar nuestra condición biológica y terminar convirtiéndonos en algo más. Según la visión de Cronenberg y su concepto de la nueva carne, la idea es la intervención de la tecnología en la biología y dar lugar a una fusión entre la carne y la máquina o pasar de ser un ser carnal a un ser mecánico. La película también plantea la cuestión de como el mismo ser humano es el que se autolimita e interviene en el progreso social porque los nuevos avances que se presentan no coinciden con las normas de la sociedad actual y son consideradas antinaturales o riesgosas para la sociedad.
Hay que admitir que muchos de estos elementos que Crimes Of The Future ofrece hacen que sea una película muy interesante de ver y que se la pueda analizar desde una perspectiva social y filosófica. Desde luego había mucho más sobre este mundo que explorar porque es claro que dejo varios cabos sueltos. Se podría incluso haber conocido mucho más sobre el mundo de las cirugías como práctica artística y sexual. El guion había sido escrito a finales de los 90 y si la película se hubiese hecho en ese momento, hubiera sido otro clásico de culto como muchas de las demás películas que Cronenberg nos ha traído. Lástima que haya llegado más de 20 años después, pero se nota que está destinada a ser otra película de culto. Los actores, la escenografía, los efectos especiales y la banda sonora de Howard Shore son todo un deleite. Crimes Of The Future pudo haber sido la mejor película que David Cronenberg nos haya traído estos últimos años de no ser por los cabos sueltos que deja, pero se agradece que haya regresado al género cinematográfico que lo hizo tan famoso en cine de terror y ciencia ficción. Mi calificación final para esta película es un 8/10.
La película nos presenta un futuro donde la biología humana ha sido alterada al punto de que desaparece el dolor y eso es aprovechado para crear un nuevo entretenimiento. El resultado es una nueva cultura basada en el arte y el placer de la autolesión y las cirugías en vivo. Lo que plantea la película aquí es una metáfora que involucra muchas temáticas. La humanidad suele recurrir bastante a la tecnología para la intervención en la salud con resultados positivos, pero la idea es la posibilidad de alterar bastante la biología humana al punto de perder su estado natural. Aquí se menciona que la cirugía es el nuevo sexo, dando a entender que existe un nuevo placer que se genera al cortar la carne del cuerpo. Una cosa clara es que los seres humanos hemos sido diseñados con la capacidad de sentir placer por cualquier medio posible. En la actualidad, con los avances tecnológicos y médicos que han intervenido bastante en la naturalidad del hombre, actualmente los humanos han desarrollado la posibilidad de sentir placer sexual sin recurrir al contacto físico o hacia un ser biológico, dando lugar a nuevas sexualidades. La película presenta un mundo donde claramente el acto sexual entre dos individuos ya no se practica y el placer se ejecuta por medio de las lesiones. El punto aquí es que a medida que avanza el tiempo, el ser humano desarrolla nuevas maneras de sentir placer sin recurrir al contacto con un ser biológico. Videodrome, eXistenZ y hasta Crash planteaban la idea sobre un placer sexual basada en un vínculo entre lo orgánico y lo mecánico. El placer hacia la lesión de la carne en esta película se puede interpretar también como una alegoría hacia el masoquismo o el sadomasoquismo, ya que el ser humano busca placer más allá de los límites, recurriendo a algunos de estos actos. Incluso existen casos donde algunos recurren al maltrato físico con el fin de alcanzar un alto nivel de placer por medio del dolor. No sería extraño que el ser humano sea capaz de lesionarse para sentir placer. Se puede ver incluso en la película como en algunas escenas, las heridas que las personas se infligen están erotizadas.
Otro elemento que se vuelve importante para esta película es los motivos del primer asesinato que se ve al inicio de la película. Al ir viendo la película completa y descubrir quién era ese niño y porque fue asesinado, termina dejando un mensaje respeto a la evolución humana y un nuevo progreso para la misma. Eso incluso involucra al personaje de Viggo Mortensen para entender cuál es la función de sus nuevos órganos. Se puede llegar a la conclusión de que el mensaje aquí trata sobre la evolución del ser humano al punto de trascender a algo más allá de su propia biología. Películas como Lucy, Immortel, Transcendence y The Lawmower Man han mencionado la posibilidad de trascender a algo mucho más. En la actualidad existe una dogmática hipótesis que sostiene que ser hombre o mujer es algo social y no biológico. Cosas como el transformismo, las cirugías de cambio de sexo o el implante de órganos artificiales son signos de una trascendencia que consiste en abandonar nuestra condición biológica y terminar convirtiéndonos en algo más. Según la visión de Cronenberg y su concepto de la nueva carne, la idea es la intervención de la tecnología en la biología y dar lugar a una fusión entre la carne y la máquina o pasar de ser un ser carnal a un ser mecánico. La película también plantea la cuestión de como el mismo ser humano es el que se autolimita e interviene en el progreso social porque los nuevos avances que se presentan no coinciden con las normas de la sociedad actual y son consideradas antinaturales o riesgosas para la sociedad.
Hay que admitir que muchos de estos elementos que Crimes Of The Future ofrece hacen que sea una película muy interesante de ver y que se la pueda analizar desde una perspectiva social y filosófica. Desde luego había mucho más sobre este mundo que explorar porque es claro que dejo varios cabos sueltos. Se podría incluso haber conocido mucho más sobre el mundo de las cirugías como práctica artística y sexual. El guion había sido escrito a finales de los 90 y si la película se hubiese hecho en ese momento, hubiera sido otro clásico de culto como muchas de las demás películas que Cronenberg nos ha traído. Lástima que haya llegado más de 20 años después, pero se nota que está destinada a ser otra película de culto. Los actores, la escenografía, los efectos especiales y la banda sonora de Howard Shore son todo un deleite. Crimes Of The Future pudo haber sido la mejor película que David Cronenberg nos haya traído estos últimos años de no ser por los cabos sueltos que deja, pero se agradece que haya regresado al género cinematográfico que lo hizo tan famoso en cine de terror y ciencia ficción. Mi calificación final para esta película es un 8/10.
17 de agosto de 2024
17 de agosto de 2024
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He visto... Crímenes del futuro...
https://www.filmaffinity.com/es/film640793.html
Un 4. Aunque el 4 igual es para mí, porque no tengo claro si he entendido la película. El caso es que me ha despertado tan poco interés que no voy a investigarlo.
Lo que he entendido me ha parecido una ida de olla. De hecho, mientras veía la película, me parecía que Cronenberg se estaba pegando una buena vacilada sobre ese ecosistema que se dedica a hacer y degustar "performances", que se reía de ellos. Pero al final no me ha quedado tan claro.
Por lo demás, habla de evolución, pero se casca una serie de magufadas a las que soy refractario, y me cuesta "aceptar" incluso en el plano fantástico.
En fin, que mi gozo en un pozo, porque al ver el combo Cronenberg - Viggo Mortensen, lo que me viene a la cabeza es "Una historia de violencia", que me encanta. Y ver esta cosa no sólo me ha roto el encanto, sino que me ha dejado un tanto tocado.
A lo mejor es lo que buscaba el Director. A saber.
https://www.filmaffinity.com/es/film640793.html
Un 4. Aunque el 4 igual es para mí, porque no tengo claro si he entendido la película. El caso es que me ha despertado tan poco interés que no voy a investigarlo.
Lo que he entendido me ha parecido una ida de olla. De hecho, mientras veía la película, me parecía que Cronenberg se estaba pegando una buena vacilada sobre ese ecosistema que se dedica a hacer y degustar "performances", que se reía de ellos. Pero al final no me ha quedado tan claro.
Por lo demás, habla de evolución, pero se casca una serie de magufadas a las que soy refractario, y me cuesta "aceptar" incluso en el plano fantástico.
En fin, que mi gozo en un pozo, porque al ver el combo Cronenberg - Viggo Mortensen, lo que me viene a la cabeza es "Una historia de violencia", que me encanta. Y ver esta cosa no sólo me ha roto el encanto, sino que me ha dejado un tanto tocado.
A lo mejor es lo que buscaba el Director. A saber.
18 de diciembre de 2024
18 de diciembre de 2024
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Un poco rara, peculiar en el director, distinta desde la ortodoxia que me gusta y más disfruto. Una ciencia ficción diferente, miedosa, rocambolesca como toda la ciencia ficción, pero además algo esotérica, con tonos gore y sádicos, aspectos morbosos, no sexuales, pero morbosos y sorprendente. Siempre sorprendente.
Parece que después de sus años iniciales con cintas verdaderamente interesantes, entre las que destacan Videodrome y La mosca, entre otros, se dedicó a películas más convencionales: Una historia de violencia o Promesas del Este, para volver ahora a ese género, que debe ser el que más le gusta, en donde se encuentra más cómodo.
De todas formas no me ha gustado mucho esta cinta. No la he entendido. Visualmente es atrayente, te hace pensar, pero es un pensar vacío, sin demasiado sentido, pensar sobre algo que no puede producirse, que no tiene visos de verosimilitud, que camina contra toda lógica, que únicamente es especulación absurda y sin sentido se agota pronto. No tiene demasiado recorrido.
Me gusta el contrapunto que supone el escenario sucio y cochambroso. Siempre que imaginamos el futuro y los habitantes de él creemos que todo es aluminio, frio y esterilidad. Y el director nos dice que no, que el futuro es como el presente, sucio y malévolo.
La idea de un artista performativo es de lo más sugerente. Un artista que crea arte duplicando sus órganos internos para extirparlos en directo como si fuera un espectáculo es ridícula y alocada, pero seguro que ha tenido algún tipo de precedente en las vanguardias artísticas más transgresoras.
Una película diferente. Y lo diferente no suele gustarme mucho. Esta en concreto, no demasiado.
Parece que después de sus años iniciales con cintas verdaderamente interesantes, entre las que destacan Videodrome y La mosca, entre otros, se dedicó a películas más convencionales: Una historia de violencia o Promesas del Este, para volver ahora a ese género, que debe ser el que más le gusta, en donde se encuentra más cómodo.
De todas formas no me ha gustado mucho esta cinta. No la he entendido. Visualmente es atrayente, te hace pensar, pero es un pensar vacío, sin demasiado sentido, pensar sobre algo que no puede producirse, que no tiene visos de verosimilitud, que camina contra toda lógica, que únicamente es especulación absurda y sin sentido se agota pronto. No tiene demasiado recorrido.
Me gusta el contrapunto que supone el escenario sucio y cochambroso. Siempre que imaginamos el futuro y los habitantes de él creemos que todo es aluminio, frio y esterilidad. Y el director nos dice que no, que el futuro es como el presente, sucio y malévolo.
La idea de un artista performativo es de lo más sugerente. Un artista que crea arte duplicando sus órganos internos para extirparlos en directo como si fuera un espectáculo es ridícula y alocada, pero seguro que ha tenido algún tipo de precedente en las vanguardias artísticas más transgresoras.
Una película diferente. Y lo diferente no suele gustarme mucho. Esta en concreto, no demasiado.
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