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Corazón rebelde

Drama Bad Blake (Jeff Bridges) es un cantante de música country que vive al margen de la sociedad, con varios fracasos matrimoniales a sus espaldas, miles de millas recorridas y que con frecuencia se refugia en el alcohol. Cuando parece que apenas hay salvación para él, aparece Jean (Maggie Gyllenhall), una reportera que descubrirá quién es el verdadero Bad, al hombre detrás del músico. (FILMAFFINITY)
Críticas 103
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8
13 de junio de 2012 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bad Blake (Jeff Bridges), otrora cantante country en la cresta de la ola, sobrevive dando conciertos en los garitos de poco lustre que le va consiguiendo su representante, arrastrando sus 57 años y su prestigio entre litros de alcohol y un cigarro tras otro.

Tras esta presentación en tono suave y pausado, sin estridencias ni rocambolescos giros de guión, la historia continua hasta el final del metraje en la misma línea; Bad conoce a Jean (Maggie Gyllenhaal), una atractiva periodista madura con un hijo al que cría sola, algo especial va surgiendo entre ellos, algo que continuamente y a pesar de sus buenas intenciones, vemos ensombrecido por su afición a la botella.

Súmese varios personajes de su pasado que vamos conociendo (Colin Farrell como un joven y exitoso cantante en la cresta de la ola, que le respeta, pero actúa acorde el lugar que uno y otro ocupan en la industria, y Robert Duvall como el propietario de un bar, buen amigo y confidente), una banda sonora de muchos, muchísimos quilates (hasta los temas cantados por Jeff Bridges suenan de maravilla, y Colin Farrell no lo hace mal) y tenemos una magnifica, emotiva, y hasta si me apuran, reconfortante película, primero por la habilidad de Scott Cooper, para en su opera prima como director (también responsable del guión), lograr que una historia mínima en la que todo luce veraz como la vida misma (ni una sola concesión hollywoodiense), te mantenga atento a la pantalla y te haga seguir con interés y empatía por los personajes, los vaivenes que estos van atravesando, luego por el buen resultado en todos los apartados técnicos (fotografía, edición, y banda sonora), y finalmente, por la extraordinaria humanidad y credibilidad que ese pedazo de actor llamado Jeff Bridges, imprime a su personaje, que su compañera de reparto sea Maggie Gyllenhaal, ese animal cinematográfico nunca lo suficientemente bien ponderado, y que la química que ambos desprenden sea una de las más potentes y cautivadoras vistas en mucho tiempo en una pantalla.
6
7 de octubre de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El esquema de hombre grande gruñón que no se lleva bien con su familia es un esquema recurrente en el cine. A la mente me viene "Gran Torino" o "En el estanque dorado" como dos de los mejores exponentes y "Golpe de efecto" (que reseñé aquí) cómo uno de los peores ejemplos. "Corazón rebelde" sigue un esquema parecido: Bad Blake es un cantante de country que lleva una vida itinerante por Estados Unidos durante los últimos coletazos de su carrera, tocando en pequeños locales donde Jesús perdió las alpargatas. Es una estrella acabada, lanzada a sus excesos; bebe más que fuma y se pasa el día comiendo comida de dudosa calidad y yéndose cada noche con la primera mujer que pasa. Vamos, una vida envidiable, pero que para él solo es una vía de escape ante aquello que no ha hecho bien durante su vida. Reprimir y olvidar antes que afrontar.

A partir de aquí hay spoilers.

En el primer tercio del filme contemplamos su estilo de vida y cómo va entrando en barrena en una espiral autodestructiva que nadie es capaz de evitar. Toca borracho, debe hacer parones para vomitar, se pasa el día conduciendo o en el motel durmiendo, bebiendo y comiendo. Hasta que encuentra, de una forma un tanto previsible, una madre joven (Maggie Gyllenhaal) con la que querrá mantener una relación. Y ahí entramos en el segundo tercio de la película, donde Bridges intenta compaginar su vida con su nueva relación y cuidar de vez en cuando el hijo pequeño de Gyllenhaal. No lo conseguirá y entonces veremos cómo en la tercera y última parte querrá redimirse y darse una segunda oportunidad para con sus allegados. Si bien "Corazón rebelde" no es una mala película, en gran parte por usar un esquema que funciona bien y que Bridges es capaz de insuflarle cierta originalidad, en ocasiones se hace lenta, tediosa y previsible. Es previsible que Bridges no pase la prueba de fuego de cuidar el niño de Gyllenhaal y lo acabe perdiendo en el centro comercial, y que a raíz del rechazo de Gyllenhaal quiera dejar atrás el alcoholismo para regresar a la senda buena, o que quiera reorganizar su vida y llame al hijo que abandonó. Es cierto que hay cierta originalidad, como que su hijo no quiera hablar con él y la cosa se quede ahí, o que Gyllenhaal, pese a que Bridges se ha curado del alcoholismo y haya reordenado su vida, no le dé otra oportunidad. Sin embargo, en ningún momento notamos que todos esos momentos, previsibles o no, chirríen como ocurría en "Golpe de efecto", por poner un ejemplo; si descartamos momentos puntuales, como el final feliz donde vemos a Bridges actuando con Farrell y aceptando la nueva vida de Gyllenhaal sin resentimiento alguno, "Corazón rebelde" no destaca por edulcorar demasiado la realidad. Podría ser más cruda, pero cumple bien con su propósito. También se tratan otros temas muy vistos, como que Bridges se niegue a aceptar que le ha llegado la hora, que debe haber un relevo generacional (encarnado por Colin Farrell), no queriendo admitir que se está haciendo viejo. Además, Bad Blake también encarna el estereotipo de artista que solo es capaz de producir obras si está bebido, drogado o llevando una vida de mierda. Es cierto que en el mundo del arte, ya sea en el campo de la literatura, de la música o de lo que sea, hay un porcentaje elevado de artistas atormentados que llegan a producir sus obras a base de alcohol, drogas y relaciones amorosas infructuosas. Pero no debemos olvidar que hay otro tanto que no es así. Este tipo de películas dan una imagen sesgada del talento; no me gusta cuando Gyllenhaal le dice a Bridges que una persona "normal" tardaría años en hacer una canción como las que él hace en diez minutos tumbado en la cama y bebiendo. Es un cliché que llega a cansar.

Lo mejor de la película es Jeff Bridges, la labor de los secundarios y la BSO. Bridges es increíble; te crees en todo momento que es Bad Blake. Los secundarios, como Maggie Gyllenhaal, Colin Farrell y Robert Duvall (estos dos últimos bastante anecdóticos), realzan la calidad de la película con sus actuaciones. Y mención aparte se merece la BSO. A todo aquel que le guste la música country en "Corazón rebelde" encontrará una decena de temas a cuál más bueno. Jeff Bridges firma más de uno y descubrimos que aparte de actuar sabe cantar; a destacar "Hold on you", "Fallin' & Flyin'" (que también canta con Farrell) y "I don't know". Y a éste se le suman otras canciones muy buenas cantadas por Buck Owens, Waylon Jennings o Ryan Bingham y su tema principal "The Weary Kind". Una banda sonora perfecta para figurar en la estantería.

¿La recomiendo? Sí, pero tampoco esperéis una película increíble. Repite esquemas, pero lo hace ofreciendo un producto que no sonrojará al espectador. Lo que contribuye a que no sea una película más sobre artistas descarriados es la gran labor de Bridges y una BSO plagada de temas country muy buenos.
6
6 de febrero de 2015 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran actuación de Jeff Bridges para una historia mil veces vista y contada: 'Se ha tocado fondo, ya solo queda subir'. Pero resulta que, a partir de la escayola, me he 'ido' de la película, como si fuera otra diferente a la que estaba viendo; ya no conectaba con ella. Además veo el incidente del centro comercial como 'mal resuelto'. Demasiado forzado por parte de ella: Creo que aunque hubiera pedido una horchata, el resultado hubiera sido el mismo y el desenlace del asunto queda como un 'acto de fe'. Como querer poner una causa que desencadene la redención y no saber cuadrarla.
9
28 de mayo de 2015 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Scott Cooper pone sobre la mesa un largometraje basado en una novela de Thomas Cobb. La película trata de la vida de un cantante de country llamado Bad Blake que en su día fué muy grande, interpretado por Jeff Bridges.

Bad Blake se encuentra en un estado decadente debido a su adicción al alcohol. No tiene apenas dinero, sus bolos son de lo más mediocre, y debe hacer miles de quilómetros con su furgoneta viejuda para poder conllevar giras de lo más mediocres en tugurios y boleras.

Su vida cambia cuándo conoce a una periodista interpretada por Maggie Gyllenhaal. Bad Blake acaba enamorandose de ella al mantener en poco tiempo una relación profesional artista periodista. Los días hacen que la relación entre ellos se estreche.

La vida de Bad Blake cambiará al enamorarse de ella. Deberá afrontar problemas como el alcoholismo.
8
18 de noviembre de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Retrato crepuscular de un cantante country alcohólico y solitario en una gira menor por pequeños locales encarnado por un estupendo Jeff Bridges. La maestría con que el director retrata la historia hace que sea una película más que disfrutable. Scott Cooper (La ley del más fuerte, Hostiles) sabe moverse en diferentes ambientes y épocas con mucha solvencia, y el recorrido musical resulta muy auténtico. Acompañan a Bridges secundarios como Maggie Gyllenhaal, Colin Farrell o Robert Duvall en su descenso a los infiernos de la adicción al alcohol entre conciertos y carreteras.
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