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Grupo 7

Thriller. Acción. Drama Año 1987. La ciudad de Sevilla se prepara para acoger la Expo del 92. Ángel (Mario Casas), un joven inteligente y ambicioso, aspira a ser inspector de policía, y entró en el cuerpo intentando respetar la ley. Rafael (Antonio de la Torre), en cambio, es un policía expeditivo, contundente y arrogante. Junto con Miguel (José Manuel Poga) y Mateo (Joaquín Núñez) forman el Grupo 7, un conjunto de policías sin escrúpulos, dispuestos a todo ... [+]
Críticas 173
Críticas ordenadas por utilidad
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7
1 de mayo de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha gustado mucho este trabajo de Alberto Rodríguez. Es una película dura, que no tiene reparos en toquetear con descaro los límites morales del espectador. Las escenas de acción están muy muy logradas y en general el metraje transcurre de un modo agradablemente fluido.

Los actores...INDISPENSABLES...ellos elevan la historia, la hacen real y muy digerible.

El pero.... desde mi punto de vista la historia se ha quedado un poco corta. El argumento no tiene la suficiente extensión y llega un momento en que uno se empacha de putas, yonkis y hostias policiales a diestro y siniestro. Pena de un poco más de chicha...un poco más de metralla que redondease esta obra que, tal como está planteado, apenas tiene aristas.
9
5 de mayo de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me gustaron las historias de aquellos personajes que viven anclados y marcados por su profesión, seres que llegan a límites insospechados de sacrificio para cumplir con su deber, arriesgando siempre lo más preciado que tenemos en el mundo: la familia, el amor, la vida. El cine los ha tratado en diversas ocasiones: lo vimos con Al Pacino en "HEAT" (Michael Mann) o en "Serpico" (S.Lumet); también lo vimos con el zapador que nos presentó K.Bigelow en "The hurt locker", o con los soldados que John Ford dejase para la posteridad en aquella maravillosa Trilogía de la Caballería, entre otros muchos ejemplos. Hombres que, por encima de todo, se agarraban al deber.

"Grupo 7" no es sólo el acercamiento a este tipo de personajes. Tiene algunos aspectos temáticos más de atención que hacen de ésta una cinta sólida, honesta, necesaria y completa: el recuerdo atormentado y melancólico de un hermano fallecido, la redención de un hombre lacónico, violento y amargado; la imposibilidad de salir del sombrío mundo de las drogas y la marginalidad (encarnado a la perfección en dos personajes femeninos: la Caoba y Lucía); la tragedia de los que tuvieron la mala fortuna de nacer en unos barrios desamparados y conflictivos; el leve y frágil espacio, en fin, que hay entre la eficacia y el salvajismo, entre la justicia y la venganza, entre el compromiso y el odio.

Cuatro policías se mueven, día a día (en cada redada, en cada asalto, en cada persecución, en cada tiroteo), entre esos inestables e imprecisos lugares de su oficio, que los hacen dudar y sacar de sí todo el mal que puede albergar un ser humano. Tales son las situaciones límites que han de vivir en cada misión.

La gravedad de la situación (el centro de una ciudad a las puertas de una Exposición Universal atestado de yonkis, camellos y gentuza) hace que el denominado Grupo7 pueda (y deba) actuar con rapidez, astucia y brutalidad. Los continuos excesos de estos cuatro policías, que traen consigo los éxitos, alarman a ciertas instituciones y a los medios de comunicación, poniendo en constantes aprietos a los responsables y superiores del grupo policial. ¿El fin justifica los medios? ¿Se puede vulnerar la ley para limpiar de heroína y de criminales una ciudad en cuatro años, cuando en veinte años apenas se ha actuado? He ahí el resbaladizo terreno en el que han de moverse estos personajes, acechados siempre por la infamia y la crueldad.


[sigo en spoiler sin desvelar partes del argumento]
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"Grupo 7" cumple brillantemente con estas constantes del cine policíaco, género que en España ha dado un paso gigantesco con esta cinta y la formidable "No habrá paz para los malvados", de la que luego hablaré. Pero Alberto Rodríguez no se conforma con presentarnos estas premisas del género; nadie ignora que todo cine negro y policíaco ha de llevar aparejados a su conglomerado la venganza, la ambigüedad, la violencia desmedida, el odio. Pero, sobre todo, una disección de las contradicciones y motivaciones de los personajes, una introspección en el lado humano de una historia que, cuando olvida esta premisa, queda coja, insustancial, fría y artificiosa. No es el caso. Así, el director pone en escena a un conjunto de figuras bien trazadas, a las que dedica más o menos tiempo, pero sin caer nunca en el error de desatenderlos o de hacerlos meros comparsas. Ellos son, claro está, Rafael (Antonio de la Torre, contenido y fenomenal en el papel más complejo del filme), Mateo (Joaquín Núñez en el perfil quizás más atractivo por su gracia y espontaneidad andaluza), Ángel (Mario Casas, correcto pero cuyos tics siempre detestaré), La Caoba (Estefanía de los Santos, grato descubrimiento) y Lucía (L. Guerrero).

"Grupo 7" es una película magníficamente ambientada, de narración ágil y equilibrada, con unos diálogos reales, reconocibles, coherentes (he aquí uno de los mayores triunfos del guión); localizaciones perfectas para la historia; acción rodada con solvencia y dotada de una espectacularidad en su justa medida (lo cual se agradece hoy en día); situaciones creíbles y un marco muy bien recreado: sórdido, sucio, abandonado, marginal, arrasado por el crimen y el olvido.

Alguien ha comparado "No habrá paz para los malvados" con "Grupo 7". No comparten intereses, pero pueden ir en la misma línea cinematográfica. Creo que la segunda es ligeramente superior: aunque es menos compleja en su trama, "Grupo 7" alcanza mayor intensidad y hondura en sus personajes. Sin desmerecer, por supuesto, a la magistral composición de José Coronado en la cinta de Urbizu, cuyo policía Santos Trinidad jamás olvidaré. Pero "Grupo 7" es una película más coral, acaso más completa en el conjunto de elementos; su realismo jamás cae en el abuso ni en el efectismo. No será difícil que a algunos esta película les recuerde a “Tropa de élite”. Alberto Rodríguez sabe contenerse en todo momento, en los bordes donde amenaza el riesgo a recrearse en la aparatosidad. Me refiero, qué duda cabe, a ciertos fulanos de Hollywood, entre otros.

La virtud de este film consiste en situarse en la autenticidad y sordidez de zonas marginales de drogas y mafias, y darle a todo ese armazón exterior un contenido de personajes de carne y hueso; hombres cercanos y contradictorios, sobrepasados por la gravedad de su profesión, golpeados por el alcance de los sucesos y peligros a los que han de enfrentarse cada día. Capaces de sacrificar una amistad o un matrimonio. Hombres marcados por su deber.
8
22 de julio de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer me topé con una isla, que desearía fuese un archipiélago o directamente un país. La isla cuyo curioso nombre era Grupo 7, permanecía rodeada de vagos intentos de querer y no poder, de post-guerra civil (no guerra civil), de intentos de dramas, de intentos de comedia, de intentos de terror, de intentos y más intentos. Me sorprendí que en el cartel de bienvenida a la isla figuraba en primera plana MARIO CASAS, un actor cuyo nombre consigue que vomite nada más escucharlo, pero que en ésta isla es hasta respetable en su papel. Pero es Antonio de la Torre, quién brillantemente pule este gran diamante de variopintas interpretaciones. Cada uno de los actores es un punto de la realidad, visible y verosímil.
Alberto Rodríguez, el alcalde de la isla, es un genio, es un artesano, minucioso como un cirujando, cruel cuando debe y gentil en la sonrisa. El saber hacer, en sus altibajos cinematográficos han tenido un punto de inflexión en Grupo 7, donde ha demostrado ser el mejor director español en la actualidad.
Grupo 7, como película es un ejemplo de ambientación, perfecta y realista. Cada cm de sevilla de 1987 a 1990 está en esta película. Cada personaje de Grupo 7 ha viajado en el tiempo para prestar su rostro y su voz al film.
¿Saben esa sensación de estar leyendo la prensa o viendo las noticias, ver algo sorprendente y pensar: "como no han hecho una película sobre esto? Pues aquí es así. En Sevilla en 1987 quisieron limpiar el centro de putas, yonquis, camellos, navajeros y de toda la droga para poder tener una Sevilla limpia para la Expo 92, que habría esta ciudad al mundo como un escaparate. Pero limpiar no es fácil, y a veces los métodos empleados requieren de la misma vileza que la de los que persigues. Ese es un tema fundamental en ésta película, la fina linea que separa el fin que justifica los medios con el delito.
A lo mejor la isla no es perfecta, quizás el guión tenga sus pequeñas lagunas, o este caso marismas. Quizás en el final falten pulir un par de detalles, pero llegados a ese punto, te has dejado conquistar por sus sucias playas cubiertas de adoquines, cristales rotos, preservativos, "curros", peinetas, sevillitas, policías sin escrúpulos y el propio Mario Casas gritando:"somos grupo 7".
Para orientar al lector de ésta crítica creo que no exagero si digo que Grupo 7 está entre las mejores de su genero, junto con SERPICO, THE FRENCH CONNECTION TRAINING DAY Y LA NOCHE ES NUESTRA (LA LISTA ES LARGA DE NARICES, PERO NO ESTOY AQUÍ PARA ESO). Aunque no está en el Olímpo de series como THE WIRE y THE CORNER, si que está a la altura de THE SHIELD.
Además cuenta con los actores y cómicos sevillanos Alfonso Sánchez y Alberto López, que no diré que papeles hacen, tan sólo que ayudan aún más a crear el realismo de este film.
Mi visita a ésta isla ha sido muy satisfactoria, y desearía que no fuesen unas simples vacaciones sino que hubiesen tantas islas en este país que islas como esta no parecieran perdidas y remotas, sino un ejemplo más de lo que se debe hacer, como hacerlo y como venderlo. Enhorabuena a todo el equipo que ha participado en éste film. Habéis conseguido hacer un gran trabajo.
7
31 de agosto de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tándem compuesto por Alberto Rodríguez y Rafael Cobos ha sido una de las mejores noticias para el cine español durante los últimos años. Como ya hicieran antes en '7 vírgenes' (2005), su cámara y pluma vuelven a apuntar hacia el sur. Estamos en Sevilla, en los prolegómenos de la Expo92. Justo en esos años, pongamos a partir de 1988, algún político decidió que había que erradicar el narcotráfico en la ciudad hispalense. Era el momento de lavar la imagen. Entra en acción, por tanto, el Grupo 7.

Película seria que nos cuenta una historia convincente. La narración de Rodríguez es vibrante y apasionada, no escatima esfuerzos a la hora de plasmar la peligrosa puesta en escena de los policías. Además, el punto emotivo que da el personaje de Antonio de la Torre, entregado en cuerpo y alma a la lucha por limpiar las calles sevillanas de droga y violencia tras haber sufrido el drama en sus propias carnes, refuerza el poderío de esta historia.

Encontramos cine del bueno en 'Grupo 7'. No llega a la excelsitud por faltar cierta profundidad en su argumento. Cuando uno toca distintos palos y dispone de tan solo 90 minutos para exponer su combinación, la consecuencia lógica es la ausencia de fondo. El doloroso fresco aquí mostrado contiene los dramas personales de los protagonistas, la fatigosa acción policial y el universo que rodea a los calamitosos peones de la droga. Todo ello, podría decirse, conforma la estructura de una meritoria película en la que, gusto personal, brilla particularmente un excepcional Antonio de la Torre.
9
2 de septiembre de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que hace recuperar la fe en que aún quedan buenos directores en el cine español. Directores capaces de sacar de buenos actores lo mejor que tienen y no limitarse a aprovechar una cara bonita para atraer la mayor cantidad de adolescentes posible a una sala de cine.
Grupo 7 es española, pero no lo parece a veces. Porque las escenas de acción son de verdad de acción, porque los personajes son todos complicados, porque la trama se aleja de estereotipos y caminos sencillos. Demuestra que querer es poder, que no nos ganan los americanos solamente porque pongan muchísimo dinero en las películas.
Ojalá Mario Casas haga más películas como estas y menos chorradas para críos.
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