SuccessionSerie
2018 

Jesse Armstrong (Creador), Adam McKay ...
8.0
19,563
Serie de TV. Drama
Serie de TV (2018-2023). 4 temporadas. 39 episodios. Serie que sigue a la disfuncional familia del magnate Logan Roy y sus cuatro hijos, que controlan una de las empresas de medios de comunicación y entretenimiento más importantes del mundo. Los problemas llegan cuando se plantea quién será el sucesor del patriarca. (FILMAFFINITY)
13 de diciembre de 2021
13 de diciembre de 2021
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sumario
Cada temporada de Succession tiene la rara habilidad de ser más de lo mismo y a la vez siempre lucir fresca y renovada. En cuanto a su desarrollo, y a diferencia de la temporada 2, la tercera se arriesga a concentrar casi toda la acción en sus personajes principales (a quienes ya conocemos ampliamente con todas sus miserias), recurriendo a estrellas invitadas, y sale airosa, incluso fortalecida. Extrema la perversa dinámica familiar con diálogos más filosos que nunca, un humor feroz y escenas corales de un timing realmente asombroso, con un despliegue actoral que seguramente volverá a cosechar varios premios, apoyados por una banda sonora que se ha tornado inseparable y esencial.
Succession en su temporada 3 vuelve a constituir una experiencia estimulante en todos sus aspectos: es un dispositivo narrativo que en esta temporada funciona brillantemente tanto en las escenas corales como en los diálogos íntimos, cuya puesta en escena alterna entre momentos de un naturalismo casi de reality con otros dignos de una ópera, ubicándose nuevamente en el podio de las mejores series del año.
Reseña
Cada temporada de Succession tiene la rara habilidad de ser más de lo mismo y a la vez siempre lucir fresca y renovada. La dinámica de la familia en particular y de los personajes en general permanece inalterada: un padre anciano despótico, reaccionario y maltratador, enfermizamente aferrado al poder y cuatro hijos que reproducen esa cadena de maltrato entre ellos o hacia personajes que de un modo u otro son sus subalternos, ubicados debajo en la cadena del poder. Los hermanos hacen y deshacen rápidamente alianzas entre ellos y la complicidad e incluso el afecto coexisten con las conspiraciones permanentes motivadas por la ambición. Hay algo indudablemente infantil en ese juego entre hermanos bajo la mirada de Papá.
(leer más abajo en la zona spoiler sobre final de la temporada 2)
En cuanto a su desarrollo, y a diferencia de la temporada 2, Succession 3 se arriesga a concentrar casi toda la acción en sus personajes principales, casi sin recurrir a estrellas invitadas, y sale, más que airosa, fortalecida. Ya los conocemos bien con todas sus miserias, pero extrema la perversa dinámica familiar (tan parecida a la de varias familias millonarias y con poder reales) con diálogos más filosos que nunca, un humor feroz y escenas corales de un timing realmente asombro, con un despliegue actoral que seguramente volverá a cosechar varios premios. Succession es un dispositivo narrativo que en esta temporada funciona brillantemente tanto en las escenas corales como en los diálogos íntimos y cuya puesta en escena alterna entre momentos de un naturalismo casi de reality con otros dignos de una ópera.
Por otro lado, sí aparecen problemáticas nuevas e interesantes a enfrentar por el clan; es una temporada con lo corporativo y lo político en el centro de la escena. Pero lo principal sigue siendo cómo reacciona la dinámica familiar frente a esas situaciones. Resultan entre obscenos y fascinantes los juegos florentinos (en esta temporada literalmente) de estos millonarios y su ostentación de riqueza. La serie no se priva de pasearnos por locaciones a las que sólo pueden acceder ellos, en una temporada claramente más glamorosa.
La música de Nicholas Brittel (edificada enteramente sobre un bajo ostinatto semejante al de la Serenata de Schubert y al de una de las 7 palabras de Cristo en la Cruz de Haydn) se supera a sí misma, con nuevas variaciones (siempre en estilo clásico) remarcando desde lo majestuoso y ceremonial de esa familia desplazándose en sus procesiones de enormes 4x4 y limusinas negras hasta los momentos de soledad y negro desamparo de algunos de su integrantes y se adapta incluso a las locaciones.
En suma, Succession vuelve a constituirse en una experiencia estimulante en todos sus aspectos y a ubicarse en el podio de las mejores series del año.
Cada temporada de Succession tiene la rara habilidad de ser más de lo mismo y a la vez siempre lucir fresca y renovada. En cuanto a su desarrollo, y a diferencia de la temporada 2, la tercera se arriesga a concentrar casi toda la acción en sus personajes principales (a quienes ya conocemos ampliamente con todas sus miserias), recurriendo a estrellas invitadas, y sale airosa, incluso fortalecida. Extrema la perversa dinámica familiar con diálogos más filosos que nunca, un humor feroz y escenas corales de un timing realmente asombroso, con un despliegue actoral que seguramente volverá a cosechar varios premios, apoyados por una banda sonora que se ha tornado inseparable y esencial.
Succession en su temporada 3 vuelve a constituir una experiencia estimulante en todos sus aspectos: es un dispositivo narrativo que en esta temporada funciona brillantemente tanto en las escenas corales como en los diálogos íntimos, cuya puesta en escena alterna entre momentos de un naturalismo casi de reality con otros dignos de una ópera, ubicándose nuevamente en el podio de las mejores series del año.
Reseña
Cada temporada de Succession tiene la rara habilidad de ser más de lo mismo y a la vez siempre lucir fresca y renovada. La dinámica de la familia en particular y de los personajes en general permanece inalterada: un padre anciano despótico, reaccionario y maltratador, enfermizamente aferrado al poder y cuatro hijos que reproducen esa cadena de maltrato entre ellos o hacia personajes que de un modo u otro son sus subalternos, ubicados debajo en la cadena del poder. Los hermanos hacen y deshacen rápidamente alianzas entre ellos y la complicidad e incluso el afecto coexisten con las conspiraciones permanentes motivadas por la ambición. Hay algo indudablemente infantil en ese juego entre hermanos bajo la mirada de Papá.
(leer más abajo en la zona spoiler sobre final de la temporada 2)
En cuanto a su desarrollo, y a diferencia de la temporada 2, Succession 3 se arriesga a concentrar casi toda la acción en sus personajes principales, casi sin recurrir a estrellas invitadas, y sale, más que airosa, fortalecida. Ya los conocemos bien con todas sus miserias, pero extrema la perversa dinámica familiar (tan parecida a la de varias familias millonarias y con poder reales) con diálogos más filosos que nunca, un humor feroz y escenas corales de un timing realmente asombro, con un despliegue actoral que seguramente volverá a cosechar varios premios. Succession es un dispositivo narrativo que en esta temporada funciona brillantemente tanto en las escenas corales como en los diálogos íntimos y cuya puesta en escena alterna entre momentos de un naturalismo casi de reality con otros dignos de una ópera.
Por otro lado, sí aparecen problemáticas nuevas e interesantes a enfrentar por el clan; es una temporada con lo corporativo y lo político en el centro de la escena. Pero lo principal sigue siendo cómo reacciona la dinámica familiar frente a esas situaciones. Resultan entre obscenos y fascinantes los juegos florentinos (en esta temporada literalmente) de estos millonarios y su ostentación de riqueza. La serie no se priva de pasearnos por locaciones a las que sólo pueden acceder ellos, en una temporada claramente más glamorosa.
La música de Nicholas Brittel (edificada enteramente sobre un bajo ostinatto semejante al de la Serenata de Schubert y al de una de las 7 palabras de Cristo en la Cruz de Haydn) se supera a sí misma, con nuevas variaciones (siempre en estilo clásico) remarcando desde lo majestuoso y ceremonial de esa familia desplazándose en sus procesiones de enormes 4x4 y limusinas negras hasta los momentos de soledad y negro desamparo de algunos de su integrantes y se adapta incluso a las locaciones.
En suma, Succession vuelve a constituirse en una experiencia estimulante en todos sus aspectos y a ubicarse en el podio de las mejores series del año.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La temporada empieza bajo el signo de la rebelión de Kendall con las denuncias que realiza públicamente contra su propia corporación y su padre Logan, poniéndolos en serios aprietos legales y postulándose como su sucesor. En un principio, la temporada trata acerca del posicionamiento de los demás hermanos y sus satélites frente a este enfrentamiento abierto entre padre e hijo y cómo hacer frente a las denuncias y el tembladeral corporativo desatado.
22 de noviembre de 2023
22 de noviembre de 2023
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de la crítica lo dice todo. Diálogos para besugos, personajes poco o nada creíbles, situaciones rocambolescas sin pies ni cabeza, ¿el guión?... tiene toda la pinta de ir improvisando sobre la marcha.
Para que los que tengan una edad: Dallas y Falcon Crest le da cien vueltas, no se puede comparar con ninguna serie moderna actual. Una tomadura de pelo, vaya.
Para que los que tengan una edad: Dallas y Falcon Crest le da cien vueltas, no se puede comparar con ninguna serie moderna actual. Una tomadura de pelo, vaya.
17 de mayo de 2020
17 de mayo de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brillante guión, brillantes personajes. Todo el que quiera salirse del mundo drogas, narcos y asesinatos sin renunciar a la calidad, aquí tiene una serie perfecta.
Logra que cojas rabia a todos los personajes en algún momento, que te den pena en otro, y que tengas a tus favoritos, que pueden ir cambiando cada 5 minutos. No sabes que pasará hasta el último minuto. Da lugar a debate posterior, además de mostrar un mundo que es real, que aunque la mayoría estemos muy alejados del mismo, nos permite apreciar que todo esto sí pasa, para esto tenemos ficciones como esta.
La serie derrocha calidad y un guión trabajado, cargado de ironía, sarcasmo y trasfondo.
Logra que cojas rabia a todos los personajes en algún momento, que te den pena en otro, y que tengas a tus favoritos, que pueden ir cambiando cada 5 minutos. No sabes que pasará hasta el último minuto. Da lugar a debate posterior, además de mostrar un mundo que es real, que aunque la mayoría estemos muy alejados del mismo, nos permite apreciar que todo esto sí pasa, para esto tenemos ficciones como esta.
La serie derrocha calidad y un guión trabajado, cargado de ironía, sarcasmo y trasfondo.
29 de agosto de 2023
29 de agosto de 2023
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás ninguna otra producción audiovisual haya diseccionado mejor las miserias del capitalismo como Succession, una de las series de mi vida (a la altura de Six Feet Under, The Leftovers, The Sopranos o Mad Men). Quizás jamás se haya diseccionado de paso la miseria de la esencia humana a través de una gozosa fiesta misántropa como ninguna otra. Estamos, de paso, ante la sublimación de extrema calidad del culebrón de familia rica norteamericana. El reflejo de la podredumbre que acompaña al dinero y a quien lo tiene por castigo en una serie que nos narra sin piedad ni consideración alguna hacia ninguno de sus personajes (esa es su gran y mejor aportación) las intrigas del gran magnate de los medios de comunicación y sus muy ricos cuatro hijos, el rey del mayor conglomerado empresarial de medios de comunicación, parques temáticos, entretenimiento y de cruceros del mundo.
Pero… la serie entra directamente en mi corazón por articularse alrededor de Kendall Roy, el hijo que más y mejor quiere seguir los pasos de su padre pero al que todas las apuestas vitales le salen mal. Es el gran perdedor de la historia de la televisión y, para quienes amamos las historias de perdedores y odiamos profundamente a los ganadores, seguramente estemos ante el gran personaje de nuestras vidas. Succession ES KENDALL ROY y alrededor del personaje más fascinante que haya conocido nunca gira y gira sin perder jamás el rumbo ni por un solo instante.
Más allá del personaje de mi vida, lo más llamativo de la gran apuesta de la última década de HBO es el hecho de que se trata de una serie sin buenos, donde solo hay malos, donde todos, absolutamente todos, ocultan segundas intenciones y están dispuestos a jugársela a quien fuere menester por medrar y ganar la partida, sean padres, hijos o hermanos. La vida misma.
A partir de unos de los mejores openings de la historia de la televisión con un electrizante y maravillosamente pegadizo tema musical de Nicholas Britell que estarás siempre tarareando desde el día que lo descubras (hay en YouTube colgado un vídeo donde se reproduce de forma ininterrumpida durante 10 horas y no es broma), nos asomamos a la vida de un rico que se sabe que lo es y que ejerce despóticamente como tal en todos sitios y situaciones, Logan Roy.
El odioso patriarca tiene cuatro hijos: Connor, el mayor, parece totalmente despegado de los negocios familiares y ajeno en principio a las confabulaciones; Shiv es su única hija y está dedicada a la política, a crear una campaña presidencial para un senador demócrata, trasunto expreso y claro de Bernie Sanders; Roman es el payaso de la familia, el rico que jamás ha tenido que dar un palo al agua para vivir a lo grande, entre fiestas, alcohol, drogas y excesos, con un sentido del humor peculiar y complejo; y, claro, Kendall, el GRAN PERSONAJE DE LA SERIE, LA SERIE EN SÍ MISMA, el hijo entregado en cuerpo y alma a la empresa y vejado y maltratado por el padre, el perdedor, quien también tiene que navegar con un problema de drogas que lo hizo separarse de su mujer y sus hijos adoptivos (porque ni para eso le sonrió la biología), a quien todo le sale mal, el que no nació con estrella, el que va acumulando ira y frustración a partes iguales, la estrella de la función, el gran personaje de mi vida.
Luego está Tom, el prometido de Shiv, un personaje que viene de un estrato social más bajo pero que anda entre el hecho de no parecer especialmente espabilado y el de ser tonto con muy mala leche y peores intenciones. Otro gran personaje. Y hasta el primo pobre, Greg, aún menos listo todavía, también está cargado de malas intenciones y de actuaciones guiadas exclusivamente por la conveniencia, porque sabe muy bien a qué familia ha acudido a medrar y cómo se sobrevive dentro de ella.
Las espadas están en todo lo alto y la serie, exquisitamente rodada también en lo plástico con un estilo cuasidocumental de cámara al hombro y zooms continuos, sabe estudiar el arco psicológico de sus personajes con una maestría impecable. Una serie que va descaradamente de menos a más a lo largo de sus cuatro PERFECTAS temporadas. Una serie que sabe mezclar de una forma modélica (y mira que es difícil) drama y comedia a partes iguales. Una gozada. Un placer culpable. Una puñetera maravilla IMPRESCINDIBLE, una de las más grandes series de la historia con el gran personaje de mi vida, Kendall Roy.
Pero… la serie entra directamente en mi corazón por articularse alrededor de Kendall Roy, el hijo que más y mejor quiere seguir los pasos de su padre pero al que todas las apuestas vitales le salen mal. Es el gran perdedor de la historia de la televisión y, para quienes amamos las historias de perdedores y odiamos profundamente a los ganadores, seguramente estemos ante el gran personaje de nuestras vidas. Succession ES KENDALL ROY y alrededor del personaje más fascinante que haya conocido nunca gira y gira sin perder jamás el rumbo ni por un solo instante.
Más allá del personaje de mi vida, lo más llamativo de la gran apuesta de la última década de HBO es el hecho de que se trata de una serie sin buenos, donde solo hay malos, donde todos, absolutamente todos, ocultan segundas intenciones y están dispuestos a jugársela a quien fuere menester por medrar y ganar la partida, sean padres, hijos o hermanos. La vida misma.
A partir de unos de los mejores openings de la historia de la televisión con un electrizante y maravillosamente pegadizo tema musical de Nicholas Britell que estarás siempre tarareando desde el día que lo descubras (hay en YouTube colgado un vídeo donde se reproduce de forma ininterrumpida durante 10 horas y no es broma), nos asomamos a la vida de un rico que se sabe que lo es y que ejerce despóticamente como tal en todos sitios y situaciones, Logan Roy.
El odioso patriarca tiene cuatro hijos: Connor, el mayor, parece totalmente despegado de los negocios familiares y ajeno en principio a las confabulaciones; Shiv es su única hija y está dedicada a la política, a crear una campaña presidencial para un senador demócrata, trasunto expreso y claro de Bernie Sanders; Roman es el payaso de la familia, el rico que jamás ha tenido que dar un palo al agua para vivir a lo grande, entre fiestas, alcohol, drogas y excesos, con un sentido del humor peculiar y complejo; y, claro, Kendall, el GRAN PERSONAJE DE LA SERIE, LA SERIE EN SÍ MISMA, el hijo entregado en cuerpo y alma a la empresa y vejado y maltratado por el padre, el perdedor, quien también tiene que navegar con un problema de drogas que lo hizo separarse de su mujer y sus hijos adoptivos (porque ni para eso le sonrió la biología), a quien todo le sale mal, el que no nació con estrella, el que va acumulando ira y frustración a partes iguales, la estrella de la función, el gran personaje de mi vida.
Luego está Tom, el prometido de Shiv, un personaje que viene de un estrato social más bajo pero que anda entre el hecho de no parecer especialmente espabilado y el de ser tonto con muy mala leche y peores intenciones. Otro gran personaje. Y hasta el primo pobre, Greg, aún menos listo todavía, también está cargado de malas intenciones y de actuaciones guiadas exclusivamente por la conveniencia, porque sabe muy bien a qué familia ha acudido a medrar y cómo se sobrevive dentro de ella.
Las espadas están en todo lo alto y la serie, exquisitamente rodada también en lo plástico con un estilo cuasidocumental de cámara al hombro y zooms continuos, sabe estudiar el arco psicológico de sus personajes con una maestría impecable. Una serie que va descaradamente de menos a más a lo largo de sus cuatro PERFECTAS temporadas. Una serie que sabe mezclar de una forma modélica (y mira que es difícil) drama y comedia a partes iguales. Una gozada. Un placer culpable. Una puñetera maravilla IMPRESCINDIBLE, una de las más grandes series de la historia con el gran personaje de mi vida, Kendall Roy.
30 de diciembre de 2023
30 de diciembre de 2023
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos sumergimos en el juego de tronos moderno, donde no se busca conquistar reinos, sino empresas internacionales. Aquí, las puñaladas, traiciones y luchas de poder son la base principal de la serie. Los diálogos nos recuerdan a las obras clásicas shakesperianas, llenos de referencias a obras de culto. La serie logra elevar a nuestros protagonistas por encima del resto de los mortales, razón por la cual creo que no aparecen escenas de cama. Además, destaca por su forma de comportarse en escenarios ostentosos llenos de lujo.
Lo que más me ha gustado de la serie es que los personajes se sienten como seres reales con entidades individuales claras, con niveles de actuación que no he visto en años, en parte gracias a la gran maestría de dirección. Menos mal que reconsideraron la decisión de matar al personaje de Brian Cox y retrasar el momento de la sucesión, ya que para mí es el mejor personaje de la serie. Sus hijos resultan ser unos egocéntricos mimados que no saben agradecer lo que han recibido, pero que, de todos modos, ansían un trozo del pastel y aspiran a ocupar el lugar que creen que les corresponde por nacimiento.
En definitiva, esta es una de las mejores series que he visto, con un final que cumple con los valores que había representado y que le da el broche de oro a esta gran obra.
Lo que más me ha gustado de la serie es que los personajes se sienten como seres reales con entidades individuales claras, con niveles de actuación que no he visto en años, en parte gracias a la gran maestría de dirección. Menos mal que reconsideraron la decisión de matar al personaje de Brian Cox y retrasar el momento de la sucesión, ya que para mí es el mejor personaje de la serie. Sus hijos resultan ser unos egocéntricos mimados que no saben agradecer lo que han recibido, pero que, de todos modos, ansían un trozo del pastel y aspiran a ocupar el lugar que creen que les corresponde por nacimiento.
En definitiva, esta es una de las mejores series que he visto, con un final que cumple con los valores que había representado y que le da el broche de oro a esta gran obra.
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