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Snowpiercer

Ciencia ficción. Thriller. Acción Un fallido experimento para solucionar el problema del calentamiento global casi acabó destruyendo la vida sobre la Tierra. Los únicos supervivientes fueron los pasajeros del Snowpiercer, un tren que recorre el mundo impulsado por un motor de movimiento eterno. Adaptación de la novela gráfica "Le Trasperceneige", escrita por Jean-Marc Rochette y Jacques Loeb. (FILMAFFINITY)
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7
2 de junio de 2014 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo se ido al garete, sólo quedan unos pocos sobreviviendo en un reducido espacio: un largo e imparable tren. Luchan por subsistir ante las normas impuestas por unos pocos, aquellos que han decidido tomar el mando y someten al resto. La lucha de clases, el adoctrinamiento desde la infancia y, en definitiva, el equilibrio dentro de una sociedad autoritaria, obligada a convivir. Todo esto, y mucho más, es “Snowpiercer”.
Pongámonos en situación. Un mundo post-apocalíptico, donde el cambio climático y los intentos del hombre por ponerle remedio, casi acaban con la vida en la Tierra; la pequeña parte de la humanidad que queda, ha sido forzada a vivir el resto de sus vidas en un tren que recorre el mundo sin detenerse, esperando una solución, un milagro.

Producida por Park Chan-wook, el que creemos ha hecho algo más, como dejar su huella, ya sea en el propio argumento, o en una serie de escenas, como la escena “del túnel”, que nos recuerda a su “Oldboy”.
Con Chris Evans y Jamie Bell a la cabeza, Bong Joon-ho firma su séptimo largometraje, el primero coproducido con Estados Unidos. A su lado, también, encontramos a una polifacética Tilda Swinton, que ya puede hacer de anciana (“Gran Hotel Budapest”), de hombre (“Orlando”) o de bruja de las nieves (“Las Crónicas de Narnia”); haga lo que haga, lo hace bien. En este caso, consigue ser odiada, tanto por los pasajeros de la clase más baja, como por los propios espectadores. Mientras que Chris Evans deja de lado su capa y escudo para dar rienda suelta a su faceta más dramática; enternece a la vez que convence.
Les acompaña también Song Kang-ho, actor surcoreano conocido gracias a películas del propio Park Chan-wook, como “Sympathy for Mr. Vengeance” (encuadrada dentro de la trilogía de la venganza), o “Thirst”, mostrando una vez más, sus dotes actorales para conseguir mostrar y personificar el lado más amargo del ser humano.

En definitiva, si lo que se busca es una película que contenga dosis de acción, momentos para reflexionar (“y si…”), y, finalmente, una película que haga algunas veces de espejo, mostrando una situación (dentro del exceso) con la que compararse… Vayan a ver “Snowpiercer”, les hará quedarse pegados en la butaca, y sin posibilidad de levantarse, quedarán enganchados desde el primer segundo.
Así que, siéntense y disfruten, no les dejará indiferentes.
7
26 de agosto de 2014 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo decir que esta película me ha gustado. Aunque tiene un "nosequé" que no me acaba de convencer. Y yo creo que se trata de esa manera oriental de hacer cine, en donde de repente la acción se para para dar paso a situaciones totalmente surrealistas, como la escena del vagón-escuela; para arrancar de nuevo con la acción en plan golpe de efecto. O esos monólogos hiperdramáticos que se marca un personaje en cuestión en un momento dado, salpicados de batallitas horribles y mucha culpa. Al menos no hay sobreactuación, propia de los orientales, ya que los actores son occidentales en su mayoría (la histérica sobreactuación de los orientales en cualquier escena me saca de quicio).
También han optado por no incluír mil subtramas, cosa que se agradece porque en las películas orientales uno acaba haciéndose un lío tremendo sin enterarse de nada por lo enrevesado del guión. Aquí la cosa la han hecho más sencilla.
Por lo que sí han optado es por incluír una banda de malos con hachas. La verdad, no sé qué mierdas les pasa a los orientales con las bandas de malos con hachas, pero en todas sus películas tiene que haber una.
La ambientación está bastante bien, aunque hay cierto fallo, que no sé si es una percepción que me ocurre solo a mí: para ser un arca, el tren se me hace muy pequeño. La verdad, no sé si esta película proviene de una novela o no, no he indagado; y a lo mejor han querido respetar la novela, si es que existe. Pero en cine, la cosa ha quedado un pelín enana.
El final sí es bueno. Según se iba acercando, yo ya sospechaba que iba a ir por ahí el tema. Pero aunque no te pille del todo de sorpresa, está muy bien guionizado, de modo que los malos no son tan malos, y los buenos también tienen un pasado y sus cosas. Que todos somos humanos. Aunque deja demasiadas cosas en el aire de una manera muy brusca.
En definitiva, es una buena película porque huye un poco del rollo "acción sin tregua", y porque tiene un regusto distinto a lo que cabe esperar, y sin aburrir.
P.S.- A quien interese, existe una magnífica novela de ciencia ficción que también aborda la temática de la humanidad sobre raíles. Se llama Un mundo invertido, y es de Christopher Priest.
8
26 de abril de 2020 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Snowpiercer es una película basada en la novela gráfica Le Transperceneige, creada por Jacques Lob y Jean-Marc Rochette. Por lo tanto tiene ese toque con cierto surrealismo de cómic en el que no tratan de explicarte cada punto de la película porque es imposible. Ya pasó con la película de 300, basada en el cómic y no en la historia y que fue criticada por muchos por su grado de fantasía. Yo me pregunto, ¿cuándo lees un cómic estás con las expectativas de estar leyendo un libro de historia? Imagino que la respuesta es no. Entonces, cuando ves una película como Snowpiercer, ¿por qué hay gente que se dedica a sacarle sus defectos surrealistas que ve sin pies ni cabeza en vez de disfrutar de un cómic? No lo sé, tal vez no sepan que viene de un cómic y no de National Geographic o del Canal Historia.

Snowpiercer tiene sus excesos en el guión y en cierto modo no cuenta cosas nuevas. ¿Es nueva la lucha entre clases? ¿Es nueva la crueldad del ser humano con sus semejantes? ¿Es nueva la clase en forma piramidal? ¿Es nuevo el adoctrinamiento y sus fanáticos? ¿Son nuevos los acuerdos entre la clase alta y baja para que todo siga igual? Nada de esto es nuevo, pero Bona Joon-Ho lo narra de una manera espectacular porque es uno de los mejores cineastas de nuestra época, porque cuida cada detalle como buen oriental que es y tiene clase, mucha clase. Muy buenas interpretaciones y un vestuario y un maquillaje de lujo, además de una dirección muy original y espectacular en espacio cerrado. Tiene buenos diálogos, sin ser los más profundos pero bastante coherentes y acción, mucha acción. El mundo creado dentro del tren es algo que no se ve todos los días. Entonces, ¿cuál es el problema y por qué es tan criticada? ¿Por qué el final pudo ser mejor? ¿Por qué podía haber sido más explicativa? Entonces hubiese tenido menos acción y otros la hubieran tildado de lenta. No sé, ¿qué queremos? Que no es una obra maestra es cierto, pero es una genialidad con bastante personalidad, una película que nos trae cosas diferentes.

Mi conclusión es que es un producto notable, algo fresco en cuanto a lo visual aunque no trate temas nunca vistos antes en el cine. Rompenieves rompe los esquemas, quizá demasiado y por eso no se llevó una mejor crítica, pero es una película que ganará con el tiempo, eso seguro. Un 7.5.
Jab
7
25 de febrero de 2021 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La civilización se ve obligada a vivir dentro de un tren ya que fuera hace un frío de la hostia.

Si vienes de ver la serie, te diré que aquí, pese al bajo presupuesto que parece tener, se esforzaron en que el escenario fuera “un tren”. Y no lo digo solo por el espacio reducido, sino también por la iluminación que se podría esperar en un tren en movimiento.

La peli es bastante violenta y vi en ella la firma del director, dejando la escena del jardín de Parásitos algo menos original.

En general la peli me ha gustado. FIN
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Te quiero Chris Evans!
10
3 de junio de 2014
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Michel Foucault se interesó por aquel objeto llamado panóptico, descrito por Jeremías Bentham, encontró en él la gran metáfora del control que ejerce el poder sobre el pueblo. Hoy, casi cuarenta años más tarde, el cine nos ha ofrecido un nuevo panóptico. En esta ocasión es un tren y ya no solo controla a una parte descarriada de la sociedad, sino que también es el encargado de mantener la división de clases. La última película del surcoreano Bong Joon-ho ("'The Host'), 'Snowpiercer', basada en una novela gráfica de Jean-Marc Rochette y Jacques Loeb, se ha convertido en un revelador análisis de la situación que viven las sociedades contemporáneas.

En ese gran armatoste de metal en el que nos introduce la película hay un vagón que para mí es especialmente representativo de la manipulación que soportamos desde hace años. Me refiero al de la pequeña escuela que encuentran los protagonistas en su revolución a lo largo del tren. Al llegar allí, los niños ven un vídeo en el que se explica la vida del dueño y señor de la máquina. El breve documental que es proyectado a los menores muestra a un hombre hecho a sí mismo, a un gran emprendedor y, en definitiva, a una figura que debe ser adorada. Ese adoctrinamiento en torno al gran empresario no es más que la traducción del falso y manido sueño americano, extendido ya al resto de sociedades que viven bajo el modelo comercial de los Estados Unidos. Sin embargo, Arthur Miller en su Muerte de un viajante ya desveló la realidad oculta tras esa pesadilla que ha atormentado a generaciones enteras durante años y que hoy padecemos en Europa.

"La idea de que el pobre deba disponer de tiempo libre siempre ha sido escandalosa para los ricos", escribía Bertrand Russell en su 'Elogio a la ociosidad'. El planteamiento del matemático y filósofo británico se nos muestra hoy en todo su esplendor. Sin embargo, no lo percibimos porque el capitalismo salvaje se ha preocupado mucho de que los nuevos esclavos no sean visibles para la mayoría. Una vez divididos por vagones los diferentes estamentos, convencen a la clase media de ascender a una categoría superior. Lo que no les dicen es que el camino, cimentado cuidadosamente por ellos, les puede llevar a la ruina y una vez allí el despedazado Estado del Bienestar ya no podrá hacer nada para ayudarles.

Un posicionamiento más radical lo protagonizó José Luis Sampedro, que aseguró en su obra 'El mercado y la globalización' que "la liberalización solo significa libertad real para los más fuertes con mayor potencia económica". Es posible que el liberalismo en esencia no tenga nada de malo, siempre que haya igualdad de oportunidades y que el ciudadano pueda ser libre para generar aquello que desea. Sin embargo, esta utopía tramposa es tan falsa como el vídeo que proyectan en la escuela de Snowpiercer, ya que al final el liberalismo solo es una coloreada mentira de una élite económica que busca dominar al resto de sus conciudadanos. Por eso, lo que hemos vivido desde que las cosas se han puesto tan feas es una marginación inmediata de todo el ámbito intelectual. Los mercados quieren que emprendas pero no que crees. Desean tener masas a las que controlar, ya que son conscientes de que el pensamiento nunca podrán poseerlo. Produzan, compren y cunsuman, pero nunca jamás se les ocurra crear.
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