La vida es bella
1997 

8.5
193,743
Drama. Comedia
En 1939, a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el extravagante Guido llega a Arezzo, en la Toscana, con la intención de abrir una librería. Allí conoce a la encantadora Dora y, a pesar de que es la prometida del fascista Rodolfo, se casa con ella y tiene un hijo. Al estallar la guerra, los tres son internados en un campo de exterminio, donde Guido hará lo imposible para hacer creer a su hijo que la terrible ... [+]
15 de diciembre de 2009
15 de diciembre de 2009
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es que yo quiera pecar de insensible, ni es mi intención borrar la emoción y las lágrimas a esas almas cándidas que pululan por nuestro FA endosándole dieces y más dieces al "maestro" Benigni paquete de Kleenex en mano...
Pero vamos a pensar un poquito, para variar.
Que yo recuerde, la primera parte de la peli, antes de la ocupación, tenía su gracia. Un poco ñoña, un poco estridente el maestro (en su línea), pero pase, habría sido una comedia decente, que para eso están las comedias.
Es sobre todo el giro dramático lo que me chirria y mueve mis dedos sobre el teclado.
En el campo de concentración mas "light" del mundo, a ese peazo padre le sobran fuerzas y ganas para entretener al nene, que debe padecer falta de riego para no percatarse en absoluto de lo que le rodea, a pesar de lo suavizado que se nos presenta, y lo sorprendentemente bien nutrido que está el personal.
Valoro las buenas intenciones de Benigni y su esfuerzo en transmitir un mensaje positivo, pero es ese empeño el que le obliga a distorsionar la realidad del campo de concentración hasta ridiculizarla, ya que en un entorno más realista no habría sido posible "colar" esta historia.
No me cabe la menor duda de que la historia sería un excelente cuento infantil, con moraleja y buenos sentimientos incluídos, pero cuando recuerdo imágenes reales de campos de concentración vistas en documentales, con las personas convertidas en despojos errantes, desnutridos, desolados... Si en películas más duras como "La lista de Schindler" o "El pianista", ya se ocultan los pasajes más escabrosos para no herir sensibilidades, aquí las comparaciones rayan en el ridículo.
Un 6 para un bonito cuento y una película bastante increíble.
Pero vamos a pensar un poquito, para variar.
Que yo recuerde, la primera parte de la peli, antes de la ocupación, tenía su gracia. Un poco ñoña, un poco estridente el maestro (en su línea), pero pase, habría sido una comedia decente, que para eso están las comedias.
Es sobre todo el giro dramático lo que me chirria y mueve mis dedos sobre el teclado.
En el campo de concentración mas "light" del mundo, a ese peazo padre le sobran fuerzas y ganas para entretener al nene, que debe padecer falta de riego para no percatarse en absoluto de lo que le rodea, a pesar de lo suavizado que se nos presenta, y lo sorprendentemente bien nutrido que está el personal.
Valoro las buenas intenciones de Benigni y su esfuerzo en transmitir un mensaje positivo, pero es ese empeño el que le obliga a distorsionar la realidad del campo de concentración hasta ridiculizarla, ya que en un entorno más realista no habría sido posible "colar" esta historia.
No me cabe la menor duda de que la historia sería un excelente cuento infantil, con moraleja y buenos sentimientos incluídos, pero cuando recuerdo imágenes reales de campos de concentración vistas en documentales, con las personas convertidas en despojos errantes, desnutridos, desolados... Si en películas más duras como "La lista de Schindler" o "El pianista", ya se ocultan los pasajes más escabrosos para no herir sensibilidades, aquí las comparaciones rayan en el ridículo.
Un 6 para un bonito cuento y una película bastante increíble.
9 de junio de 2016
9 de junio de 2016
21 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película más sobrevalorada de la historia de filmaffinity: dirección pésima. Interpretaciones ridículas.
Guión idiota. No es humor, es payasada tras payasada mezcladas con ñoñería e idiotez extrema.
Roberto Benigni parece que interpreta, dirige y tal vez hasta participa en el guión... le gustaría ser Orson Welles pero no le llega a la suela de los zapatos a Ed Wood.
Esta película es una idiotez suprema y muy mala, pero... ya ven que nota le han puesto en filmaffinity.
Como se dice, más vale caer en gracia que ser gracioso.
¿Ha vuelto a hacer más "obras maestras" Roberto Benigni despues de esto? ¿Ha vuelto a hacer algo?
Supongo que no quiso tentar a la suerte dos veces y tras tocarle el gordo, ahí lo dejo.
Aún se debe estar riendo de sus "fans". ¡Que tipo más listo!
Guión idiota. No es humor, es payasada tras payasada mezcladas con ñoñería e idiotez extrema.
Roberto Benigni parece que interpreta, dirige y tal vez hasta participa en el guión... le gustaría ser Orson Welles pero no le llega a la suela de los zapatos a Ed Wood.
Esta película es una idiotez suprema y muy mala, pero... ya ven que nota le han puesto en filmaffinity.
Como se dice, más vale caer en gracia que ser gracioso.
¿Ha vuelto a hacer más "obras maestras" Roberto Benigni despues de esto? ¿Ha vuelto a hacer algo?
Supongo que no quiso tentar a la suerte dos veces y tras tocarle el gordo, ahí lo dejo.
Aún se debe estar riendo de sus "fans". ¡Que tipo más listo!
8 de enero de 2009
8 de enero de 2009
16 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para poner adjetivos a esta historia hay que pensar en los sentimientos más hermosos que hayas sentido hacia alguien y cerrar los ojos con fuerza, es la única forma que se me ocurre de escribir algo sobre este peliculón, de entrada diferente, mezclando la mayor tragedia de la historia de la humanidad con escenas alta e incluso peligrosamene divertidas, por no hablar de un romance que podría parecer cursi a muchos, incluido a mí, pero que te deja con las ganas de ser un caballero en la vida...es decir, lo tiene todo...
Tras "La naranja mecánica", la mejor película europea de la historia del cine (quizás ahora también aparezca "El pianista" entre ellas), entremece hasta a cualquier nazi de ahora porque Benigni tiene un encanto propio de un personaje de animación, es una pura delicia ver como su instinto paterno de protección lleva a unas escenas cómicas de primera calidad, a veces llegas a tener envidia de no estar en un campo (de refugiados) jungando con el niño...
Y todo el mérito a una sóla persona que se encierra en su casa y "tira" de su profunda imaginación que seguro en su época infantil le creó más de un trauma y de algún problema con los "listillos" de clase y escribe una historia sin rencor alguno de la vida, ni siquiera rencor alguno de lo que alomejor le sucedió a sus antepasados en la IIGM, es decir, esta es la historia más hermosa jamás contada a partir del mayor drama de la humanidad, tiene doble mérito, el amor y la imaginación lo superan todo...eres un GENIO... esta cinta es mi cuento de hadas, mi fábula favorita...
Tras "La naranja mecánica", la mejor película europea de la historia del cine (quizás ahora también aparezca "El pianista" entre ellas), entremece hasta a cualquier nazi de ahora porque Benigni tiene un encanto propio de un personaje de animación, es una pura delicia ver como su instinto paterno de protección lleva a unas escenas cómicas de primera calidad, a veces llegas a tener envidia de no estar en un campo (de refugiados) jungando con el niño...
Y todo el mérito a una sóla persona que se encierra en su casa y "tira" de su profunda imaginación que seguro en su época infantil le creó más de un trauma y de algún problema con los "listillos" de clase y escribe una historia sin rencor alguno de la vida, ni siquiera rencor alguno de lo que alomejor le sucedió a sus antepasados en la IIGM, es decir, esta es la historia más hermosa jamás contada a partir del mayor drama de la humanidad, tiene doble mérito, el amor y la imaginación lo superan todo...eres un GENIO... esta cinta es mi cuento de hadas, mi fábula favorita...
6 de noviembre de 2009
6 de noviembre de 2009
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores películas que he visto, no me despegué del televisor ni un solo segundo y ni pestañeaba, te engancha desde el principio al final y es de las pocas películas que verdaderamente me llegaron, toca la fibra sensible del espectador y te enseña lo mucho que se puede llegar a querer a una persona, tiene sus momentos de humor y sus momentos tristes y creo que todo el mundo la debería ver, se la recomiendo incluso a los llamados "canis".
Creo que el sr. Roberto Benigni, como en otras ocasiones, a sabido conmover al público, espero que siga maravillandonos con sus maravillosas obras.
Creo que el sr. Roberto Benigni, como en otras ocasiones, a sabido conmover al público, espero que siga maravillandonos con sus maravillosas obras.
29 de febrero de 2012
29 de febrero de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roberto Benigni leyó hace años una biografía de Trotski en la que se narraba que mientras esperaba a que Stalin diera la orden para su fusilamiento escribió: "La vida es maravillosa". A partir de esta idea, tan simple como amplia, Benigni ha rodado una de las películas más optimistas de la historia del cine, al lado de la cual el bueno de Frank Capra y su ¡Qué bello es vivir! es una especie de apología del pesimismo.
La película es un cuento infantil y, como todos los cuentos infantiles, tiene sus príncipes y sus princesas. Pero también tiene sus monstruos, porque en todo buen cuento que se precie la crueldad acecha y puede cebarse en cualquier momento con los protagonistas.
La historia se divide en dos partes. La primera es luminosa, con un humor ingenioso y una rapidez de película musical. En ella Guido, un camarero judío que vive en la Toscana, se enamora de una profesora y hace lo posible y lo imposible por ser correspondido. La segunda parte, para no desvelar nada de la trama, se desarrolla en un lugar tenebroso, en la guarida del monstruo, donde reinan los malos. Es un lugar sin ilusión, donde chocarán la realidad con el mundo hasta entonces radiante de Guido, que luchará con sus mejores armas, la imaginación y Schopenhauer, para preservar la inocencia de su hijo.
Benigni es un cómico de reconocido prestigio en Italia, famoso por sus excesivas muestras de entusiasmo. Cuando ganó en Cannes el Premio Especial del Jurado, no paró hasta bailar y besar los pies al presidente del Jurado, un apabullado Martin Scorsese.
Benigni no ha buscado en La vida es bella el realismo absoluto. Así, ha estilizado los decorados y las situaciones, dando incluso un sentido surrealista a algunas de las escenas, pero sin quitarle horror al momento histórico en que se sitúa, allá por la Italia de 1939. El horror y la brutalidad siguen estando allí, pero Guido da un nuevo significado a cada circunstancia, haciendo equilibrios entre lo puramente cómico y lo amargamente trágico, llegando en algunos momentos a hacer pensar al espectador si debe reírse o no por los terribles hechos.
Es sin duda una obra maestra que bebe del mejor Chaplin, de visión imprescindible sobre todo para los que ven la botella medio vacía. Es uno de los más grandes alegatos jamás filmados contra el racismo, una crítica social desconcertante que hará reflexionar entre risas, consiguiendo Benigni sobradamente su objetivo de demostrar que, hasta en los momentos de mayor dolor y opresión, la vida sigue siendo bella.
La película es un cuento infantil y, como todos los cuentos infantiles, tiene sus príncipes y sus princesas. Pero también tiene sus monstruos, porque en todo buen cuento que se precie la crueldad acecha y puede cebarse en cualquier momento con los protagonistas.
La historia se divide en dos partes. La primera es luminosa, con un humor ingenioso y una rapidez de película musical. En ella Guido, un camarero judío que vive en la Toscana, se enamora de una profesora y hace lo posible y lo imposible por ser correspondido. La segunda parte, para no desvelar nada de la trama, se desarrolla en un lugar tenebroso, en la guarida del monstruo, donde reinan los malos. Es un lugar sin ilusión, donde chocarán la realidad con el mundo hasta entonces radiante de Guido, que luchará con sus mejores armas, la imaginación y Schopenhauer, para preservar la inocencia de su hijo.
Benigni es un cómico de reconocido prestigio en Italia, famoso por sus excesivas muestras de entusiasmo. Cuando ganó en Cannes el Premio Especial del Jurado, no paró hasta bailar y besar los pies al presidente del Jurado, un apabullado Martin Scorsese.
Benigni no ha buscado en La vida es bella el realismo absoluto. Así, ha estilizado los decorados y las situaciones, dando incluso un sentido surrealista a algunas de las escenas, pero sin quitarle horror al momento histórico en que se sitúa, allá por la Italia de 1939. El horror y la brutalidad siguen estando allí, pero Guido da un nuevo significado a cada circunstancia, haciendo equilibrios entre lo puramente cómico y lo amargamente trágico, llegando en algunos momentos a hacer pensar al espectador si debe reírse o no por los terribles hechos.
Es sin duda una obra maestra que bebe del mejor Chaplin, de visión imprescindible sobre todo para los que ven la botella medio vacía. Es uno de los más grandes alegatos jamás filmados contra el racismo, una crítica social desconcertante que hará reflexionar entre risas, consiguiendo Benigni sobradamente su objetivo de demostrar que, hasta en los momentos de mayor dolor y opresión, la vida sigue siendo bella.
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