La vida es bella
1997 

8.5
193,743
Drama. Comedia
En 1939, a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el extravagante Guido llega a Arezzo, en la Toscana, con la intención de abrir una librería. Allí conoce a la encantadora Dora y, a pesar de que es la prometida del fascista Rodolfo, se casa con ella y tiene un hijo. Al estallar la guerra, los tres son internados en un campo de exterminio, donde Guido hará lo imposible para hacer creer a su hijo que la terrible ... [+]
1 de diciembre de 2009
1 de diciembre de 2009
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
SIMPLEMENTE PERFECTA:
Sin duda esta fábula de Benigni pasará a la historia como la película más entrañable y tierna de todos los tiempos basada en una guerra.
Sin necesidad de efectos ni grandes pantomimas visuales, sinó con un guión grandioso y unas actuaciones sublimes
"La vida es bella" se ha ganado un lugar por méritos propios entre los clásicos del cine de todos los tiempos. Es simplemente una de las pocas películas que consigue que llores de emoción y a la vez rías de felicidad; un canto a la libertad, a la vida, a los sueños y al amor.
Una obra maestra. Un 10
Sin duda esta fábula de Benigni pasará a la historia como la película más entrañable y tierna de todos los tiempos basada en una guerra.
Sin necesidad de efectos ni grandes pantomimas visuales, sinó con un guión grandioso y unas actuaciones sublimes
"La vida es bella" se ha ganado un lugar por méritos propios entre los clásicos del cine de todos los tiempos. Es simplemente una de las pocas películas que consigue que llores de emoción y a la vez rías de felicidad; un canto a la libertad, a la vida, a los sueños y al amor.
Una obra maestra. Un 10
13 de abril de 2020
13 de abril de 2020
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta impresionante, inolvidable película consiguió más de cincuenta premios internacionales (entre ellos tres Oscars de siete nominaciones) pero consiguió también algo igual de importante: como lo hiciera la imprescindible “La lista de Schindler”, aunque con un planteamiento totalmente distinto, contribuyó a que los espectadores recordaran el horror del nazismo, la barbarie mayor cometida por unos “humanos” (en el sentido biológico del término) contra otros.
Con un guion prodigioso, lleno de originalidad, Roberto Benigni emocionó al público como pocas veces se ha dado (esa última escena con el niño en el tanque), que asistía asombrado a la exhibición de coraje y amor incondicional del personaje del padre, pero también a la exhibición de valentía y maestría del autor al crear esta obra magna a partir de unos hechos tan horrorosos. Imposible no destacar la maravillosa y oscarizada banda sonora de Nicola Piovani, así como el encanto mostrado por el niño, y por su madre, la gran Nicoleta Braschi, mujer de Benigni en la vida real.
Con un guion prodigioso, lleno de originalidad, Roberto Benigni emocionó al público como pocas veces se ha dado (esa última escena con el niño en el tanque), que asistía asombrado a la exhibición de coraje y amor incondicional del personaje del padre, pero también a la exhibición de valentía y maestría del autor al crear esta obra magna a partir de unos hechos tan horrorosos. Imposible no destacar la maravillosa y oscarizada banda sonora de Nicola Piovani, así como el encanto mostrado por el niño, y por su madre, la gran Nicoleta Braschi, mujer de Benigni en la vida real.
23 de mayo de 2008
23 de mayo de 2008
38 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roberto Benigni acomete esta empresa rescatando de un periodo terrible, como es la Segunda Guerra Mundial, una entrañable historia humana. Fracasa. Las situaciones increíbles, los diálogos inefables y ese aire de que lo que cuenta importa hacen naufragar a un film que viaja sin sentido hacia el absurdo.
El histriónico Benigni saca de quicio más que divierte y transforma la película en un instrumento de lucimiento personal. El problema es que no luce, sino que se convierte en un agujero negro que impide ver las cualidades de una de las películas italianas más ambiciosas de los últimos tiempos, pero también de las más fallidas.
El histriónico Benigni saca de quicio más que divierte y transforma la película en un instrumento de lucimiento personal. El problema es que no luce, sino que se convierte en un agujero negro que impide ver las cualidades de una de las películas italianas más ambiciosas de los últimos tiempos, pero también de las más fallidas.
27 de febrero de 2011
27 de febrero de 2011
34 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diría: ¿Donde ha ido a parar el gusto por la comedia? -y también por el drama y por el cine-.
Una media global de 8,4 y más de una página y media de dieces en las críticas. ¡No me lo puedo creer!.
Por un pestiño insoportable -y no solo por el irritante Benigni-, que no se sostiene más que tres minutos del metraje (en las adivinanzas) y que trata a los niños en particular y a los espectadores en general comno deficientes mentales. Aparte del tema de la frivolización del holocausto que ahí demuestra una total zafiedad.
Nunca lo entenderé.
Una media global de 8,4 y más de una página y media de dieces en las críticas. ¡No me lo puedo creer!.
Por un pestiño insoportable -y no solo por el irritante Benigni-, que no se sostiene más que tres minutos del metraje (en las adivinanzas) y que trata a los niños en particular y a los espectadores en general comno deficientes mentales. Aparte del tema de la frivolización del holocausto que ahí demuestra una total zafiedad.
Nunca lo entenderé.
11 de octubre de 2010
11 de octubre de 2010
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1997 Roberto Benigni maravilló al mundo con un cuento de hadas. Sólo a un genio se le podía ocurrir una historia tan excepcional. Imaginar si quiera que algo tan horrendo como un campo de concentración puede ser un inmenso parque de atracciones sólo está al alcance de una mente privilegiada. Una obra tan elevada que si en vez de ser una película fuera una novela, probablemente sería una de las obras cumbres de la literatura italiana. Una película que bebe de las fuentes de la “Commedia dell’arte” clásica. En la que continuamente se pasa del drama a la comedia y viceversa. Donde la Vida, las ansias de vivir, palpitan en cada uno de sus fotogramas y luchan por sobreponerse a la Muerte. Donde un vitalismo exacerbado lo impregna todo. En la que el Amor libra una batalla a muerte contra el Odio. Donde la fantasía vuela libre y delicadamente como una mariposa mecida por el viento. Benigni nos muestra la lucha de un padre por preservar la inocencia de su hijo ante una de las situaciones más dramáticas y horrendas que se pueda imaginar. Un Don Quijote que lucha, esta vez sí, contra unos gigantes invencibles y consciente de su inevitable derrota la asume con dignidad pues es su trágico destino.
Caerte, levantarte, volverte a caer y volverte a levantar. Luchar con el arma más refinada que existe, la sonrisa, y regalarla siempre a todos, luchar de nuevo, subsistir. Avanzar siempre, hacer el bien, ayudar al prójimo, respetarlo aunque merezca ser odiado. Reír, reír y reír. Llorar, no tener miedo a llorar y a expresar nuestros sentimientos más humanos. Perdonar y seguir avanzando, amar, ser generoso y amar a nuestros semejantes. Ser feliz o, al menos, intentarlo. Ser honrado y no perder nunca ni la inocencia, ni la honestidad, ni la bondad. Sobreponerte, no darte nunca por vencido porque mañana, al fin y al cabo, será otro día y volverá a brillar el sol. Aceptar nuestro destino con alegría, sea el que sea. Avanzar y amar, amar y avanzar, y así cuando llegue nuestra hora poder rendir cuentas con la cabeza bien alta y decir: “yo sí he vivido”.
Caerte, levantarte, volverte a caer y volverte a levantar. Luchar con el arma más refinada que existe, la sonrisa, y regalarla siempre a todos, luchar de nuevo, subsistir. Avanzar siempre, hacer el bien, ayudar al prójimo, respetarlo aunque merezca ser odiado. Reír, reír y reír. Llorar, no tener miedo a llorar y a expresar nuestros sentimientos más humanos. Perdonar y seguir avanzando, amar, ser generoso y amar a nuestros semejantes. Ser feliz o, al menos, intentarlo. Ser honrado y no perder nunca ni la inocencia, ni la honestidad, ni la bondad. Sobreponerte, no darte nunca por vencido porque mañana, al fin y al cabo, será otro día y volverá a brillar el sol. Aceptar nuestro destino con alegría, sea el que sea. Avanzar y amar, amar y avanzar, y así cuando llegue nuestra hora poder rendir cuentas con la cabeza bien alta y decir: “yo sí he vivido”.
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