Nacido para matar
1987 

8.2
124,937
Bélico. Drama
Un grupo de reclutas se prepara en Parris Island, centro de entrenamiento de la marina norteamericana. Están bajo las órdenes del sargento Hartman, duro e implacable, cuya única misión en la vida es endurecer el cuerpo y el alma de los novatos, con el objetivo de que en el futuro puedan defenderse del enemigo. Pero no todos los jóvenes están preparados para soportar sus métodos. (FILMAFFINITY)
7 de febrero de 2009
7 de febrero de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película mítica del género bélico y, junto con “Apocalypse Now”, díptico imprescindible sobre la guerra de Vietnam. Sobre la guerra, en general. Ambas comparten algo más que la ubicación cronológica y geográfica; las dos están compuestas, a su vez, por dos películas casi independientes. Pero me quedo con la de Coppola. La visión de Kubrick, ese pedazo de propagandista de dimensiones siderales, siendo deslumbrante, me parece de un cinismo atroz. Cuando la vi en el cine, hace más de veinte años, recuerdo que salí contrariado, con la sensación de que algo se me había escapado, porque interpreté la película como una exaltación de la violencia. Cosas de la adolescencia. Pero cuando la he vuelto a ver, no he hecho sino confirmar mi impresión. Es una apología de la guerra, la voz en off del protagonista lo deja meridianamente claro. Esto tiene que ver con el antibelicismo lo mismo que una de Drácula con una campaña de donación de sangre. Pero engancha. De cuando Matthew Modine parecía un actor. De todos modos, prefiero al Kubrick de "Senderos de Gloria".
28 de octubre de 2011
28 de octubre de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ejercito de E.U. Un grupo de jóvenes es entrenado para ir a Vietnam. Se pone énfasis en el entrenamiento mental, que consiste en depredar psicológicamente a los jóvenes, para que, cuando estén muy debilitados y perturbados mentalmente, en la zozobra emocional, sea más fácil manipularlos. Después, al llegar a Vietnam, muchos se dan cuenta de que nada es como creyeron…
Excelente película sobre la guerra, con un enfoque constante al estado mental que permite a los ser humanos, ir a matar a otros seres humanos.
Kubrick mantiene en toda su obra un sadismo psicológico sutil (ese toque tan suyo), muestra al espectador un sufrimiento mental impresionante, pero lo muestra de un modo tan genial que provoca interés.
Además de provocarnos angustia, nos provoca al mismo tiempo un interés tan especial que no nos podemos despegar de la pantalla hasta que termine la película. Así nos quedamos, sentados frente a la pantalla, angustiados y de algún modo, disfrutando.
Es muy ágil, lucida, crítica, acertada, precisa, estética, despiadada, inolvidable, en una palabra: muy Kubrick.
Excelente película sobre la guerra, con un enfoque constante al estado mental que permite a los ser humanos, ir a matar a otros seres humanos.
Kubrick mantiene en toda su obra un sadismo psicológico sutil (ese toque tan suyo), muestra al espectador un sufrimiento mental impresionante, pero lo muestra de un modo tan genial que provoca interés.
Además de provocarnos angustia, nos provoca al mismo tiempo un interés tan especial que no nos podemos despegar de la pantalla hasta que termine la película. Así nos quedamos, sentados frente a la pantalla, angustiados y de algún modo, disfrutando.
Es muy ágil, lucida, crítica, acertada, precisa, estética, despiadada, inolvidable, en una palabra: muy Kubrick.
3 de mayo de 2012
3 de mayo de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera historia es increíble, dura pero bonita la segunda…
En los 70 y 80 un montonazo de directores hicieron su versión de Vietnam, Stanley Kubrick no podía ser menos y la obra no podía quedar en el olvido y a pesar de que empieza muy bien no es su mejor película ni de lejos. De hecho, es algo extraña debido a que son como dos historias dentro de la misma película.
La primera es un cuerpo de militares entrenando bajo las órdenes de un enfermizo y extremadamente exigente, serio y cuadriculado sargento, se verán como viven los soldados y la crueldad de los entrenamientos. Esta primera historia es muy buena, está muy bien hecha y es, de veras, una joya, un diamante en bruto que no explota porque la segunda historia de la película es la de un periodista de guerra, otro de punto de vista que no está mal pero arruina la crudeza y brillantez de la primera parte. Te deja sin aliento pero luego...
Realmente, no se lo que Kubrick quiso hacer, y él solito destroza toda su maestría en la primera historia (atención a los personajes que son brutales) con la narración sin riesgos del periodista. En la segunda historia se presenta las andanzas de un periodista bélico que no me gustó porque no entiendo el contraste de las dos historias. La película cambia espectacularmente de registro y baja irremediablemente en calidad. De hecho, no se puede entender que hace Kubrick, son como dos perspectivas de la misma guerra pero la segunda historia no convence y no llega a la altura de la primera.
Supongo que así son los genios.
En los 70 y 80 un montonazo de directores hicieron su versión de Vietnam, Stanley Kubrick no podía ser menos y la obra no podía quedar en el olvido y a pesar de que empieza muy bien no es su mejor película ni de lejos. De hecho, es algo extraña debido a que son como dos historias dentro de la misma película.
La primera es un cuerpo de militares entrenando bajo las órdenes de un enfermizo y extremadamente exigente, serio y cuadriculado sargento, se verán como viven los soldados y la crueldad de los entrenamientos. Esta primera historia es muy buena, está muy bien hecha y es, de veras, una joya, un diamante en bruto que no explota porque la segunda historia de la película es la de un periodista de guerra, otro de punto de vista que no está mal pero arruina la crudeza y brillantez de la primera parte. Te deja sin aliento pero luego...
Realmente, no se lo que Kubrick quiso hacer, y él solito destroza toda su maestría en la primera historia (atención a los personajes que son brutales) con la narración sin riesgos del periodista. En la segunda historia se presenta las andanzas de un periodista bélico que no me gustó porque no entiendo el contraste de las dos historias. La película cambia espectacularmente de registro y baja irremediablemente en calidad. De hecho, no se puede entender que hace Kubrick, son como dos perspectivas de la misma guerra pero la segunda historia no convence y no llega a la altura de la primera.
Supongo que así son los genios.
4 de mayo de 2012
4 de mayo de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que Kubrick no quedó satisfecho con 'Paths of glory' (1957), que ésta no era de verdad una película bélica. Fue así como le rondó la idea de volver al género a través de 'La chaqueta metálica'. Pocas veces se ha visto una película tan claramente definida en torno a dos grandes bloques. Stanley Kubrick divide su obra, ofreciéndonos primero unos cuarenta minutos de instrucción militar, para luego sumergirse en las entrañas de la guerra. Imagino que el cineasta disfrutó de lo lindo con esta segunda parte, resarciéndose gracias a la primera línea de combate.
La primera parte es escalofriante. Uno contempla el proceso de deshumanización que se da en esa isla, en ese campamento militar. Cómo uno se convierte en marine del ejército estadounidense, es lo que parecen contarnos. Y yo pienso, ¿qué hay de esos presupuestos públicos destinados a la construcción de máquinas humanas de matar? Brillante R. Lee Ermey, en el papel de instructor, y terrorífico el recluta "patoso", víctima encarnizada en tan tortuoso proceso de conversión. Sí, nuestras guerras se hacen en nombre de la libertad, entendida ésta bajo el prisma occidental. Pero, ¿el fin justifica los medios? Y la libertad que proponía Vietnam del Norte, ¿tan perniciosa era en comparación con la del sur?
En la segunda parte desciende un punto el nivel respecto a la primera, siendo aún así brillante. Aquí, el autor decide mostrarnos el lado íntimo de la batalla, sirviéndose para ello de los ojos del recluta "bufón". Inicia la exposición desde la retaguardia para gradualmente ir incrementando la peligrosidad del asunto. Nos muestra cuáles son las aspiraciones básicas de un soldado en tan nefasta situación (prostitutas y matar, terrible escena la de la ametralladora y el helicóptero), qué piensan acerca del conflicto (Vietnam) y, por encima de todo, cómo lo viven, sabedores de que se juegan el pellejo en cada segundo. Desgarradora la escena del francotirador. Tremenda reflexión, desde un punto de vista humano, acerca de qué es y cómo se vive una guerra, de lo duro y doloroso que debe ser un momento tan bárbaro como el que nos muestra dicha escena.
En definitiva, no me atrevería a pregonar a los cuatro vientos que el maestro lo que aquí nos brinda es un alegato antibélico. Kubrick toca el tema con sutileza, sin obsequiarnos con una respuesta contundente. Evita la vía panfletaria, limitándose a introducirnos en las mentes, rutinas y acciones de los tipos que, desde el centro de entrenamiento hasta llegar a la primera línea de combate, ponen sus vidas al servicio de quitar otras vidas. Aquí está la guerra de Vietnam contada por Kubrick, cada uno que la juzgue a su manera.
La primera parte es escalofriante. Uno contempla el proceso de deshumanización que se da en esa isla, en ese campamento militar. Cómo uno se convierte en marine del ejército estadounidense, es lo que parecen contarnos. Y yo pienso, ¿qué hay de esos presupuestos públicos destinados a la construcción de máquinas humanas de matar? Brillante R. Lee Ermey, en el papel de instructor, y terrorífico el recluta "patoso", víctima encarnizada en tan tortuoso proceso de conversión. Sí, nuestras guerras se hacen en nombre de la libertad, entendida ésta bajo el prisma occidental. Pero, ¿el fin justifica los medios? Y la libertad que proponía Vietnam del Norte, ¿tan perniciosa era en comparación con la del sur?
En la segunda parte desciende un punto el nivel respecto a la primera, siendo aún así brillante. Aquí, el autor decide mostrarnos el lado íntimo de la batalla, sirviéndose para ello de los ojos del recluta "bufón". Inicia la exposición desde la retaguardia para gradualmente ir incrementando la peligrosidad del asunto. Nos muestra cuáles son las aspiraciones básicas de un soldado en tan nefasta situación (prostitutas y matar, terrible escena la de la ametralladora y el helicóptero), qué piensan acerca del conflicto (Vietnam) y, por encima de todo, cómo lo viven, sabedores de que se juegan el pellejo en cada segundo. Desgarradora la escena del francotirador. Tremenda reflexión, desde un punto de vista humano, acerca de qué es y cómo se vive una guerra, de lo duro y doloroso que debe ser un momento tan bárbaro como el que nos muestra dicha escena.
En definitiva, no me atrevería a pregonar a los cuatro vientos que el maestro lo que aquí nos brinda es un alegato antibélico. Kubrick toca el tema con sutileza, sin obsequiarnos con una respuesta contundente. Evita la vía panfletaria, limitándose a introducirnos en las mentes, rutinas y acciones de los tipos que, desde el centro de entrenamiento hasta llegar a la primera línea de combate, ponen sus vidas al servicio de quitar otras vidas. Aquí está la guerra de Vietnam contada por Kubrick, cada uno que la juzgue a su manera.
12 de diciembre de 2013
12 de diciembre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
175/08(23/10/13) Stanley Kubrick en su penúltima Obra decidió afrontar un drama bélico con el que afronta uno de sus temas preferidos, la deshumanización que provocan las guerras, siendo el máximo exponente los ejércitos. Radiografía una compañía de marines durante la Guerra del Vietnam, lo hace partiendo el relato en dos partes bien diferenciadas, pero aún así complementarias y necesitadas una de la otra en una simbiosis perfecta, ello sobre la perdida de la inocencia y del alma.
El primer escenario es la isla de Parris en Carolina del Sur, sigue en escalofriante charla que el sargento instructor Hartman (impresionante Lee Ermey) les da a la compañía de los recién rapados, la 3092, entre los novatos destaca James T. Davis ‘Bufón’ (excelente Mathew Modine), un ingenioso y rebelde muchacho, y Leonard Lawrence ‘Patoso’ (gran Vincent D’Onofrio), un tipo orondo y torpón que hace honor a su mote. Durante este tramo el despótico sargento irá anulando poco a poco el alma de los reclutas, por medio de torturas psicológicas, ello en pos de crear maquinas de matar amorales, este segmento termina en una escena impactante. La segunda parte tiene lugar en Vietnam durante la ofensiva del Tet de enero a marzo de 1968. ‘Bufón’ es un soldado reportero de guerra que trabaja en la zona para una revista militar, tiene como fotógrafo a ‘Rompetechos’ (buen Kevyn M. Howard), por la rebeldía mostrada el teniente Lockhart (buen John Terry) los envía al frente, allí se cruzaran con soldados que se toman la guerra como un juego de matar, como ‘Pedazo de Animal’ (buen Daniel Baldwin), ‘Cowboy’ Evans (buen A. Howard) o ‘Ebano’ (buen Harewood).
SK adapta con libertad junto a Michael Herr y Gustav Hasford, la novela autobiográfica de este último ‘The Short Times’ (1979), que se alistó a los 20 años en los marines y estuvo en la contienda vietnamita como periodista, siendo su alter ego ‘Bufón’, sembrando de frases y diálogos punzantes el metraje, en el contexto de una aguda sátira que arremete contra el sinsentido de las guerras. Algunas frases: <-Los muertos solo saben una cosa: es mejor estar vivo>, < - la vida es una mierda, pero estoy vivo>, <Por lo menos ha muerto por una buena causa. - ¿Que causa es esa? - La libertad. - Aclárate las neuronas pardillo. Crees que luchamos por la libertad? Esto es una matanza. Y si me van a reventar las pelotas por una palabra, mi palabra es Putada!!!>, <-El mundo es una puta mierda, este lugar es el infierno, apesta, no sé ni lo que hago aquí, y sin embargo me alegro de estar vivo>, <-La Infantería de Marina no quiere los robots. La Infantería de Marina quiere asesinos. La Infantería de Marina quiere construir hombres indestructibles, hombres sin miedo>, y más.
La cinta ya promete desde sus primeros minutos con una presentación de historia seca, adusta, intensa, con un titán que se apodera de la pantalla, el sargento Hartman, edificando una narración cruda, donde los reclutas son humillados y sometidos por la disciplina hasta convertirlos en robots obedientes y sin capacidad de razonar, solo se deben a la obediencia ciega. Comienzan por igualarles el cráneo en modo rapado de pelo y sigue con la extirpación del nombre sustituido por motes denigrantes, y se continua por achicarlos con el poder omnímodo del superior que les quiere hacer ver que su rifle debe ser su amante, que solo lo tienen a él y sus ‘cojones’, en claro mensaje machista. SK no pretende crear lazos de los personajes con el espectador, quiere sintamos estamos mirando por una rejilla la realidad desgarradora. Y llegan al Vietnam y la deshumanización de los reclutas es efectiva se han convertido en seres sin sentimientos, se nos expone la sinrazón de las Guerras, se nos exhiben los soldados como autómatas que disfrutan matando sin saber realmente porque, no tienen más ideal que disparar y sobrevivir. Se ha acusado al film de ser dos películas en una, como si una parte fuera independiente de la otra, cuando es todo los contrario, SK nos expone la travesía hacia la anulación de cualquier ética moral, el lavado de cerebro, nos enseña el adoctrinamiento y después sus consecuencias.
La figura que quedará por siempre en el subconsciente es la del sargento Hartman, un Lee Ermey en su primera actuación en cine, había sido precisamente instructor militar, realiza una labor entusiasta que acojona, con un descomunal primer soliloquio en que espeta mil y un improperios, lenguaje soez, degradante, al parecer eran espontáneos, fruto de la improvisación, demostrando ser un coloso aterrador, con frases entonadas de forma acongojante, algunas: <A Dios se le pone dura con los marines>, <No me gusta lo de Lawrence, sólo los maricones y los marineros se llaman Lawrence. Desde hoy serás el Recluta Patoso>, <Muy bien recluta patoso, no vayas a romperte los huevos subiendo al obstáculo>, <Voy a motivarte patoso! Aunque sea más difícil que encogérsela a los negros del Congo>, <Tu debes de ser de esos tipos desagradecidos, que cuando están dando por el culo no tienen ni el detalle de hacerle una paja al otro. No te perderé de vista>, <Mejor será que no me encabrones, porque si no te abro la cabeza y te follo hasta el hígado>, <No sabía que una mierda podía ser tan alta. Quieres meterme unos centímetros de clavo>, <En Texas solo hay vacas y maricones, recluta Cowboy, y tú no te pareces mucho a una vaca. Así que ya sabemos lo que eres. Te gusta mamar pollas?>, <Recluta Patoso, te doy 3 puñeteros segundos para que borres esa estúpida sonrisa de tu cara, si no quieres que te saque los ojos y empiece a correrme en tu mollera>, y más. Un carácter atronante que con su sargento creó un Icono del cine. Este no quiso confraternizar con los actores durante el rodaje para infundir más terror, tanto fue así que los actores nunca le han dirigido la palabra por la sensación denigrante a la que les sometió. El papel le fue ofrecido a Clint Eastwood, declinó por su extrema antipatía.(Continua en spoiler por falta de espacio)
El primer escenario es la isla de Parris en Carolina del Sur, sigue en escalofriante charla que el sargento instructor Hartman (impresionante Lee Ermey) les da a la compañía de los recién rapados, la 3092, entre los novatos destaca James T. Davis ‘Bufón’ (excelente Mathew Modine), un ingenioso y rebelde muchacho, y Leonard Lawrence ‘Patoso’ (gran Vincent D’Onofrio), un tipo orondo y torpón que hace honor a su mote. Durante este tramo el despótico sargento irá anulando poco a poco el alma de los reclutas, por medio de torturas psicológicas, ello en pos de crear maquinas de matar amorales, este segmento termina en una escena impactante. La segunda parte tiene lugar en Vietnam durante la ofensiva del Tet de enero a marzo de 1968. ‘Bufón’ es un soldado reportero de guerra que trabaja en la zona para una revista militar, tiene como fotógrafo a ‘Rompetechos’ (buen Kevyn M. Howard), por la rebeldía mostrada el teniente Lockhart (buen John Terry) los envía al frente, allí se cruzaran con soldados que se toman la guerra como un juego de matar, como ‘Pedazo de Animal’ (buen Daniel Baldwin), ‘Cowboy’ Evans (buen A. Howard) o ‘Ebano’ (buen Harewood).
SK adapta con libertad junto a Michael Herr y Gustav Hasford, la novela autobiográfica de este último ‘The Short Times’ (1979), que se alistó a los 20 años en los marines y estuvo en la contienda vietnamita como periodista, siendo su alter ego ‘Bufón’, sembrando de frases y diálogos punzantes el metraje, en el contexto de una aguda sátira que arremete contra el sinsentido de las guerras. Algunas frases: <-Los muertos solo saben una cosa: es mejor estar vivo>, < - la vida es una mierda, pero estoy vivo>, <Por lo menos ha muerto por una buena causa. - ¿Que causa es esa? - La libertad. - Aclárate las neuronas pardillo. Crees que luchamos por la libertad? Esto es una matanza. Y si me van a reventar las pelotas por una palabra, mi palabra es Putada!!!>, <-El mundo es una puta mierda, este lugar es el infierno, apesta, no sé ni lo que hago aquí, y sin embargo me alegro de estar vivo>, <-La Infantería de Marina no quiere los robots. La Infantería de Marina quiere asesinos. La Infantería de Marina quiere construir hombres indestructibles, hombres sin miedo>, y más.
La cinta ya promete desde sus primeros minutos con una presentación de historia seca, adusta, intensa, con un titán que se apodera de la pantalla, el sargento Hartman, edificando una narración cruda, donde los reclutas son humillados y sometidos por la disciplina hasta convertirlos en robots obedientes y sin capacidad de razonar, solo se deben a la obediencia ciega. Comienzan por igualarles el cráneo en modo rapado de pelo y sigue con la extirpación del nombre sustituido por motes denigrantes, y se continua por achicarlos con el poder omnímodo del superior que les quiere hacer ver que su rifle debe ser su amante, que solo lo tienen a él y sus ‘cojones’, en claro mensaje machista. SK no pretende crear lazos de los personajes con el espectador, quiere sintamos estamos mirando por una rejilla la realidad desgarradora. Y llegan al Vietnam y la deshumanización de los reclutas es efectiva se han convertido en seres sin sentimientos, se nos expone la sinrazón de las Guerras, se nos exhiben los soldados como autómatas que disfrutan matando sin saber realmente porque, no tienen más ideal que disparar y sobrevivir. Se ha acusado al film de ser dos películas en una, como si una parte fuera independiente de la otra, cuando es todo los contrario, SK nos expone la travesía hacia la anulación de cualquier ética moral, el lavado de cerebro, nos enseña el adoctrinamiento y después sus consecuencias.
La figura que quedará por siempre en el subconsciente es la del sargento Hartman, un Lee Ermey en su primera actuación en cine, había sido precisamente instructor militar, realiza una labor entusiasta que acojona, con un descomunal primer soliloquio en que espeta mil y un improperios, lenguaje soez, degradante, al parecer eran espontáneos, fruto de la improvisación, demostrando ser un coloso aterrador, con frases entonadas de forma acongojante, algunas: <A Dios se le pone dura con los marines>, <No me gusta lo de Lawrence, sólo los maricones y los marineros se llaman Lawrence. Desde hoy serás el Recluta Patoso>, <Muy bien recluta patoso, no vayas a romperte los huevos subiendo al obstáculo>, <Voy a motivarte patoso! Aunque sea más difícil que encogérsela a los negros del Congo>, <Tu debes de ser de esos tipos desagradecidos, que cuando están dando por el culo no tienen ni el detalle de hacerle una paja al otro. No te perderé de vista>, <Mejor será que no me encabrones, porque si no te abro la cabeza y te follo hasta el hígado>, <No sabía que una mierda podía ser tan alta. Quieres meterme unos centímetros de clavo>, <En Texas solo hay vacas y maricones, recluta Cowboy, y tú no te pareces mucho a una vaca. Así que ya sabemos lo que eres. Te gusta mamar pollas?>, <Recluta Patoso, te doy 3 puñeteros segundos para que borres esa estúpida sonrisa de tu cara, si no quieres que te saque los ojos y empiece a correrme en tu mollera>, y más. Un carácter atronante que con su sargento creó un Icono del cine. Este no quiso confraternizar con los actores durante el rodaje para infundir más terror, tanto fue así que los actores nunca le han dirigido la palabra por la sensación denigrante a la que les sometió. El papel le fue ofrecido a Clint Eastwood, declinó por su extrema antipatía.(Continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El otro actor que deja huella por su patetismo es un espléndido Vincent D’Onofrio, es la viva estampa del perdedor, del fracasado, la evolución de su rol es manifiesta, su caída en la demencia se palpa, con esa mirada de loco tan marca de la casa SK, Alex de ‘La Naranja Mecánica’ o Jack Torrance de ‘El resplandor’, es un ser perdido que no encuentra cariño si nos más bien lo vejan. El actor tuvo que engordar 30 kg para dar la imagen de torpón obeso. Mathew Modine es el protagonista realiza una buena actuación con su ambiguo personaje que se mueve en el filo de la ironía, el descontento y el nihilismo, es el encargado de remarcar el tono satírico y mordaz a la obra, ello hasta desembocar en el clímax final en que debe tomar partido.
La puesta en escena es propia del genial neoyorkino, no tan barroca y recargada como en sus anteriores obras, más realista despojando el escenario de desviaciones innecesarias del relato, un excelente diseño de producción de Anton Furst, recrea el cuartel de adiestramiento formidablemente, en sus diáfanos interiores como en sus exteriores con la pista americana, para después hundirnos en un Vietnam alejado de los ambientes selváticos de otros films, los paisajes son algo urbanitas, más secos, magníficos los parajes durante el recorrido de los marines, todo recreado cerca de Londres, con tan solo poner una palmera aquí y otra allí da una sensación veraz de estar allí, esto acrecentado por la magnífica fotografía de Douglas Milsome con tomas largas, turbadores primeros planos, travellings emocionales, un espléndido uso de la luz, las contraluces, la semioscuridad, desasosegantes cámaras lentas, hermosos crepúsculos solares, cielos aplastantes, y estos elementos adornados por la bella partitura musical de Abigail Mead (Alias de Vivian Kubrick, hija de SK), que dota a diversas partes de un carácter gélido, además hay un gran surtido de temas de artistas pop como Johnny Wright ‘Hello Vietnam!’, Nancy Sinatra ‘These Are Boots For Made For Walking’o los Rolling Stones con ‘Paint It Black’, todo sumado nos da una sensacional ambientación de la época y del escenario.
El film está regado de escenas se te calaran, algunas ya mencionadas, otras: Cuando el sargento Ermey alaba a dos asesinos famosos, Lee Oswald y Charles Whitman (psicópata que mató a 19 personas), a pesar de ser asesinos se les alaba por ser ejemplos de lo que un marine es capaz de hacer con su rifle, o ‘Patoso’ desfilando con los pantalones abajo y chupándose un dedo, la paliza que los reclutas dan a ‘Patoso’, o la reunión en que el Teniente Lockhart da una lección de eufemismos a los periodistas militares, SK muestra esto como reflejo de la manipulación de información durante una guerra, o cuando un Coronel ve a ‘Bufón’ en una chapa de la paz y un ‘Born to kill’ en el casco y este da una explicación sobre la dualidad del alma del soldado, o cuando en el helicóptero un marine dispara indiscriminadamente a campesinos en los arrozales, ‘Bufón’ le cuestiona sobre como es capaz de matar a mujeres y niños, el bestia le responde <Solo hay que apuntar un poco mejor>, el tramo en que los soldados son entrevistados sobre lo que piensan de estar allí combatiendo, ninguno sabe realmente que hacen allí, no se les ha adiestrado para entender, solo para matar, o su clímax final en que unos marines deciden qué hacer con la francotiradora moribunda, o el conmovedor epílogo en que los marines nocturnamente avanzan cantando a coro el ‘Mickey Mouse Club’ de la Disney en nítida alusión a la mentalidad infantiloide de los combatientes, y más.
Una obra cínica sobre como el Hombre es un Lobo para el Hombre, un ser autodestructivo que saca lo peor de sí en el macabro invento de la Humanidad, las Guerras, no son más que el Arte de cómo los que nos gobiernan harán todo lo posible para despersonalizarnos y solo tengamos marcha adelante y no miremos a los lados, solo ser seres dúctiles sin más pensamientos que obedecer. Fuerza y honor!!!
La puesta en escena es propia del genial neoyorkino, no tan barroca y recargada como en sus anteriores obras, más realista despojando el escenario de desviaciones innecesarias del relato, un excelente diseño de producción de Anton Furst, recrea el cuartel de adiestramiento formidablemente, en sus diáfanos interiores como en sus exteriores con la pista americana, para después hundirnos en un Vietnam alejado de los ambientes selváticos de otros films, los paisajes son algo urbanitas, más secos, magníficos los parajes durante el recorrido de los marines, todo recreado cerca de Londres, con tan solo poner una palmera aquí y otra allí da una sensación veraz de estar allí, esto acrecentado por la magnífica fotografía de Douglas Milsome con tomas largas, turbadores primeros planos, travellings emocionales, un espléndido uso de la luz, las contraluces, la semioscuridad, desasosegantes cámaras lentas, hermosos crepúsculos solares, cielos aplastantes, y estos elementos adornados por la bella partitura musical de Abigail Mead (Alias de Vivian Kubrick, hija de SK), que dota a diversas partes de un carácter gélido, además hay un gran surtido de temas de artistas pop como Johnny Wright ‘Hello Vietnam!’, Nancy Sinatra ‘These Are Boots For Made For Walking’o los Rolling Stones con ‘Paint It Black’, todo sumado nos da una sensacional ambientación de la época y del escenario.
El film está regado de escenas se te calaran, algunas ya mencionadas, otras: Cuando el sargento Ermey alaba a dos asesinos famosos, Lee Oswald y Charles Whitman (psicópata que mató a 19 personas), a pesar de ser asesinos se les alaba por ser ejemplos de lo que un marine es capaz de hacer con su rifle, o ‘Patoso’ desfilando con los pantalones abajo y chupándose un dedo, la paliza que los reclutas dan a ‘Patoso’, o la reunión en que el Teniente Lockhart da una lección de eufemismos a los periodistas militares, SK muestra esto como reflejo de la manipulación de información durante una guerra, o cuando un Coronel ve a ‘Bufón’ en una chapa de la paz y un ‘Born to kill’ en el casco y este da una explicación sobre la dualidad del alma del soldado, o cuando en el helicóptero un marine dispara indiscriminadamente a campesinos en los arrozales, ‘Bufón’ le cuestiona sobre como es capaz de matar a mujeres y niños, el bestia le responde <Solo hay que apuntar un poco mejor>, el tramo en que los soldados son entrevistados sobre lo que piensan de estar allí combatiendo, ninguno sabe realmente que hacen allí, no se les ha adiestrado para entender, solo para matar, o su clímax final en que unos marines deciden qué hacer con la francotiradora moribunda, o el conmovedor epílogo en que los marines nocturnamente avanzan cantando a coro el ‘Mickey Mouse Club’ de la Disney en nítida alusión a la mentalidad infantiloide de los combatientes, y más.
Una obra cínica sobre como el Hombre es un Lobo para el Hombre, un ser autodestructivo que saca lo peor de sí en el macabro invento de la Humanidad, las Guerras, no son más que el Arte de cómo los que nos gobiernan harán todo lo posible para despersonalizarnos y solo tengamos marcha adelante y no miremos a los lados, solo ser seres dúctiles sin más pensamientos que obedecer. Fuerza y honor!!!
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