Lion
7.3
22,412
Drama
Narra la historia real de cómo el pequeño Saroo Brierley, con tan sólo cinco años, se montó solo en un tren para, dos días después, perderse en las calles de Calcuta, a miles de kilómetros de casa. Tras un largo periplo acabó siendo adoptado por una pareja australiana. Veinticinco años después, con la única ayuda de Google Earth, Saroo intentará encontrar a su familia biológica... (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2017
30 de enero de 2017
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película tierna, pero no es un camino de rosas. La enternecedora historia REAL de Sharoo conmueve al espectador, sumándole además el gran reparto y actuaciones de Dev Patel, Nicole Kidman, Rooney Mara y Sunny Pawar (como el pequeño Sharoo) entre otros.
Así a modo más light, la película es Slumdog Millionaire, pero más trágica y dramática. Al igual que ella, relata la dura vida en la India si no eres un rico empresario o bailarín, muestra la historia de un niño que tuvo que sobrevivir para poder conocerse a sí mismo, y además De Patel es protagonista en ambas, que más le podemos pedir.
Es desgarradora a veces, pero eso no quita que sea graciosa también, y estoy seguro de que todos os encariñaréis con el niño. No obstante, lo mejor para mí son los momentos entre Dev Patel y la fabulosa Rooney Mara, la cual parece que no tenga ninguna mala película. Solo entonces cuando la alegría se cierne sobre nosotros, es cuando nos recuerdan que al final esto si ocurrió de verdad, que es una historia real, lo que te hace pensar en lo dura que es esa vida. A diferencia de "Figuras Ocultas", en la que lo más importante era hacer quedar a América como la mejor nación de todas, en "Lion", la prioridad sí que es concienciar al espectador sobre las desigualdades mundiales. Porque al final "Figuras Ocultas" solo trataba de demostrar que América importa más, y lo que "Lion" demuestra, a parte de contar una BUENA historia, es que ellos siempre le han importado menos al mundo, y así sigue siendo por desgracia...
Así a modo más light, la película es Slumdog Millionaire, pero más trágica y dramática. Al igual que ella, relata la dura vida en la India si no eres un rico empresario o bailarín, muestra la historia de un niño que tuvo que sobrevivir para poder conocerse a sí mismo, y además De Patel es protagonista en ambas, que más le podemos pedir.
Es desgarradora a veces, pero eso no quita que sea graciosa también, y estoy seguro de que todos os encariñaréis con el niño. No obstante, lo mejor para mí son los momentos entre Dev Patel y la fabulosa Rooney Mara, la cual parece que no tenga ninguna mala película. Solo entonces cuando la alegría se cierne sobre nosotros, es cuando nos recuerdan que al final esto si ocurrió de verdad, que es una historia real, lo que te hace pensar en lo dura que es esa vida. A diferencia de "Figuras Ocultas", en la que lo más importante era hacer quedar a América como la mejor nación de todas, en "Lion", la prioridad sí que es concienciar al espectador sobre las desigualdades mundiales. Porque al final "Figuras Ocultas" solo trataba de demostrar que América importa más, y lo que "Lion" demuestra, a parte de contar una BUENA historia, es que ellos siempre le han importado menos al mundo, y así sigue siendo por desgracia...
6 de febrero de 2017
6 de febrero de 2017
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo que decir q este film cuenta con una historia muy bella, pero algo mas importante es que el director Garth Davis supo contar esa historia y hacerla mas bella aun. De ante mano sabíamos que nos encontraríamos con lágrimas, pero el director le pone su toque y logra en los momentos claves sobresalir y hacer de muchas escenas una gran obra de arte. Una historia triste de hechos reales que se torna muy difícil para el protagonista Sanoo y muy difícil para los que los rodean pero gracias a su insistencia y a que lo más cercanos lo apoyan logra su hermoso cometido. Muy buena actuación de Nicole Kidman y excelente trabajo de Dev Patel. Gran candidata a ganar muchos premios. Sabe llevarte por un camino de amor, desesperación y fe, hacia un abrazo culmine de paz y llanto.
Excelente.
Excelente.
6 de octubre de 2019
6 de octubre de 2019
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El principio muy bien,muy interesantes las imágenes de Calcuta, además de que pone al espectador en la situacion en la que se ven millones de niños cada año, y que no acaban sus vidas precisamente como el protagonista de esta película.
Pero los dos últimos tercios se hacen eternos, alargándose la cinta sin más motivo que tratar de sacar la lágrima sensiblera al espectador cuando al final sucede lo que ya se sabía que iba a pasar
Pero los dos últimos tercios se hacen eternos, alargándose la cinta sin más motivo que tratar de sacar la lágrima sensiblera al espectador cuando al final sucede lo que ya se sabía que iba a pasar
31 de enero de 2017
31 de enero de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprendente película que mezcla el melodrama de las pelis de Antena 3 de los sábados por la tarde con la radiografía de un país completamente devastado por la pobreza como es India.
Dev Patel está estupendo, pero el que mejor está es el niño pequeño que es para comérselo. Hace siglos que no había visto interpretar a un niño tan bien una película como éste. Y no esos insoportables nenes que aparecen en las películas americanas.
Por otro lado también sorprende la gran interpretación de Nicole Kidman, a la que le cuesta mucho expresar nada con esa cara que se le ha quedado post botox. Pues da gusto verla, y es de agradecer.
Una historia emotiva que a mí me hizo llorar a cada rato, lo cual muchas veces es necesario para desfogar un poco. Recomendable.
Bill de Caledonia
Dev Patel está estupendo, pero el que mejor está es el niño pequeño que es para comérselo. Hace siglos que no había visto interpretar a un niño tan bien una película como éste. Y no esos insoportables nenes que aparecen en las películas americanas.
Por otro lado también sorprende la gran interpretación de Nicole Kidman, a la que le cuesta mucho expresar nada con esa cara que se le ha quedado post botox. Pues da gusto verla, y es de agradecer.
Una historia emotiva que a mí me hizo llorar a cada rato, lo cual muchas veces es necesario para desfogar un poco. Recomendable.
Bill de Caledonia
8 de febrero de 2017
8 de febrero de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
28/05/06/02/17) Sobrevalorado drama al que solo se le entienden las seis nominaciones al Oscar (Mejor Película , Mejor Actor de Reparto para Patel, Mejor actriz de reparto para Kidman y mejor guión adaptado) por el poder en la Academia de la compañía Weinstein, quizás si no estuviera precedida por tantos elogios la vería con mejores ojos, pero el peso de tanta loa la torpedea, pues no es para tanto. Y es que el debut en un largometraje del australiano Garth Davis (fogueado en el mundo de la publicidad y en la serie neozelandesa “Top of the Lake”) tiene la buena e incisiva capacidad de saber atraparte en su primera parte en la India, un relato con tintes dickensianos que te saben enganchar por la naturalidad con que se cuentan y por la frescura del protagonista en este tramo, Sunny Pawar, pero luego la narración se desplaza a Tasmania en Australia y ahí cuando el metraje debe impulsarse, hace lo contrario se estanca en un reguero de lugares comunes, cayendo en lo convencional, en lo manido, alargándose en demasía, con constantes atropellados flash-backs resultando redundante, edulcorada, sensiblera. El guión de Lucas Davis (“Life”) adapta el libro de no ficción “Un largo camino a casa” de Saroo Brierley y Larry Buttrose, basándose en la odisea personal del primero.
Estamos en 1986 en un lugar indeterminado de la India, el niño de cinco años Saroo (de pequeño Sunny Pawar, Dev Patel de mayor)) ayuda a su hermano mayor Guddu (Abhishek Bharate) en la cantera para ayudar a sobrevivir a su humilde familia liderada por su madre (Priyanka Bose). Una noche acompaña a Guddu en un viaje en tren para trabajar, pero Saroo se queda dormido y al despertar se encuentra solo en la estación, metiéndose a buscarlo en un tren vacío, pero se vuelve a quedar dormido en el vagón y al despertar se encuentra cruzando la India en un tren fantasma, dos días después está en Calcuta, a miles de km de su casa, encontrándose perdido en medio de una enorme urbe, sumándose que el habla un dialecto diferente al de allí, que no sabe el nombre de donde viene, y que a su madre solo la conoce por “madre”. Tendrán importancia en la historia Sue (Nicole Kidman) y John Bierley (David Wenham), un matrimonio australiano, Lucy (Rooney Mara), una estudiante, y Mantosh (Divian Ladwa), un chico atormentado hindú.
Una cinta que va claramente de más a menos, con una enorme grieta entre sud dos diferenciadas partes: El cautivador segmento en la India es exprimido con inteligencia por el realizador, primero transmitiendo un hermoso sentimiento de cariño familiar del protagonista con sus hermanos y madre, sonsacando dignidad de las penurias (esa madre que acarrea piedras...), y luego con la catarsis de la separación, extrayendo un realismo crudo de los turbadores parajes indios, ello sin caer en lo contradictorio preciosista de ensalzar la miseria, sino proyectando un universo descarnado visto por los inocentes ojos de un niño, exponiendo de modo penetrante las penurias por las que pasa este infante, haciéndonos empatizar con su sufrimiento, con su desorientación, su desamparo, destilando un aroma al Dickens de Oliver Twist, nos hace sentir su dolor, una odisea física (teniendo que dormir entre cartones...) y existencial por la que Saroo intenta subsistir un mundo de carroñeros de lobos con piel de cordero (la “buena” samaritana que en realidad intentará venderlo, el orfanato donde abusan de los niños...), gente que dicen querer ayudar, cuando solo ven en él carne fresca de la que sacar provecho. Ello contado con un formidable estilo narrativo, con apenas palabras, no apoyándose maniqueamente en música manipuladora, hablando las líricas imágenes por si solas, sin subrayados lacrimógenos simplistas y superficiales, manejando con soltura las elipsis temporales, otorgando un ritmo fluido, con lo que gana en solidez, llevando el peso de modo sublime el imberbe Sunny Pawar, extraordinario en su expresividad fresca y entrañable, desbordando sinceridad, todo bañado en un hondo humanismo potenciado por la sensación de que Saroo es una pluma desvalida en la inmensidad de la caótica e infinita ciudad, intentando sobrevivir combatiendo el hambre, el frío, la soledad, los peligros de los “carroñeros”, un fresco desolador se respira y te cala, donde se habla con bisturí acerado de los fuertes lazos familiares, pobreza, de la explotación infantil o de una sociedad egoísta; Pero entonces llega Saroo a Australia y todo lo bueno, sutil, y bien armado de las desventuras del protagonista se tornan en rutinaria búsqueda de la lagrima del espectador, pornografía sensiblera atrofiadamente construida, donde la sensación de impostura, de artificiosidad plañidera, un remasticado sofrito de situaciones machaconas una y otra vez, donde la torpeza con las imágenes aéreas sin sentido se mezclan con flash-backs (lo de la comida hindú que ve Saroo y tienen que meternos los recuerdos, es tomar al espectador por amnésico) y momentos oníricos mal engarzados, todo orgánicamente letárgico, con una relación entre Saroo y sus padres sin fuste, cayendo en tópicos del drama familiar, llegando esta subtrama a crisparte por lo manido (grima da el momento cena en que Saroo arremete contra su hermanastro Mantosh y este se golpea...),...(sigue en spoiler)
Estamos en 1986 en un lugar indeterminado de la India, el niño de cinco años Saroo (de pequeño Sunny Pawar, Dev Patel de mayor)) ayuda a su hermano mayor Guddu (Abhishek Bharate) en la cantera para ayudar a sobrevivir a su humilde familia liderada por su madre (Priyanka Bose). Una noche acompaña a Guddu en un viaje en tren para trabajar, pero Saroo se queda dormido y al despertar se encuentra solo en la estación, metiéndose a buscarlo en un tren vacío, pero se vuelve a quedar dormido en el vagón y al despertar se encuentra cruzando la India en un tren fantasma, dos días después está en Calcuta, a miles de km de su casa, encontrándose perdido en medio de una enorme urbe, sumándose que el habla un dialecto diferente al de allí, que no sabe el nombre de donde viene, y que a su madre solo la conoce por “madre”. Tendrán importancia en la historia Sue (Nicole Kidman) y John Bierley (David Wenham), un matrimonio australiano, Lucy (Rooney Mara), una estudiante, y Mantosh (Divian Ladwa), un chico atormentado hindú.
Una cinta que va claramente de más a menos, con una enorme grieta entre sud dos diferenciadas partes: El cautivador segmento en la India es exprimido con inteligencia por el realizador, primero transmitiendo un hermoso sentimiento de cariño familiar del protagonista con sus hermanos y madre, sonsacando dignidad de las penurias (esa madre que acarrea piedras...), y luego con la catarsis de la separación, extrayendo un realismo crudo de los turbadores parajes indios, ello sin caer en lo contradictorio preciosista de ensalzar la miseria, sino proyectando un universo descarnado visto por los inocentes ojos de un niño, exponiendo de modo penetrante las penurias por las que pasa este infante, haciéndonos empatizar con su sufrimiento, con su desorientación, su desamparo, destilando un aroma al Dickens de Oliver Twist, nos hace sentir su dolor, una odisea física (teniendo que dormir entre cartones...) y existencial por la que Saroo intenta subsistir un mundo de carroñeros de lobos con piel de cordero (la “buena” samaritana que en realidad intentará venderlo, el orfanato donde abusan de los niños...), gente que dicen querer ayudar, cuando solo ven en él carne fresca de la que sacar provecho. Ello contado con un formidable estilo narrativo, con apenas palabras, no apoyándose maniqueamente en música manipuladora, hablando las líricas imágenes por si solas, sin subrayados lacrimógenos simplistas y superficiales, manejando con soltura las elipsis temporales, otorgando un ritmo fluido, con lo que gana en solidez, llevando el peso de modo sublime el imberbe Sunny Pawar, extraordinario en su expresividad fresca y entrañable, desbordando sinceridad, todo bañado en un hondo humanismo potenciado por la sensación de que Saroo es una pluma desvalida en la inmensidad de la caótica e infinita ciudad, intentando sobrevivir combatiendo el hambre, el frío, la soledad, los peligros de los “carroñeros”, un fresco desolador se respira y te cala, donde se habla con bisturí acerado de los fuertes lazos familiares, pobreza, de la explotación infantil o de una sociedad egoísta; Pero entonces llega Saroo a Australia y todo lo bueno, sutil, y bien armado de las desventuras del protagonista se tornan en rutinaria búsqueda de la lagrima del espectador, pornografía sensiblera atrofiadamente construida, donde la sensación de impostura, de artificiosidad plañidera, un remasticado sofrito de situaciones machaconas una y otra vez, donde la torpeza con las imágenes aéreas sin sentido se mezclan con flash-backs (lo de la comida hindú que ve Saroo y tienen que meternos los recuerdos, es tomar al espectador por amnésico) y momentos oníricos mal engarzados, todo orgánicamente letárgico, con una relación entre Saroo y sus padres sin fuste, cayendo en tópicos del drama familiar, llegando esta subtrama a crisparte por lo manido (grima da el momento cena en que Saroo arremete contra su hermanastro Mantosh y este se golpea...),...(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... con el añadido de un romance que aporta nada, si se hubiera anulado quizás hubiera ganado en ritmo, con ese manufacturado y forzado angustia interior de Saroo por conocer su pasado, todo cae en lo sobreexpuesto y machacado, donde la sutilidad y complejidad es laminada por lo subrayado, convirtiendo al personaje de Saroo en un misántropo y cuasi-ermitaño desaliñado, ello para que vemos lo torturado que está, esto solo demuestra inseguridad en el realizador para emitir intensidad veraz, con todas estas taras se anula la emotividad, pues todo parece prefabricado, mal cosido, derivando en lo almibarado, teniendo su zenit en un final que quiere mucho más de lo que puede (spoiler), y es que la crítica social que era la muy buena primera parte queda extirpada en su ordinaria segunda parte, pasando a ser un melodrama acartonado. En esta parte se habla sin vigor alguno de la búsqueda de la identidad perdida, de la obsesiva batalla por hallar sus raíces personales. Aparte pienso que si la madre biológica hubiera sabido que su hijo Saroo estaría con una familia pudiente hubiera firmado (si es que lo quería)
Dev Patel es un buen actor, sabe emitir emociones, pero aquí sobreactúa en un rol con pocos matices, parece siempre enfurruñado, confundiendo gesto retorcido con intensidad, lastrado por un guión que hace de su papel un tipo antipático con el que es difícil conectar (milagro Weinnstein su nominación al Oscar). Todo lo contrario que su pasado en la niñez, Sunny Pawar, un encantador chico con el que te sientes emocionado, llevando con una arrolladora entereza el peso de casi una hora de film, haciendo creíble su travesía emocional, maravilloso. Nicole Kidman realiza una actuación simplemente correcta, sin dimensión alguna (otro milagro Weinnstein su nominación al Oscar). Rooney Mara le es imposible lchar contra lo plúmbeo de su personaje.
La puesta en escena es buena, sobre todo en el primer tramo de la India, con un potente diseño de producción Chris Kennedy (“La carretera”), filmando en la India (Calcuta), y en Australia (en Tasmania: Hobart, Marion Bay, Mount Wellington, Cape Hauy, Bruny Island, Recherche Bay; y en Melbourne), esto filtrado por la fotografía de Greig Fraser (“La noche más oscura”) obsequiándonos con hermosas tomas generales de la crudeza árida de una parte de la India, con paisajes bellos, emitiendo el caos y el bullicio de Calcuta. El score es obra del binomio Volker Veltermann (“Glück”) y Dustin O’Halloran (“María Antonieta”) con profusión de melodías de piano nada perdurables.
Spoiler:
Su final resulta no apto a diabéticos, tanto azúcar no puede ser bueno, con Saroo siendo rodeado por su familia cual salvador, cual Oskar Schindler, muy previsible, sintiéndome empujado a tener que conmoverte, y eso me pone muy en contra, siendo el colmo su epílogo pro-oeneges, con las ya trilladas secuencias de los personajes reales, la frescura es algo que ni está, ni se le espera.
En conjunto, sumado lo bueno (su primer tramo) y lo malo (el siguiente), la recomendaría por sus vibrantes primeros 45 minutos. Fuerza y honor!!!
Dev Patel es un buen actor, sabe emitir emociones, pero aquí sobreactúa en un rol con pocos matices, parece siempre enfurruñado, confundiendo gesto retorcido con intensidad, lastrado por un guión que hace de su papel un tipo antipático con el que es difícil conectar (milagro Weinnstein su nominación al Oscar). Todo lo contrario que su pasado en la niñez, Sunny Pawar, un encantador chico con el que te sientes emocionado, llevando con una arrolladora entereza el peso de casi una hora de film, haciendo creíble su travesía emocional, maravilloso. Nicole Kidman realiza una actuación simplemente correcta, sin dimensión alguna (otro milagro Weinnstein su nominación al Oscar). Rooney Mara le es imposible lchar contra lo plúmbeo de su personaje.
La puesta en escena es buena, sobre todo en el primer tramo de la India, con un potente diseño de producción Chris Kennedy (“La carretera”), filmando en la India (Calcuta), y en Australia (en Tasmania: Hobart, Marion Bay, Mount Wellington, Cape Hauy, Bruny Island, Recherche Bay; y en Melbourne), esto filtrado por la fotografía de Greig Fraser (“La noche más oscura”) obsequiándonos con hermosas tomas generales de la crudeza árida de una parte de la India, con paisajes bellos, emitiendo el caos y el bullicio de Calcuta. El score es obra del binomio Volker Veltermann (“Glück”) y Dustin O’Halloran (“María Antonieta”) con profusión de melodías de piano nada perdurables.
Spoiler:
Su final resulta no apto a diabéticos, tanto azúcar no puede ser bueno, con Saroo siendo rodeado por su familia cual salvador, cual Oskar Schindler, muy previsible, sintiéndome empujado a tener que conmoverte, y eso me pone muy en contra, siendo el colmo su epílogo pro-oeneges, con las ya trilladas secuencias de los personajes reales, la frescura es algo que ni está, ni se le espera.
En conjunto, sumado lo bueno (su primer tramo) y lo malo (el siguiente), la recomendaría por sus vibrantes primeros 45 minutos. Fuerza y honor!!!
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