Calle Mayor
8.0
9,666
Drama
Los habitantes de una pequeña ciudad provinciana viven atrapados en sus rancias tradiciones y costumbres. En ese opresivo ambiente, Isabel, una mujer soltera de 35 años, se siente fracasada por no haberse casado. Juan y su grupo de amigos, que combaten el aburrimiento imaginando bromas pesadas, hacen creer a Isabel que Juan está enamorado de ella y que le va a pedir que se case con él. (FILMAFFINITY)
20 de junio de 2017
20 de junio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así define el origen de una broma pesada el personaje del genial Manuel Alexandre en "Calle Mayor", uno de los amigotes que se reúnen a perder el tiempo en casinos, billares y bailes en una provincia que se ve infectada de todos los males de la sociedad de su tiempo. Un lugar del qué dirán, cómo nos vean los vecinos y porque es mejor callar que decir nada que se saga de la norma.
Sin duda, Juan Antonio Bardem firma aquí uno de sus mejores trabajos, una obra sólida y bien llevada, narrada con mano firme y sin alardes efectistas. Una disección de muchas dimensiones (social, religiosa, moral, etc.), amparado todo en la metáfora de la protagonista, una Betsy Blair que clava a la perfección a su personaje, una versión realista y dura de doña Rosita la solterona, tan célebre en las comedias teatrales de la época.
Estamos ante un film descarnado y de una dureza emocional bastante superior a lo que insinúa su tono costumbristas. Con mucha razón, siempre se ha hablado de la magnífica "Los inútiles" de Fellini como predecesora y gran influencia de este tipo de cine, devastador a la hora de poner el ánimo de fastidiar al prójimo sin provocación previa.
Todo está medido en un argumento a prueba de bomba por parte de Arniches. Que se puedan tocar tantas teclas de la naturaleza humana en poco más de una hora es el reflejo de la intensidad bien llevada de esta fábula de esperanzas rotas, mediocridad y carácter pusilánime.
Un ejercicio fascinante de cine. Sencillamente, una de las cintas españolas más importantes.
Sin duda, Juan Antonio Bardem firma aquí uno de sus mejores trabajos, una obra sólida y bien llevada, narrada con mano firme y sin alardes efectistas. Una disección de muchas dimensiones (social, religiosa, moral, etc.), amparado todo en la metáfora de la protagonista, una Betsy Blair que clava a la perfección a su personaje, una versión realista y dura de doña Rosita la solterona, tan célebre en las comedias teatrales de la época.
Estamos ante un film descarnado y de una dureza emocional bastante superior a lo que insinúa su tono costumbristas. Con mucha razón, siempre se ha hablado de la magnífica "Los inútiles" de Fellini como predecesora y gran influencia de este tipo de cine, devastador a la hora de poner el ánimo de fastidiar al prójimo sin provocación previa.
Todo está medido en un argumento a prueba de bomba por parte de Arniches. Que se puedan tocar tantas teclas de la naturaleza humana en poco más de una hora es el reflejo de la intensidad bien llevada de esta fábula de esperanzas rotas, mediocridad y carácter pusilánime.
Un ejercicio fascinante de cine. Sencillamente, una de las cintas españolas más importantes.
16 de julio de 2019
16 de julio de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada mejor que ser honesto y crítico con uno mismo. Hay que ser valiente y hacer una vivisección de las propias entrañas de tu país de una manera así. Bardem nos lleva a una España indefinida pero exacta, que casi todos conocimos. O conocemos. El pueblo ancestral y sus prototipos de provincias. Señoritos que gustaban las mieles del alcohol, el burdel o la zarra en la noche. Intelectuales que ejercen como líderes espirituales. O la presencia del estamento eclesiástico, aquí pertinentemente simulado debido a las presiones de la todopoderosa censura de entonces.
Una película perseguida por la polémica desde su rodaje. Polémica que ayudó a la promoción internacional. Un director que fue tomado como símbolo de la resistencia de izquierda ante el régimen (fue detenido) consigue una obra maestra de pulsión neorealista.
La tragedia de ser mujer entonces, donde el paso de los años se convertía en una carga emocional que iba estrechando sus posibilidades de redención que pasaban estrictamente por casarse.
El aburrimiento de la ociosidad de unos malvados da lugar a una macabra manipulación de los sentimientos de una mujer sola y romántica, que acuciada por su situación personal, ya no es demasiado joven ni hermosa.
Asistir a la falsa ilusión de la protagonista Isabel (encarnada en la dulzura de Batsy Blair) es doloroso. Al conocer la tela de araña y el infame plan que se urde alrededor de ella se nos hace cómplices de la crueldad a la que Juan somete a Isabel.
La ilusión de la mujer se transforma entonces en la ingenua bondad sin límites. Y el juego no acaba más que comenzar. La falta de escrúpulos toma la palabra. ¿Se puede cambiar el rumbo una vez que arriba el desencanto?¿O se rueda calle abajo tras la lluvia y detrás de los cristales nos arropamos en la gélida monotonía de un futuro sin porvenir?
Una película perseguida por la polémica desde su rodaje. Polémica que ayudó a la promoción internacional. Un director que fue tomado como símbolo de la resistencia de izquierda ante el régimen (fue detenido) consigue una obra maestra de pulsión neorealista.
La tragedia de ser mujer entonces, donde el paso de los años se convertía en una carga emocional que iba estrechando sus posibilidades de redención que pasaban estrictamente por casarse.
El aburrimiento de la ociosidad de unos malvados da lugar a una macabra manipulación de los sentimientos de una mujer sola y romántica, que acuciada por su situación personal, ya no es demasiado joven ni hermosa.
Asistir a la falsa ilusión de la protagonista Isabel (encarnada en la dulzura de Batsy Blair) es doloroso. Al conocer la tela de araña y el infame plan que se urde alrededor de ella se nos hace cómplices de la crueldad a la que Juan somete a Isabel.
La ilusión de la mujer se transforma entonces en la ingenua bondad sin límites. Y el juego no acaba más que comenzar. La falta de escrúpulos toma la palabra. ¿Se puede cambiar el rumbo una vez que arriba el desencanto?¿O se rueda calle abajo tras la lluvia y detrás de los cristales nos arropamos en la gélida monotonía de un futuro sin porvenir?
12 de abril de 2020
12 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por la calle mayor de una ciudad de provincias (Cuenca, Palencia, Logroño) desfila la gente en un ir y venir constante que se intercala con saludo, risotadas y entretenimiento de esas gentes. Un grupo de amigos decide gastar una más de sus bromas a una sensible mujer soltera (Blair) haciéndola creer que uno de ellos (Suárez) está enamorado de ella. Bardem suelta en "Calle Mayor" una soberbia radiografía de una ciudad y de una sociedad. Sin cargar las tintas, dosificada y autosuficiente, orgullosa de su propia condición de obra maestra, esta película es un óptimo ejemplo de cómo esquivar lo folletinesco y lograr desde la sobriedad y el equilibrio una grandísima película, capital en la historia de nuestro cine. Adaptación de la novela "La señorita de Trevélez" de Carlos Arniches. Enorme interpretación de Betsy Blair. Un clásico.
17 de diciembre de 2022
17 de diciembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juan Antonio Bardem, quizás el más superdotado de nuestros directores clásicos (al menos en la parte inicial de su filmografía, aunque fue perdiendo calidad con el paso del tiempo por la desgana que la imposibilidad para la cultura en el régimen franquista le fue inoculando), marcó nuestro cine creando dos de sus obras maestras más fundamentales e insuperables: “Muerte de un ciclista” y “Calle Mayor”. Quizás la primera de ellas más perfecta técnicamente, quizás la segunda más intensa, demoledora y dramática. Ambas irreemplazables en el haber de cualquier cinéfilo que se precie.
Todo resulta absolutamente perfecto en esta obra maestra, pero brilla por encima de todo el cruel, duro, contestatario, rebelde e iracundo guión firmado por el propio Bardem. Partiendo de una comedieta insulsa y prescindible de Carlos Arniches, el dios Juan Antonio Bardem se desprende de toda carga cómica para mostrarnos ante la cámara un drama desgarrador durante todo su metraje y de un paroxismo trágico único en sus últimos 15 minutos, quizás los más bellamente filmados de toda la historia de nuestro cine.
Porque la dirección de Bardem es apabullante desde el plano general con el que arranca la cinta (mientras que una voz en off tan propia de la época e impuesta por la censura nos aclara que los terribles hechos que vamos a conocer podrían ocurrir en cualquier parte del mundo, algo que entiendo más que discutible porque sólo podría suceder tan terrible historia en mitad del estercolero de infamia que suponía la enferma e insana sociedad franquista). Pero, conforme avanza su metraje, el virtuosismo visual de Bardem va creciendo y creciendo ante nuestros anonadados ojos hasta culminar en sus últimos 15 minutos, quizás los mejor rodados de la historia de nuestro cine. La preciosista fotografía en blanco y negro de Michel Kelber resulta la guinda de un pastel único y eterno, un rugido con fuerza y rabia contra el machismo asfixiante de la sociedad franquista.
Se nos cuenta a través de unas imágenes superdotadas la vil existencia de unos patanes, unos malnacidos señoritos que se aburren en una ciudad de provincias y que sólo gastan su tiempo en diseñar bromas pesadas como la que abre el film. Pero ahora van a rizar el rizo: han fijado sus repugnantes ojos en Isabel, una solterona del pueblo, a la que van a hacer creer que uno de ellos, Juan, se va a enamorar de ella y le va a pedir matrimonio, para en el último momento desenmascarar la trama y reírse sin la más mínima consideración ni misericordia. Tan sólo Federico, el amigo racional y no machista de tan vomitivo grupo, está en contra de una broma tan cruel de consecuencias nefastas. A partir de ahí, la tragedia está asegurada.
Magníficas interpretaciones de su curiosa pareja protagonista, Betsy Blair y José Suárez, que sostienen ambos con sus rostros la magnitud de un drama insondable que resulta hoy día más imprescindible y necesario que nunca.
Todo resulta absolutamente perfecto en esta obra maestra, pero brilla por encima de todo el cruel, duro, contestatario, rebelde e iracundo guión firmado por el propio Bardem. Partiendo de una comedieta insulsa y prescindible de Carlos Arniches, el dios Juan Antonio Bardem se desprende de toda carga cómica para mostrarnos ante la cámara un drama desgarrador durante todo su metraje y de un paroxismo trágico único en sus últimos 15 minutos, quizás los más bellamente filmados de toda la historia de nuestro cine.
Porque la dirección de Bardem es apabullante desde el plano general con el que arranca la cinta (mientras que una voz en off tan propia de la época e impuesta por la censura nos aclara que los terribles hechos que vamos a conocer podrían ocurrir en cualquier parte del mundo, algo que entiendo más que discutible porque sólo podría suceder tan terrible historia en mitad del estercolero de infamia que suponía la enferma e insana sociedad franquista). Pero, conforme avanza su metraje, el virtuosismo visual de Bardem va creciendo y creciendo ante nuestros anonadados ojos hasta culminar en sus últimos 15 minutos, quizás los mejor rodados de la historia de nuestro cine. La preciosista fotografía en blanco y negro de Michel Kelber resulta la guinda de un pastel único y eterno, un rugido con fuerza y rabia contra el machismo asfixiante de la sociedad franquista.
Se nos cuenta a través de unas imágenes superdotadas la vil existencia de unos patanes, unos malnacidos señoritos que se aburren en una ciudad de provincias y que sólo gastan su tiempo en diseñar bromas pesadas como la que abre el film. Pero ahora van a rizar el rizo: han fijado sus repugnantes ojos en Isabel, una solterona del pueblo, a la que van a hacer creer que uno de ellos, Juan, se va a enamorar de ella y le va a pedir matrimonio, para en el último momento desenmascarar la trama y reírse sin la más mínima consideración ni misericordia. Tan sólo Federico, el amigo racional y no machista de tan vomitivo grupo, está en contra de una broma tan cruel de consecuencias nefastas. A partir de ahí, la tragedia está asegurada.
Magníficas interpretaciones de su curiosa pareja protagonista, Betsy Blair y José Suárez, que sostienen ambos con sus rostros la magnitud de un drama insondable que resulta hoy día más imprescindible y necesario que nunca.
9 de agosto de 2012
9 de agosto de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como bien se indica justo al comienzo de la película, la historia y los hechos que acontecen en ‘Calle Mayor’ bien podrían suceder en cualquier ciudad de provincias de cualquier punto geográfico indeterminado.
Juan Antonio Bardem acierta a radiografiar y combinar dos temas tan dispares como son las constantes habladurías y chismorreos típicos de una pequeña ciudad junto al mezquino peligro de vivir en un lugar así y aburrirte demasiado. No había visionado hasta la fecha nada del tío de Javier Bardem y he de decir que en líneas generales, me ha gustado lo que he visto.
Empezando por el guión, notable. La soberbia cámara de J.A enseguida sumerge al espectador en esa ‘pueblerina’ vida de sota, caballo y rey. (Me encanta ese plano secuencia en la que la pareja de protagonistas pasean por la calle Mayor envueltos en esa liturgia de saludos con todo aquel que se va cruzando con ellos). Por mucho que hayan transcurrido 60 años desde que se filmó, es ley de vida que en estas pequeñas comunidades, la solterona del pueblo sea el epicentro de las miras, rumores y guasas de los demás y esa claustrofóbica sensación está muy lograda.
Bardem consigue recrear la vida de una pequeña ciudad a la perfección (con ese bello telón de fondo que supone Cuenca) al igual que ahondar en esa, repito, mezquina vida de sus habitantes, (toda la panda de amigotes de Jose Suárez) aburrida, sin alicientes ni pretensiones y cuya única diversión recae en la invención de bromas de mal gusto para mitigar el tedio reinante en sus vidas. Personalmente, viéndome en el contexto de la película, yo jamás hubiera podido hacer nada que disgustase a alguien como Betsy Blair (la solterona), más bien, lo que haría es caer rendido a sus pies. Qué sonrisa, qué presencia, qué manera de interpretar con la mirada, simplemente espectacular.
Está tan bien la Blair (eclipsa a todos) que hablar de cualquier otro personaje me da la risa. Aún así, tenemos a un Suárez (galán donde los haya) muy solvente batiéndose el cobre con el otro guaperas, Yves Massard. La panda de amigotes en cambio, es sin duda lo más flojo, ni siquiera salvo a Alexandre.
Buena película, no para considerarla una de las mejores del cine español (como tanto me he cansado de leer por ahí) pero sin lugar a dudas de obligado visionado. Algún día leeré o veré la obra original de Arniches de la que sospecho sí será magistral.
Nota: 7
Juan Antonio Bardem acierta a radiografiar y combinar dos temas tan dispares como son las constantes habladurías y chismorreos típicos de una pequeña ciudad junto al mezquino peligro de vivir en un lugar así y aburrirte demasiado. No había visionado hasta la fecha nada del tío de Javier Bardem y he de decir que en líneas generales, me ha gustado lo que he visto.
Empezando por el guión, notable. La soberbia cámara de J.A enseguida sumerge al espectador en esa ‘pueblerina’ vida de sota, caballo y rey. (Me encanta ese plano secuencia en la que la pareja de protagonistas pasean por la calle Mayor envueltos en esa liturgia de saludos con todo aquel que se va cruzando con ellos). Por mucho que hayan transcurrido 60 años desde que se filmó, es ley de vida que en estas pequeñas comunidades, la solterona del pueblo sea el epicentro de las miras, rumores y guasas de los demás y esa claustrofóbica sensación está muy lograda.
Bardem consigue recrear la vida de una pequeña ciudad a la perfección (con ese bello telón de fondo que supone Cuenca) al igual que ahondar en esa, repito, mezquina vida de sus habitantes, (toda la panda de amigotes de Jose Suárez) aburrida, sin alicientes ni pretensiones y cuya única diversión recae en la invención de bromas de mal gusto para mitigar el tedio reinante en sus vidas. Personalmente, viéndome en el contexto de la película, yo jamás hubiera podido hacer nada que disgustase a alguien como Betsy Blair (la solterona), más bien, lo que haría es caer rendido a sus pies. Qué sonrisa, qué presencia, qué manera de interpretar con la mirada, simplemente espectacular.
Está tan bien la Blair (eclipsa a todos) que hablar de cualquier otro personaje me da la risa. Aún así, tenemos a un Suárez (galán donde los haya) muy solvente batiéndose el cobre con el otro guaperas, Yves Massard. La panda de amigotes en cambio, es sin duda lo más flojo, ni siquiera salvo a Alexandre.
Buena película, no para considerarla una de las mejores del cine español (como tanto me he cansado de leer por ahí) pero sin lugar a dudas de obligado visionado. Algún día leeré o veré la obra original de Arniches de la que sospecho sí será magistral.
Nota: 7
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