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Voto de Sergio Berbel:
10
Serie de TV. Drama Serie de TV (2018-2023). 4 temporadas. 39 episodios. Serie que sigue a la disfuncional familia del magnate Logan Roy y sus cuatro hijos, que controlan una de las empresas de medios de comunicación y entretenimiento más importantes del mundo. Los problemas llegan cuando se plantea quién será el sucesor del patriarca. (FILMAFFINITY)
29 de agosto de 2023
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás ninguna otra producción audiovisual haya diseccionado mejor las miserias del capitalismo como Succession, una de las series de mi vida (a la altura de Six Feet Under, The Leftovers, The Sopranos o Mad Men). Quizás jamás se haya diseccionado de paso la miseria de la esencia humana a través de una gozosa fiesta misántropa como ninguna otra. Estamos, de paso, ante la sublimación de extrema calidad del culebrón de familia rica norteamericana. El reflejo de la podredumbre que acompaña al dinero y a quien lo tiene por castigo en una serie que nos narra sin piedad ni consideración alguna hacia ninguno de sus personajes (esa es su gran y mejor aportación) las intrigas del gran magnate de los medios de comunicación y sus muy ricos cuatro hijos, el rey del mayor conglomerado empresarial de medios de comunicación, parques temáticos, entretenimiento y de cruceros del mundo.

Pero… la serie entra directamente en mi corazón por articularse alrededor de Kendall Roy, el hijo que más y mejor quiere seguir los pasos de su padre pero al que todas las apuestas vitales le salen mal. Es el gran perdedor de la historia de la televisión y, para quienes amamos las historias de perdedores y odiamos profundamente a los ganadores, seguramente estemos ante el gran personaje de nuestras vidas. Succession ES KENDALL ROY y alrededor del personaje más fascinante que haya conocido nunca gira y gira sin perder jamás el rumbo ni por un solo instante.

Más allá del personaje de mi vida, lo más llamativo de la gran apuesta de la última década de HBO es el hecho de que se trata de una serie sin buenos, donde solo hay malos, donde todos, absolutamente todos, ocultan segundas intenciones y están dispuestos a jugársela a quien fuere menester por medrar y ganar la partida, sean padres, hijos o hermanos. La vida misma.

A partir de unos de los mejores openings de la historia de la televisión con un electrizante y maravillosamente pegadizo tema musical de Nicholas Britell que estarás siempre tarareando desde el día que lo descubras (hay en YouTube colgado un vídeo donde se reproduce de forma ininterrumpida durante 10 horas y no es broma), nos asomamos a la vida de un rico que se sabe que lo es y que ejerce despóticamente como tal en todos sitios y situaciones, Logan Roy.

El odioso patriarca tiene cuatro hijos: Connor, el mayor, parece totalmente despegado de los negocios familiares y ajeno en principio a las confabulaciones; Shiv es su única hija y está dedicada a la política, a crear una campaña presidencial para un senador demócrata, trasunto expreso y claro de Bernie Sanders; Roman es el payaso de la familia, el rico que jamás ha tenido que dar un palo al agua para vivir a lo grande, entre fiestas, alcohol, drogas y excesos, con un sentido del humor peculiar y complejo; y, claro, Kendall, el GRAN PERSONAJE DE LA SERIE, LA SERIE EN SÍ MISMA, el hijo entregado en cuerpo y alma a la empresa y vejado y maltratado por el padre, el perdedor, quien también tiene que navegar con un problema de drogas que lo hizo separarse de su mujer y sus hijos adoptivos (porque ni para eso le sonrió la biología), a quien todo le sale mal, el que no nació con estrella, el que va acumulando ira y frustración a partes iguales, la estrella de la función, el gran personaje de mi vida.

Luego está Tom, el prometido de Shiv, un personaje que viene de un estrato social más bajo pero que anda entre el hecho de no parecer especialmente espabilado y el de ser tonto con muy mala leche y peores intenciones. Otro gran personaje. Y hasta el primo pobre, Greg, aún menos listo todavía, también está cargado de malas intenciones y de actuaciones guiadas exclusivamente por la conveniencia, porque sabe muy bien a qué familia ha acudido a medrar y cómo se sobrevive dentro de ella.

Las espadas están en todo lo alto y la serie, exquisitamente rodada también en lo plástico con un estilo cuasidocumental de cámara al hombro y zooms continuos, sabe estudiar el arco psicológico de sus personajes con una maestría impecable. Una serie que va descaradamente de menos a más a lo largo de sus cuatro PERFECTAS temporadas. Una serie que sabe mezclar de una forma modélica (y mira que es difícil) drama y comedia a partes iguales. Una gozada. Un placer culpable. Una puñetera maravilla IMPRESCINDIBLE, una de las más grandes series de la historia con el gran personaje de mi vida, Kendall Roy.
Sergio Berbel
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