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Gilda

Cine negro. Drama. Romance. Thriller Johnny Farrell (Glenn Ford), un aventurero que vive de hacer trampas en el juego, recala en Buenos Aires. Allí lo saca de un apuro Ballin Mundson, el propietario de un lujoso casino, que acaba haciendo de él su hombre de confianza. Un día, Mundson le presenta a su esposa Gilda. Su sorpresa no tiene límites: fue ella precisamente quien lo convirtió en lo que es: un ser cínico y amargado. (FILMAFFINITY)
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19 de junio de 2023 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Charles Vidor estrenaba en 1946 su obra más aclamada 'Gilda', todo un clásico dentro del cine negro y un punto y aparte dentro de las '"femme fatale". Ha dejado una huella perdurable en la historia del cine por muchos de sus aspectos, pero destaca concretamente por la representación del mundo tan oscuro que atañe a los altos negocios, cuestionando así las amistades y relaciones a causa del dinero y poder que hacen de este mundo todo un infierno.

Johnny Farrell (Glenn Ford), es un aventurero que vive por y para hacer trampas en el juego. Al ser pillado por hacer trampas este es atacado, pero Ballin Mundson (George Macready) -un propietario de un lujoso casino- le ofrece visitarle y trabajar para él como mano derecha debido a su habilidad para hacer trampas, su ojo avisor y su capacidad para enfrentarse a todo tipo de situaciones. Todo marcha bien hasta que Ballin le presenta a su esposa Gilda (Rita Hayworth), una mujer extremadamente bella y peculiar que capta la mirada de Johnny desde un primer momento. Gilda se interpondrá entre ambos, generando problemas y conflictos entre ellos y agentes externos hasta acabar por transformar las personalidades de ambos.

Esta película es un ejemplo notable del cine noir, desde las técnicas cinematográficas y estilísticas hasta a la propia narrativa y personajes. Quizás esta película no tenga una profundidad narrativa ni reflexiva, y eso es cierto, pero le basta con tener unos pocos escenarios y unos personajes unidos para transmitir esta tensión a través de todo tipo de situaciones hasta llegar a convertirse en un drama. Algunos de los temas que explora esta película son: la obsesión y el deseo hacia una persona, la manipulación emocional, el poder y la corrupción, la ética y la moralidad y la redención. Todo esto se explora a través de una relación altamente tóxica que permite contextualizar las consecuencias que tienen todo este tipo de acciones.

En tercera persona experimentamos el viaje de estos personajes, los cuales sufren una tensión emocional constante, traiciones, manipulaciones y mucho más. En general, todo tipo de consecuencias por reacciones químicas como son la atracción y el amor. Y es que de esto trata la película, de engatusarnos con el personaje de Gilda y captar ese aura picante que crea este personaje a través de muchas acciones haciendo que nuestros protagonistas evolucionen a través de conflictos y dilemas morales.

Sin lugar a dudas esta película tiene algunos apartados muy buenos y empezaré hablando de los diálogos, el que a mi parecer, es el aspecto más destacable. Estos diálogos son seleccionados milimetricamente y se perfeccionan tanto para crear esa atmósfera que gira en torno a Gilda. Tienen un gran poder narrativo y atractivo, son ingeniosos y están repletos de una carga emocional muy elevada que consigue así transmitir la tensión y el conflicto entre todos estos personajes. Ayudan a la construcción de personajes y sus personalidades dando a su vez un doble sentido que incita a que nuestros personajes actuen. Están muy bien llevados ya que elevan los valores positivos y negativos de todos los personajes. (Dejaré algunas frases memorables que comentaré en el spoiler)

Los escenarios junto a la iluminación funcionan muy bien debido al uso de contrastes dramáticos entre luces y sombras. Por momentos se resalta los rostros de los personajes y se añade un sentido de misterio y tensión, al igual que en momentos realmente tensos las sombras pronunciadas y la luz tenue aparece, elevando así el carácter de los personajes y sus consecuencias.

El juego de cámaras y encuadres también tiene cierta relevancia. Charles Vidor quería resaltar las expresiones faciles y las reacciones de todos los personajes en momentos tensos, duros y dramáticos agregando siempre a esa atmósfera una carga emocional. Primeros planos, planos medios para esto y planos medios-largos para captar el entorno como puede ser el casino y la casa. Esto lo hace para transmitir esa sensación de aislamiento, desconfianza y ansiedad que tiene nuestro protagonista durante toda la película.

El montaje es preciso y dinámico, utilizan cortes rápidos y transiciones fluidas para mantener el ritmo narrativo. Los momentos de mayor tensión se enfatizan mediante el uso de montajes rápidos y alternancia entre diferentes escenas, lo que añade un sentido de urgencia y suspenso. También posee una alta coherencia en dichas transiciones de escena a escena en los que siempre vemos personaje tras personaje en una situación trágica.

Y hablando por encima del vestuario, han sabido escoger muy bien el vestido de Gilda. Refleja la moda de esa década y añade un elemento un tanto erótico y seductor al personaje y al propio film.

Por último y no menos importante, la música desempeña un papel crucial. Aparece en momentos dramáticos y realza gran cantidad de escenas, cambiando incluso el tono de la película. Momentos tensos que realzan la psique de los personajes y además nos deja con el mítico tema "Put the blame on Mame" en un clímax narrativo muy bien llevado.

Gilda es una historia de intriga, amor prohibido y obsesión, donde los límites entre la lealtad y la traición se desdibujan. La película no busca tener más profundidad que esta, pocos giros de guion, tempo lento. Es una película que juega totalmente con sus personajes y las emociones, enfrentando a todos los personajes con una personalidad que ellos albergaban en su interior pero que desconocían por completo, y esto, es gracias a Gilda. Un mundo de misterio y engaño donde la mente juega el papel más importante y elevando una vez más la característica seductora e hipnotizante de la mujer.

Una representación muy buena de lo que son las relaciones tóxicas amorosas y del poder que tiene el dinero en cualquier sociedad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como dije los diálogos son lo mejor de la película, y junto a estos, detalles que favorecen la caracterización de los personajes y situaciones como pueden ser los cigarrillos (juegan un papel muy relevante ya que aparecen en todas las situaciones dramáticas de cada personaje, la escena se acaba con el personaje en su clímax dramático y se representa mediante un cigarro, algo que te alivia pero te quita la vida, paradojicamente, igual que lo que hace Gilda con todos los hombres de la película).

Diálogos en los que Leonard Gardner ha debido pensar mucho y mucho tiempo para buscar siempre el doble sentido sin restarle a la atmósfera y dando un ambiente natural, algo que desde luego no es nada fácil y más cuando de ello depende toda tu película. Frases como "Yo y mi sombra" "El odio es una emoción muy excitante" y “Te odio de tal modo que buscaría mi perdición para destruirte conmigo.”

Frases icónicas y memorables: La película cuenta con una serie de frases icónicas que se han vuelto parte del imaginario colectivo del cine. Ejemplos como "El odio es una emoción muy excitante", "Johnny hace su propia suerte ¿De veras? tendré que probarlo, por ejemplo esta noche", "Mi bastón es un buen amigo, guarda silencio cuando quiero que calle y habla cuando quiero que hable", "Entérese de una cosa, yo nací anoche, cuando le encontré en ese callejón" y muchos más.

La aparición del personaje que califica a nuestro protagonista como paleto es otro elemento más destacable como lo era el bastón. Este personaje escenifica y se ríe en tercera persona de las situaciones por las que pasa nuestro protagonista por una mujer que solo le buscará la ruina, califica a este como paleto cuando este se ha adentrado en un casino donde prima el engaño, el poder y la traición, no es una persona para este ambiente.

Algunas escenas que me encantaron fueron:
1. Encuadre en el que enfocan a Maurice jugando a la ruleta mientras que tapan ambos costados del plano unos hombros de 2 señores trajeados
2. Conversación que tienen Johnny y Ballin cuando este último ve que su mujer se está distanciando de él. La iluminación de esa escena que va desde la luz tenue hasta las sombras es maravilloso. Y el sombreado en el rostro de Ballin reflejando ese tormento -que es un antes y despúes en su personaje y su sentimiento de preocupación- se palpa por completo.
3. Secuencia del baile de Gilda al irse de Argentina: La interpretación, gesticulación, el propio ambiente que se respira de deseo por todos los hombres presentes en el escenario es magistral. De hecho, toda la recreación de los extras en los escenarios es muy buena. Todos acaban contribuyendo para aumentar esa atmósfera o generar un impacto en otros personajes, no están por estar.
4. Secuencia del suicidio de Maurice al fallar la bala a Ballin

En general todos los elementos están en sintonía para que nos centremos en los personajes y la narrativa avance. No es profunda ni tan reflexiva, aunque tiene mensajes claros como no confiar en las personas y la falsedad de aquellos que solo se mueven por intereses. Todos los personajes son relevantes y todos tienen una función que atañe a nuestros protagonistas.

Final no tan redondo pero sí concluyente de lo que ha sido todo el relato, con una justicia moral y ética.
9
24 de junio de 2023 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película legendaria dentro del cine negro que cuenta con la sugestiva presencia de Rita Hayworth como femme fatale, espléndida y glamourosa vestida por Jean Louis e interpretando (con voz doblada por Anita Ellis) canciones escritas por Doris Fisher y Allan Roberts, entre ellas las archiconocidas "Put The Blame On Mame" y "Amado Mío".

La bella Rita se quita el guante, toca la guitarra, se echa hacia atrás con salero su pelirroja melena y recibe una recordada bofetada por parte de Glenn Ford, quien también se lleva una buena ración de sopapos cortesía de Rita/Gilda.

La intrascendente trama del monopolio del tungsteno no deja de ser un mero mcguffin al estilo Hitchcock. Lo que realmente importa y por lo que este film pasa a la historia como uno de los títulos más míticos del cine se resume en la sensual presencia de la Hayworth, en la elegancia narrativa de Charles Vidor, en el alto nivel interpretativo de todo el reparto, en la tensión sexual presente en todo el desarrollo de la película, en los ingeniosos y brillantes diálogos llenos de cinismo, y en la obtención de una perversa y tirante atmósfera con un sensacional trabajo del fotógrafo Rudolph Maté en la utilización de sombras y contrastes lumínicos.

Un extraordinario Glenn Ford en uno de sus papeles más recordados, narra en flashback este imprescindible clásico de la historia del séptimo arte.
9
7 de abril de 2024 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como de costumbre en el cine clásico predomina la ambigüedad y en este caso sabemos lo que desea la mujer pero nunca estamos seguros de lo que desean los hombres...
No es casual que desde lo formal mayormente veamos a Gilda de frente, mientras que vemos a los hombres de espaldas. Gilda es el único personaje que muestra sus sentimientos de forma sincera. Los hombres son prisioneros de su propia masculinidad y al no poder ser libres se comportan de forma destructiva, ensañándose sobre todo con Gilda. Se desquitan haciéndola su prisionera, la mujer que está ahí para ser vista por ellos: publicamente cosificada, deseada, celada, odiada y envidiada, mientras que en la intimidad aún más maltratada e ignorada. Y la propia Gilda intenta constantemente liberarse y vengarse utilizando como arma su propio atractivo físico.
Se palpa la influencia de Casablanca, pero ciertamente ambas partieron de otra película anterior: "Shanghai Express" (1932), aquel clásico de Marlene Dietrich con von Sternberg donde una misteriosa y bella mujer se robaba toda la atención. No es casual que las tres películas partan de una premisa similar: hombre dolido que aparenta ser un cínico se reencuentra en un lugar exótico con la bella mujer que fue su pareja y lo lastimó, todo ocurre mientras hay asuntos de guerra de por medio. Tampoco es casual la aparición de la secuencia del carnaval, la cual puede estar referenciando mas directamente al universo cinematográfico del propio Josef von Sternberg.
8
26 de agosto de 2005
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mucho glamour, mucho encanto, el papel que justifica la irregular carrera de Rita Hayworth y en la que demuestra porqué se convirtió en todo un mito. Erotismo de la época que aún hoy conserva toda la fuerza de ese polémico striptease de una mujer capaz de resultar irresistible quitándose sólo un guante. Todo un ejemplo para las películas eróticas que en nuestros días caen tan frecuentemente en la vulgaridad. Como argumento y como pelicula de cine negro, correcta. Eso si, hoy dia una bofetada a una mujer...tendria otras connotaciones. Vale la pena reflexionar sobre ello.
6
29 de julio de 2010
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la llamada vida real o en esta película insufrible, Rita estuvo por encima de parejas y de argumentos; incluso padeció lo suyo enamorada de un tipo jodido como Orson, que la consideraba muñeca de escaparate y le regaló una sorprendente Dama de Shangai, única travesía de Welles por el cine negro: queriendo destruir la imagen de sex symbol, hoy lo mejor de la película es ella.

Pero estamos en Gilda donde su belleza, su osadía y su rendido amor apenas se sostienen: el argumento es una tontería, los dos actores son una cosa plúmbea, adoquinada, más aburrida que caminar de espaldas dos manzanas. No hay manera de que deje de odiar a Glenn Ford por esa bofetada, pero lo más patético es que, recién salido de un psiquiátrico, ya mayor, en un Festival de San Sebastián le pasaron Gilda y al ver a Rita le dio un ataque de llanto y su enfermera tuvo que retirarlo de la sala y sedarlo.

Rita Hayworth no tuvo la suerte merecida: era hermosísima, estupenda actriz, cantaba y bailaba maravillosamente, pero sobre todo, era única: Margarita Carmen Cansino, Nueva Yorl, 1918-1987; primera gran figura del cine USA que enfermó de Alzheimer y la maldita palabra dio la vuelta al mundo con un rostro prematuramente envejecido ya en los primeros años setenta.
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