Un cuento chino
2011 

6.6
19,974
Comedia. Drama
Roberto, un hombre marcado por un duro revés que arruinó y paralizó su vida hace más de veinte años, vive atrincherado frente al mundo y en completa soledad en su ferretería. Sin embargo, un día, un extraño acontecimiento logra sacarlo de su aislamiento y ponerlo de nuevo en contacto con la realidad: en su vida aparece un chino que no sabe una palabra de español, y Roberto desea devolver al joven con los suyos. (FILMAFFINITY)
2 de marzo de 2013
2 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Qué buen sabor de boca me dejó esta película! Y eso que últimamente andaba un poco enfurruñada con Ricardo Darín porque en sus últimas películas me parece que da gato por liebre. Aquí no. Aquí su personaje es creíble, matizado, tierno sin resultar sensiblero, cómico sin resultar grotesco. Y con ese punto trágico que hace que te involucres en su peripecia, que empatices, que te preocupes por él.
Pero sin duda el gran acierto de la película es el chino. Su personaje puede decirse que es mudo, porque aunque habla mucho (desesperadamente, ¡pobre!) lo hace en chino sin subtítulos y ni el resto de los personajes de la película ni ningún espectador medio entiende una palabra. Y aun así, qué manera de transmitir su desconfianza y su nerviosismo primero y su cariño y agradecimiento hacia el ferretero después. No sé cómo lo consigue, pero palabra que su mirada buscando amparo hace que te quieras meter en la película para echarle una mano.
Una mezcla acertada de humor, peripecia, tragedia, surrealismo (no olvidemos la vaca voladora) y hasta de reflexión sobre lo que suponen las barreras culturales y, sobre todo y concretamente, las lingüísticas. Una historia sencilla y bien contada que transmite una reconfortante dosis de buen rollo.
Pero sin duda el gran acierto de la película es el chino. Su personaje puede decirse que es mudo, porque aunque habla mucho (desesperadamente, ¡pobre!) lo hace en chino sin subtítulos y ni el resto de los personajes de la película ni ningún espectador medio entiende una palabra. Y aun así, qué manera de transmitir su desconfianza y su nerviosismo primero y su cariño y agradecimiento hacia el ferretero después. No sé cómo lo consigue, pero palabra que su mirada buscando amparo hace que te quieras meter en la película para echarle una mano.
Una mezcla acertada de humor, peripecia, tragedia, surrealismo (no olvidemos la vaca voladora) y hasta de reflexión sobre lo que suponen las barreras culturales y, sobre todo y concretamente, las lingüísticas. Una historia sencilla y bien contada que transmite una reconfortante dosis de buen rollo.
14 de abril de 2013
14 de abril de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo el mundo tiene sus problemas y su corona de espina. Nadie, pero nadie está exento de ello. Inclusive llegamos a pensar que nuestro problema es el más grande y el más difícil de todos los demás. Si tienes un problema y no tiene solución, ¿para qué te preocupas? y si tiene solución, ¿para qué te preocupas? ¡De eso es que trata el film!
Ricardo Darín ("El secreto de sus ojos"-2009) interpreta al dueño de ferretería Roberto, un hombre reservado con una situación ocurrida hace muchos años atrás, pero que no ha podido superar. Esa es su carga, su cruz, su espina, como se le quiera llamar.
Ahora Roberto conoce a el ciudadano chino Jun (Ignacio Huang), que no habla en lo más mínimo el idioma español, esto le acarrea un sinnúmero de problemas, pero la única persona que se presta a ayudarlo es Roberto. Roberto y Jun pondrán al descubierto sus secretos.
La actuación de Ricardo Darín es extraordinaria, a lo que siempre nos tiene acostumbrado en todos sus filmes. Ahora, la actuación de Ignacio Huang es de ¡usted y tenga!, bien convincente y creíble con su personaje de chino desorientado.
La película tuvo un presupuesto de $1.2 millones y genero por venta de taquillas la cantidad de $10 millones, además recibió 27 nominaciones a diferentes premios en festivales de cine, de los cuales ganó nueve de ellos.
Ricardo Darín ("El secreto de sus ojos"-2009) interpreta al dueño de ferretería Roberto, un hombre reservado con una situación ocurrida hace muchos años atrás, pero que no ha podido superar. Esa es su carga, su cruz, su espina, como se le quiera llamar.
Ahora Roberto conoce a el ciudadano chino Jun (Ignacio Huang), que no habla en lo más mínimo el idioma español, esto le acarrea un sinnúmero de problemas, pero la única persona que se presta a ayudarlo es Roberto. Roberto y Jun pondrán al descubierto sus secretos.
La actuación de Ricardo Darín es extraordinaria, a lo que siempre nos tiene acostumbrado en todos sus filmes. Ahora, la actuación de Ignacio Huang es de ¡usted y tenga!, bien convincente y creíble con su personaje de chino desorientado.
La película tuvo un presupuesto de $1.2 millones y genero por venta de taquillas la cantidad de $10 millones, además recibió 27 nominaciones a diferentes premios en festivales de cine, de los cuales ganó nueve de ellos.
7 de julio de 2014
7 de julio de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Un cuento chino" es una de esas películas que debería ser obligatorio ver, o mejor dicho disfrutar, ya que todo en ella es perfecto.
Excelente guión en una película sorprendente, que es a la vez cercana, por lo trágica y en algunas situaciones por lo cómica, pero tan agridulce, tan real como la vida misma. A esta buena película solo le sobra el final, por previsible, que no por tierno ni deseado, por lo demás, el director la lleva estupendamente.
El film de Sebastián Borensztein es una verdadera fabula del siglo XXI. Una película que nos demuestra que la mayoría de las veces nos es más fácil entendernos con un tipo que no habla nuestro idioma, que con la mujer de nuestros sueños, con la que si compartimos dialecto. Y lo hace de una forma original y sin caer en los clichés típicos del género, que es curiosamente lo que hace claudicar al noventa por ciento de comedias. Otro gran acierto de la película es Ricardo Darin, es increíble cómo consigue que el espectador conecte con su personaje, un tipo: solitario, maniático, hosco en ciertos aspectos, huraño. Pero es porque en todo momento sabemos que dentro de todo ese caparazón hay algo más. Definitivamente, Darin es un monstruo de la interpretación.
"Un cuento chino" es de esos films que se ven con una continua sonrisa en la boca. Una película agradable, tierna e inolvidable.
Excelente guión en una película sorprendente, que es a la vez cercana, por lo trágica y en algunas situaciones por lo cómica, pero tan agridulce, tan real como la vida misma. A esta buena película solo le sobra el final, por previsible, que no por tierno ni deseado, por lo demás, el director la lleva estupendamente.
El film de Sebastián Borensztein es una verdadera fabula del siglo XXI. Una película que nos demuestra que la mayoría de las veces nos es más fácil entendernos con un tipo que no habla nuestro idioma, que con la mujer de nuestros sueños, con la que si compartimos dialecto. Y lo hace de una forma original y sin caer en los clichés típicos del género, que es curiosamente lo que hace claudicar al noventa por ciento de comedias. Otro gran acierto de la película es Ricardo Darin, es increíble cómo consigue que el espectador conecte con su personaje, un tipo: solitario, maniático, hosco en ciertos aspectos, huraño. Pero es porque en todo momento sabemos que dentro de todo ese caparazón hay algo más. Definitivamente, Darin es un monstruo de la interpretación.
"Un cuento chino" es de esos films que se ven con una continua sonrisa en la boca. Una película agradable, tierna e inolvidable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las puteadas del personaje de Darin son inolvidablemente divertidas, sobre todo con el cliente molesto que siempre le encuentra un pero a los artículos que le vende.
Es increíble que la película este basada en una historia real. El solo decir que a una persona se le murió la novia aplastada por una vaca que cayó del cielo hace que uno piense que algo asi no puede ser verdad, pero la vida ya nos ha demostrado que la realidad muchas veces supera a la ficción.
Es increíble que la película este basada en una historia real. El solo decir que a una persona se le murió la novia aplastada por una vaca que cayó del cielo hace que uno piense que algo asi no puede ser verdad, pero la vida ya nos ha demostrado que la realidad muchas veces supera a la ficción.
15 de febrero de 2015
15 de febrero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La incompatibilidad de dos personajes suele ser un recurso habitual en el cine. Hollywood, sin ir demasiado lejos, ha explotado hasta la saciedad esta situación en las llamadas "buddy movies" en las cuales hemos podido ver las más variopintas combinaciones.
Algo parecido parece pretender el realizador argentino Sebastian Borensztein al presentarnos a Roberto (Ricardo Darín), una persona huraña que parece utilizar la modesta ferretería heredada por su padre como coraza contra el mundo, incluida Mari (Muriel Santa Ana) cuyos intentos de acercamiento resultan infructuosos. Su única afición reconocida es coleccionar notícias insólitas de la prensa. Curiosamente una de esas noticias se cruzará en su camino en forma del joven Jun (Huang Sheng Huang), el cual llega a Argentina para dejar atrás una tragedia personal y encontrarse con su tío. La presencia de Jun en la recogida vida de Roberto supondrá un cambio pese a que éste se resistirá con todas sus fuerzas.
Aunque Borensztein recurre a la situación cómica que supone enfrentar a dos personajes bien dispares que además no pueden comunicarse, lo cierto es que el film está inundado de un claro aire dramático aunque sería más apropiado decir humano. Desde el principio tenemos sentimientos encontrados con el personaje de Roberto al que vemos en los primeros instantes del metraje en su rutina diaria. Por un lado, podríamos compadecernos con su soledad autoimpuesta, también podemos reirnos con sus manías (como el de contar los tornillos y discutir con el proveedor), pero también puede desagradarnos su tirantez y distanciamiento con respecto a las personas que le rodean y que tratan de acercarse a él. En buena parte esto es mérito de la composición de Ricardo Darín, convincente como siempre. Por contra, Jun tiene la difícil papeleta de ser una especie de espoleta con efectos retardados paseándose por la película con cara de poker y hablando en chino, del que también sale bastante airoso. Buena parte de los logros del film se deben a la buena interpretación y dirección de actores los cuales son presentados ante el espectador con sus defectos y sus virtudes sin manipulaciones sentimentales, de forma que no permite identificarse con ellos o con sus dramas personales.
También ayuda la voluntad de propio realizar de ser modesto, de mostrar un pequeño pedacito del mundo, que podría estar en cualquier lugar del planeta y como de caprichoso puede resultar el azar, que lo mismo trae que se lleva y cómo no sólo puede hacer coincidir a dos seres bien diferentes que tienen en común una historia que uno ha leído y otro la ha sufrido, aunque no sean conscientes de ello hasta el final.
Algo parecido parece pretender el realizador argentino Sebastian Borensztein al presentarnos a Roberto (Ricardo Darín), una persona huraña que parece utilizar la modesta ferretería heredada por su padre como coraza contra el mundo, incluida Mari (Muriel Santa Ana) cuyos intentos de acercamiento resultan infructuosos. Su única afición reconocida es coleccionar notícias insólitas de la prensa. Curiosamente una de esas noticias se cruzará en su camino en forma del joven Jun (Huang Sheng Huang), el cual llega a Argentina para dejar atrás una tragedia personal y encontrarse con su tío. La presencia de Jun en la recogida vida de Roberto supondrá un cambio pese a que éste se resistirá con todas sus fuerzas.
Aunque Borensztein recurre a la situación cómica que supone enfrentar a dos personajes bien dispares que además no pueden comunicarse, lo cierto es que el film está inundado de un claro aire dramático aunque sería más apropiado decir humano. Desde el principio tenemos sentimientos encontrados con el personaje de Roberto al que vemos en los primeros instantes del metraje en su rutina diaria. Por un lado, podríamos compadecernos con su soledad autoimpuesta, también podemos reirnos con sus manías (como el de contar los tornillos y discutir con el proveedor), pero también puede desagradarnos su tirantez y distanciamiento con respecto a las personas que le rodean y que tratan de acercarse a él. En buena parte esto es mérito de la composición de Ricardo Darín, convincente como siempre. Por contra, Jun tiene la difícil papeleta de ser una especie de espoleta con efectos retardados paseándose por la película con cara de poker y hablando en chino, del que también sale bastante airoso. Buena parte de los logros del film se deben a la buena interpretación y dirección de actores los cuales son presentados ante el espectador con sus defectos y sus virtudes sin manipulaciones sentimentales, de forma que no permite identificarse con ellos o con sus dramas personales.
También ayuda la voluntad de propio realizar de ser modesto, de mostrar un pequeño pedacito del mundo, que podría estar en cualquier lugar del planeta y como de caprichoso puede resultar el azar, que lo mismo trae que se lleva y cómo no sólo puede hacer coincidir a dos seres bien diferentes que tienen en común una historia que uno ha leído y otro la ha sufrido, aunque no sean conscientes de ello hasta el final.
5 de abril de 2018
5 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película argentina que con una sencillez pasmosa, traspasa fronteras. Lo que se nos cuenta, aunque previsible gana enormidad con unas interpretaciones geniales y con un guión cuidado hasta el último detalle. Quizás sea la sencillez con las que se nos presenta a unos personajes reales con sus manías, miedos y frustraciones lo que hace que se conecte con la historia desde el principio. También ayuda un gran Ricardo Darín con una interpretación magistral. Recomendable.
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