Deseo prohibido
6.5
6,783
Drama
Thelma no es una chica normal. Desesperada, le pregunta insistentemente a Dios por qué la ha hecho así. Sus padres tampoco son de gran ayuda, sino dos personas misteriosas que se muestran tranquilas ante los poderes que muestra su hija, que, cada vez que siente algo, causa desastres. Cuando Thelma inicie una relación con una compañera, las emociones propias del amor harán estragos. (FILMAFFINITY)
29 de octubre de 2024
29 de octubre de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de terror casi siempre da gato por liebre. Pero, entre toda la morralla insufrible de fórmula palomitera, aparecen tréboles de cuatro hojas de vez en cuando. Si hace dos décadas fue el momento de “Déjame entrar”, la pasada fue la de “Thelma”. Como se puede concluir fácilmente, el Séptimo Arte fantástico nórdico tiene un plus del que carecen otras cinematografías. Si el cine sueco reinventó el género vampírico, despojándolo de todo asomo de terror para contarnos la historia del primer amor infantil más bonita en “Déjame entrar” de Tomas Alfredson, el cine noruego logra dar la vuelta de tuerca definitiva al terror psicológico de extraños poderes que se manifiestan en una joven de la que es imposible no enamorarse/aterrorizarse y quedarse obnubilado por ella para siempre en “Thelma” de Joachim Trier, un cineasta portentoso que convierte en oro todo género que toca y que nos ha legado obras de la dimensión de “La peor persona del mundo” u “Oslo, 31 de Agosto”.
Hipnótica, desasosegante, perturbadora, gélida, apasionante, distante, cortante como un cuchillo afilado, el personaje de Thelma te cala hasta los huesos por, al menos, estas poderosas ocho razones:
1.- Una primera escena de arranque, de las más bellas cinematográficamente que haya visto en todos los días de mi vida, desconcertante y soberbia, rompedora y perturbadora, que ya te gana para el resto de la cinta. Nunca una actitud de un padre fue tan incomprensible ni un inicio de un film tan sublime.
2.- Un uso de la simbología a lo largo del metraje de la película que, lejos de convertirla en críptica, fascina y explica de forma simultánea sin dejar cabos sueltos. El fanatismo religioso cristiano y las secuelas que puede llegar a crear en una joven estudiante son plasmadas magistralmente por Joachim Trier mediante un conjunto simbólico apasionante y perfecto.
3.- Una historia impactante e inolvidable: una joven superprotegida por unos padres fanáticos religiosos (la sombra de "Carrie" de Brian de Palma parece alargada en esta cinta mezclada con evidentes ecos a “Rompiendo las olas” de Lars Von Trier) que tiene su primera experiencia de independencia vital al llegar a la universidad.
4.- Un despertar sexual con una compañera que es mucho más de lo que pueda soportar alguien formado en el fundamentalismo cristiano como Thelma, y que acaba desequilibrando su vida y haciendo aflorar el gran secreto que la joven arrastra consigo desde siempre. Ese objeto de deseo de Thelma es Anja, el personaje soberbiamente interpretado por Kaya Wilkins, sobre la que están de más todos los comentarios, porque se comenta con su trabajo inapelable y seductor ella misma.
5.- Unos presuntos ataques epilépticos que padece Thelma cada vez que su mundo se tensiona a los que el espectador, junto con la protagonista, trata de encontrar explicación para alcanzar la salvación en el descanso.
6.- Una narración pausada, que se toma su tiempo para torturar a un espectador que necesita saber más y más para entender a Thelma, una chica que enamora y aterra de forma simultánea. Cuando todo encaja finalmente, se paraliza la respiración ante el horror y la fascinación de esta inolvidable historia.
7.- Una interpretación de la joven Eili Harboe inconmensurable, sosteniendo sobre sus jóvenes hombros todo el peso de esta maravilla del Séptimo Arte. Omnipresente en prácticamente todos los planos de la cinta, transmitiendo belleza, terror, amor y desconcierto en cada mirada, en cada gesto, en cada movimiento. Perfectamente secundada por una hipnótica Kaya Wilkins igualmente soberbia. Esa pareja de (algo más que) amigas te dejarán una huella imborrable.
8.- Y la dirección de Joachim Trier, absolutamente colosal, magistral. Encuadres perfectamente equilibrados que respiran y dejan respirar, preciosismo visual para narrar lo más aterrador, un cierto aire Haneke con aroma nórdico en sus planos fijos, una fotografía de Jakob Ihre de la que es imposible no enamorarse, un uso de la música perfecto por parte de Ola Flottum, y un saber medir los tiempos de catedrático, que es lo que demuestra Joachim Trier que es cuando repasas su excelsa filmografía.
Hipnótica, desasosegante, perturbadora, gélida, apasionante, distante, cortante como un cuchillo afilado, el personaje de Thelma te cala hasta los huesos por, al menos, estas poderosas ocho razones:
1.- Una primera escena de arranque, de las más bellas cinematográficamente que haya visto en todos los días de mi vida, desconcertante y soberbia, rompedora y perturbadora, que ya te gana para el resto de la cinta. Nunca una actitud de un padre fue tan incomprensible ni un inicio de un film tan sublime.
2.- Un uso de la simbología a lo largo del metraje de la película que, lejos de convertirla en críptica, fascina y explica de forma simultánea sin dejar cabos sueltos. El fanatismo religioso cristiano y las secuelas que puede llegar a crear en una joven estudiante son plasmadas magistralmente por Joachim Trier mediante un conjunto simbólico apasionante y perfecto.
3.- Una historia impactante e inolvidable: una joven superprotegida por unos padres fanáticos religiosos (la sombra de "Carrie" de Brian de Palma parece alargada en esta cinta mezclada con evidentes ecos a “Rompiendo las olas” de Lars Von Trier) que tiene su primera experiencia de independencia vital al llegar a la universidad.
4.- Un despertar sexual con una compañera que es mucho más de lo que pueda soportar alguien formado en el fundamentalismo cristiano como Thelma, y que acaba desequilibrando su vida y haciendo aflorar el gran secreto que la joven arrastra consigo desde siempre. Ese objeto de deseo de Thelma es Anja, el personaje soberbiamente interpretado por Kaya Wilkins, sobre la que están de más todos los comentarios, porque se comenta con su trabajo inapelable y seductor ella misma.
5.- Unos presuntos ataques epilépticos que padece Thelma cada vez que su mundo se tensiona a los que el espectador, junto con la protagonista, trata de encontrar explicación para alcanzar la salvación en el descanso.
6.- Una narración pausada, que se toma su tiempo para torturar a un espectador que necesita saber más y más para entender a Thelma, una chica que enamora y aterra de forma simultánea. Cuando todo encaja finalmente, se paraliza la respiración ante el horror y la fascinación de esta inolvidable historia.
7.- Una interpretación de la joven Eili Harboe inconmensurable, sosteniendo sobre sus jóvenes hombros todo el peso de esta maravilla del Séptimo Arte. Omnipresente en prácticamente todos los planos de la cinta, transmitiendo belleza, terror, amor y desconcierto en cada mirada, en cada gesto, en cada movimiento. Perfectamente secundada por una hipnótica Kaya Wilkins igualmente soberbia. Esa pareja de (algo más que) amigas te dejarán una huella imborrable.
8.- Y la dirección de Joachim Trier, absolutamente colosal, magistral. Encuadres perfectamente equilibrados que respiran y dejan respirar, preciosismo visual para narrar lo más aterrador, un cierto aire Haneke con aroma nórdico en sus planos fijos, una fotografía de Jakob Ihre de la que es imposible no enamorarse, un uso de la música perfecto por parte de Ola Flottum, y un saber medir los tiempos de catedrático, que es lo que demuestra Joachim Trier que es cuando repasas su excelsa filmografía.
6 de diciembre de 2024
6 de diciembre de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thelma es una joven tímida que abandona su hogar profundamente religioso para asistir a la universidad en Oslo. A medida que explora su independencia, descubre su atracción por Anja, una compañera de estudios. Este despertar sexual va acompañado de una serie de fenómenos sobrenaturales que parecen estar ligados a sus emociones reprimidas.
Estos elementos paranormales parecen una metáfora del conflicto interno de Thelma: su deseo, condicionado por su educación religiosa estricta, se convierte en una fuerza que no puede controlar. Thelma descubre que tiene la capacidad de manipular la realidad con su mente, un poder que la conecta tanto con el deseo como con el peligro. Esto genera en ella un profundo sentimiento de culpa, reforzado por su educación religiosa, que ve su naturaleza como algo intrínsecamente pecaminoso.
Mientras su familia interpreta su poder como una señal de intervención divina o demoníaca, los médicos intentan explicar sus convulsiones y fenómenos a través de la neurología. Esta dualidad refuerza el tema central de la lucha entre lo racional y lo espiritual.
Los padres de Thelma, especialmente su padre, representan la opresión patriarcal y religiosa. Su control sobre Thelma y su percepción de ella como un peligro subrayan los efectos destructivos de la sobreprotección y la negación de la autonomía personal.
Trier utiliza imágenes simbólicas, como aves cayendo del cielo o la representación del agua (la piscina, el mar), para ilustrar la transformación emocional de Thelma y su conexión con lo sobrenatural.
Thelma tiene muchos elementos en común con Carrie (1976) de Brian De Palma, donde el despertar sexual de la protagonista también desencadena poderes sobrenaturales.
Gregorio
Estos elementos paranormales parecen una metáfora del conflicto interno de Thelma: su deseo, condicionado por su educación religiosa estricta, se convierte en una fuerza que no puede controlar. Thelma descubre que tiene la capacidad de manipular la realidad con su mente, un poder que la conecta tanto con el deseo como con el peligro. Esto genera en ella un profundo sentimiento de culpa, reforzado por su educación religiosa, que ve su naturaleza como algo intrínsecamente pecaminoso.
Mientras su familia interpreta su poder como una señal de intervención divina o demoníaca, los médicos intentan explicar sus convulsiones y fenómenos a través de la neurología. Esta dualidad refuerza el tema central de la lucha entre lo racional y lo espiritual.
Los padres de Thelma, especialmente su padre, representan la opresión patriarcal y religiosa. Su control sobre Thelma y su percepción de ella como un peligro subrayan los efectos destructivos de la sobreprotección y la negación de la autonomía personal.
Trier utiliza imágenes simbólicas, como aves cayendo del cielo o la representación del agua (la piscina, el mar), para ilustrar la transformación emocional de Thelma y su conexión con lo sobrenatural.
Thelma tiene muchos elementos en común con Carrie (1976) de Brian De Palma, donde el despertar sexual de la protagonista también desencadena poderes sobrenaturales.
Gregorio
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El desenlace de la película puede leerse como la aceptación de Thelma de su identidad, tanto en términos de su sexualidad como de su poder. Al liberarse del control de sus padres y abrazar su capacidad sobrenatural, Thelma se convierte en una figura empoderada que, no obstante, sigue siendo consciente del potencial destructivo de sus habilidades.
8 de abril de 2018
8 de abril de 2018
9 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía mucho tiempo que no escribía una crítica en esta plataforma, y hacía más tiempo que no me sucedía lo que aconteció en la degustación de este film, salí de la sala con una sensación de amargura y desasosiego descomunal.
Para intentar no ser imparcial, decir, que esta puede ser una de esas películas de las cuales puedes salir llorando de alegría o lo que es mi caso, de supina amargura.
En la Zona Spoiler sera un poco más detallista en mi visión del film.
Pero desde aqui les digo que os vais a encontrar una película lenta, tediosa, incongruente e ilógica. Pero ¿ a quién le gusta eso? Haberlos ailos... ¡Un saludo!
Para intentar no ser imparcial, decir, que esta puede ser una de esas películas de las cuales puedes salir llorando de alegría o lo que es mi caso, de supina amargura.
En la Zona Spoiler sera un poco más detallista en mi visión del film.
Pero desde aqui les digo que os vais a encontrar una película lenta, tediosa, incongruente e ilógica. Pero ¿ a quién le gusta eso? Haberlos ailos... ¡Un saludo!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cuando mi hermano me enganchó para ver la película esperaba algún plus que no me da una película americana (de esas comerciales...ya me entienden), pero encontré una ralladas supinas que mezclaba los superpoderes incontrolados, adolescente insegura, extremismo religioso, lesbianismo, etc. Mezcla todo este cacao y sale la vida de una chica que intenta encontrar su sitio entre la fauna salvaje de la universidad.
El super-poder de la señorita es el mejor super-poder que te puedes encontrar... aquel que no entiende nadie, aquel que peor puede tener una persona... "El deseo" Es en este inmenso mar donde todos nos perdemos y a mi modo de entender me perdí al ver esta película.
Acabo esta crítica deseando que la próxima película salga con ganas de vivir y no de tirarme por la ventana.
¡Un saludo!
El super-poder de la señorita es el mejor super-poder que te puedes encontrar... aquel que no entiende nadie, aquel que peor puede tener una persona... "El deseo" Es en este inmenso mar donde todos nos perdemos y a mi modo de entender me perdí al ver esta película.
Acabo esta crítica deseando que la próxima película salga con ganas de vivir y no de tirarme por la ventana.
¡Un saludo!
4 de abril de 2019
4 de abril de 2019
4 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si querés perder 2 hs de tu vida, hacelo, simple, sobre gustos.
Ahora que quieran vender este producto como algo sublime, innovador, etc. da risa.
La máquina de humo que prenden algunos directores sumados a la corte de críticos obsecuentes es increíble.
Copiar pedazos de películas como Carrie, It, Los pájaros (sres. algunos vimos las pelis de Hitchcock) y varias de terror, aderezarlas con nieve y ¡ahí está tu peli!
Ah, por si me olvidava, no olvidar la moda de incluir algo LGBTI para ser inclusivo.
Pensar que hay escuelas de cine, que enseñan a escribir guiones, pero hay personas que se empeñan en no seguir guiones o anti-guiones, ya que son "vanguardistas".
Le doy un 2, por haberme vendido semejante paquete.
Ahora que quieran vender este producto como algo sublime, innovador, etc. da risa.
La máquina de humo que prenden algunos directores sumados a la corte de críticos obsecuentes es increíble.
Copiar pedazos de películas como Carrie, It, Los pájaros (sres. algunos vimos las pelis de Hitchcock) y varias de terror, aderezarlas con nieve y ¡ahí está tu peli!
Ah, por si me olvidava, no olvidar la moda de incluir algo LGBTI para ser inclusivo.
Pensar que hay escuelas de cine, que enseñan a escribir guiones, pero hay personas que se empeñan en no seguir guiones o anti-guiones, ya que son "vanguardistas".
Le doy un 2, por haberme vendido semejante paquete.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Chica rara que le agarra ataque de epilepsia al gustarle una chica (¿será un ataque de Lesbofobia?)
Lío con su padre, lío con su madre, se va a la Uni a seguir estudiando (Como decía la canción ¿no le gustarán los Lunes ?)
Lío con su padre, lío con su madre, se va a la Uni a seguir estudiando (Como decía la canción ¿no le gustarán los Lunes ?)
3 de abril de 2018
3 de abril de 2018
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: la gélida fotografía de Jakob Ihre, durante toda la película en general y en la secuencia introductoria en particular (el adjetivo cobra textuales tintes entonces), la cual se prolonga escasos segundos pero bien merece una mención aparte, amén de por su amenazante belleza, por la macabra trascendencia que a la postre cobra abarcado, al contrario que ocurre con la propia cinta, todo lo que pretende y más; la representación de la fauna animal (ciervos, pájaros, serpientes, gusanos e insectos) como alegoría de una feroz lucha por no ceder ante la atracción carnal (un instinto más primitivo y humano que cualquier deidad a la que se rinda culto) por parte de una joven sumamente devota que solo busca independiente libertad entre tanto prohibitivo control, ejemplares que perecen querer contactar con el sujeto en cuestión (íntegro donde los haya a pesar de los poderes extrasensorial que posee, circunscritos en una telequinesia muy similar a la antaño mostrada en la terrorífica Carrie) sin lograrlo a causa de múltiples barreras físicas (las vez tantas como el mismo avista en su interior); la perfecta muestra de inocencia corrompida, en primer término, por un caprichoso destino que se presenta tan tecnológico (las redes sociales como Facebook e Instagram imperan en las relaciones sociales con el riesgo de padecer el denominado “síndrome del cuello roto”, es decir, lesiones por el uso excesivo del móvil al mantener inclinada la cabeza cuarenta y cinco grados, la postura habitual, soportando el equivalente a un peso de veinticinco quilogramos) como mundano (la mayoría de individuos de cualquier población invita a la amoralidad bebiendo, fumando e intimando sin ningún remordimiento).
Lo peor: el parsimonioso ritmo narrativo desesperará a más de uno, si bien una de las claves para conseguir el propósito tensional (además de las pruebas explícitas para evidenciar que descuidos infantiles causan profundos traumas en edades adultas al reprimirse emociones y exteriorizarlas de un modo u otro, aquí mediante convulsiones no epilépticas) reside precisamente en dicho aspecto; la religión como verdad absoluta (en este caso bajo la etiqueta del cristianismo estricto aunque extensible a cualquiera) defendida por los fieles con sentencias del tipo “el saber no nos hace ser mejores que otros” cuando la única certeza es que ningún culto es universal ni superior al resto sino la pertenencia a algo en qué creer pese a que, como es obvio, cada cual (si las convicciones han sido inculcadas sin replanteamiento posible atemorizando con una cruel educación basada en técnicas como mantener la mano sobre una vela mientras se profiere “así es en el infierno todo el tiempo”) defenderá el suyo como si lo fuera, un equívoco aquí amparado en un arriesgado guión premiado en el Sitges film festival 2017 como el mejor de los participantes en dicha categoría; la insensatez del autor de dibujar un debate tan trascendental como el aludido (la obsesiva necesidad de conformar una identidad alejada de imposiciones es un conflicto remontable hasta el principio de los tiempos) con colores desgastados (trazando un símil con la herramienta de trabajo típica de un pintor y la actitud direccional denotada, propia de un niño con tanta curiosidad innata como errores pueriles), pecando de escepticismo fílmico al pretender dar respuestas a cuestiones que no las tiene, siendo solo solvente en el último cuarto (el metraje va creciendo en intensidad a medida que trascurren los minutos), contenedor de escenas de auténtico mérito como la del mechón en la ventana y la de la barca en el lago, optando por no incidir en ellas para no desvelar su contenido pero identificarlas al instante.
Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Lo peor: el parsimonioso ritmo narrativo desesperará a más de uno, si bien una de las claves para conseguir el propósito tensional (además de las pruebas explícitas para evidenciar que descuidos infantiles causan profundos traumas en edades adultas al reprimirse emociones y exteriorizarlas de un modo u otro, aquí mediante convulsiones no epilépticas) reside precisamente en dicho aspecto; la religión como verdad absoluta (en este caso bajo la etiqueta del cristianismo estricto aunque extensible a cualquiera) defendida por los fieles con sentencias del tipo “el saber no nos hace ser mejores que otros” cuando la única certeza es que ningún culto es universal ni superior al resto sino la pertenencia a algo en qué creer pese a que, como es obvio, cada cual (si las convicciones han sido inculcadas sin replanteamiento posible atemorizando con una cruel educación basada en técnicas como mantener la mano sobre una vela mientras se profiere “así es en el infierno todo el tiempo”) defenderá el suyo como si lo fuera, un equívoco aquí amparado en un arriesgado guión premiado en el Sitges film festival 2017 como el mejor de los participantes en dicha categoría; la insensatez del autor de dibujar un debate tan trascendental como el aludido (la obsesiva necesidad de conformar una identidad alejada de imposiciones es un conflicto remontable hasta el principio de los tiempos) con colores desgastados (trazando un símil con la herramienta de trabajo típica de un pintor y la actitud direccional denotada, propia de un niño con tanta curiosidad innata como errores pueriles), pecando de escepticismo fílmico al pretender dar respuestas a cuestiones que no las tiene, siendo solo solvente en el último cuarto (el metraje va creciendo en intensidad a medida que trascurren los minutos), contenedor de escenas de auténtico mérito como la del mechón en la ventana y la de la barca en el lago, optando por no incidir en ellas para no desvelar su contenido pero identificarlas al instante.
Daniel Espinosa
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